DERECHO

DERECHO
LA BALANZA DE LA JUSTICIA

martes, 7 de junio de 2011

Empresas de Producción Social. Instrumento para el Socialismo del Siglo XXI




Empresas de Producción Social

Instrumento para el Socialismo del Siglo XXI



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Haiman El Troudi - Juan Carlos Monedero



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Empresas de Producción Social. Instrumento para el Socialismo del Siglo XXI



Haiman El Troudi Juan Carlos Monedero



Empresas de Producción Social

Instrumento para el Socialismo del Siglo XXI



Centro Internacional Miranda



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Haiman El Troudi - Juan Carlos Monedero



Este libro se edita bajo los principios de la Licencia Creative Commons. Por tanto, está permitida la libre copia, impresión, divulgación, distribución y uso, siempre y cuando no se haga con ánimo de lucro y se cite la fuente original. Para cualquier comentario, pueden comunicarse con los autores escribiendo a: Haiman El Troudi, (haiman2@gmail.com) y Juan Carlos Monedero, (juancarlos.monedero@gmail.com). Se agradecerá profundamente el envío de todos aquellos materiales que permitan seguir alimentando el debate.



© Haiman El Troudi - Juan Carlos Monedero, 2006 2ª edición © Centro Internacional Miranda Apartado Postal 17.358 Oficina Parque Central Caracas-VENEZUELA ISBN: 980-12-2025-2 Depósito Legal: lf88020063202589

Diseño y diagramación: Yelitza Mejías E. Corrector de estilo: Gregory David Escobar Ilustración de la portada: Laura López Paniagua Diseño de portada: Yafi Nose Ilustraciones del texto: El Roto Impresión: Servi-k, C.A. Servicio Gráfico Digital servik@cantv.net Edición: 1000 ejemplares



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«Esto no es una guía. Tampoco pretendemos hacer una especie de catecismo, no, no. Ésa es otra de las diferencias del socialismo nuevo con los modelos socialistas viejos que fracasaron en el siglo XX. Aquellos modelos eran acartonados, basados en una cartilla, en un dogma; aquí no, esto es muy creativo, muy dinámico…»

Hugo Chávez Frías Aló Presidente 241, 27 de noviembre de 2005, refiriéndose a las Empresas de Producción Social



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A la entusiasta procura de quienes agitan firmamentos, y a María Eugenia, con la gracia que propaga el silencioso zumbido de las colmenas. Haiman El Troudi



Dondequiera que esté, a esa niña que me pidió dinero y, cuando le dije, aun no siendo verdad, que yo tampoco tenía nada, puso en mi mano las pocas monedas que llevaba en su vasito de plástico. A los pueblos que sacan a los niños de las calles y les devuelven la sonrisa y les devuelven la ingenuidad y les devuelven el futuro. Juan Carlos Monedero



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Este trabajo se ha beneficiado profundamente de la lectura completa del manuscrito por parte de buenos amigos, entre ellos, Víctor Ríos, Luís Bonilla–Molina, Luís Vargas, Darwin Jaramillo, Jonathan Montilla, José Gregorio Monsalve, Ludmila Correa, Sonia Contreras, Talía Ruiz, Vilma Jaspe, Zahirí Martínez y José Miguel Sánchez. Este texto quiere ser un trabajo de análisis y de intervención. Se incorpora a algo en marcha y, en consecuencia, sabemos que las posibilidades de errar son mayores. Pero los libros no se terminan, sino que, cuando llega el momento de airearlos en la crítica pública, se abandonan. Aún más cuando se quiere entrar en un debate político que está constantemente inventando. Eso hemos hecho. Desde ahora, este trabajo pertenece a quienes lo lean. Como no puede ser de otra manera, todo lo que aquí se sostiene es plena responsabilidad de los autores y forma parte del proceso de discusión con en el que, desde la modestia, queremos colaborar. Esperamos, pues, el debate.



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Índice de contenidos



1. Introducción: socialismo en movimiento.............................................. 15 2. Las EPS en la crisis del capitalismo neoliberal.................................. 27 Venezuela. Una economía en período de transición................................. 30 3. Algunas notas sobre economía y política............................................ 33 Capitalismo............................................................................................................ 33 Globalización y Neoliberalismo...................................................................... 38 Las respuestas del socialismo: un modelo que cambia con el siglo y los continentes...................................................................................................... 45 El debate sobre los medios de producción................................................ 52 Las formas de producción social y las relaciones sociales....................... 55 Egoísmo vs. Fraternidad............................................................................. 56 Individualismo vs. Bienestar colectivo...................................................... 57 Mezquindad vs. Solidaridad........................................................................ 59 Inequidad social vs. Igualdad...................................................................... 60 Exclusión vs. Inclusión ................................................................................ 61 Riqueza privada vs. Necesidades sociales................................................ 63 Explotación vs. Trabajo digno................................................................... 64 Alienación vs. Conciencia social................................................................. 65 Eficiencia capitalista vs. Eficiencia socialista............................................ 68 Consumismo vs. Satisfacción de necesidades reales............................. 69 4. Sobre el capitalismo y algunas de las tesis bolivarianas para su superación ............................................................................................................... 73 Las empresas privadas del capitalismo ........................................................ 73 Capitalismo de Estado...................................................................................... 75



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El carácter de clase del Estado........................................................................ 76 El Estado de bienestar como ficción capitalista......................................... 78 La revolución bolivariana en la fragua del socialismo del siglo XXI... 83 5. Aproximándonos a una definición de EPS........................................... 91 Los comienzos del debate................................................................................ 91 A la búsqueda de un concepto operativo para las EPS............................... 93 Rasgos distintivos de toda EPS....................................................................... 94 Caminan rumbo al socialismo del siglo XXI, aunque no todas serán desde un primer momento socialistas........................................... 94 No son empresas capitalistas de Estado................................................... 95 Uso de los excedentes entre sus miembros y para la sociedad......... 98 Menor beneficio particular, mayor ganancia social............................... 98 Tejedoras de comercio justo.......................................................................100 Producir para satisfacer necesidades sociales, no para vender y acumular capital..............................................................................................101 Relación con el entorno. Compromiso social participante.................103 Remuneración digna y regular.................................................................... 106 Máxima conciencia y compromiso social de sus miembros..............109 Uso del tiempo libre y la recreación desde una perspectiva emancipatoria..................................................................................................111 Democracia directa en la organización interna del trabajo................. 114 Criterios de rentabilidad y de eficiencia armonizados con el retorno social (valores de uso en vez de valores de cambio)............................117 Promotoras de Núcleos de Desarrollo Endógeno (NUDE)...........118 Fomento, tutela y articulación con otras EPS......................................... 119 Creación de un Protocolo de Atención Pública....................................119 Destino de la producción a quienes más lo necesitan.......................... 120 Ética revolucionaria.......................................................................................121 Compromiso ecológico............................................................................... 123 Vinculación con los Consejos Comunales...............................................125 Fomento del desarrollo humano integral y sustentable....................... 126 6. Particularidades de las EPS......................................................................... 129 Tipos de EPS según la naturaleza de su actividad......................................129 1) EPS de producción..................................................................................130



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2) EPS de servicios........................................................................................130 3) EPS de Comercialización....................................................................... 131 Tamaño de las EPS.............................................................................................132 1) Grandes EPS..............................................................................................132 2) Pequeñas EPS: Unidades de Producción Comunitaria (UPC) y Unidades de Servicio Comunitario (USC)............................................. 134 Tipos de EPS según la naturaleza de su capital.......................................... 136 1) EPS de capital Estatal..............................................................................138 2) EPS de capital privado............................................................................139 3) EPS de capital comunitario.................................................................... 139 4) EPS de capital mixto............................................................................... 140 Fondos de las EPS.............................................................................................. 143 1) Fondo de autosustentación.....................................................................143 2) Fondo laboral............................................................................................ 144 3) Fondo para programas de desarrollo social..................................... 145 4) Fondo para la promoción de nuevas EPS.........................................145 7. Constitución de las EPS............................................................................... 147 A partir del impulso gubernamental.............................................................. 147 1) Promoción..................................................................................................148 2) Simbiosis......................................................................................................148 3) Gestación.................................................................................................... 148 4) Conversión................................................................................................. 148 Desde otros espacios......................................................................................... 149 1) Las comunidades organizadas............................................................... 149 2) Los Consejos Comunales....................................................................... 149 3) Los distritos, regiones y zonas militares.............................................. 150 4) Los Núcleos de Desarrollo Endógeno.............................................. 151 5) Las Misiones sociales................................................................................151 6) Los Ministerios, entes y órganos de Administración Pública, Gobernaciones y Alcaldías...........................................................................151 7) El sector privado en acción conjunta con el Gobierno y los trabajadores......................................................................................................152 8. EPS y cooperativismo................................................................................ 153 Cooperativas y pequeñas EPS: dos realidades diferenciadas.................. 153



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Las cooperativas y las EPS son organizaciones económicas diferentes ........................................................................................................ 153 Semejanzas entre cooperativas y EPS........................................................... 157 De la cooperativa a las UPC y USC............................................................. 158 9. Los temas relacionados................................................................................ 159 EPS y los pueblos indígenas............................................................................ 159 El papel de las EPS en la consolidación del ALBA................................. 160 Las EPS y las empresas recuperadas............................................................. 162 Las EPS como puntales de los nuevos yacimientos de empleo............ 163 Las EPS y las Aldeas Universitarias............................................................... 166 Las EPS, cabezas de playa para la ocupación del territorio (ciudades 168 para los ciudadanos).......................................................................................... 10. Sobre las posibles distorsiones................................................................ 171 Lo que no es una EPS...................................................................................... 171 Falsas EPS y EPS de maletín..................................................................... 172 1) EPS explotadoras.................................................................................... 173 2) EPS explotadas......................................................................................... 173 3) EPS autoexplotadas................................................................................ 173 EPS que dan caridad a sus vecinos.......................................................... 175 EPS que no se involucran ni se comprometen con el entorno........ 176 EPS que se conciben como un plan de empleo................................... 176 EPS que reproducen el capitalismo de Estado.................................... 177 EPS para la flexibilización laboral, la maquila y la externalización de procesos..................................................................................................... 178 11. Relación Estado–EPS. Un primer listado de asuntos pendientes................................................................................................................. 181 Relación del Estado Bolivariano con las EPS ........................................... 181 Asuntos pendientes............................................................................................ 183 1) Ley de EPS y otras tareas normativas................................................ 183 2) Una nueva figura jurídica para las EPS.............................................. 183 3) Ente nacional para EPS.......................................................................... 184 4) Seguridad social........................................................................................ 185 5) Actividad Sindical en EPS grandes...................................................... 185



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6) Pago de Impuestos.................................................................................. 186 7) Procesos licitatorios, fianzas y otros requisitos de formalidad capitalista............................................................................................................. 187 8) Procesos contables y administrativos.................................................. 188 9) Parámetros que diferencian las EPS grandes y pequeñas.............. 188 12. Las primeras EPS bolivarianas. La propuesta está andando...................................................................................................................... 191 13. CONCLUSIÓN: Una economía al servicio de los seres humanos.................................................................................................................... 195 14. ANEXOS.......................................................................................................... 201 ANEXO I: Desbordar el capitalismo.......................................................... 203 ANEXO II: La economía social y popular: la participación como clave............................................................................................................................ 203 ANEXO III: Base constitucional para una economía social y popular.................................................................................................................... 205 ANEXO IV: Dos fábulas para la creación de EPS: regresar al capitalismo o enrumbar el socialismo........................................................... 211 15. BIBLIOGRAFÍA.......................................................................................... 219



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1. Introducción: socialismo en movimiento



Las formas de la emancipación siempre han sido distintas, las luchas contra la opresión eternas. Mientras el ser humano conserve su capacidad de pensar luchará contra hombres, naturaleza o dioses que pretendan frenar su libertad. El ser humano, como homo sapiens que perdió los colmillos porque aprendió a hablar, mira el mundo girar y siempre ha sabido que la vida es movimiento. Quienes impulsan las transformaciones son los que «quieren ser», los que elaboran su propio dolor y hacen de él una razón para buscar la justicia y la libertad. Por eso, la peor de las opresiones es la que encarcela el pensamiento. De allí que la mejor de las esperanzas es la que sabe que antes de nosotros fueron millones los que pusieron en la balanza su tiempo, su hacienda, su libertad y su vida para reclamar los rostros de la emancipación. Decía el ensayista francés André Maurois que «En los inicios de un amor los amantes hablan del futuro, y en sus postrimerías, del pasado». Cuando empieza una nueva aventura, soñar es, a todas luces, un requisito. Pero para que el sueño habite el mundo real, para que no se pueble de fantasmas y fantasías, conviene concretar la ruta. Para ello es necesario, como primer paso, reconstruir el mapa que nos llevará a buen puerto. De ahí la obligación de reclamar al pasado toda la información sobre el camino por el que se ha viajado. Si no se sabe el rumbo, correr puede ser la peor de las estrategias. Paso a paso puede asaltarse el cielo y dicha cautela viene acompañada de una gran ventaja: se evita el riesgo de salir volando. Como supieron los griegos clásicos, el ser humano es «la especie de la hybris (la desmesura)». De la reflexión ecológica hemos aprendido la moderación y la austeridad. Recuperamos así las palabras escritas en el oráculo de Delfos, «De nada en demasía», como llave maestra para conducirnos hacia el futuro. Determinación



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y prudencia son, como paradógica compañía, los báculos con los que nos adentramos en el nuevo siglo. Este texto que aquí presentamos al debate versa sobre el porvenir, un algo que está llegando de ese lugar incierto que es el futuro, y que se asoma desde una distancia tal que no permite ver bien los contornos. Aunque pensamos que al mundo le falta mucha magia, para el análisis social preferimos recurrir a recursos más materiales. Al igual que los faroles de los que se acompañaban los filósofos antiguos, recurrimos a los orígenes para alumbrar el camino y poder explicar por qué tenemos que reinventar tantas cosas. Del pasado nos interesan las preguntas. El nuevo siglo se encargará de otorgar las nuevas respuestas. Sometemos a su consideración, amable lector, un texto que señala al socialismo del siglo XXI desde una nueva forma de organización económica que apenas empieza a aparecer en el horizonte: las Empresas de Producción Social (EPS). Estas empresas rumbo al socialismo son un germen de futuro que grita su necesidad por el agotamiento del modelo capitalista. Un modelo que, visto en perspectiva, no desmerece de la brutalidad que generó la Segunda Guerra Mundial, la barbarie nazi, el neocolonialismo o los campos de concentración. Es un sistema destructor que nunca ha recibido tanta atención en su lado oscuro; al que Hollywood no usa como actor malvado a derrotar en un final feliz; del que no se encuentran tesis, novelas y libros en tanta abundancia como las que van en dirección contraria. Mas no cabe engaño. Como escribió Eduardo Galeano, el hambre es un genocidio silencioso. Pero no por silencioso es menos genocida1. A mediados de los años setenta, un mundo empezó a marcharse. La crisis del modelo de bienestar occidental, marcada por la crisis del petróleo de 1973, dejó clara una de las leyes incuestionables del capitalismo: los límites de su compromiso social son los límites que marque la reproducción de la ganancia. Cuando el beneficio de los grandes capitales se resiente, las



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Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, México, Siglo XXI, 1971.



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prioridades cambian de signo y todos los esfuerzos se dedican a garantizar el beneficio insaciable que anida en la esencia del sistema capitalista. A grandes necesidades, grandes remedios. La urgencia del gran capital, su imperativo de reproducir sus beneficios, sólo podía ser cubierto por el sacrificio de grandes cantidades de población. La precarización de continentes enteros formaba parte del precio.2 De la reacción popular se encargaría un Estado que reforzaría sus elementos represivos, allí donde no fuera suficiente un discurso mil veces repetido que se justificaba como «la única política posible». Empezaba el neoliberalismo y su escudero: el pensamiento único. El sistema se quitó la careta afable de la llamada economía de mercado y puso ante los ojos del mundo esa mezcla de horror que se construye cuando se junta un capitalismo dejado a su libre albedrío, un aparato del Estado al servicio de intereses de las transnacionales y una manera de pensar, la Modernidad, productivista, machista, eurocéntrica, lineal, que condena a vivir en un presente eterno que niega el pasado y limita el futuro a una repetición falsa del modelo occidental. Durante casi tres décadas el pensamiento transformador ha estado a la defensiva. El keynesianismo, es decir, el principio económico que había servido para contrarrestar los ciclos de subida y bajada del capitalismo gracias a la intervención del Estado, quebró en los años setenta, cuando se acumularon subidas de precios (inflación) y altas tasas de desempleo. Las facultades de economía del mundo enterraron al Estado social y gritaron -como ya lo habían hecho antes de las grandes guerras- vivas a la supuesta capacidad del mercado para autorregularse. Los modelos alternativos al capitalismo, especialmente en el Este de Europa, mostraron en los años 80 señales claras de agotamiento. Por si no bastaran los errores propios, la dureza de la iniciativa neoliberal (que no ha dudado en ningún caso en recurrir a la fuerza), las dictaduras y la agresión



2 Joseph E. Stiglitz: El malestar en la globalización, Madrid, Taurus, 2002; Joseph E. Stiglitz, Los felices 90, Madrid, Taurus, 2003.



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frenaron las alternativas y descalificaron cualquier intento de superación del capitalismo. El hundimiento de la Unión Soviética terminó por desalentar las ideologías emancipadoras. América Latina sucumbía ante una forma de entender la economía que se presentaba como un «Consenso» (de Washington). Los socialismos europeos, que ya habían renunciado a superar el capitalismo, ahora lo ensalzaban. Las llamadas terceras vías fueron fórmulas para esconder el hecho de que la socialdemocracia abrazaba, junto al liberalismo político, el liberalismo económico. Pura confusión ideológica al servicio de claros intereses económicos.



EL ROTO



Cuando la reflexión dejó de brindar insumos para la acción, fue la práctica la que se puso en marcha. Los pueblos rara vez esperan a los teóricos para defender la satisfacción de sus necesidades. El Sur comenzó a andar. Venezuela tiene el orgullo y la tristeza de haber protagonizado la primera respuesta popular espontánea contra el neoliberalismo. La historia la recuerda como el Caracazo. El año1989 -paradójicamente el mismo año del derribo del muro de Berlín- marcó una senda que después caminarían otros países del continente. Sólo ese largo camino, que mostraría su enseñanza definitiva al mundo en el rescate de la democracia y la Constitución el 14 de abril de



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2002, es el que permite que hoy la República Bolivariana de Venezuela esté en disposición de enfrentar uno de los retos más relevantes del siglo que comienza: ¿Cómo construir la economía del socialismo del siglo XXI? Decía el sociólogo Jesús Ibáñez, muy lejos de la ortodoxia oficial, que «cuando algo es necesario e imposible, hay que buscar nuevas dimensiones»3. Proyección del «inventamos o erramos» robinsoniano tan luminoso todavía. En consecuencia, el desafío precisa mirar en sitios donde no se ha reparado. Tres décadas de oscurantismo ideológico se encargaron de ocultar los esfuerzos concretos por la emancipación escondiéndolos de la historia, de la misma manera que silenciaron las nuevas formas de quienes querían intentar modelos diferentes. Como plantea Boaventura de Sousa Santos, es imprescindible inventar, después de tanto ocultamiento y tantos velos, una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias que ilumine el camino.4 Dentro de esos nuevos caminos aparece una economía basada en la producción y no en formas rentistas. Sólo una lectura simplista de la República Bolivariana de Venezuela la presenta como un país cuya economía depende exclusivamente de la renta petrolera. La rearticulación del socialismo no puede pensarse sin la referencia a los demás sectores productivos del país. La condición perezosa de la herencia petrolera sólo puede superarse desde otros espacios. El socialismo tiene que ser pensado inicialmente -aunque no solo- desde las relaciones de trabajo, pues son éstas las que crean valor, las que generan explotación, las que marcan principalmente la vida de las personas abocadas, necesariamente, a vender su mano de obra. El trabajo, cuando se libera de la explotación, es elemento esencial de la dignidad humana. Pero todavía vivimos en el capitalismo. Por ello, tenemos que entender que el trabajo asalariado, aúnque no agota todas las esferas de la vida humana (como bien sabe el feminismo, el ecologismo, el multiculturalismo), sigue siendo esencialmente la categoría política más relevante.

Jesús Ibañez, «Introducción», en J. Ibañez (Coord.), Nuevos avances en la investigación social 1, Madrid, Proyecto A ediciones, 1988, p.12. 4 Boaventura de Sousa Santos, «Hacia una sociología de las ausencias y una sociología de las emergencias», en Boaventura de Sousa Santos, El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política, Madrid, Trotta, 2005.

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No es en la existencia de riquezas, sino en su creación e intercambio donde tiene lugar realmente la relación entre capital y trabajo con la que se enfrenta el ideario socialista. No olvidemos que el sistema capitalista se basa en la existencia de seres humanos que trabajan para otros seres humanos y a los que se les sustrae, como beneficio, una parte relevante del fruto de su trabajo. Además de que el intercambio social dejaría de estar basado de simples productos para pasar a ser un compartir actividades. En otras palabras, la articulación social dejaría de estar mediada por la búsqueda de un salario para comprar mercancías, a estar articulada por las necesidades sociales e individuales definidas por la comunidad en un diálogo libre y abierto.5 Aún más, y en el convencimiento central de que el socialismo en un solo país es imposible, la idea de socialismo que puede extenderse por todo el continente tiene, necesariamente, que pensarse en aquellos sectores económicos donde el final de la explotación tenga sentido y pueda plantearse como una alternativa política. Para que ese mensaje sea continental, por tanto, es necesario dirigirlo a (1) el uso compartido de los recursos, yendo más allá de las limitaciones de los Estados nacionales; (2) la superación del modelo de sujeción del trabajo bajo la dominación de los dueños de medios de producción (3) a estructuras económicas que se comparten y complementen (por tanto, que no dependen de las riquezas naturales). Como quiera que el uso compartido de los recursos sea un proyecto a medio plazo6, el socialismo tiene una cita más urgente en los otros dos períodos, que concentran de manera más directa las preguntas y las respuestas en los ámbitos de la producción y el intercambio. En otros términos, al tiempo que los recursos energéticos e hidrológicos buscan la integración territorial, el socialismo debe interrogarse acerca del mundo del trabajo capitalista y su superación.

Se recupera aquí el principio genuino del intercambio comunal que apuntó Marx en los Grundrisse de 1857 (Líneas fundamentales), donde se establece que, frente al intercambio de valores de cambio, es requisito articular el intercambio de actividades marcadas por las necesidades comunales.Véase Itsván Mészáros, Más allá del capital, Caracas, Vadell Hermanos Editores, 2001, p. 872 y ss. 6 La propuesta del ALBA traza esta perspectiva estratégica para el caso latinoamericano.

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Esto no nos lleva a pensar que para entender el socialismo basten las categorías de los siglos pasados, o que ignoremos que existe dominación en otros espacios más allá de los de la fábrica. Como bien explicó Marx, el capitalismo controla todos los aspectos vitales de la reproducción social, todos aquellos espacios en donde se recrea el sistema (o puede ponerse en peligro). Ahora bien, su dominación no se limita a la esfera de lo económico. En el feudalismo la dominación era principalmente política, es decir, la extracción de parte de la producción del trabajador se hacía por medio de un contrato de feudovasallaje donde, a cambio del producto, el señor otorgaba protección. Por su parte, en el capitalismo industrial la dominación se hizo económica, oculta tras el intercambio del trabajo por un salario. Tras la supuesta libertad del trabajador, se escondía una sujeción y una extracción económica oculta por el «libre acuerdo» entre quien buscaba trabajo y quien lo ofrecía. En el llamado capitalismo de consumo, matizado posteriormente como capitalismo de ficción (Verdú) o producción inmaterial (Negri y Hardt) ahora la dominación regresa biopolítica, es decir, se interioriza la explotación al hacerse parte de la vida cotidiana.7 Todo lo que acompaña a la mercantilización de la existencia forma parte del espejismo de la misma, construyendo nuevos valores que priman el individualismo y el egoísmo. Al comercializarse el mundo, todo se torna y es aceptado como mercancía, sea el ocio, el trabajo, la vivienda, la amistad, el sexo, la educación o la salud. Cuando un niño de la calle, cuya esperanza de vida no llega a la adolescencia, asalta a otro niño para quitarle unos zapatos deportivos «de marca», esa ficción toma cuerpo dramático8.



Valga como ejemplo dramático la obligación que tienen los trabajadores de cadenas de comida rápida (fast food), tales como McDonald, de sonreír a los clientes, tal y como consta en las reglas laborales que entregan a los empleados. Al final, hasta la propia alegría se convierte en un recurso del capital. 8 Jesús Ibáñez, Por una sociología de la vida cotidiana, Madrid, Siglo XXI, 1993; Vicente Verdú, El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción, Barcelona, Anagrama, 2003. Sobre la base de un concepto de Foucault, Toni Negri y Michael Hardt han regresado a esta idea de biopolítica y biopoder en Multitud, Madrid, Debate, 2005

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Quizás el aspecto más terrible del capitalismo actual es que se ha metido en los tuétanos de la sociedad. El capitalismo transcurre con la vida, transforma a las víctimas en sus propios verdugos en nombre de un consumismo irrefrenable. La mejor tarjeta de presentación del capitalismo es esa que dice que los que viven bien seguirán haciéndolo y que los que viven mal podrán vivir como los que viven mejor que ellos. Todo ello sin coste social, medioambiental, internacional o intergeneracional. Esto es una gran ficción sobre una promesa que no se puede cumplir físicamente. Su discurso mediático e intelectual ha logrado hacer creer la gran mentira de que hay sitio para todos en el banquete que el capitalismo, en realidad, ha reservado a unos pocos privilegiados. De ahí la urgencia por levantar las faldas al santo que nos coarta para ver si hay debajo de su amenaza algo más que yeso, tablas, clavos y polvo. El socialismo tiene que ser, necesariamente, el aguafiestas de la orgía capitalista. Se trata de cambiar esa orgía con verdugos y víctimas por una fiesta donde quepan todos. Tras el llamamiento público que hiciera el presidente Hugo Chávez para promover la constitución de Empresas de Producción Social (EPS), se ha iniciado un intenso despliegue por constituir esta modalidad empresarial que concentra uno de los principales retos del nuevo modelo económico y social. Las EPS son empresas de nuevo tipo que sueñan teniendo los pies en la tierra. Nacen inspiradas en el fértil horizonte que se pone en perspectiva en la Venezuela revolucionaria (estar en revolución significa también poder experimentar en busca de nuevos lugares donde suceda la emancipación). Las EPS son empresas que nacen en los linderos del rumbo al socialismo del siglo XXI y tienen como objetivo correcto superar, paso a paso, el capitalismo. Los autores hemos acompañado y seguido de cerca experiencias que se han venido ensamblando al calor del trabajo iniciado por las primeras EPS del Ministerio de Industrias Básicas y Minería –MIBAM- (tanto las vinculadas a la naciente Compañía Nacional de Industrias Básicas –CONIBA,



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como las tuteladas por las empresas básicas adscritas a la Corporación Venezolana de Guayana –CVG-).9 Otras experiencias de generación de EPS se exploraron bajo el cobijo de distintas Instituciones del Estado, como los Ministerios de Energía y Petróleo, de Economía Popular y de Industrias Ligeras y Comercio. En todas ellas se registraron rasgos y situaciones particulares que permiten a priori derivar un cuerpo inicial de conclusiones sobre los alcances, limitaciones e implicaciones de esta iniciativa: • No existe claridad meridiana en el concepto de EPS y todavía prevalece un importante estado de indefiniciones. Son diversas y variadas las interpretaciones dadas a su definición, tanto entre los promotores gubernamentales como en los propios integrantes de las primeras empresas. El modelo EPS no es inflexible. Variará de acuerdo a las especificidades de cada caso, si bien siempre su condición esencial es la participación. Al igual que lo acontecido con las misiones bolivarianas, la dinámica de las EPS necesariamente tendrá que ir acotando su campo de acción y sus ámbitos integrantes a medida que éstas vayan desplegando su faena productiva. La iniciativa es recibida con gran entusiasmo entre quienes manifiestan disposición en conformar EPS. Sin embargo, la falta de una metodología clara que precise su proceso constitutivo y las formas



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Para la realización de este trabajo se revisó, inicialmente, la bibliografía disponible sobre EPS, al tiempo que se hacía un censo de las experiencias impulsadas desde diferentes ministerios. Posteriormente se realizó un seminario con los directivos de la Coordinadora Nacional de Industrias Básicas (CONIBA), que sirvió para contrastar puntos de vista y evaluar resultados. Igualmente se realizaron reuniones con voceros y trabajadores de EPS ya constituidas, donde se diseñó un cuestionario que sirvió para valorar su desempeño y el de la administración en relación con las mismas. Posteriormente, se realizó un seminario con otros actores donde se discutió este texto a lo largo de varias sesiones. Por último, se hizo el ejercicio intelectual de poner en relación las EPS con otras propuestas socialistas teóricas y prácticas, aplicando una evaluación muy sujeta al hecho concreto de que las EPS están siendo ya una realidad material en Venezuela.

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de articulación con sus entes tutelares, son terreno prolífico para que aparezcan distorsiones. Una de ellas, repetida con frecuencia, consiste en emplear a las pequeñas EPS como instrumento para la flexibilización y precarización laboral a través de la externalización de la producción. Estas EPS -que no tienen posibilidades de encontrar otros proveedores o compradores-, deben someterse a las reglas del juego que le fija la empresa madre, repitiéndose errores que ya se cometieron en el capitalismo de Estado de corte soviético. Como primera conclusión, puede afirmarse que si las EPS no se articulan como procesos deliberativos organizados por los trabajadores, en constante interacción con la comunidad organizada, nunca podrán generar los incentivos necesarios para poder ser una respuesta económica factible en la construcción del socialismo.



A lo largo de este trabajo se revisarán los puntos de interés emanados del diagnóstico elaborado. Un claro enunciado orienta desde un principio estas reflexiones: es necesario afinar el concepto de EPS. Su definición debe tomar en cuenta todas sus implicaciones y derivaciones, al tiempo que se precisa producir una amplia difusión del modelo consensuado. Como hemos señalado, nuestro punto de partida fue la lectura de las diversas conceptualizaciones que se han ido produciendo sobre el tema. Ahora bien, a lo largo de estas notas veremos cómo el concepto EPS no puede ser visto como un artilugio acabado, sino como un sistema en movimiento. Como ocurre con la luz, no puede reducirse a una onda o a una partícula, pues es al mismo tiempo materia y movimiento, energía y masa. Es el ojo humano quien la detiene, a riesgo de, una vez definida, robarle complejidad y someterla a un modelo que sólo vale, como dijo Marx, para la roedora crítica de los ratones. El siglo XXI se ha iniciado con la complejidad. El «pienso luego existo» cartesiano (que reafirma la individualidad: yo pienso, yo existo) debe ponerse sobre los pies y trasformarse en «existo luego pienso» (que refuerza al animal social que somos: existo con los demás, pienso con los demás), de manera que sea el pensamiento el que esté al servicio de la vida.



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De acuerdo con la experiencia práctica desarrollada hasta ahora, es posible aproximar los rasgos distintivos que debe tener una EPS, su naturaleza social y económica, los tipos que pueden existir, las formas y modalidades que le dan origen, los tamaños que pueden poseer, su diferenciación con otras formas asociativas y productivas, el papel que juegan en la edificación del ALBA, su relación con el Estado y con las empresas capitalistas. Del mismo modo puede también determinarse los asuntos que quedan pendientes, entre otros temas de interés, de necesaria clarificación de cara a su comprensión y desarrollo integral. Este estudio pretende abrir el debate sobre cada uno de estos aspectos centrales de las EPS. Esperamos que despierte el interés deseado al tiempo que invocamos la vena crítica del lector en aras de contribuir a la superación de los esquemas capitalistas, las jerarquías autoritarias y toda forma de dominación que frene la autodeterminación popular y todas sus potencialidades. Los avestruces aprendieron de los humanos a esconder la cabeza debajo del ala, esperando, vanamente, que los problemas se solventes por sí mismos. Anticipar problemas y proponer soluciones es la manera revolucionaria de ser de quienes trabajan en los recintos de la reflexión por una



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sociedad emancipada. Pero primero hay que construir todo aquello que impide el pensamiento claro. No es tiempo sólo de «solucionar problemas» sino también de «problematizar soluciones». He aquí, pues, nuestra humilde propuesta.



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2. Las EPS en la crisis del capitalismo neoliberal

«[...] mientras el capital depende absolutamente del trabajo –dado que el capital nada es sin el trabajo y su explotación permanente-, la dependencia del trabajo en relación con el capital es relativa, históricamente creada e históricamente superable. En otras palabras, el trabajo no está condenado a continuar eternamente preso en el círculo vicioso del capital»

István Mészáros, Socialismo o barbarie: la alternativa al orden social del capital



Las Empresas de Producción Social son una apuesta que nace en la Venezuela bolivariana y revolucionaria para impulsar el rumbo al socialismo del siglo XXI. Surgen en un momento de transición, donde la defensa de modelos cerrados pertenece al pasado, donde se sabe bien lo que no se quiere pero no se tiene la certidumbre de lo que se quiere. Por eso hay que ir definiéndolo paso a paso, despacio y, con demasiada frecuencia, a tientas. Por eso se reclama una absoluta determinación acompañada de una no menos absoluta mesura y prudencia. Tras la crisis del neoliberalismo, la humanidad se debate entre dos escenarios variables y de contornos indefinidos: el del mundo que está pereciendo pero que deja su dilatada sombra sin terminar de extinguirse, y el esperado que, aunque anunciado en los dolores del parto, no termina de alumbrarse. Es momento de reinventar la cultura, los sistemas normativos, la política y la economía. Es momento de recuperar aquello que fue negado y de ayudar a emerger todo lo que ayude a construir la emancipación. Es hora de romper con el conservador mensaje que recomienda, en tiempo de crisis, no hacer mudanza. Todo lo contrario. Pero por la misma incertidumbre



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que existe es imprescindible acompañar la puesta en marcha del nuevo modelo con un especial esfuerzo de reflexión teórica, alimentada del fragor y la acción en desarrollo. El verdadero revolucionario, nos cuenta la historia, siempre ha sido cauto. La escasa teorización acerca de aspectos importantes para la emancipación contrasta con las bibliotecas inabarcables que existen sobre aquellos asuntos que interesan a la reproducción del capital. Por eso, la noción del intelectual orgánico en Gramsci posee tanta significación para las trincheras socialistas, al asociarse teoría y práctica. El esfuerzo teórico es la forma que toma la participación antes de poner en marcha su voluntad transformadora. El ciclo «reflexión-acción-reflexión» ha de repetirse hasta que resulte teoría de la práctica emancipatoria y para la práctica emancipatoria. En este sentido, es justo saber que las EPS no surgen de la nada. Tienen detrás un proceso de reflexión y práctica, de éxitos y fracasos, de apuestas políticas y de soluciones económicas. Una revolución que no quiera transformar las bases económicas del sistema capitalista es mero flatus vocis, puro nominalismo, verborrea que pretende ocultar con el significante la falta de significado. Pero no es aquí ese el argumento. Los antecedentes de las EPS se ubican en el primer paso dado con el acceso a la dirección del Estado en 199810. Posteriormente, conscientes de que con los viejos mimbres no podía trenzarse la transformación, se promulgó la Constitución bolivariana en 1999, seguida a continuación de algunos desarrollos políticos, donde caben destacar: el plan Bolívar 2000; las leyes habilitantes en el 2001; la recaptura de la propiedad de facto de los hidrocarburos; la superación del sabotaje petrolero gracias a los esfuerzos de los comités guía para la recuperación de esa industria; la política de redistribución de la riqueza al servicio de los más humildes por vía de las misiones sociales; la creación de la misión vuelvan caras y posteriormente el Ministerio para la Economía Popular; el impulso a la organización cooperativa; las experiencias de las empresas recuperadas por los



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Triunfo electoral de Hugo Chávez Frías para la Presidencia.



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trabajadores; el auge de iniciativas cogestionarias en SIDOR y Cadela; la apuesta por un modelo de desarrollo endógeno y el consecuente impulso de los NUDE‘s; el debate sindical y los intentos por su renovación; la reforma agraria y la lucha contra el latifundio; la instalación de un sistema micro crediticio orientado a los pobres; el giro a la izquierda matizado en los objetivos estratégicos de la nueva etapa de la revolución bolivariana en el 2004… Todos estos hitos –sin haber agotado el abanico completo de transformaciones- configuran el mosaico inicial de la siembra socialista que precede a la idea constitutiva de las EPS. Sólo con todo ese acompañamiento puede enfrentarse con algo más de firmeza la discusión sobre las Empresas de Producción Social. Y es por esa misma concreción por lo que su discusión no puede quedarse en uno más de esos ejercicios académicos válidos tan sólo para un cielo habitado por pensadores alados. Insistimos en que éste es un Documento para la discusión política. Pretende ser un material para continuar el debate sobre el nuevo modelo económico abierto por el Presidente Chávez. Una referencia política sobre problemas económicos que se sitúa en el único trayecto que postula la superación de la barbarie humana y ecológica del capitalismo: el rumbo al socialismo. La tarea no es nada sencilla. Pero, como hemos apuntado, Venezuela está en revolución. Tiempo histórico donde todos los anhelos de los seres humanos están un poco más cerca. Vivir en revolución es hacer realidad cada día las convicciones construidas por el pueblo en diálogo permanente, especialmente aquella que se niega a aceptar que un ser humano pueda ser considerado una mercancía. Y que una vez ha llegado a esa convicción, después de haber pasado por la etapa del dolor, la del conocimiento, la de la voluntad, articula la de la potencia y la de la transformación, para que ese mundo que es posible y necesario esté un poco más cerca.11

Las fases de la actividad política podemos condensarlas en la siguiente secuencia: dolersaber-querer-poder-hacer, iniciándose en la consciencia de lo que se vive como doloroso y terminándose con la transformación que acaba con ese dolor. Al final, la elaboración dialéctica del dolor alimenta la transformación, y la transformación traduce el dolor en acción colectiva.

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Venezuela. Una economía en período de transición El fracaso del capitalismo de Estado desarrollado por el modelo soviético y ejemplificado en la caída del Muro de Berlín, al igual que la inviabilidad del modelo neoliberal, expresado en las terribles cifras de pobreza creadas en los últimos años, ha planteado al naciente siglo XXI la obligación de replantear los modelos sociales y, de manera relevante, los modelos económicos. Quizás la única cosa en común entre la crisis del socialismo soviético y la devastación generada por el modelo neoliberal en los años 80 y 90 es que, en ambos casos, los escombros de su derrumbe cayeron sobre los más humildes de la sociedad. Precisamente los que se levantaron en contra. En los países llamados socialistas, fue el pueblo el que reclamó a los gobernantes el poder del pueblo. En los países capitalistas, es el pueblo el que articula la resistencia popular, quien rechaza la voracidad del sistema, quien reclama alternativas que cuestionan el modelo. Primero le tocó caer al modelo soviético, que no supo hacer de la participación ciudadana el mejor de sus valores; después, como demuestran los diferentes casos de América Latina, con Venezuela a la vanguardia, empezó a caer el modelo neoliberal, aunque está demostrando que sus armas siguen siendo poderosas. Las élites económicas no quieren aceptar la derrota del llamado Consenso de Washington e intentan forzar a los pueblos, de una manera u otra, a mantenerse dentro del rumbo depredador de la economía capitalista globalizada. Pero no puede superarse el capitalismo desde la cultura creada por el capitalismo. Por eso, sólo los pueblos que se reinventan el conjunto de lo social (la economía por supuesto, pero también la cultura y la identidad, el sistema normativo y las reglas de reciprocidad, por último, unas nuevas metas políticas) son los que pueden afrontar con mayor éxito la superación del sistema. Como escribió Antonio Gramsci explicando la situación de crisis y transformación de los años 20 del siglo pasado, lo viejo y lo nuevo están condenados a vivir juntos durante un tiempo que nadie puede determinar. Lo viejo no termina de marcharse y lo nuevo no termina de llegar. Hoy, esa



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situación se repite. Seguramente siempre es así, pero cuando en el horizonte empieza a tomar cuerpo la alternativa, recordarlo se vuelve imperativo. En la actual fase de transición, habrá formas de organización que estén inscritas en el viejo orden, de la misma manera que existirán otros espacios que se acercarán más al nuevo modelo. Formas capitalistas convivirán con formas socialistas. Incluso, habrá contaminaciones entre los modelos, difícilmente explicables desde marcos teóricos clásicos. Pero el capitalismo y el socialismo son modelos incompatibles. Uno se orienta por la ganancia particular y el interés privado; el otro, por la ganancia social y el interés público. El hecho de que el capitalismo, con cinco siglos de historia, siga teniendo profundas raíces nos hace recordar que para doblegarlo es preciso batallar enérgicamente en todo el mundo, y especialmente en América Latina y los pueblos del sur que son sus grandes damnificados. Esas raíces a veces están más ancladas que un socialismo que se está reinventando. Pero en otras ocasiones simplemente sobrevive por su repetición publicitaria. El capitalismo actual vive de la guerra, la explotación y la devastación, y los pueblos están en contra de las guerras, de la explotación y de la depredación de la naturaleza. Esta contradicción sólo es salvable con cortinas de humo. Por eso es que el horizonte revolucionario que se está construyendo en Venezuela, consciente de estas contradicciones, sólo pueda tener un rumbo claro: el rumbo al socialismo y la superación del capitalismo.12 Es en este contexto de transición donde surge la propuesta de las Empresas de Producción Social (EPS), germen de la construcción de un modelo económico socialista. Éste, nacido de las insuficiencias del modelo capitalista voraz e injusto que ha caracterizado la historia de Venezuela, da pasos firmes hacia la superación del mismo.

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En la pelea por la reconstrucción de subjetividades, no deja de llamar la atención que lo que recibió más críticas de los Estados Unidos no han sido los proyectos de integración energética (Petrosur, Gaseoducto del Sur, etc.) sino la creación de Telesur, una canal del Sur y para el Sur al margen de las grandes agencias de noticias del Norte.



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3. Algunas notas sobre economía y política



Capitalismo

El capitalismo, al igual que el mercado competitivo sobre el que se basa, no ha existido siempre. Su origen hay que remontarlo a la Europa del siglo XV y su imposición siempre encontró resistencias sociales. Los Estados nacionales, el modelo capitalista y la manera de pensar que llamamos modernidad definieron una manera de organización que necesitaba grandes grupos de población malviviendo para que unas minorías gozaran privilegiadamente de la vida social.



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Detrás del modo de vida capitalista siempre habrá un pequeño grupo de hombres y mujeres acumulando riquezas materiales; más acá, el aprovechamiento del trabajo de una gran mayoría explotada. Sin el uso de la fuerza, el capitalismo nunca se hubiera hecho hegemónico. La democracia representativa ha funcionado en muchas ocasiones como un espejismo tras el que se esconde la profunda ausencia de democracia social. El creciente aumento de la abstención va señalando el agotamiento de ese modelo. Si bien es cierto que los Parlamentos nacen revolucionariamente, su desarrollo posterior los transforma en sustitutos de la democracia. La parlamentarización de los conflictos sociales a comienzos del siglo XX se fue transformando en un «Vota y no te metas en política», cuya conclusión es la sensación enorme de lejanía de la población respecto de los Parlamentos y, aún más, de los partidos políticos que los integran. De ser lugar de «parlamento» y discusión, las Asambleas pasaron a ser lugares de asentimiento, voceros del «pensamiento único» y alternativas sólo como lo son entre sí las bebidas de cola.13 Hoy, tras siglos de dominación, la lógica del capital ha penetrado todos los rincones de la vida social del mundo. Pero no debe olvidarse que no siempre fue así. La dependencia económica y el uso de la fuerza para conseguir obediencia hacen que el capitalismo se reproduzca a diferencia de los anteriores modos de producción.



Los trabajos sobre la crisis del parlamentarismo son muchos, desde el clásico de Johannes Agnoli y Peter Brückner, Las transformaciones de la democracia, México, Siglo XXI, 1971 (original de 1967) al más actual Bernard Manin, Los principios del gobierno representativo, Madrid, Alianza, 1998. Por su parte, Katz y Mair han establecido el concepto de «cartelización del sistema de partidos», donde los partidos ya no son un instrumento de la ciudadanía sino parte del aparato del Estado. Según este modelo, hay unas reglas inflexibles que quien nos las cumple queda fuera de la «democracia», de manera que, al final, todos los partidos transigen pues ninguno queda realmente fuera de las prebendas del Estado. Katz, Richard y Mair, Peter (1995), «Changing models of Party Organization and Party Democracy. The emergence of the Cartel Party», en Party Politics, vol.1, núm.1. (Hay versión en castellano en el número 108-109 de la revista Zona Abierta).

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La historia del capitalismo no puede entenderse sin ponerla al lado de la historia de la esclavitud, las guerras imperialistas, la represión obrera, la prohibición de los partidos y los sindicatos, el deterioro de la naturaleza y la manipulación constante de las conciencias. Cuando la presión obrera fue muy fuerte, el capitalismo respondió brevemente con el Estado del bienestar y el incremento de la propaganda. Cuando cesó la presión, comenzó a desmantelarse el Estado social pero se mantuvo e intensificó la propaganda. No es posible olvidar que allí donde hay capitalismo, hay seres humanos que no reciben sino una parte mermada del fruto de su trabajo, del mismo modo que hay otros, siempre una minoría, que se benefician del esfuerzo de los que trabajan para ellos. El capitalismo es un sistema económico que se define principalmente por tres rasgos: 1) Todo puede adoptar la forma de mercancía (incluidos los seres humanos, la naturaleza, lo que aún no existe o los sentimientos). 2) Los precios de los bienes se definen en un mercado guiado exclusivamente por la ganancia y articulado jerárquicamente para garantizar la creación de valor. Esto es válido para cualquier mercancía, pues el capitalismo no diferencia entre bienes públicos y privados, entre personas y caraotas, entre recursos materiales y vidas humanas. 3) Los principales medios de producción están en manos privadas y al servicio del beneficio inmediato de sus dueños, apoyados por la estructura del Estado. El capitalismo no puede dejar de moverse en pos del plusvalor, es decir, de la expropiación del excedente del trabajo de un hombre por otro que le explota, que se hace rico al no pagar el «verdadero valor del trabajo» que realizan sus explotados. La lógica del capital hace que quien no cumpla con sus duros requisitos será expulsado del mercado y condenado a la exclusión. Lo expresó con contundencia Georges Bataille:



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«Una empresa capitalista crece y destruye lo que se le resiste. Necesita transformar y asimilar todo lo que encuentra en su camino: tarde o temprano la totalidad de la fuerza disponible entrará a formar parte de su mecanismo. La fábrica somete las fuerzas a su medida, proletarios, representantes, administradores, técnicos: pero ignora a los hombres todo lo posible. Ningún afecto comunicativo liga a aquellos que están presos en sus engranajes: una empresa se mueve por una codicia sin pasión, emplea un trabajo sin entusiasmo, no reconoce más dios que su crecimiento. En las épocas de prosperidad, el trabajo no aprovecha para nada el exceso del beneficio. Pero si el beneficio desciende, el empresario abandona al asalariado: a falta de fines gloriosos –exactamente, a falta de fines humanos- los hombres no pueden reconocerse solidarios, no subsiste entre los hombres más que la codicia por los bienes, que les separa. La caridad sólo es un remedio paródico para esta separación, no es más que una comedia de solidaridad. Una sociedad industrial es una muchedumbre compuesta de existencias aisladas. El aspecto mismo de la vida cambia completamente: en vez de ciudades orgullosas, que reflejan el cielo y la tierra en su forma, tenemos ciudades anodinas sepultadas en barrios de una tristeza que parte el corazón. La prosperidad deprimente y la violencia de la pobreza coinciden»14 Por eso el capitalismo siempre se ajusta en busca de esos beneficios que tienen que ser necesariamente crecientes (o se encarecerá el precio final del producto que ofrecen y quedarán fuera de juego). El ajuste, como se ha repetido mil veces, tiene lugar en el eslabón más débil de la cadena, allí donde no se oigan quejas o las mismas puedan ser acalladas: trabajadores desorganizados, mujeres, niños, medio ambiente, otros pueblos con menores capacidad militar o económica de protegerse. Y por eso mismo, como han expresado importantes economistas, el capitalismo es un sistema necesariamente miope, atento sólo al corto plazo y a las presiones de los otros capitalistas, organizado jerárquicamente sobre

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Georges Bataille, El límite de lo útil, Madrid, Losada, 2006, p. 50.



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la reproducción de la explotación y sujeto a crisis recurrentes que sólo se solventan lanzando al vacío a un número creciente de seres humanos15.



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Las condiciones económicas a que obliga el capitalismo traen implicaciones radicales en la condición humana: 1) El capitalismo promueve el individualismo, es decir, pone el interés individual de unos pocos por encima del bienestar colectivo, al tiempo que condena a amplias masas a sufrir la explotación y les impide desarrollarse como seres humanos plenos. 2) Exalta el egoísmo, al que pretende transformar en una virtud, y denigra la solidaridad. El capitalista, cuanto más posee más necesita (en tanto que se entiende al capital como relación social referenciada a otros capitales), sin importar que los de al lado no puedan cubrir las necesidades básicas (es el impulso de la llamada reproducción ampliada del capital, verdadero motor del sistema).

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John Kenneth Galbraith, La cultura de la satisfacción, Barcelona, Ariel, 2000.



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3) Conduce irremediablemente a la destrucción de la naturaleza, producto de la vorágine de su ambición desmedida, y la guerra es su horizonte necesario por su necesidad estructural de crecimiento.



Globalización y Neoliberalismo

«El único camino histórico por el cual pueden destruirse y transformarse las contradicciones de una forma histórica de producción es el desarrollo de esas mismas contradicciones»

Carlos Marx, El capital.



En los años 70 el capitalismo entró en una de sus regulares crisis. En esta ocasión, la crisis estaba relacionada con una pluralidad de factores: el agotamiento del modelo económico (aún no había llegado la innovación informática, mientras el sector automovilístico y petroquímico mostraban señales de agotamiento); la subida de los precios del petróleo motivada por la guerra del Yon Kipur y la nueva estrategia de la OPEP, la guerra de Vietnam (gasto militar exorbitado para los Estados Unidos), la crisis del modelo monetario de Bretton Woods que había fijado las monedas a un dólar con precio estable, así como fuertes presiones populares exigiendo subidas salariales, cogestión obrera y el fin del imperialismo. Pertenece al corazón del pensamiento marxiano el entender que las crisis del capitalismo son estructurales y no movimientos pasajeros o pendulares. Al expandirse destruyendo, regularmente sufre problemas de ajuste que van estrechando crecientemente su capacidad de respuesta. No puede afirmarse, como se ha hecho históricamente con error, que la próxima crisis del capitalismo será la definitiva (en los años ochenta, en una de esas supuestas crisis determinantes, fue la URSS la que desapareció de escena), pero sí puede defenderse que los espacios de reproducción de la tasa de ganancia es exponencialmente menor que hace medio siglo (baste pensar en la crisis ecológica). El análisis marxista no se deja poner al servicio de falsos optimismos.



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A pesar de esta certeza (que no existe salida a la crisis del capitalismo dentro del propio capitalismo), el modelo hegemónico mutó y, siguiendo la lógica de empeoramiento, la conclusión fue la crisis del modelo intervencionista del Estado (conocido como keynesianismo) y su sustitución por el modelo neoliberal, orientado por la teoría económica monetarista atenta exclusivamente a la inflación y desatenta del crecimiento y el empleo. No es extraño que el capitalismo lograra articular puntos de encuentro con militares reaccionarios, los cuales, tras realizar sangrientos golpes de Estado, entregaron los ministerios económicos a «expertos» formados en la Escuela de Chicago. El neoliberalismo tuvo su bautizo real en el Chile de Pinochet de la mano de Milton Friedman y la Escuela de Chicago. El camino abierto por Chile fue continuado por la Junta Militar argentina, aunque también siguieron esa senda políticos de la socialdemocracia o la democracia-cristiana venezolana, colombiana, brasileña, peruana, ecuatoriana, etc. Tras un cuarto de siglo, el ciclo, de alguna forma, se empezó a cerrar con un conjunto de cambios: la derrota del puntofijismo en Venezuela; la derrota de Ménem, responsable del saqueo de Argentina, frente al también peronista Kirchner; el triunfo de Lula frente a Fernando Henrique Cardoso;



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o la victoria triunfal de Evo Morales frente a Jorge Quiroga, curiosamente todos candidatos denostados (unos) o apoyados (otros) por los Estados Unidos. La globalización neoliberal es un proceso que lleva a que los flujos sociales económicos, políticos, jurídicos y culturales, que antes tenían lugar dentro de los Estados nacionales, ahora se trasladen más allá de las fronteras. Si bien es cierto que el desarrollo tecnológico permite la globalización, ésta no se hubiera desplegado de no ser necesaria para recuperar la tasa de ganancia del capital y, en consonancia con esto, no hubiera existido una voluntad política de impulsarla. Por último, no debe olvidarse que se trata de un proceso que tiene lugar bajo la hegemonía norteamericana. Todos estas razones son las que explican que detrás de este proceso existan globalizadores y globalizados.16 Se plantea entonces, la «competencia mundializada» de los productores, en la que aquellos países que poseen un desarrollo altamente tecnificado y una amplia capacidad productiva en la relación internacional, van a tener una situación favorable, pues podrán gracias a su gran capacidad invadir cualquier mercado. Si esto no bastara, los Estados de sus casas matrices siguen teniendo recursos para presionar (baste recordar las movilizaciones gubernamentales a raíz del cumplimiento electoral del Presidente Evo Morales de nacionalización de los hidrocarburos). Mientras, los empresarios menores quedarán en una posición de minoría, la cual los impulsará a integrarse a ese gran mercado homogeneizado por los grandes productores internacionales, es decir, por las grandes potencias. En consecuencia, los países del mal llamado Tercer Mundo, con un sector productivo poco competitivo, quedan a merced de las grandes trasnacionales que invaden el mercado nacional con «productos baratos». Irremediablemente, los sectores productivos nacionales se ven forzados a cerrar operaciones, con la subsecuente pérdida de soberanía nacional.



Juan Carlos Monedero, Cansancio del Leviatán. Problemas políticos en la mundialización, Madrid, Trotta, 2003.

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Como resultado de todo esto, se sentaron las bases del actual paisaje: los capitales internacionales dominaron las políticas monetarias nacionales; la presión de la ganancia empujó los salarios a la baja y las jornadas laborales a la alta; el Estado vendió su patrimonio en condiciones muy ventajosas a particulares; se desmantelaron las garantías laborales; y se propugnó una apertura de fronteras (el modelo de los TLC) que dejaba vía libre a los países poderosos y condenaba a los países económicamente débiles a ser piezas subordinadas a las estrategias de los países impulsores del neoliberalismo. Pero como en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, la sociedad construye anticuerpos contra las amenazas. Los estragos del neoliberalismo permitieron, poco a poco, superar la parálisis que afectaba al pensamiento y la práctica alternativos tras la proclama del fin de la historia y las ideologías. En esta ocasión la respuesta vino del Sur. Países como Venezuela, Brasil y Uruguay votaron a fuerzas de izquierda. Europa se movilizó contra la guerra imperialista de Iraq. El Foro Social Mundial reunió al pensamiento crítico y a los movimientos sociales alternativos de cinco continentes. No existía un modelo alternativo claro, pero existía un catálogo nítido de lo que no podía aceptarse. Como quiera que el socialismo del siglo XX no fuera un modelo aceptable, se empezó a pensar un socialismo que fuera válido para el siglo XXI. El neoliberalismo, como hoy ya es evidente, es la utopía del capitalismo dejado a su libre articulación17. En ese sueño de los capitales transnacionales se crea un mercado mundial, no obligado por ningún principio de responsabilidad social, que devuelve al Estado esa condición de consejo de administración de los intereses conjuntos de la burguesía. Pero el sueño neoliberal, cuando acontece, es la pesadilla de los pueblos.18

17 Pedro de Vega, «Mundialización y derecho constitucional: la crisis del principio democrático en el constitucionalismo actual», en Revista de Estudios políticos, núm.100, 1998. 18 Es difícil encontrar en los liberales clásicos como Adam Smith o David Ricardo una desconsideración de los lazos sociales como la que se defiende hoy en su nombre por parte de los paladines neoliberales (FMI, BM). El liberalismo clásico siempre fue más cauto y sosegado en su defensa de las ventajas del libre cambio, y nunca se le olvidó que o las ventajas económicas se compartían o la sociedad se disolvía.



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Para comprender los postulados del neoliberalismo, recordemos algunas de las principales políticas que acompañan a esta ideología: 1) Poca o ninguna intervención del Estado desde una perspectiva social. Es decir, libertad absoluta de mercados bajo la metafísica economicista del equilibrio general autorregulado. El Estado no regula precios ni comercio ni realiza control de cambios, etc. Por el contrario, interviene en virtud del grupo que controle el Estado en ese momento (así, para defender los intereses de los capitales transnacionales en el exterior, para promover proteccionismo, para fomentar al sector energético, para apoyar al sector militar-industrial, para subvencionar a la agroindustria, etc.) 2) Mínima inversión social del Estado en salud, educación, deporte, cultura, etc. Es decir, el Estado no invierte en escuelas, hospitales, canchas para el deporte, casas de la cultura, misiones sociales, etc., mercantilizando estos sectores. 3) Devastación del medio ambiente. Abandono de criterios de sustentabilidad ecológica a favor de criterios de rentabilidad. Sin importar el destino de las generaciones futuras, se prioriza la propiedad privada ligada a la extracción de riquezas del subsuelo, la desertización producto de la agroindustria y la minería o el calentamiento del planeta a través de la emisión de dióxido de carbono. 4) Privatización y/o liquidación de los servicios y/o monopolios estatales. Es decir, en el caso de Venezuela, eso significaría privatizar PDVSA, las empresas básicas, los hospitales, las escuelas, las carreteras, las empresas de electricidad, el suministro de agua, etc. 5) Congelación de salarios (incluido el salario mínimo) en busca de una competitividad internacional. Es decir, aceptación de la maquila y la explotación desmedida del hombre por el hombre. En consonancia con esto, deslocalización industrial a la búsqueda del ahorro en costes salariales.



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6) Aumento de los impuestos indirectos, principalmente sobre el consumo (IVA) y disminución de los directos sobre los ingresos altos. Es consecuencia, encarecimiento de alimentos, medicinas y productos básicos (precisamente los que consumen millones de ciudadanas y ciudadanos). 7) Promoción del comercio orientado hacia las exportaciones (Se produce para competir en el mercado global). Es decir, dependencia del exterior (economía de puerto) y abandono de la producción orientada a la satisfacción de las necesidades nacionales. 8) Promoción de políticas fiscales atractivas para el capital financiero internacional especulativo. Es decir, ningún impuesto o impuestos muy bajos para las trasnacionales, junto a ayudas y concesiones para atraer inversiones extranjeras. 9) Intervención sobre las variables macroeconómicas desde el lado exclusivo de la oferta para evitar déficit presupuestario y comercial. Esto es, altas reservas internacionales colocadas en los bancos del norte, altas tasas de interés, bajos sueldos para disminuir la inflación, etc. 10) Descalificación del Estado social. Es decir, atribución al Estado de toda la responsabilidad frente a los fenómenos de corrupción e ineficiencia. Apología sobre la transparencia y eficiencia del mercado. Por el contrario, refuerzo de las tareas represivas y militaristas del Estado. 11) Manipulación y alienación de la población a través de los medios de comunicación. Construcción de un imaginario popular en donde el mercado y el neoliberalismo reciben un tratamiento acrítico, al tiempo que se descalifican las protestas asociándolas a formas más o menos suaves de terrorismo. El concepto de gobernabilidad (donde la responsabilidad es de los que protestan) se usa para evitar el uso del concepto de legitimidad (donde los cuestionados son los gobiernos).



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12) Liquidación de todo pensamiento alternativo y toda forma de pensamiento liberador y revolucionario. Paradójicamente, ocultación de la información bajo montañas de información. Descalificación de las propuestas de un mundo mejor (como utópicas, desfasadas, anacrónicas, arcaicas).



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13) Fragmentación. Es decir, negación a los pobres y los excluidos de la posibilidad de organización para superar su situación. Cooptación de los sindicatos cartelizados (que cumplen con las reglas de juego) y descalificación de los sindicatos críticos acusándolos de enemigos del desarrollo y la competitividad. 14) Siembra de un sentimiento de derrotismo entre los grupos de izquierda y la población en general. En otras palabras, proclamación del fin de las ideologías y ensalzamiento del pensamiento único (pragmatismo neoliberal). Auge de las ideologías centristas, caracterizadas por su renuncia al conflicto (cuanto menor es la reivindicación y la difuminación de los conflictos, mayor es la condición de centrista de quien opera de esa manera).



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15) Construcción de paraísos artificiales y promoción del consumo directo y virtual. A través de la televisión o internet –entre los principales medios de comunicación- se crean falsas necesidades que requieren ser subsanadas por medio de compras compulsivas a satisfacer en grandes centros comerciales o por medio de compras electrónicas.



Las respuestas del socialismo: un modelo que cambia con el siglo y los continentes

Nos resulta difícil hablar de «socialismo» en singular. Tras la experiencia del siglo XX, convendría más hablar de los «socialismos». En todo caso, existen diversos referentes que hermanan a quienes defendemos este credo político. Según la formulación clásica de Marx, ya adelantada por Babeuf durante la Revolución Francesa, el comunismo es un sistema en donde cada cual recibe según sus necesidades y cada cual entrega a la comunidad según sus capacidades. Para que la definición de necesidades y de capacidades no se convierta en una losa para los miembros de la comunidad, y para evitar igualmente que se den comportamientos egoístas e insolidarios, tanto lo que es necesario como lo que corresponde a cada cual debería ser discutido en una asamblea abierta entre iguales. Si todos forman parte de la sociedad, todos deben participar en la definición y articulación de los asuntos colectivos. Sin embargo esto, que bien podría servir para orientar la discusión teórica sobre el socialismo, se torna algo más complejo en nuestras sociedades, bien diferentes a las de 1848 cuando Marx y Engels escribían El Manifiesto Comunista. Por un lado, la población mundial, que en 1900 apenas alcanzaba 1000 millones de personas, hoy supera los 6000 millones. Por otro, y como posibilidad de compensar el enorme crecimiento poblacional, se ha producido el desarrollo tecnológico y comunicativo. El socialismo es una democracia constante, en movimiento perpetuo que no puede ni debe encasillarse en definiciones cerradas. Según la gran intuición marxista, el socialismo es una ideología política basada en el principio de que una sociedad debe articularse de tal manera



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que el colectivo popular tenga el control del poder político, y por lo tanto, decida sobre todos aquellos elementos en donde se sustancia la supervivencia de la sociedad. Es obvio que en ese control entran los medios de producción, pues, como base económica, afectan al metabolismo social, a la reproducción general del sistema. Así pues, el socialismo es una doctrina que propugna la propiedad y administración pública de los medios estratégicos de producción, de cambio y de distribución, así como la regulación, igualmente pública (donde el Estado, al menos inicialmente, tiene un papel esencial) de las actividades económicas y sociales y de la distribución de los bienes. Pero el Estado no es el único suministrador de políticas públicas. El ideario socialista reconoce a los seres humanos como iguales en derechos y posibilidades (lo que no se debe confundir con ninguna forma de homogeneización), de manera que, como apuntamos, cada quien recibe de la sociedad lo que necesita y da a cambio lo que puede. Todo ello basado en un trato solidario y fraterno en donde ni el individuo podrá explotar, utilizar o dominar a los demás ni la sociedad lo permitirá. Para que estos valores puedan asentarse, es necesario reconstruir el arraigo social. En una sociedad socialista las relaciones sociales son transparentes y el bien común prevalece sobre el bien particular, sin que necesariamente ambos estén enfrentados ni la satisfacción de uno suponga el menoscabo del otro. Como bien sabe la teoría democrática, el socialismo se corresponde con una fase de conciencia humana superior que dialécticamente, en constante confrontación, se construye con la superación de la división social del trabajo; conciencia que es la única que permite solventar las contradicciones entre particulares y colectivo sin medidas de fuerza. Para que se dé el hombre nuevo son necesarias nuevas condiciones, y para que esas condiciones se desplieguen, son necesarios hombres y mujeres con una nueva conciencia asentada en el arraigo social, es decir, en la voluntad de hacer la vida en armonía con un colectivo. Como referencia histórica, el socialismo es un discurso político que se articuló en el siglo XIX para dar respuesta a la promesa incumplida de



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Libertad, igualdad y fraternidad que constituía el lema de la Revolución Francesa. El socialismo, en su devenir, bebe de muchas fuentes. Éstas, por citar algunas, se remontan al discurso comunitario y democrático de la Grecia clásica, al Sermón de la Montaña de los Evangelios, a los levantamientos de esclavos contra el imperio romano, al carácter asambleario de las tribus germánicas, a la resistencia indo americana contra la invasión ibérica, a la crítica de la religión entendida como dominación y resignación, al discurso anarquista, a la organización de la clase obrera, a la articulación de la izquierda durante la Comuna de París, a la práctica marxista y al cristianismo social, a las corrientes ambientalistas, al pacifismo emblemático de Gandhi, así como, en términos generales, a la tradición humanista que ha recorrido el mundo en los últimos cinco siglos. El socialismo recibió su mayor impulso a raíz del auge de la conciencia obrera en el siglo XIX, así como a la fuerza poderosa del análisis marxista que desveló los mecanismos ocultos de la explotación. Este incremento de la conciencia fue posible gracias al desarrollo industrial, a la concentración urbana, a los gobiernos municipales, al asociacionismo proletario y a la generalización de la prensa obrera, lo que permitió que los trabajadores se dieran sus propias explicaciones y desarrollaran su propio discurso y comprensión de sí mismos (su subjetividad dejaba de ser definida desde fuera y pasaba a ser una explicación adecuada a sus necesidades y anhelos). 19 Gracias a la Revolución Francesa el impulso socialista llegaría a todos los continentes e iniciaría un viaje de ida y vuelta profundamente enriquecedor. El internacionalismo de los de abajo empezó a transformarse en un fantasma que recorrería todos los continentes. La fuerza del análisis marxista, que desnudó las contradicciones del capitalismo, al tiempo que sembró las bases para el internacionalismo obrero, marcó un punto de inflexión en la historia del socialismo. El triunfo de la Revolución Soviética en 1917 entregó al mundo un faro de referencia para el socialismo, con sus ventajas y sus inconvenientes. Si

Geoff Eley, Un mundo que ganar. Historia de la izquierda en Europa. 1850-2000, Barcelona, Crítica.

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bien la Revolución encabezada por Lenin trajo consigo una explosión democratizadora en todo el mundo, no fue capaz de solventar cuellos de botella que aparecieron desde los primeros momentos. A los que ahora quieren limitar la historia de la URSS al libro negro del comunismo hay que recordarles que 1) no es pensable el Estado social europeo sin la presión soviética, y 2) Rusia no habría salido con tanta rapidez y éxito del feudalismo en el que estaba todavía en pleno siglo XX de no ser por la revolución soviética, que le dio pan, educación, trabajo y salud a millones de seres humanos. Las explicaciones históricas y políticas de la Revolución Soviética, en especial de la desvirtuación de aquel iluminador proceso socialista, son plurales, poniéndose el énfasis allí donde cada cual sitúa lo más esencial que debe poseer cada sociedad. Así, tendríamos las siguientes: la falta de participación popular; la pretensión de convertir al Estado en la auténtica sociedad civil (el enemigo del Estado pasaba a ser un enemigo del pueblo); el burocratismo y la corrupción; la falta de controles sociales; el estatalismo; los errores de la planificación; el fracaso en la creación de incentivos; la presión de las potencias capitalistas… En conjunto, una suerte de mezcla de todas estas razones hizo del socialismo realmente existente un régimen por el que los pueblos de esos países no estuvieron dispuestos a pelear cuando, tras algunos tropiezos, empezaron a caer. Los partidos socialistas europeos intentaron construir un socialismo democrático, que incorporara el discurso igualitario del socialismo y se diferenciara del irrespeto soviético a la democracia formal. Pero la socialdemocracia, al jugar dentro de las reglas del capitalismo, no podía sino reproducir los mismos errores: prolongación de la explotación, participación en luchas neocoloniales o imperialistas en busca del excedente internacional, deterioro de la naturaleza, mutación del Estado social y democrático de derecho en un Estado al servicio de los intereses globales de las grandes empresas. Otros intentos por edificar experiencias socialistas en el mundo durante el siglo XX han encontrado estadios de éxito y fracasos. Por alguna razón o por otra, todos los intentos socialistas se vieron obligados a ir trazando



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nuevos caminos marcados por el devenir histórico. La enorme presión realizada desde el mundo occidental, especialmente desde los Estados Unidos, no permite fáciles valoraciones de los éxitos y fracasos de estos modelos, especialmente en zonas que, durante siglos, estuvieron dominadas y condenadas a la pobreza. De cualquier forma, la resistencia a la opresión y la defensa de la soberanía mostrada por algunos pueblos bajo la bandera del socialismo han construido una historia de honor que tiene que ser obligatoriamente referida. El caso de Cuba, pese a todos los intentos de estigmatizarla, permanece como estandarte de la dignidad del continente latinoamericano en pos de la construcción de «nuestra América», como Martí la definía (lo que no debe llevar a confundir la lucha por el socialismo en los años cincuenta, durante la guerra fría, con los contornos que asume en los años noventa y comienzos del siglo XXI, marcados por el hegemonismo norteamericano y el capitalismo neoliberal).



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Los países socialistas de Europa y América se encontraron con una realidad que no estaba definida en los manuales. La apuesta por las reformas antes que por la profundización de la revolución transformadora, así como la utilización del aparato del Estado existente implicaron frenos importantes al desarrollo socialista en esos países. A la par que un dejo de satisfacciones sociales fueron conquistándose, la ineficacia corrupta y burocrática de buena parte de los gobiernos socialistas proliferó. La ausencia de mecanismos de control, tanto sociales como institucionales, fue acorralando al sistema en todos sus ámbitos (económico, científico, cultural, político y jurídico). Nuevas oligarquías abanderadas por dirigentes socialistas o por sus familias sustituyeron a las oligarquías capitalistas. A partir de los años 70, el ideal de igualdad y mejoramiento de la condición de vida de las mayorías se adormeció junto a las resacas de sus gobernantes. La grandeza que sirvió para traer a países sumidos en el feudalismo a la modernidad, el coraje que derrotó al nazismo, la generosidad que se desplegó por tantos lugares del mundo, cayó presa de la ineficiencia, la gerontocracia, la corrupción, el militarismo y la apatía social generalizada. Al ser el socialismo una respuesta histórica, sus soluciones estuvieron siempre muy ligadas al análisis de clase que estaba en el centro del debate social desde finales del siglo XIX. La emancipación, como bien se demuestra en las propuestas de los revolucionarios de 1848, se entendía principalmente como emancipación material ligada al fin de la explotación capitalista. La supresión de la propiedad privada de los medios de producción era una solución más fácil de identificar en el siglo XIX y en el primer tercio del siglo XX, cuando el Estado aún apenas tenía participación en la renta nacional. La esclerosis del socialismo, anclado en su momento histórico de gloria, le impidió hacerse posteriormente la misma pregunta que se había hecho más de un siglo atrás (¿en qué consiste la emancipación?) y darse nuevas respuestas acordes con los nuevos tiempos. De ahí que tendría que ser desde fuera de los partidos y los credos socialistas de donde vendrían las reclamaciones feministas, ecologistas, pacifistas, juveniles, identitarias, indigenistas, de libertad sexual, etc. A comienzos del siglo XXI, es inexcusable,



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por ejemplo, añadir a la función social de la propiedad su sustentabilidad ecológica. Sin embargo, es evidente que sólo la presión revolucionaria soviética hizo posible el reformismo socialdemócrata. Las clases dominantes europeas tuvieron que ceder y negociar con sus trabajadores presionados por el ejemplo soviético20. El actual desmantelamiento del Estado social, incluso en países como Alemania, España o Francia; la participación directa o indirecta de la socialdemocracia en la invasión de Iraq; el incumplimiento del Protocolo de Kyoto o la explotación de los inmigrantes son señales del agotamiento de ese modelo incluso cuando es gestionado desde la izquierda de la Internacional Socialista. Por todas estas razones, no se puede construir el socialismo en este nuevo siglo si no se realiza previamente un distanciamiento crítico de los socialismos del siglo XX. El socialismo del Siglo XXI mantiene el anhelo de emancipación de los socialismos anteriores pero debe aprender de sus errores para no repetirlos. Es un socialismo que carece de «modelo definido», pero que va construyendo su alternativa en tanto y cuanto se aleja de todo aquello que se ha demostrado contrario a la emancipación humana. Un socialismo que confía plenamente en los seres humanos conscientes antes que en leyes inmutables interpretadas por sacerdotes que, por lo común, siempre empeoran los textos originales (algo evidente en el caso de Marx, siempre más fresco, heterodoxo y sugerente que sus intérpretes ortodoxos). Es un socialismo que, frente a concepciones anteriores, acumula la experiencia histórica de la explotación y la exclusión, asume la obligación de inventar, huye de lógicas lineales, se sabe flexible y se alimenta del arsenal inmenso de la creatividad popular. Venezuela ha asumido un papel mundial importante en su definición. Las Empresas de Producción Social son un puntal en ese proceso.

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Boaventura de Sousa Santos, El milenio huérfano. Ensayos para una nueva cultura política, Madrid, Trotta, 2005.



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El debate sobre los medios de producción

Los medios de producción son el conjunto de objetos e instrumentos de trabajo que participan en el proceso de producción y que el hombre utiliza para crear bienes materiales y de servicio. Dentro de los medios de producción están las máquinas, las herramientas, los motores, los edificios e instalaciones destinados a la producción, los medios de transporte de comunicación, materias primas transformadas, el petróleo, el gas natural, el algodón, los cereales, etc. En el sistema capitalista, los medios de producción son propiedad privada de los capitalistas o de los monopolios y constituyen un medio de explotar el trabajo asalariado. Quienes poseen tales medios –los empresarioscontratan a la mano de obra de hombres y mujeres para hacerlos funcionar. Existen ocasiones en que los trabajadores cuentan con medios de producción, pero no tiene el capital suficiente para desarrollarlos por sí mismo, por lo que necesita vender su trabajo a un comprador, el cual se convierte en cliente y patrón al mismo tiempo. En el socialismo, los medios de producción se conciben al servicio del interés colectivo. Cuál ha de ser la forma de propiedad de tales medios para que éstos sirvan a la sociedad en su conjunto es parte del intenso debate por abordar. Es indudable que siempre que haya personas que trabajen para otros y no reciban el excedente que resulte de su trabajo debido a que no son dueños de los medios de producción, ahí se reproduce una relación de explotación. Así mismo, no todo lo que se produce ha de pertenecer al trabajador que lo origina. Parte del excedente tiene un destino social que, de ser conculcado por particulares, también estaría produciendo un tipo peculiar de explotación. Y la explotación es incompatible con el socialismo. Por tanto, el horizonte (y nótese que decimos horizonte) del socialismo es incompatible con la propiedad privada de los medios de producción. Los plazos de acercamiento a ese horizonte dependerán de cada país, de su estructura económica, de las necesidades sociales, del nivel de conciencia y de la suerte del socialismo en el contexto mundial. Cualquier intento por imponer un modelo de socialismo a rajatabla está condenado al fracaso. De



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la misma manera cualquier intento de negar esta discusión aleja la construcción del socialismo. Como se ha referido, el modelo socialista busca como objetivo la sustitución de la propiedad privada por la propiedad social de los medios de producción en los sectores estratégicos de la economía. Obviamente, la importancia relativa, el tamaño de la empresa, la adaptación a un contexto internacional no necesariamente socialista, la eficiencia y la mera conveniencia son algunas de las razones que explican por qué no todos los medios de producción deben ser tratados de igual manera. No es lo mismo el ferrocarril o el petróleo que la producción de lapiceros o una peluquería; no tiene por qué recibir el mismo tratamiento el sistema financiero que un cine municipal; el latifundio que una pequeña hacienda. Los límites de la propiedad privada forma parte de una discusión que no puede solventarse teóricamente salvo en sus grandes líneas. Se define en un diálogo social en cada lugar y momento. La propiedad pública de los medios de producción se muestra evidente en ámbitos de interés social, mientras que pueden perfectamente existir productores particulares que conjuguen un justo beneficio con sus obligaciones con la comunidad. La organización de estos productores en cooperativas o EPS hace más fácil sortear los problemas inherentes al sistema capitalista ya señalados. En la medida en que los grandes medios de producción (hidrocarburos, minería, tierra, etc.) pasen a ser propiedad social de todo el pueblo, se sentarán las bases para el desarrollo económico integral de un país y la construcción de una nueva sociedad sin oprimidos ni opresores. Un desarrollo de nuevo cuño al servicio de la sociedad y los individuos, no un desarrollo como concepto vacío al servicio de la reproducción de las desigualdades. El fenómeno ilustrado por la frase de Rousseau, según la cual no puede considerarse democrática una sociedad donde alguien es tan rico como para comprar a otra persona y otra es tan pobre como para venderse, quedaría por fin exiliado. El socialismo habrá avanzado un paso más.



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Las EPS son la semilla de un nuevo tipo de desarrollo. Tal como se hará mención en las próximas secciones, constituyen un germen para la transición socialista en la Venezuela bolivariana y revolucionaria. Esta transición está signada por el protagonismo participativo de los trabajadores en la gestión de tales empresas de producción o servicio asociadas a diversos medios de producción, así como la relación obligatoria entre las empresas y el entorno social en el que se desarrollan. Si la riqueza es social, si sólo es disfrutable porque participan en ella todos los miembros de una sociedad (desde el que pesca el pez al que lo cocina, pasando por el que lo transporta, llena el tanque de gasolina, prende las luces, lava los platos, suministra el gas, cubre el servicio de agua, cuida de la seguridad, etc., etc., etc.), el disfrute de las ventajas de vivir en sociedad debe estar también repartido. Las EPS son empresas repartidoras de bienestar social.



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Las formas de producción social y las relaciones sociales

El capitalismo, en su marcha histórica, se ha caracterizado por romper los lazos sociales, desintegrar las comunidades, arruinar los recursos naturales y proletarizar continentes enteros. Sólo cuando el hombre no tiene con qué trabajar puede el capitalismo obligar a las personas a vender su mano de obra en ese espacio de inhumanidad que llamamos mercado de trabajo. Sólo cuando no hay alternativa, consiente el ser humano en ser explotado por otros seres humanos. Por eso, para implantarse el capitalismo en muchos casos tuvo que desestructurar a las pequeñas comunidades económicamente autosostenibles que encontró a su paso, unas veces por la fuerza, otras arruinando sus mercados internos, otras proscribiendo las formas de solidaridad social existentes (terrenos comunales, mutuas, asociaciones, cooperativas), otras proletarizando inexorablemente la mano de obra21. La historia de América Latina, desde la conquista, implicó la condena a amplias capas de la población a la pobreza. Esto ha sido así por el expolio de las riquezas a las que fueron sometidas, por la esclavitud y dominación que soportaron, por la importación de un modelo de Estado preparado primordialmente para la represión y no para garantizar derechos ciudadanos, por la subordinación en la que la situaron los países dominantes en alianza con la oligarquía nacional y por la generalización de un discurso que condenaba a América Latina a sufrir en silencio su condición de subdesarrollo, al achacarle las culpas por no seguir la senda de modernización que marcaban los países hegemónicos. El modelo de producción capitalista construye relaciones sociales donde priman los intereses particulares sobre los colectivos, impidiendo, por la atomización y aislamiento que fomenta, la construcción de alternativas. Según esta lógica, los colectivos no tienen derechos que puedan afectar a la propiedad privada. Aun en momentos de gran presión social, donde el



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Karl Polanyi, La gran transformación, México, FCE, 2004 (1944)



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capitalismo se ve obligado a construir un rostro humano, siempre se fija un límite en la reproducción de la tasa de ganancia del capital. La civilización occidental entiende a la propiedad privada, en cualquiera de sus ámbitos, como un derecho humano (da igual que sea la propiedad de recursos básicos para la vida de otros seres humanos). Al concederles este rango superior, los demás derechos quedan supeditados a la propiedad elevada al gran principio de ordenamiento social. Por esto, las relaciones sociales capitalistas se sitúan en el polo opuesto de las socialistas. Como veremos a continuación, las lógicas de estos sistemas son necesariamente contrapuestas:



Egoísmo vs. Fraternidad

El capitalismo cree que «los vicios privados construyen virtudes públicas». Bajo esa gran mentira, necesitan justificar la existencia de una supuesta mano invisible que ordena todos los egoísmos para construir, en conjunto, una sociedad virtuosa. La mano invisible de Adam Smith, la fábula de las abejas de Bernard Mandeville (con su lema «vicios privados, virtudes públicas»), el darwinismo social de la Escuela monetarista de Chicago, la exaltación del gen egoísta en la explicación de la naturaleza humana, la consideración de los seres humanos como clientes y no como ciudadanos propia de las escuelas de gestión pública occidentales, son todas justificaciones intelectuales a favor del egoísmo y la jerarquía22. En todas estas interpretaciones, la fraternidad (de frater, hermano) se convierte así en una distorsión en la sociedad organizada por el mercado, basada en la lucha de todos contra todos.



Todo son formas de superar en el «cielo» las desigualdades defendidas en la «tierra». La «mano invisible» que desarrolla Adam Smith en su libro La riqueza de las naciones (1776) es una metáfora del mercado regulador. Cuando cada cual busca su propio interés en el mercado, la mano invisible, como un dios amable, se encargaría de ajustar las relaciones para crear el mejor de los resultados. Igual ocurre con el planteamiento de Mandeville, donde en su libro Fabula de las abejas (1714) expuso cómo los vicios particulares se transforman (nunca queda explicado en realidad cómo) en un amejoramiento colectivo. El darwinismo social traslada a la sociedad las explicaciones de Darwin de la selección natural. Si en la naturaleza sólo los

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La relación entre hermanos se guía por el amor y el amor no genera ganancia económica directa. Por el contrario, la relación entre competidores, tiene por norte la lucha. El capitalismo es una lucha permanente de cada cual con cada quién. El amor es un peligro radical frente al capitalismo, pues crea una ciudadanía no apta para la pelea que implica ese modelo. De ahí su insistencia en el amor propio y la consideración, siguiendo al latino Plauto, de que el hombre es un lobo para el hombre (homo homini lupus).23



Individualismo vs. Bienestar colectivo

Una de las distorsiones del modelo soviético fue olvidar que el pleno desarrollo de los individuos era un elemento esencial del socialismo. No se supo combinar correctamente necesidades individuales con exigencias colectivas marcadas por un Estado dominado por una nueva burocracia. Basándose en ese abuso, el neoliberalismo antepone los intereses individuales a cualquier bienestar colectivo, ignorando que hay bienes públicos que, por definición, pertenecen a la colectividad. Es una condición societal intrínseca de hombres y mujeres la asociación en aras de ampliar las posibilidades de su subsistencia y la del planeta. El

más aptos sobreviven, en la sociedad debe ocurrir lo mismo, correspondiéndose los más aptos con los más exitosos en los negocios capitalistas. La Escuela de Chicago, ya en el siglo XX, tradujo parte de estos principios a la economía. Frente al keynesianismo, que reclamaba la intervención del Estado, los monetaristas de Chicago (con Milton Friedman a la cabeza) confiaban en que las relaciones mercantiles bastaban para lograr los mejores resultados, siendo el dinero la variable mágica del intercambio. Las reflexiones sobre el gen egoísta pretenden dar una explicación biológica al egoísmo, cuando lo que realmente está logrando la biología es demostrar lo contrario. Puede consultarse Eudald Carbonell y Roberto Sala, Planeta humano, Barcelona, Península, 2000. 23 El filósofo esloveno Slavoj Zizek ha explicado cómo la película de David Fincher, El club de la lucha (1999) es la mejor metáfora del capitalismo neoliberal. En esta película se narra la historia de un esquizofrénico (algo que no se percibe en mitad de la locura social) que lucha constantemente y con enorme violencia contra sí mismo, mientras parece que está luchando contra otros. El éxito de la serie del caníbal Hannibal Lecter, de El silencio de los inocentes, muestra igualmente la enfermedad de una sociedad que se refleja en alguien que se alimenta de los demás.



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individualismo es una conducta inducida por la modernidad, que implica atomización, egoísmo y egocentrismo, consecuencia perversa de los procesos de racionalización e individuación y resultante no deseada del progreso y el pluralismo social.



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Nadie puede, en nombre del individualismo, frenar la libertad de los demás o perjudicar su propio desarrollo. El capitalismo sólo piensa en la libertad particular, mientras que el socialismo piensa también en la libertad social, la libertad colectiva. El capitalismo parte de una concepción del hombre como individuo aislado; el socialismo solo concibe a la persona humana inserta en una sociedad. El hombre aislado-solitario es una abstracción. El hombre es un ser eminente social.



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Mezquindad vs. Solidaridad

La propia biología lo plantea: el ser humano sólo puede subsistir gracias a la vida colectiva (somos el mamífero que más cuidados necesita cuando nace). Un rasgo de esta predisposición se muestra en la vida cotidiana: cuando somos reclamados para hacer un favor para el que no estamos dispuestos, tenemos que inventar una excusa24. El ser humano trae una carga genética predispuesta a la solidaridad. El capitalismo ignora esto e insiste en el supuesto gen egoísta que justifica la mezquindad. Piensa mal y acertarás es el lema que orienta el capitalismo. La podredumbre del sistema ha llegado a ser tanta que ese axioma hoy puede incluso llegar a acertar. Pero el socialismo tiene una visión diferente de la antropología humana. Frente a las concepciones de guerra que incorpora la apropiación particular de los recursos sociales, sabe que la solidaridad construye sociedades más pacíficas y placenteras. Esto es así en tanto en cuanto la mezquindad expande la brecha que distancia a la especie humana y desdibuja el ideal de asumir a todos los hombres y mujeres como hermanos/as en igualdad de condiciones. El capitalismo reivindica esa mezquindad como un motor social que resulta increíblemente eficiente en el corto plazo para seleccionar a los más aptos en la lucha de todos contra todos. Pero las personas no son mercancías, por ello, para el capitalismo, la familia constituye el único espacio donde eventualmente se pueden reproducir el amor entre seres humanos (siempre y cuando responda a un modelo que sea funcional para la reproducción del sistema), fuera de ella, la rivalidad prevalece y su principal exponente lo constituye la nefasta afirmación «sólo sobreviven los más aptos».25

Humberto Maturana y Francisco Varela, El árbol del conocimiento. Las bases biológicas del entendimiento humano, Buenos Aires, Lumen, 1984. 25 Para una defensa argumentada de esta concepción capitalista de la naturaleza humana, puede verse Josep María Termes, Antropología del capitalismo, Barcelona, Círculo de lectores, 1999.

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El ser humano es un ser social. De lo contrario, habría desaparecido como especie. Por eso, puede afirmarse que el capitalismo pone en peligro la propia especie. Es una mera cuestión de tiempo.



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Inequidad social vs. Igualdad

Para el capitalismo, las desigualdades sociales son naturales. Así se pretende justificar por qué, siendo todos los miembros de una sociedad necesarios para el desarrollo social, unos pocos tienen mucho y muchos tienen poco. Al tener que justificar la propiedad privada, tiene que justificarse al tiempo la inequidad que trae consigo. El argumento recurrente en la teoría política y económica liberal es que las desigualdades son una realidad que se reproduce constantemente en la naturaleza. Perdiéndose toda sutileza, el capitalismo presenta la idea de igualdad del socialismo como una homogeneización donde se pierde la singularidad de cada ser humano. Para facilitar el argumento, se presenta en términos de blanco o negro. Al final, el hecho de que «el pez grande se come al chico» debe asumirse como un hecho fatal, como se acepta una tormenta o un terremoto.



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La petición de igualdad ha sido y sigue siendo la bandera por excelencia de la izquierda, no una igualdad entendida como uniformidad, sino como acceso parejo a los recursos sociales que termine construyendo sociedades donde la brecha entre ricos y pobres tienda a desaparecer. Como el motor de organización social capitalista es la competencia, tiene que justificar la desigualdad que crea ese combate a muerte donde no puede haber clemencia con los vencidos. Existe sin embargo un tipo de supuesta igualdad que postula el capitalismo neoliberal, la igualdad de oportunidades. En su desarrollo real, esto no ha ido más allá de un concepto legitimador. Esta falsa igualdad señala que el libre mercado proporciona garantías a todos sin distingo alguno, vale decir, se asegura que todos tengan la misma oportunidad para superarse en la vida, acumular riquezas materiales (Como si la riqueza material constituyera el norte de los seres humanos, como si con ello se garantiza la felicidad). No puede haber felicidad mientras un solo hombre o mujer, un solo niño o niña padezca hambre y miseria, mientras existan explotados y excluidos. Por tanto, la igualdad no consiste en brindar condiciones para que unos «afortunados», logren acumular fortuna, valiéndose de los medios que sea, así ello suponga pasar por encima de otros. La verdadera igualdad que postula el socialismo, es aquella que no tiene miramientos al momento de garantizar que todos tengan lo que requieren y necesiten para llevar una vida digna.



Exclusión vs. Inclusión

Por ese mismo principio de la competencia, que es el que mueve constantemente al sistema capitalista, la arena de competición se llena inevitablemente de cadáveres. Como se ha planteado en el capitalismo, el pez grande (ente competitivo) se come al pez chico (ente no competitivo). El capitalismo es un gran generador de exclusión por definición. Un sistema de organización económica que se caracteriza por obligar a los capitalistas a extraer más beneficio del entorno que cualquier otro, tiene



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necesariamente que utilizar a los demás tanto como les sea posible. Por eso, los grandes artífices de inclusión social han sido los regímenes regidos por principios socialistas, mientras que el gran generador de exclusión social ha sido, como dijimos, esa «utopía» del capitalismo o capitalismo salvaje que se llama neoliberalismo.



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En su lógica implacable por acumular riquezas (reproducir el circuito dinero-mercancías-dinero incrementado), el capitalista dedica todo su esfuerzo en obtener permanentemente mayores ganancias particulares. Esa misma lógica le impide tomar en consideración las mínimas condiciones de subsistencia (cobijo, alimentos, medicamentos, agua, etc.) de su entorno social. Cuando una zona no puede, por la razones que sea, seguir siendo expoliada, se buscan nuevos mercados. Los socialistas pugnan por un Estado de garantías sociales que posibilita la inclusión de todos y todas por igual. Liberar al cuerpo de la miseria para facilitar la liberación del hombre de la ignorancia es un viejo adagio empleado por los viejos comuneros, que da cuentas de la aspiración inclusiva que plantea la agenda libertaria de los revolucionarios.



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Riqueza privada vs. Necesidades sociales

El capitalismo, al transformarlo todo en mercancía y santificar la propiedad privada, le otorga primacía a la riqueza particular por encima de las necesidades sociales. La idea de bien público desaparece. Todos los bienes son apropiables por particulares y sólo se satisfacen las necesidades sociales a través de la competencia en el mercado.



EL ROTO



Obligar a cubrir las necesidades colectivas con bienes públicos garantizados a toda la población (sanidad, educación, pensiones, cultura, salud integral) es entendido por el capitalismo como una distorsión del mercado. Según este modelo, se trata de hacer crecer la torta a través de la riqueza privada para que la sociedad pueda beneficiarse de las migajas que caigan del banquete de los ricos. La inmoralidad de ese modelo (¿a quién le toca esperar?) no es menor que su falacia, pues lo que ha creado el neoliberalismo es una brecha cada vez mayor entre los ricos y los pobres. A medida que crecen las riquezas de unas minorías, los recursos disponibles disminuyen en detrimento de las mayorías. La riqueza en manos de privados imposibilita garantizar servicios y bienes para el aprovechamiento



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colectivo. De allí que es imperativo distribuir las riquezas nacionales entre la sociedad toda, en aras de satisfacer las necesidades generales. El club de los privilegiados del capitalismo es realmente estrecho. Universalizar el capitalismo es una contradicción en los términos, pues, como Saturno, se alimenta de sus hijos.26



Explotación vs. Trabajo digno

El mecanismo de creación de riqueza del capitalismo se basa en la extracción de valor a los trabajadores: nunca reciben el total de riqueza que han creado. Por eso, por definición, trabajar para un particular crea explotación. Al trabajar exclusivamente como forma de ganar el sustento, el trabajo pierde su condición de actividad para el desarrollo humano y se convierte en una condena que le roba su humanidad. El capitalismo necesita el discurso de la libertad para que, en nombre de esa supuesta falta de trabas, los seres humanos puedan vender su tiempo a los dueños de medios de producción o a los demandadores de servicios. Al igual que los padres intentan evitar la explotación de los hijos, una sociedad socialista genera lazos sociales que evitan que los seres humanos se vean obligados a aceptar su degradación a la condición de mercancía. De ahí que el capitalismo, como se ha señalado, siempre ha luchado contra cualquier forma de ayuda mutua creada por los trabajadores, pues esas redes sociales debilitan la predisposición a trabajar para un particular.

Esta es una de las debilidades más fuertes de los teóricos del capitalismo, que ha pretendido superarse con explicaciones metafísicas que van más allá de cualquier posibilidad de comprobación. El capitalismo, por definición, se basa en la lucha constante del capital contra el trabajo y de los capitales entre sí. Superar esto sería superar el propio capitalismo. De ahí que, como hemos visto, la «mano invisible «de Adam Smith, el «espíritu comercial» de Emmanuel Kant, el «espíritu mundial» de Hegel (que algún día se desplegaría por la humanidad) o la presentación del mercado como «estructura autosuficiente» y «generosa» de Hayek (por citar los cuatro intentos más elaborados), no son sino propuestas fallidas para superar ideológicamente desde el individualismo algo que sólo puede superarse en una práctica colectiva que acabaría necesariamente con el sistema capitalista. Véase Itsván Mészáros, Más allá del capital, op.cit. p. 923-925.

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El socialismo, en cambio, siempre ha luchado para crear redes de apoyo mutuo que hagan del trabajo algo diferente a la tarea asalariada. El trabajo digno sólo es posible cuando la condición de homo faber del ser humano se pone al servicio del desarrollo personal y del interés colectivo, y no al servicio del enriquecimiento de particulares. El socialismo insiste en lo social. Y la sociedad, en definitiva, no es sino un conjunto de lazos correspondientes que generan confianza y reciprocidad.



EL ROTO



Alienación vs. Conciencia social

Alienarse es perder nuestra esencia humana, deshumanizarnos. Alienarnos es alejarnos de nosotros mismos para convertirnos en un apéndice de algo que no nos pertenece. Esto nos pasa especialmente cuando nos convertimos en una cosa (mercancía laboral). El ser humano, como homo sapiens, debe buscar el desarrollo de la idea de sí mismo que construye con su inteligencia. Y esa idea debe estar al servicio de pensar y desarrollar la vida. Uno de los principales problemas del capitalismo desde el punto de vista de la emancipación es su condición enmascaradora (fetichista, diría



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Marx) tanto del dinero como de las mercancías. Al final, lo que no es sino una relación de dependencia (vender el trabajo, adquirir mercancías) aparece en el capitalismo como una transacción entre personas libres y con iguales derechos. Entre los elementos distintivos de la alienación capitalista pueden distinguirse: • Alienación respecto al salario y la actividad productiva: los trabajadores entregan su esfuerzo por un salario. Su trabajo no está basado en la satisfacción de sus propias necesidades. En este caso, la alienación viene dada en la dependencia que crea el trabajador de su trabajo, medio a través del cual se procura una ganancia de dinero suficiente para sobrevivir. Alienación respecto el producto elaborado o el servicio prestado: ni el servicio prestado ni el producto manufacturado le pertenecen al trabajador sino al capitalista que emplea su mano de obra. Éste dispone de lo producido a su antojo, siempre en atención a generar un máximo beneficio. En consecuencia, el trabajador no tiene un adecuado conocimiento de lo que produce, y menos aún en largas cadenas de producción. Alienación respecto a sus compañeros de trabajo: tal como lo hemos descrito, el capitalismo no admite la solidaridad y cooperación en la sociedad y menos aún entre compañeros de una empresa privada. El trabajador sumido en su individualismo y rutina padece una profunda sensación de soledad. Así mismo y por extensión, la lógica capitalista propicia rivalidades entre trabajadores en función de estimular mayor eficiencia y efectividad en el trabajo. Aquellos a los que les rinda más el tiempo y su trabajo serán los más agraciados por los jefes, generándose de esta forma discordia entre compañeros. Se trata de un sistema que exalta el espíritu de competencia en contraposición a relaciones de cooperación entre iguales. Alienación respecto al propio potencial humano: producto de la monótona vida que el trabajador afronta, esforzándose por un salario















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que remotamente le brinda oportunidades de subsistencia, los hombres y mujeres cada vez se realizan menos como seres humanos y quedan reducidos al rol de animales de carga, inciviles, incultas máquinas inhumanas. Como consecuencia de aquello no están preparados para tomar conciencia de su condición de explotados o lo que es peor, su conciencia se adormece y el resultado es una masa de personas incapaces de expresar sus competencias específicamente humanas. Este tipo de alienación incluso se reproduce en los estratos asalariados altos (con grandes remuneraciones y muchos trabajadores a su cargo), pues, aún no siendo víctimas, esa ocupación les convierte necesariamente en verdugos. Como hemos visto, en la fábrica o en cualquier otro medio de producción de la sociedad capitalista, los seres humanos no son sino apéndices vivos de un mecanismo inerte. El ser humano se convierte en un accesorio más de la máquina o del servicio que se presta. Mientras el capitalismo se basa en la alienación (trabajar para otro, deshumanizarse en la cadena fabril, ser parte del engranaje de cualquier empresa guiada por el beneficio, asumir que la liberación pertenece a la otra vida), el socialismo crea una conciencia social que libera a los individuos para restituirles las riendas de su propia vida.



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La conciencia social es el punto de partida para la liberación de los trabajadores y trabajadoras al saberse sujetos sociales promotores de su propia emancipación. La alienación es uno de los mecanismos con que los capitalistas logran mantener aletargados e ignorantes de su condición de explotados a la masa laboral. Ser consciente es saber que existen iniquidades e injusticias, explotación y exclusión, ricos y pobres. Si alguien se sabe y se siente enfermo procura alivio, si alguien se sabe amado corresponde, si alguien se sabe acompañado inicia la marcha, del mismo modo, si alguien se sabe esclavo y está convencido que ese no es su destino, organiza su liberación.



Eficiencia capitalista vs. Eficiencia socialista

La empresa capitalista tiene que competir en un mercado implacable. De ahí que esté obligada constantemente a rebajar costos, aumentar su productividad, obtener ventajas comparativas e inventar nuevos productos o servicios. Es aquí donde se encuentra su gran dinamismo y Marx reconoció en esta materia el aporte del capitalismo en relación con los modos de producción anteriores. El problema no está en las ventajas que ese dinamismo trae consigo (por ejemplo, la innovación científica), sino que deja de lado el retorno social que también debiera contemplarse. Como hemos visto, toda empresa capitalista explota a sus trabajadores, aún cuando el patrono capitalista dice ser justo cuando paga salarios. Igualmente, una empresa que deteriora el medioambiente, aunque no se refleje en sus costos, está perjudicando a la sociedad, aunque sea muy rentable para los parámetros tradicionales de la economía capitalista. Para el capitalismo no hay bienes públicos, de manera que si el mercado no cubre determinados aspectos porque no son rentables según la contabilidad capitalista, deja de suministrarlos.



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La empresa socialista tiene que incorporar una racionalidad social que le permita producir no para la ganancia sino para resolver problemas sociales. Su eficiencia está orientada a la creación de bienes y servicios para beneficio de la población. Esta eficiencia socialista está basada no solamente en indicadores de crecimiento cuantitativo, sino también en un profundo desarrollo humano medido desde una perspectiva cualitativa.



Consumismo vs. Satisfacción de necesidades reales

El consumismo aparece a primera vista como un comportamiento social masificado. Históricamente, el concepto de consumismo y su correlato social aparecen como un estadio avanzado del capitalismo, desarrollado en los Estados Unidos durante las primeras décadas del siglo XX. Con los avances tecnológicos y la subsiguiente producción en serie taylorista (aumento de la productividad industrial), las mercancías precisaban vastos contingentes de «consumidores». En aras de dinamizar la ganancia, la mercancía manufacturada debía ser sustituida por más mercancías, alimentándose así la vorágine depredadora inducida por la publicidad, la propaganda y las operaciones sicológicas. El primer impulso consumista se suele emparentar con la fábrica de automóviles Ford, pues fue ahí donde se conjugaron los principios del taylorismo con un incremento salarial que permitiera a los propios trabajadores endeudarse para adquirir el vehículo que producía. A la generalización de ese modelo camino del pleno empleo es a lo que se conoce como fordismo. Sobre el endeudamiento como extensión del consumismo, ha apuntado Harnecker27:

27 Jeremy Rifkin, El fin del trabajo. Nuevas tecnologías contra puestos de trabajo: el nacimiento de una nueva era, Ed. Paidós, Barcelona, 1996, p.41; Herbert Marcuse, El hombre unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad industrial avanzada, Ed. Planeta/Agostini, Madrid, 1993, pp.35-42; Tomás Moulián Chile actual, anatomía de un mito, Ed. Arcis/LOM, Santiago de Chile, 1997, p.104. Citado en Marta Harnecker. La izquierda en el umbral del siglo XXI. Haciendo posible lo imposible. 1999. En www.rebelion.org/harnecker/030717harnecker.pdf.



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«Fue en ese momento en que surgió también la compra a plazos. En menos de una década, una nación de trabajadores, los moderados americanos, se convirtieron a una cultura caracterizada por el hedonismo, en busca de cualquier forma posible de gratificación más o menos inmediata. A fines de los años veinte el 60% de las radios, automóviles y de los muebles vendidos en Estados Unidos fueron adquiridos en forma de venta a crédito.

A nivel de las grandes masas se logró con éxito convertir lo superfluo en necesidad. y al hacerlo y promover la compra a plazos se creó, como dice Tomás Moulián, un nuevo mecanismo de domesticación. El endeudamiento masivo no solo sirve para mantener o ampliar el mercado interno sino que opera también como un dispositivo de integración social. Es necesario asegurar el puesto de trabajo y hacer méritos que permitan lograr el ascenso profesional para lograr nuevas oportunidades de consumo: conseguir la casa propia, el automóvil, el más reciente equipo de audio, el último modelo de televisor.»



En Latinoamérica, las sociedades de consumo nacen producto de estrategias globales de orden mundial tuteladas por el FMI. En cierta forma, junto con la imposición de la receta neoliberal, los países empobrecidos del sur, con un ingreso para sobrevivir menor a los 2 dólares diarios por persona, es obligado (en muchos casos sin que se tenga conciencia de ello) a reproducir el insostenible modelo de la sociedad norteamericana, basado en el derroche, la superficialidad, el consumo suntuoso, el pragmatismo de vivir el día a día, el encadenamiento a la moda, el imitar los estilos de las producciones de Hollywood, etc. Los mayores índices de obesidad y deuda personal se registran en la sociedad norteamericana, la misma que, sin apenas ser el 5% de la población mundial consume el 25% de toda la energía del planeta y la que mayor degradación ambiental causa a la biosfera. Este es un país que por su iniciativa



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empresarial tiene más autos que conductores, mientras que la esperanza de vida en las zonas marginadas negras urbanas es menor que la media africana. Una de las más reproducidas consignas capitalistas estereotipadas en los Estados Unidos dice que «el dinero compra la felicidad» (una actualización del calvinista lema de Benjamin Franklin, «time is gold»). En aras de mantener la producción, el capitalismo incita consumos no necesarios a través de elaboradas campañas publicitarias que llevan a la compra de productos no necesarios y rápidamente sustituibles por otros, igualmente innecesarios y poco perdurables. Lo que algunos economistas han llamado obsolescencia programable es lo que está detrás de la duración de un auto, una nevera o una batidora de hace veinte años comparado con lo que duran ahora los nuevos productos. Quienes son aprisionados por círculos consumistas pierden su identidad, al confundir lo que son con lo que poseen. Asimismo, el consumismo acentúa las diferencias entre los prójimos al formar bolsas de pobreza que se definen por el diferencial de bienes. Igualmente, incrementa las brechas existentes entre los países del norte y los países del sur, al tiempo que agota las reservas naturales y aumenta la cantidad de residuos provocando menoscabo en el medio ambiente. El consumismo, una nueva forma de fascismo como se empezó a denunciar en los años setenta, impide la solidaridad, profundiza las actitudes egoístas, es injusto y deshumanizador. Es egoísta por el hecho insaciable que crea. Es injusto e insolidario tanto con respecto a la mayoría de la humanidad, que no tiene acceso a bienes y servicios esenciales, como con respecto a las generaciones futuras, que se encontrarán con una naturaleza agotada y contaminada por las ansias consumistas de sus precedentes. Es deshumanizador porque desvirtúa la identidad de las personas y conduce a un narcisismo que sólo a fuerza de publicidad puede confundirse con la felicidad. El socialismo del siglo XXI ha de adoptar reformas que permitan dedicar más recursos a cuidar el medio ambiente, obligando a la industria a reciclar sus productos y a producir bienes más duraderos, al tiempo que fomente la conciencia y responsabilidad individual y colectiva sobre la



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preservación medioambiental y patrones de vida no influenciados por expectativas materiales artificiales, inducidas por la maquinaria publicitaria capitalista. En ese campo de acciones, las EPS deben levantar un muro de contención al modelo consumista. Producir lo que demande la población y lo socialmente necesario para la vida digna. No inducir paraísos artificiales, no entrar en campañas de producción desmedida para sepultar a empresas rivales. Pero tampoco, como quisieran que afirmáramos los enemigos del socialismo, un regreso a una supuesta arcadia pretecnológica. La inteligencia humana debe encontrar el equilibrio entre el desarrollo tecnológico que ha mejorado la calidad de vida de mucha gente (basta pensar en la esperanza de vida hoy y hace cien años), el reparto necesario de esas ventajas entre todos los seres humanos y la sostenibilidad del modelo. El lema de las EPS es la complementación y la cooperación entre el resto de las empresas y colectivos productivos que ofrecen productos de consumo. Su carácter estratégico se concreta siempre que desborde a las empresas capitalistas con una mayor eficiencia social y de calidad, siempre que aporte en el forjamiento de la Venezuela autosuficiente y soberana.



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4. Sobre el capitalismo y algunas de las tesis bolivarianas para su superación



Las empresas privadas del capitalismo

Cada momento histórico del desarrollo del capitalismo ha tenido un tipo diferente de empresa capitalista, adaptada a las necesidades de ese tiempo. Inicialmente el Estado sirvió para la acumulación original capitalista. Pero capitalismo, Estado y modernidad, pese a que han caminado en paralelo, no deben confundirse. El capitalismo inicialmente tuvo comportamientos premodernos (por ejemplo la esclavitud), que aún hoy puede recuperar. El Estado fue el principal acompañante del capital cuando forzó al trabajo a hacerse asalariado. Pero al ser el Estado un reflejo institucional del conflicto social; cuando las presiones sociales, ya en el siglo XX, lograron algunos avances democratizadores, la institución estatal pasó a ser considerada un obstáculo para algunos sectores del capital. Luego se originó la pretensión liberalizadora, como hemos señalado, que fomenta privatizaciones y un mayor control de la actividad económica por parte de particulares. La consecuencia directa de ese sometimiento a intereses privados, se vería reflejada en las libertades individuales y colectivas. Si los trabajadores inicialmente se incorporaron a la sociedad a través del trabajo y luego a través del consumo, en la actual fase la incorporación se limitaría al «deseo de consumo» (Boaventura de Sousa Santos). La fuerza de los monopolios y la libertad de empresa conseguida por el neoliberalismo hicieron a la sociedad más dependiente de las grandes empresas privadas.



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Como ya definiera Marx, el capitalismo sólo puede sobrevivir buscando incesantemente nuevos mercados. De ahí que el modelo de sus empresas tienda a generalizarse con su desarrollo. En la actualidad el capitalismo está siendo definido por las empresas transnacionales, buque insignia del capitalismo neoliberal. Incluso las empresas que producen para el mercado nacional fijan sus precios de acuerdo a los precios internacionales. La competencia capitalista se desarrolla en el ámbito mundial, siendo bien diferentes las posibilidades de los países del centro con respecto a los de la periferia. De hecho, las principales empresas del mundo pertenecen bien a los países ricos, bien a algunos sectores que poseen algún bien globalizado (siempre energético).



EL ROTO



Sin embargo, no hay que olvidar que si bien es cierto que el capitalismo actual es definido por el comportamiento de las grandes empresas, otros aspectos tan relevantes como la creación de empleo siguen perteneciendo al ámbito de empresas más pequeñas que centran su actividad en el mercado nacional.



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Capitalismo de Estado

Los Estados nacionales se han convertido en la forma de organización política por excelencia. Durante el siglo XX, los Estados incrementaron su papel en la economía. Esto se verifica en la proporción del producto nacional bruto que administra cada país que, por lo general, llega al 50% de la riqueza nacional. Este destacado papel se ha ido debilitando. La mayor función que han ido asumiendo los Estados, principalmente al transformarse en Estados sociales, democráticos y de derecho, ha sido aumentar sus aparatos administrativos. Haciendo uso de la concentración de recursos y las posibilidades que brinda contar con el control estatal, estos Estados han asumido por extensión, la iniciativa en el desarrollo del capitalismo. Las empresas públicas han sido en todos los países los grandes impulsores del capitalismo, incluidas las de la antigua Unión Soviética, adaptándose éstas a las exigencias del modelo con la salvedad de que prestaban mayor atención a cuestiones laborales (creación de empleo, estabilidad, remuneración). La falta de participación en la URSS determinó la creación de un modelo económico basado en el capitalismo de Estado, donde no desaparecieron ni la explotación ni la división del trabajo ni se alumbró un nuevo modelo emancipador. Por esto mismo, cuando la crisis del capitalismo y la regulación neoliberal así lo exigieron, el Estado soviético pasó a convertirse en un capitalista más, repitiendo dentro de las empresas estatales comportamientos propios de empresas privadas -algo que, con salvedades, puede verse en el modelo chino actual-. La generalización de ese modelo hizo de los Estados de bienestar Estados privatizados, cuestión que tiende a confundir al pensarse a priori que la labor estatal debería tener otras motivaciones diferentes a las de los particulares. Cuando se desintegró la URSS, los gestores del capitalismo de Estado no tuvieron muchos problemas para ser los gestores del neoliberalismo.



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Toda revolución donde los principales recursos naturales están en manos del Estado corre el riesgo de derivar en una forma de capitalismo de Estado. En otras palabras, puede desembocar en un control del Estado sobre la vida económica del país, toda vez que la administración posee en propiedad bienes de distinta naturaleza (recursos energéticos y minerales, complejos y empresas industriales, sistemas de transporte, vías y medios de comunicación, tierras, importantes recursos monetarios e instituciones crediticias del Estado, etc.) Los problemas de ineficiencia, clientelismo, paternalismo, adoctrinamiento y corrupción son inherentes a este modelo. Estos elementos están presentes, con toda su condición amenazante, en el proceso revolucionario, por lo que la superación de los errores del capitalismo de Estado se torna aún más urgente. Para evitar que gradualmente el Estado venezolano, administrado por la revolución bolivariana, tome cauce hacia una modalidad de capitalismo de Estado, se ha de profundizar en dos aspectos medulares, a saber: la participación popular y la adopción de un nuevo modelo productivo. Este último asociado a prácticas que aseguren nuevas formas de control de los medios de producción, la promoción del desarrollo endógeno, el fortalecimiento de la cogestión, la autogestión y el control obrero, el fomento y acompañamiento de empresas de producción social, la dinamización y transparencia de las cadenas productivas, el comercio justo y la complementación como palanca para la integración con los pueblos latinoamericanos.



El carácter de clase del Estado

Aun cayendo en maniqueísmos, se puede sentenciar que en virtud al tipo de economía existente en un país, su régimen se definirá o bien como socialista o de economía de mercado. Fuera de esos dos campos, y como mixtura de ambas, la dirección del partido comunista Chino asegura que en aquella nación habría un «socialismo de mercado». Es decir que, en plena etapa imperialista del capitalismo y más aún en su actual fase «globalizada», el país más poblado del planeta sería un Estado híbrido.



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Detengámonos un instante a revisar el caso Chino, pues sin afanes extrapolares, dicha experiencia es de utilidad a la luz de los intentos por delimitar rasgos característicos a la revolución bolivariana. Así pues, para justificar que en China no se ha restaurado el capitalismo, la dirección china argumenta que si bien hay muchas empresas privadas, el grueso continúa en manos del Estado. Tal aseveración es cierta. En consecuencia, en dicho país conviven diferentes formas de propiedad y de relaciones de producción. Sin embargo no es eso lo que le confiere al Estado Chino un carácter híbrido. Así como en Venezuela, en casi todos los países del mundo que apuestan o han apostado por el socialismo como modo de organización social y económica, se ha puesto en evidencia que las formulas puras sólo existen en el campo de la elaboración académica y en la teoría. En la vida real no existe ningún Estado donde no convivan diferentes formas de propiedad. Sin embargo, no es el peso que tengan en la economía las empresas estatales y privadas lo que determina el carácter de clase de ese Estado. Siguiendo el análisis de Trotsky, puede afirmarse que el carácter de clase de un Estado estará determinado en última instancia «por las formas de propiedad y de las relaciones de producción que el Estado en cuestión protege y defiende». Una mirada a otra experiencia, la soviética, nos ilustra cómo, después de la guerra civil que devastó a la Rusia a comienzos del siglo XX, la dirección bolchevique implementó la NEP (Nueva Política Económica). Esta política tenía como objetivo alentar la producción capitalista para aumentar la producción de alimentos y bienes y así crear mejores condiciones para, a mediano plazo, avanzar en dirección al socialismo. En Venezuela este debate viene fluyendo a instancias de lecturas e interpretaciones que todavía no dan cuenta de un consenso activo entre las franjas revolucionarias. En todo caso, la transición constituyente que continúa su avance, abre las amplias alamedas de tal procura. Las múltiples aristas de este asunto invitan a considerarlo de manera dialéctica. La democracia revolucionaria y bolivariana será en suma mucho más socialista en la medida



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que se vayan reinventando cada vez más espacios de participación, es decir, en la medida que la democracia vaya progresivamente democratizándose. Dentro del rumbo al socialismo del siglo XXI que viene construyéndose en Venezuela, vemos que hay espacio para acoger al capital privado, siempre con las condiciones que marca el interés social de la propiedad recogido constitucionalmente. De hecho, las propias EPS podrán llegar a acuerdos con él, pero estableciendo reglas claras que no distorsionen el papel emancipador de éstas y abonen el campo para su derivación en empresas absolutamente preocupadas por la obtención de mayores ganancias para provecho de quienes las controlen. Tanto las empresas estatales como las EPS en cualquiera de las modalidades que más adelante definiremos, poseen en el socialismo un papel cualitativamente diferente del que es propio en la dinámica capitalista (y aún más en su actual fase neoliberal). La apuesta es que no se sometan a la lógica de una economía de mercado, pero que al mismo tiempo logren ser productivas y eficientes. No se trata de la «cuadratura del círculo», aunque, como venimos viendo, nuevas condiciones y nueva conciencia son requisitos para alcanzar la sociedad socialista.



El Estado de bienestar como ficción capitalista

La noción «Estado de bienestar» ha sido propia de algunos países de Europa occidental, puesta en marcha en los años treinta y ampliada tras la Segunda Guerra Mundial. La naturaleza del Estado de bienestar consiste en ofrecer algún tipo de protección a las personas que «sin la ayuda del Estado puede que no sean capaces» de tener una vida aceptable según los criterios de la sociedad moderna.



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Con base a estos postulados, el Estado capitalista no asume, en consecuencia, la receta liberal del libre juego de la oferta y la demanda. En efecto, el Estado deja de ser «no intervencionista» y asume como suya la responsabilidad de conseguir una situación de pleno empleo, un sistema de seguridad social que cubra la totalidad de la población, la generalización de un apropiado nivel de consumo y la garantía de un nivel de vida mínimo incluso para los más desfavorecidos. El «Estado del bienestar» tiene al menos dos lecturas desde posiciones críticas. Por un lado, se interpreta como un logro de la presión obrera, principalmente sindical, fruto del asociacionismo y del auge de los partidos socialdemócratas gracias a lo que significó la existencia del campo socialista y como antídoto a éste. Desde otra perspectiva, no es más que una ficción para ocultar la explotación que subyace en el sistema capitalista. La interpretación correcta debiera considerar ambos aspectos: sin la presión popular, el capitalismo nunca hubiera consentido a ceder ninguna posición (basta recordar el sacrificio y las luchas por lograr la jornada laboral de 8 horas); pero si el Estado social hubiera sido disfuncional para el capitalismo, nunca hubiera podido ponerse en marcha sin mediar una revolución.



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Era la forma de salvar al capitalismo del avance arrollador del socialismo en diversos países (un tercio de la humanidad). La presión de los países socialistas llevó a una parte de la socialdemocracia a pactar con el liberalismo político y, poco después, con el liberalismo económico. Recuérdese que Lasalle, dirigente socialista y teórico frente a Marx a favor de un capitalismo amable, no dudó en pactar con Bismarck, precisamente el autor de las leyes que proscribieron el socialismo en la Alemania de finales del siglo XIX.28 La relación entre el Estado, el mercado y la comunidad (o «sociedad civil», aunque este término es más ambiguo) depende siempre de la fuerza organizativa de la comunidad. Cuando partidos políticos y sindicatos formaron parte esencial de la organización comunitaria, tuvieron la fuerza suficiente para forzar al Estado a politizar al mercado. Pero al convertirse después en aparatos del Estado, la comunidad se quedó desarmada para enfrentar las presiones del capital. El mercado, de nuevo poderoso, despolitizó al Estado, convirtiéndolo en un apéndice de sus intereses o, en todo caso, politizándolo hacia la derecha.



Estado (Ámbito del poder político)



Comunidad (Ámbito del trabajo)



Mercado (Ámbito del capital)



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Jean Touchard, Historia de las ideas políticas, Madrid, Tecnos, 1985.



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Camino de la primera década del siglo XXI, podemos afirmar que sólo la reconstrucción de las relaciones entre el Estado, la comunidad y el mercado, en esta ocasión con el papel dirigente del vértice comunitario, puede efectuar los anhelos de desarrollo humano integral de los pueblos.



EL ROTO



El proceso bolivariano prefigura un horizonte alternativo a un modelo que, cuando se pretende universalizar más allá de tiempos y contextos, deja claro que el Estado de bienestar del que disfrutó Occidente no es sino una fábula, una referencia hermosa pero condenada a estar hecha, como decía Shakespeare en La Tempestad, «de la misma materia de los sueños». No es cierto que el modelo de bienestar occidental pueda generalizarse en todo el planeta: no es sostenible ecológicamente, ignora la ausencia de la acumulación originaria del capital del Norte (saqueo colonial, esclavitud), se basa en una división internacional del trabajo con ganadores y perdedores, necesita la búsqueda vital de nuevos mercados, se alimenta de competencia y no de cooperación, se sostiene en el llamado complejo militar-industrial, y siempre, en cualquier caso, estará sometido a la contradicción capital-trabajo que lo condena a una necesaria inestabilidad.



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Por su parte, la vía para la inclusión en la sociedad venezolana, se transita en un esfuerzo articulado entre la comunidad organizada y un gobierno que vale como revolucionario en la medida en que cambia las bases estructurales del país. La urgencia de dar respuesta a los sectores donde la deuda social se manifiesta de manera más sangrante obligó a comenzar la reinvención del Estado, transformando sus objetivos, integrando a personas y colectivos organizados, delegando en los sectores populares el diseño y la gestión de políticas públicas y sometiéndose a una contraloría social permanente en los barrios, los Ministerios, los parlamentos y los medios de comunicación. Ejemplos de ello lo representan las Misiones Negra Hipólita y Madres del Barrio. Ambas Misiones recogen el fragor solidario de quien le presta protección a los más necesitados. Comunidades enteras y grupos constituidos se organizan, prestan su hogar y dedican parte de su tiempo en ello y no reciben otra satisfacción que la sonrisa jubilosa del que traspasa las fronteras de la oscuridad: la marginalidad. En tanto, el Estado no sólo invierte recursos financieros para el sostenimiento de tales iniciativas, sino que se pone al frente de la gesta, con sus arengas morales y sus instituciones. Esto no niega los problemas reales que acompañan a un proceso de estas características, pero son señales de la esperanza levantada en todo el continente latinoamericano.



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La revolución bolivariana en la fragua del socialismo del siglo XXI

«Si queremos salvar a nuestro pueblo de la pobreza, de la miseria, de la explotación y contribuir a la salvación del mundo de la destrucción de la vida en el planeta, cambiemos el capitalismo. No hay otro camino. Se han intentado otros caminos mixtos, intermedios, que si capitalismo humano. Esa es una gran farsa: capitalismo humano no hay, es como decir del diablo que hay un diablo santo o un santo diablo. El único camino que tiene nuestro pueblo para salir de la fosa en la que desde hace siglos nos enterraron, es el camino del socialismo, que debemos inventar nosotros aquí: el socialismo a lo venezolano y adecuado al tiempo que estamos viviendo». Hugo Chávez. 2005 Aunque el nombre se gestó en Estados Unidos, fue América Latina quien otorgó a los principios neoliberales la condición de Consenso de Washington. Estos principios, haciendo síntesis de las principales políticas de neoliberalismo referidas en secciones precedentes, eran la receta preferida de los equipos económicos del continente. Privatización de los recursos públicos, liberalización de fronteras, desregulación laboral y equilibrio macroeconómico formaban lo que John Williamson bautizó en 1990 como consenso de Washington. Con la excepción de Cuba, ese era el modelo que los responsables económicos latinoamericanos ponían en marcha para las poblaciones de sus países29. Gobiernos que en otros momentos se habían aproximado a fórmulas de Estado social, en los años ochenta se deslizaron por la pendiente neoliberal. Los propios gobiernos, sin presión alguna, entregaron el castillo a los intereses transnacionales (celoso guardián del imperio).



Williamson, John, «What Washington means by policy reform», en John Williamson (ed.), Latin American Adjustment: How Much Has Happened? Washington, Institute for International Economics, 1990. Para una crítica del Consenso por parte del Nobel de economía Stiglitz, puede consultarse:http://www.gsb.columbia.edu/ipd/pub/Stiglitz_PWCC_SPA.pdf

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La Venezuela de Carlos Andrés Pérez no fue una excepción a la hora de ajustar el sistema sobre las espaldas de la ciudadanía. Pero Venezuela marcó un punto de inflexión en febrero de 1989, cuando se levantó el pueblo en contra las políticas inspiradas por el Fondo Monetario Internacional. El llamado Caracazo, con su secuela de miles de muertos, tuvo el inesperado disparo de salida para un proceso que tendría como hitos los levantamientos de 4 de febrero y 27 de noviembre de 199230, las elecciones de 1998, la constituyente, el paro patronal, el golpe de Estado de 2002, el sabotaje petrolero, el revocatorio y las ratificaciones electorales posteriores camino de la victoria en las Presidenciales de diciembre de 2006. El encono de Estados Unidos contra Venezuela, secundado a menudo por la Unión Europea, la manipulación de los medios de comunicación o la incapacidad social del antiguo Estado forman parte ya de la reflexión académica mundial. Guiada por el principio robinsoniano de Inventamos o erramos, el gobierno revolucionario se asentó sobre sus referencias precursoras (Bolívar, Zamora, Rodríguez, Sucre, Miranda, entre otros próceres de la independencia suramericana) para ir, poco a poco, enriqueciendo el discurso bolivariano con elementos propios del socialismo, pero despojados de los errores o callejones sin salida del siglo XX. Este viaje no estuvo en ningún momento predeterminado, ni formaba parte de un plan maestro que debiera ejecutarse bajo cualquier circunstancia (recuérdese que en los inicios, el Presidente Chávez valoró la posibilidad de asumir los principios de la tercera vía). La posibilidad de construir una alternativa al capitalismo y de iniciar el camino al socialismo en Venezuela surge de la conjunción de varios elementos: tiene detrás la voluntad de un pueblo decidido, una dirección



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«Los sucesos del 27 y 28 de febrero de 1989, en los cuales las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN) fueron obligadas a reprimir al propio pueblo del cual provenían, generaron una gran crisis de identidad en los mandos militares intermedios. Crisis de identidad que, al cualificarse en los debates y los combates posteriores a febrero, permitieron elevar la conciencia de oficiales que hasta ahora habían permanecido al margen…» Historia de la revolución bolivariana, Haiman El Troudi, Luís Bonilla – Molina, MINCI, Caracas 2005.



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política popularmente comprometida y consecuente (rasgos atípicos en el continente durante décadas), el agotamiento del neoliberalismo, la falta de credibilidad del gobierno de George W. Bush, la victoria electoral de otras fuerzas progresistas en América Latina y una situación económica favorable, ligada al precio del petróleo y al control de cambios. Todos estos elementos han impedido que las fuerzas de la reacción trunquen la marcha de las transformaciones. Veamos a continuación algunos de los principios que, a juicio de los autores, constituyen soportes esenciales para el modelo socialista que está tomando cuerpo en Venezuela: 1) La participación protagónica, como factor promotor de la democracia revolucionaria y el poder popular, centrado en la ciudadanía, sujeto planificador, decisor, gestor y contralor de los asuntos públicos y no espectador pasivo de las funciones del Estado. 2) El carácter pacífico de la revolución, en una inusual alianza cívico–militar, que ha permitido conjugar el fervor nacional (auténtico cemento social en el proceso en marcha) y con él la incorporación de amplios caudales de voluntarios a la reserva nacional y la guardia territorial. 3) La plena inclusión social. En la Venezuela heredada, bastaba con realizar un somero diagnóstico institucional para constatar la ineficiente funcionalidad administrativa del anquilosado Estado, carente de las garantías necesarias para responder a las demandas de la población. Por tales motivos, en lugar de diseñar políticas de laboratorio para afrontar la profunda exclusión social y someter a los olvidados y marginados por la República a largas colas ante edificios burocráticos, las Misiones han desplegado la estructura estatal hacia lugares tradicionalmente ajenos a las políticas públicas, precisamente allí donde más se hace necesaria la acción de un Estado que quiera operar de manera revolucionaria. Una breve descripción de las Misiones más emblemáticas permite apreciar con mayor claridad el alcance de este principio de inclusión socialista:



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• •



















Misión Róbinson, con el logro de haber declarado a Venezuela territorio libre de analfabetismo (lo que ha merecido la enhorabuena de programas internacionales como el PNUD, el Equipo de Coordinación de las Metas del Milenio de la ONU o la UNESCO). Misión Mercal, con una extensa red de comercialización y distribución de alimentos subsidiados que alcanza a más del sesenta por ciento de la población nacional. Misión Vuelvan Caras, con una vasta cobertura en todo el ámbito nacional, orientada a la formación de habilidades tecno–sociales y el otorgamiento de ayuda financiera, tierras, maquinarias, equipos y asistencia técnica, a diversas personas que emprenden la senda del trabajo productivo. Misiones Róbinson II, Ribas y Sucre, asociadas al circuito educativo integral, brindan oportunidades para completar la escolaridad primaria, secundaria y universitaria, tradicionalmente vedada a las clases populares. Misión Negra Hipólita, basada en la reinserción de los sectores más vulnerables y marginados de la población: indigentes, adolescentes embarazadas, niños y niñas en situación de calle, etc. Misión Barrio Adentro, como eje promotor y articulador de un sistema nacional público de salud, brinda atención médica personalizada en los lugares más marginados, en el hogar de los barrios, en centros de diagnóstico integral, en salas de rehabilitación, en centros de alta tecnología y en una amplia red hospitalaria; Misión Identidad, proveedora del derecho a la identidad y el registro público de la documentación básica de los ciudadanos de la República, con una acción expedita ha garantizado la cedulación de casi la totalidad de la población nacional31.



A las que habría que añadir la Misión Piar (de apoyo a la minería), Hábitat (para solventar el déficit de vivienda), Zamora (para la revolución agraria que acabe con el latifundio), Miranda (para la creación de un ejército de reservistas que disuada a potenciales invasores de

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4) El despliegue de un sistema micofinanciero que otorga préstamos a mujeres, pobres, cooperativas y pequeñas empresas, en muchos casos exentos de pago de intereses, o a lo sumo, con una carga impositiva muy baja, junto a otras facilidades de pago. 5) La adopción de un nuevo modelo de desarrollo basado en las especificidades de cada localidad, descentralizado y focalizado en las potencialidades endógenas de cada ámbito que integra la geografía nacional. Este modelo invierte la pirámide basada en la planificación central y les confiere a las comunidades organizadas el poder para incidir en la edificación de su porvenir. 6) El fomento del desarrollo humano integral y sustentable como superación del concepto de desarrollo desde una perspectiva económica y cuantitativa. 7) Los avances en la constitución de una nueva institucionalidad del Estado democrático y social, de derecho y de justicia. 8) La construcción en un nuevo modelo productivo, con el fin de diseñar y ejecutar un nuevo sistema económico sustentable. 9) La instalación de una nueva estructura territorial, fundada en la instauración de ejes, polos y núcleos de desarrollo endógeno, 10) La implementación de una genuina revolución agraria y desarrollo rural integral, en atención a las justas demandas de los campesinos empobrecidos, al reconocer su derecho a la tierra y declarar el latifundio como contrario al interés social.



poner en marcha tales planes), Árbol (de compromiso medioambiental a través de la reforestación), Guaicaipuro (de reconocimiento y apoyo a las comunidades indígenas), Ciencia (en pro de la soberanía científico tecnológica a partir del aprovechamiento de la creatividad y la inventiva popular), Madres del Barrio (amparo a madres sostén de hogar y reconocimiento al trabajo de las denominadas «amas de casa») y Cultura (organización y fortalecimiento de las marginadas expresiones culturales y en pos de la sedimentación de la identidad cultural).



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11) La conformación de una nueva estrategia militar nacional, basada en el carácter popular de la defensa nacional, la noción de guerra asimétrica y de resistencia referenciada en las gestas emancipatorias protagonizadas por los libertadores. 12) El impulso de un sistema multipolar internacional, a instancias de la edificación de la Alternativa Bolivariana para la América (ALBA) en contraposición a la agenda del Área del Libre Comercio para las Américas (ALCA) o los Tratados de Libre Comercio (TLC), de claro sesgo imperialista. Esta alternativa basada en la complementación, cohesión y cooperación entre los pueblos, el comercio justo y la adopción de diversas formas de intercambio solidario. Petrocaribe, Petrosur, Telesur, Minersur, Banco del Sur, entre otras iniciativas, constituyen la base de sustentación del ALBA. Así mismo, tal política enfatiza en el hecho de que no se puede concebir la emancipación del pueblo venezolano disociado del resto de naciones latinoamericanas o volviendo a la expresión de José Martí, la nación nuestramericana. 13) La adopción de una nueva estrategia comunicacional que rompe con la hegemonía de los empresarios de medios de comunicación privados y abre paso a medios libres, comunitarios y alternativos que conciben la información como un bien público y no como una mercancía. 14) La elevación de la sabiduría colectiva de la población, quien reconoce los conflictos sociales y sus actores y toma conciencia de su historial de dominación y sometimiento. 15) La lucha por la superación de todo tipo de discriminación: racial, género, minoría sexual, discapacidad, etcétera. 16) El tránsito hacia modalidades de liberación del trabajador y la adopción de formas participativas a lo interno de su ámbito laboral, a través de la reproducción de experiencias cogestionarias y de control obrero, tanto en empresas recuperadas como en empresas capitalistas del Estado.



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17) La redención de los recursos nacionales a instancias de la llamada siembra del petróleo, orientación estratégica que sitúa la actividad petrolera como promotora del desarrollo socioeconómico del país. 18) El reconocimiento de los derechos originarios de la América india, así como el heroísmo y sacrificio de los antepasados aborígenes, ambos dirigidos a consagrar en la actualidad el carácter multiétnico y pluricultural de la nación. Tal reconocimiento se expresa mediante el impulso de la demarcación de los territorios indígenas y la creación de condiciones adecuadas de vida, por medio de su plena incorporación a las políticas de desarrollo y en pleno respeto de sus modos y costumbres. 19) El reconocimiento constitucional de la igualdad de derechos, así como la acción cotidiana inclusiva de los pueblos y comunidades afrodescendiente, y más concretamente, la abolición de cualquier forma de discriminación racial. 20) Las prácticas de corresponsabilidad Estado-sociedad, como expresión de la nueva institucionalidad que apela a lo colectivo para ensamblar experiencias cogestionarias de responsabilidad conjunta en la administración de los asuntos públicos. Esta política pública está basada en el desmontaje formal de las lógicas excluyentes del Estado capitalista. Valga decir que su éxito depende en gran medida del compromiso de las comunidades con la construcción del nuevo Estado democrático y social, a través de su participación plena y consciente en la planificación, gestión y control de los planes, programas y proyectos que el Gobierno promueve en todos sus niveles. 21) El pago de la deuda social acumulada en el país, transformado en mandato constitucional, así como su desarrollo por todo el continente a través del impulso de una Carta Social de las Américas auspiciado por la OEA.



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EL ROTO



En la fragua del socialismo del siglo XXI, definido como democracia sin fin, nunca está todo hecho; se trata, como venimos defendiendo, de un proceso de múltiples procuras, en franca construcción. Con el impulso de las Empresas de Producción Social se da un importante paso y se ofrece un nuevo aporte rumbo al socialismo, al implicar estas empresas una nueva lógica que quiere superar el marco capitalista de la forma más eficiente: desbordándolo y superándolo, es decir, trascendiendo su lógica sin violencia, con mayores dosis de libertad y con resultados sociales claramente superiores.32



Al final de este trabajo se ha añadido un Anexo donde se profundiza en la idea de desbordar el capitalismo.

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5. Aproximándonos a una definición de EPS



Los comienzos del debate

En el Aló Presidente 241, que tuvo lugar el 27 de noviembre de 2005, el Presidente Hugo Chávez abrió el debate público sobre las EPS al ofrecer una enunciación de éstas. La definición que en ese momento se propuso fue la siguiente33: « Empresas de Producción Social : son aquellas entidades económicas dedicadas a la producción de bienes o servicios, en las cuales el trabajo tiene significado propio, no alienado, auténtico; en las cuales no existe discriminación social en el trabajo y de ningún tipo de trabajo, no existen privilegios en el trabajo asociados a la posición jerárquica. Aquellas entidades económicas con igualdad sustantiva entre sus integrantes, basada en una planificación participativa y protagónica, y bajo régimen de propiedad estatal, propiedad colectiva o la combinación de ambas»; En esta definición se establecen los elementos esenciales del nuevo modelo productivo que se quiere poner en marcha. En ella están recogidos aspectos que pertenecen a la tradición socialista: la igualdad, la superación de la alienación que produce el trabajo asalariado, el final de la separación entre

33 Tal como el Presidente Chávez lo ha referido públicamente, el concepto Empresa de Producción Social fue dilucidado –en su etapa incipiente- a partir de sus lecturas de «Mas allá del Capital» de István Mészáros. La idea que acá se presenta fue validada y consensuada tras extensas jornadas de reflexión y trabajo, convocados para tal propósito un grupo de ministros del área económica y social. Aunque hubo menciones anteriores, es en el Aló 241 donde se estableció la definición más acabada.



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trabajo manual y trabajo intelectual y la participación de los trabajadores en la gestión, la propiedad y en el reparto del excedente de la empresa. Pero como planteó el Presidente Hugo Chávez, el rumbo al socialismo es un camino que recién acaba de empezar la Venezuela bolivariana y, en ausencia de modelos válidos, debe emprenderse con flexibilidad, sin dogmas, con la firmeza de la esperanza que produce el nuevo horizonte y sin pensar que existen credos cuyo cumplimiento ciego adelanta el futuro. Sobre la base de esta primera definición, cuya principal virtud ha sido la de abrir el camino para pensar en términos concretos la economía del socialismo, hay que seguir trabajando. Su principal objetivo, iniciar el debate, ya se ha conseguido. De lo que se trata ahora es de plasmar una faena colectiva que ahonde en el significado de las Empresas de Producción Social. En palabras del Presidente Chávez: «Esta definición puede ir variando pero es producto de un debate intenso… Esto es una guía. Tampoco pretendemos hacer una especie de catecismo, no, no. Ésa es otra de las diferencias del socialismo nuevo con los modelos socialistas viejos que fracasaron en el siglo XX. Aquellos modelos eran acartonados, basados en una cartilla, en un dogma; aquí no, esto es muy creativo, muy dinámico…» Es en este espíritu en el que entendemos este documento, que no se ve como un producto cerrado, sino que se sabe sujeto a todas aquellas contribuciones que, desde otros planteamientos teóricos o basados en la experiencia práctica que se vaya acumulando, ayuden a aquilatar la definición.



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A la búsqueda de un concepto operativo para las EPS

Dejemos abierta por el momento la definición de EPS. Tal como la ha caracterizado el propio Presidente Chávez, asumámosla flexible y en pleno proceso constructivo bajo una práctica colectiva y una visión compartida. Vayamos alimentándola con rasgos que, según una argumentación convincente y dialogada, le sean propios y trabajemos el concepto como un sistema complejo en fase de gestación. Este sistema está constituido por diversas aristas y variables dispuestas de manera tal que el todo sea más que la suma de sus partes. Esta visión holística se nutrirá con diversas vetas: los aportes teóricos que heterogéneos grupos de trabajo vienen acuñando, la sistematización de las experiencias exitosas, los resultados de revisiones documentales, los ajustes que desde la Presidencia o el Gobierno se incorpore, etcétera. De nada nos vale contar con una definición rígida y acabada, elaborada por preclaros especialistas, sin la sustanciación enriquecedora de la práctica empresarial nueva que está surgiendo y de la gente que interviene en su puesta en escena. Acción, reflexión, acción, constituye el axioma sobre el cual se levantarán las EPS. Nuestra modesta pretensión está referida a aportar elementos para el debate sobre EPS. En su conjunto, este documento brinda una amplia batería de municiones para tal fin. Como resultante, aspiramos que el lector pueda ordenar sus ideas sobre un tema complejo y en pleno período de gestación. Vayamos entonces decantando cada una de las partes que integran el todo.



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Rasgos distintivos de toda EPS

Como hemos visto, las EPS nacen orientadas al socialismo pero dentro de una economía que todavía tiene sus anclajes en el sistema capitalista. Es por esto por lo que nos vamos a encontrar con todo un abanico de signos, tiempos, modelos de organización, formas de propiedad o cualesquiera otros aspectos en ese rumbo al socialismo sin calendario. Si el socialismo está al final de un camino cuyos recodos no nos permiten saber exactamente cuál será la última curva, no es menos cierto que todas las empresas que se asientan en esa dirección colaboran en la construcción del camino, cada una con sus especificidades, situadas en un lugar u otro de ese viaje, participando de una, varias o muchas de las características, siendo oteadora o punta de lanza unas veces y otras retaguardia. Pero para poder hablar de algo, tenemos que definirlo. Hay que quitar las ramas para poder ver el árbol, decantar lo esencial retirando lo accesorio, poner en una vasija el concepto para dejarlo en su condición natural permitiendo que todo lo demás se evapore. En este sentido, las Empresas de Producción Social debieran poder distinguirse por los siguientes aspectos:



Caminan rumbo al socialismo del siglo XXI, aunque no todas serán desde un primer momento socialistas

Como hemos definido, el socialismo es un camino que se hace al andar. Las EPS son empresas que ayudan a dejar atrás el capitalismo. No pueden ser, por tanto, empresas que consolidan un sistema que se quiere superar. El horizonte de su actividad tiene, por tanto, que estar claro, aunque las formas en las que se verifique esa superación del capitalismo varíen. Cada EPS, orientada por tal superación, definirá en qué punto del camino al socialismo se sitúa. Por eso, no basta simplemente con nominarse como EPS. ¿Podría una multinacional ser una EPS sin sacrificar nada de su credo capitalista? Obviamente eso no es posible. El principal rasgo de las



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EPS al caminar, por definición, rumbo al socialismo, es que tienen que trascender de algún modo el modelo capitalista. Si una empresa (del tipo que sea, incluida una cooperativa) no tiene voluntad de avanzar hacia formas socialistas, no puede considerarse una EPS.



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No son empresas capitalistas de Estado

Como hemos visto, las crecientes tareas que había venido desarrollando el Estado le llevaron a asumir la condición de empresario, respondiendo en cada momento histórico a las características que el capitalismo exhibiera. Al igual que en momentos de sustitución de importaciones o de pleno empleo las empresas estatales han cumplido con los compromisos propios del Estado social. En momentos de crisis han incurrido en despidos, precarización, deterioro ecológico y explotación como cualquier otra empresa. El capitalismo de Estado no deja de ser una variante del capitalismo que, aún más por el volumen que representa el Estado, consolida el sistema.



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No es posible ni necesario que Estado alguno tutele todas las relaciones económicas de un país, incluso con los avances informáticos disponibles y pese a que existiera una voluntad totalizadora que así lo pretendiera. Existen, por tanto, instancias no estatales que participan de la actividad económica regidas bajo la lógica de la obtención de beneficios materiales. Este territorio lo copan comúnmente los capitales nacionales o internacionales que distinguen provecho en ciertas y determinadas inversiones «no riesgosas». Por el contrario, aquellas que comportan riesgo o que sólo reportan rentabilidad social son dejadas al sector público. La revolución bolivariana, en tránsito hacia el socialismo del siglo XXI y parte de la economía mundial, requiere inversión privada. La apuesta está en determinar el origen de los capitales y el destino de la ganancia. Como dijera Epicuro, «no disfrutes de un placer momentáneo si te va a causar un mal venidero». Por tanto, se trata de definir si el beneficio de un inversionista capitalista será empleado para financiar la contrarrevolución; para continuar enriqueciendo a una minoría privilegiada sin retorno social alguno; si el capital a invertir proviene de empresarios cuya única motivación es el lucro sin atención a cuestiones de calidad o a consideraciones de medio y largo plazo; si es auspiciante de alcabalas donde medre la corrupción y la especulación. Cuando concurren estas distorsiones, nada extraño en la globalización neoliberal, entonces, esa inversión privada, por muy necesaria que resulte, debe desestimarse. Como en otros momentos de la historia del socialismo, una pregunta recurrente se torna una vez más pertinente: ¿dónde está ese contingente empresarial que atesora responsabilidad social, ética y compromiso nacional? Taxativamente, no existe mediación entre la ambición capitalista y la filantropía progresista. El capitalista es por definición codicioso y su objetivo siempre será la acumulación. Lo que no opere bajo esa lógica no es capitalismo.



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EL ROTO



Sin embargo no se pretende hacer una condena indiscriminadamente. Es preciso distinguir entre capital y capitalista individual. Este último no tiene posibilidad de ser filántropo en el capitalismo pero sí puede serlo inserto en otros regímenes, el caso del venezolano es ejemplo de ello. La revolución bolivariana, en su locomoción socialista, requiere crear un nuevo inversionista privado, un nuevo contingente de empresarios, referenciados en el ámbito comunitario, independientes del Estado y del mercado, consustanciados y comprometidos con la emancipación. Pero no solo se requiere un nuevo empresariado con una nueva gerencia, el proceso venezolano también precisa saber combinar inversión privada y proyecto empresarial regido por una lógica humanista y solidaria. Se requiere de una nueva relación entre el Estado, el mercado y la comunidad, con énfasis en el vértice de la sociedad, y dirigido a politizar el mercado y participar popularmente el Estado, en la que exista una clase de empresarios privados de nuevo cuño, las EPS, y que, a la par, un Estado soberano que no reproduce expresiones ortodoxas del capitalismo de Estado.



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Uso de los excedentes entre sus miembros y para la sociedad

Las EPS tienen que replantearse obligatoriamente el destino de los excedentes. Si en su definición aparece la superación del capitalismo, el uso de los excedentes tiene que ser diferente a su reparto entre los dueños del capital (aun cuando este sea equitativo). Los excedentes de las EPS tienen que revertir en la sociedad en diferentes formas. Por ejemplo, desmercantilizando ámbitos que por su importancia deben quedar fuera de la lógica de la oferta y la demanda (si se oferta algo sin ánimo de lucro, la comunidad no necesita ir a comprarlo al mercado). De la misma manera, puede cubrir esos espacios que, por no resultar rentables, quedan fuera del circuito económico. Cualquier uso de los excedentes que rompa el circuito «Dinero - Mercancía - Dinero incrementado» sirve para superar el capitalismo y, por tanto, está dentro del concepto de EPS. A nuestro juicio, los excedentes deben destinarse a la constitución de diversos fondos. Como ocurre en toda empresa, una parte debe ir a la reinversión y mejoramiento constante de la empresa. Otro, más específico, debe dirigirse a la implementación de planes sociales bajo la rectoría participativa de las comunidades. Como veremos, existen diversos tipos de EPS. Según sea el caso, esta norma podrá aplicarse de acuerdo a determinadas variantes y adaptaciones. Más adelante profundizaremos en esta idea.



Menor beneficio particular, mayor ganancia social

En las EPS, la razón de la empresa no queda exclusivamente dentro de la empresa y de los que la integran. Si la riqueza es una construcción social, los beneficios de una empresa con compromiso social tienen que trascender el espacio de la empresa y redundar en un beneficio del colectivo que vaya más allá de la creación de empleo o de la oferta de un producto o un servicio (una empresa de refrescos no puede decir que cumple con su compromiso social por el mero hecho de poner en el mercado una bebida.



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Aún pudiendo ser más comprensible, ni siquiera un trabajador agota su compromiso social por el mero hecho de cumplir con su jornada laboral). Si todos nos beneficiamos de vivir en sociedad, nada de lo que ocurre en ella nos puede ser ajeno sin perjudicar a la larga a la propia vida social. Si las EPS son consistentes con su compromiso social rumbo al socialismo, entonces cada uno de sus integrantes ha de romper con los valores capitalistas del egoísmo individualista. La vinculación entre bienestar y acumulación de riquezas como un valor social es históricamente reciente. Por el contrario, la perspectiva socialista, desde sus primeras manifestaciones, siempre ha apostado por la austeridad (no por la precariedad), algo reforzado por la crisis ecológica. Los referentes comunitarios griegos, el comunismo originario del primer cristianismo (tan lejano de la institucionalización posterior impulsada por Pablo de Tarso), las organizaciones de esclavos liberados, algunas misiones dominicas, los campesinos del siglo XVI, la primera reforma protestante, la Comuna de París, los soviets….todos son ejemplos de una diferencia esencial entre la vida buena y la buena vida limitada al consumismo, el acaparamiento y la irresponsabilidad social ahora y con las generaciones venideras. Un bienestar que camina sobre montones de cadáveres. Una idea del progreso, como denunciara el sociólogo Walter Benjamin, que se eleva escalando una montaña de escombros. Desde esa perspectiva, los hombres y mujeres que conformen las EPS privilegian su compromiso social y reencuentran sus intereses particulares con los de la sociedad de la cual, dicho sea de paso, forman parte.



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Tejedoras de comercio justo

Uno de los rasgos de las EPS es su compromiso con un comercio dedicado a satisfacer necesidades sociales y no a enriquecer su cuenta de resultados, aprovechando circunstancias que transformen su actividad en una forma de usura. Al ser grandes empresas capitalistas acaparadoras de los principales canales de distribución, es común que se use su situación de privilegio para construir formas monopólicas o cuasi monopólicas para obtener beneficios desmesurados. Esta situación genera desvirtuaciones del precio objetivo de los productos o servicios, deviniendo en situaciones de sobreprecios, al aprovecharse la imposibilidad de los consumidores para abastecerse en otros lugares, o bien, por el contrario, remunerando de manera ínfima a los productores por sus bienes, aunque terminen llegando a los estantes con un precio del que sólo un pequeño porcentaje ha ido a los trabajadores. Las fórmulas para lograr estas desviaciones son variadas (encadenar a empresas e incluso a países, a la monoproducción, impedir la diversificación de los compradores, alterando los precios a través de acuerdos, obligando



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a comprar otros productos –típico de las empresas de transgénicos con los pesticidas-, forzando con amenazas militares, rebajando los salarios de los productores, pagando con vales, etc.). Las EPS, por el contrario, deben participar de la idea de comercio justo, es decir, de un intercambio donde existe el incentivo de un beneficio razonable, pero que nunca cae en la lógica capitalista de producción mercantilizada orientada por el máximo beneficio en el plazo más corto posible. El precio justo es un precio dialogado, atento tanto al trabajo real que incorpora el bien o el servicio como a la disposición para pagarlo de quien lo utiliza.



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Producir para satisfacer necesidades sociales, no para vender y acumular capital

El capitalismo se reproduce transformando todo en mercancías. No se produce para cubrir necesidades, sino para vender en el mercado a la búsqueda de aumentar el dinero inicialmente depositado. Como el fin es incrementar la masa de dinero, cualquier mercancía que cumpla con ese propósito es válida para el capitalismo.



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Por eso el capitalismo puede hacer guerras para vender armas, desaconsejar la lactancia materna para vender leche en polvo, tratar genéticamente las semillas para encadenar a los campesinos a los transgénicos, reducir al cuerpo humano a mera carne para vender pornografía, fidelizar a los niños a la televisión para hacer de ellos consumidores o privatizar la naturaleza para justificar la polución del aire y la contaminación de los mares y ríos, para vender el agua o talar los bosques. Las EPS no buscan como motivo principal aumentar el capital inicialmente depositado en la empresa, sino realizar labores sociales útiles para cubrir necesidades reales de la comunidad, donde una de ellas, aunque no la única, es procurar empleo digno. Las EPS son formas de organización económica que satisfacen necesidades sociales que ha definido la propia sociedad (no los medios de comunicación a través de la publicidad).



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Relación con el entorno. Compromiso social participante

Las EPS tienen un compromiso con la sociedad en la que se insertan. Las empresas no están en el limbo (problema de esas empresas inexistentes que sólo existen en la Internet y que sólo se valorizan con la especulación. Recordemos la crisis de las llamadas puntocom). Su localización las convierte en un factor de construcción de sociedad y por eso tienen un compromiso más inmediato con el entorno en el que se ubican. Que una empresa con excedentes comparta espacio con una población con carencias implica una concepción de la sociedad ajena a la solidaridad y al compromiso que le son propios al socialismo. Sin contar con las disfuncionalidades que crea. El levantamiento de remozados castillos medievales, cercados por nuevos fosos, vigilado desde almenas electrónicas por mercenarios arrancados de la pobreza, mientras el entorno permanece atravesado por la miseria, constituye un paisaje repetido en el continente latinoamericano que genera una espiral absurda de «miedo-encierroincremento de la pobreza-miedo».



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Por eso las EPS tienen necesariamente que interactuar con su entorno y canalizar su actividad, de la forma que sea, directa o indirectamente, al mejoramiento de su entorno. Una EPS que asuma la participación con la población organizada acercará sus objetivos a los objetivos de la comunidad. Ninguna EPS puede, sin abandonar su especificidad, aislarse y sentirse ajena a la realidad social que le rodea, menos si ésta está signada por la miseria y la exclusión. Desvirtuaría su condición de avanzada de una economía alternativa si permaneciera indiferente a la marginación de su entorno. La identificación de las necesidades de la comunidad debe formar parte de su plan de objetivos con el que pretende operar productivamente. No con la exigencia de hacer de su superación su estricta responsabilidad (no son sustitutas de la responsabilidad colectiva, estatal o pública), pero sí formando parte de la solución. Sería una hipocresía, una bofetada a la dignidad del pueblo, aupar y sembrar EPS por toda la geografía nacional, si éstas se divorcian de su entorno y dan la espalda a los clamores de sus inmediatos, sus hermanos.



Trabajo no alienado

La alienación en el trabajo, como hemos visto, forma parte de uno de los más terribles costos que trae consigo el capitalismo. Nunca se podrán valorar los costos de cinco siglos durante los cuales millones de seres humanos han sacrificado su humanidad al servicio del beneficio de unos pocos. Detrás de todo lo que hoy existe (incluidos los avances más relevantes de nuestras sociedades) está la humillación y el sometimiento de miles de generaciones condenadas a vender, malbaratar o entregar como esclavos su mano de obra para el desarrollo del capitalismo. Detrás de todo lo que hoy vemos están todas las horas que millones de seres humanos dedicaron a hacer que el sistema funcionara encadenándose a una máquina, muriendo en las obras, las minas o los campos, haciendo trabajos mecánicos sin creatividad alguna, no recibiendo el fruto de su trabajo,



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siendo separados de sus medios de producción, pereciendo por enfermedades contraídas en su desempeño.



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De ahí que las EPS se vean obligadas, para superar ese sistema inhumano, a transformar el trabajo en una forma de desarrollo humano al servicio de la libertad y no del beneficio. Las EPS auspician el trabajo consciente y la abolición de toda forma de explotación. El trabajador y la trabajadora de la EPS es un ser humano que reflexiona permanentemente en el trabajo manual y/o intelectual que hace, sabe que su sudor se ve compensado con la producción de un bien o servicio que brindará oportunidades y elevará la condición de vida de la sociedad. Uno de los grandes frenos al socialismo está en la cortina de humo que ha creado el capitalismo con la ilusión de consumo que promete a todos mientras lo garantiza sólo a unos pocos. El incentivo salarial, algo defendido prácticamente como tarea única por los sindicatos, con una centralidad torpe,



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ató a los trabajadores a la lógica del capital y los dejó desamparados para superar el sistema, incluso cuando en la fase recesiva, se reclamó parte de su sueldo para recomponer la tasa de ganancia del capital. La conciencia de los trabajadores no puede limitarse a la promesa, irrealizable por otro lado, de incrementos constantes del salario, pues estaría aceptando la explotación, la alienación y la sumisión que le roba su capacidad de desarrollo pleno. Los trabajadores y trabajadoras de las EPS tienen una recompensa no material pero sí simbólica, pues tienen la oportunidad de sentirse orgullosos de la obra que realizan y disfrutan realizándola, se saben libres y tienen la satisfacción de que harán felices a otras personas, pues están al tanto de que la labor que realizan es producto de un consenso social que equilibra las obligaciones y derechos de todos por igual, sin agendas ocultas de patronos o dueños de empresas que sacan provecho monetario de su trabajo34. Es cierto que para el capitalismo, la dignidad no se come. Compartiendo que nadie se puede alimentar de dignidad, ¿puede aceptarse lo contrario, es decir, que uno puede perder la dignidad porque tiene para comer? Falso dilema que tiene que superar un socialismo que garantice las necesidades básicas y las incorpore a lo que la comunidad defina como vida digna.



Remuneración digna y regular

El orden político y económico modelado por el capitalismo en su fase neoliberal confina a millones de mujeres y hombres a la pobreza y miseria, extendiendo cada vez más las fronteras de la exclusión. Esta situación sólo se puede explicar por la articulación de sistemas mundiales de opresión, que se nutren y se refuerzan mutuamente para mantener a las inmensas mayorías en inferioridad cultural, desvalorización social, marginación económica,



No es extraño que autores como Hayek insistan en sus obras en negar la solidaridad como un incentivo, a sabiendas de que, al tiempo que posee una fuerza que nunca tendrá el incentivo económico, elimina de raíz la justificación jerárquica de la división del trabajo capitalista.

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mercantilización de su cuerpo, invisibilización de su existencia y explotación de su trabajo. El capitalismo vive de las ganancias producidas por los trabajadores, al vender éstos su propia fuerza de trabajo. En este proceso, los pobres aumentan su pobreza mientras los ricos aumentan su riqueza. El origen de tal lógica se ubica en el período de transición feudalismo/capitalismo, en el que campesinos y artesanos no pudiendo vivir de su propio trabajo y no teniendo más nada que vender, vendieron su habilidad de trabajo convirtiéndose en obreros asalariados –proletarios-. Este proceso continúa aún hoy. Los pequeños agricultores son arruinados por la competencia de los monopolios agrícolas, o los dueños de negocios pequeños son forzados a abandonarlos. Ellos también son transformados en obreros asalariados. «(…) el salario no es la parte del obrero en la mercancía por él producida. El salario es la parte de la mercancía ya existente, con la que el capitalista compra una determinada cantidad de fuerza de trabajo productiva.



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La fuerza de trabajo es, pues, una mercancía que su propietario, el obrero asalariado, vende al capital. ¿Para qué la vende? Para vivir (...) esta actividad vital la vende a otro para asegurarse los medios de vida necesarios. Es decir, su actividad vital no es para él más que un medio para poder existir. Trabaja para vivir.» 35 En contraposición, las EPS no se constituirán en compradoras del tiempo de vida de sus trabajadores, ya que éstos no pertenecen a tal o cual empresa, ni a una clase capitalista en conjunto, ni será obligación suya localizar un dueño, es decir, encontrar un comprador. Si bien las EPS orientan su esfuerzo a la obtención de ganancias, los beneficios tienen que trascender el espacio de la empresa y redundar en favor del colectivo yéndose más allá de la creación de empleo. Ganancia y salario no pueden ubicarse en razón inversa. Ello significa que si se producen incrementos del capital, la empresa lo retribuirá con compromiso social y a la vez, la vida material del obrero ha de mejorar sin que ello suponga opulencia ni acumulación desmedida. Reconocer que el trabajador tiene derecho a una remuneración digna, equitativa y suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social; que la faena debe realizarse en condiciones y remuneración digna, garantizándose además de manera regular, son axiomas del socialismo del siglo XXI que han de procurar que el trabajo sea parte de la vida y no un sacrificio. La equidad en la remuneración y la regularidad con que el ingreso sea percibido, son talantes que están estrechamente ligados a la erradicación de la pobreza. Con una remuneración digna y regular se frustra la pretensión capitalista de auspiciar competencias entre trabajadores que se venden unos más barato que otros. Para que cada trabajador o trabajadora de las EPS cumplan a cabalidad sus funciones y responsabilidades, se ha de auspiciar la cooperación solidaria, la elevación de la moral colectiva, el respeto social a su tarea y la



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Karl Marx. «Trabajo Asalariado y Capital» (1849). Introducción de Engels, en 1891.



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ampliación de las oportunidades para su formación, capacitación y mejoramiento profesional permanente. Del mismo modo, la remuneración debe estimarse resguardando los costes reales de producción. Las EPS deben saber equilibrar aspectos tales como los regímenes de seguridad social y la reglamentación de las horas de trabajo, aspectos vinculados de una manera u otra con la cuestión del salario.



Máxima conciencia y compromiso social de sus miembros

La construcción del socialismo requiere una mentalidad socialista. Salvo en los casos en que la actividad capitalista lesiona de manera evidente la vida colectiva (y que, por tanto, reclaman medidas expeditivas), es misión del socialismo desbordar al capitalismo demostrando que es una forma de organización superior. Pero para avanzar en el camino del socialismo es condición indispensable una conciencia que transforme la iniquidad del capitalismo en un dolor creativo. Si la desestructuración social que crea el capitalismo no duele es imposible intentar superarla. Por eso, las EPS, como forma de superar el capitalismo, deben trabajar intelectualmente para transformar la destrucción capitalista en conciencia transformadora. Sólo cuando se cumple la ecuación «doler-saber-querer-poder-hacer» se completa el proceso transformador. Los miembros de las EPS deben ser sujetos dispuestos a la conciencia y la actividad transformadora radical. Esta condición reviste una significación muy particular, ya que, como señaló el Che Guevara, el revolucionario, como poseedor de esa voluntad transformadora y generosa, está en la cúspide de la evolución humana, ya que, por sobre todas las cosas, es un sujeto consciente y comprometido con la mejora social. De alguna manera, podemos recuperar las palabras de San Agustín cuando proponía «ama y haz lo que quieras», desde la consciencia de que quien ama realmente no puede nunca hacer daño.36

Qué es un revolucionario abre una discusión nada sencilla. Pongamos que esta condición se asume cuando se participa del análisis y conveniencia de cambios sociales estructurales en

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La conciencia promueve la disciplina, ordena las ideas y convierte a los hombres y mujeres en personas resueltas y emprendedoras. La conciencia potencia las fuerzas sublimes e interiores del ser. Un ser consciente, participante de la emancipación y fecundo de amor, es un ser integral. Algo bien lejos de la homogeneización que pretendieron los países del Este o que resultaron de la revolución cultural china. Al final del capítulo 2 de El manifiesto comunista, Marx y Engels cierran con una afirmación que resulta sorprendente cuando se observa cómo se trató la libertad individual en el llamado socialismo realmente existente. Reza así la afirmación del Manifiesto: «El lugar de la antigua sociedad burguesa, con sus clases y sus antagonismos de clase, será ocupado por una asociación en la que el libre desarrollo de cada uno será la condición del libre desarrollo de cada uno». En otras palabras, la condición del desarrollo social nunca debe estar por encima del desarrollo individual. Un dilema que sólo puede resolverse dialécticamente dejando de enfrentar individuos y comunidad y haciéndolos crecer juntos.



beneficio de la mayoría, de la misma manera que se buscan los instrumentos para articular ese cambio. Esa condición revolucionaria aúna la reflexión con la coherencia a la hora de impulsar o acompañar los cambios. Las gradaciones son infinitas y no resisten un análisis objetivo. Digamos, con Bertolt Brech, que los revolucionarios, como las personas imprescindibles, son aquellas que luchan y dedican sus esfuerzos por la transformación toda su vida. No puede dejar de señalarse que los instrumentos para lograr una sociedad basada en el amor difícilmente pueden estar basados en el odio. Hay un Che Guevara mártir y hay un Che Guevara de la esperanza (aquel al que le nació la consciencia al ver el dolor del continente). El ejemplo del Che que es imperecedero es el que está vinculado a la vida.



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Uso del tiempo libre y la recreación desde una perspectiva emancipatoria

¿En qué deben invertir su tiempo libre los miembros de las EPS? ¿Cuáles son las alternativas recreativas que podemos imaginar? ¿Es el ocio una mercancía más que debe suministrarse por las empresas de entretenimiento? Estas interrogantes deben despertar inquietud temprana entre quienes desarrollen su actividad laboral en tales empresas. El capitalismo aspira a que la población asuma la vida en blanco y negro, es decir, alternando momentos de trabajo y momentos de recreación. Del trabajo a la casa y de la casa al trabajo (con crecimientos constantes de la jornada laboral), con breves lapsos de esparcimiento familiar, momentos vacacionales (crecientemente reducidos) y fines de semana para descansar. Este fraccionamiento de nuestro tiempo vital tiene una intención opresora: la alienación por el trabajo y el adormecimiento de la conciencia social. El trabajo rutinario, desconectado del resto de las cosas que integran el mundo, hecho por segmentos que ensamblan únicamente los patronos, quienes entienden el funcionamiento completo de la empresa, la fábrica, la institución, etc., progresivamente transforma al trabajador en una máquina. La alienación por el trabajo, tal como lo hemos referido, convierte al trabajador en una pieza más del sistema, inanimada, ajena a los acontecimientos que le rodean. Este hecho, progresiva y subliminalmente, induce a una dependencia por el trabajo, y a la vez desata sentimientos de repudio. Cuando desaparece el dolor al interiorizarse la inamovilidad de la situación, se pierde la posibilidad de transformar la realidad. Tras la resignación aparece el conformismo pasivo y la aceptación de la explotación. Resignación y conformismo son entonces la base para la dominación de la clase trabajadora. Por ello es común ver cómo prolifera la cultura del ocio nihilista, autodestructivo, puro presente cuando no hay perspectivas de futuro. El trabajador sumido en esa dimensión ya ha perdido contacto con la realidad, entiende su destino con desesperanza. Los desempleados multiplican esa desestructuración.



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Los trabajadores de las EPS deben, en consecuencia, romper con esa fragmentadora y disolvente situación. Son sujetos que comprenden todos los procesos de la empresa donde laboran, se divierten y entretienen haciendo su trabajo, trabajan con amor y pasión. Aún más, no separan su vida del trabajo, el trabajo es una extensión de su vida y la vida se hace trabajando, porque el trabajo no es el que aliena y explota, sino el que permite a los seres humanos desplegar su ser.37 Esta afirmación no nos hace caer en ingenuas ideas que nos hagan confundir los deseos y la realidad, la vida con un Edén tan perfecto como aburrido. El ser humano, como homo faber, se relaciona con el mundo transformándolo, es decir, trabajando. El esfuerzo está detrás de nuestra condición humana. Y obviamente en la vida social existen trabajos que nadie desearía hacer de gozar de alternativas. Los oficios dependen de las posibilidades de cada zona, de la tradición familiar, de las disposiciones particulares, de la capacidad de estudio, del azar… Por eso hay tres grandes rasgos que son los únicos que pueden solventar esta realidad: (1) la dignidad del trabajo debe formar parte de un reconocimiento social, donde los medios de comunicación deben incorporar ese ámbito con respeto y reconocimiento; (2) las posibilidades de promocionarse laboralmente debe estar garantizado (no existe una especialización en el trabajo que implique la paralización de un trabajador en un puesto de trabajo); (3) las diferencias salariales, que nunca pueden exceder un tramo definido socialmente, deben servir para compensar los trabajos más duros y que reclamen mayor esfuerzo y responsabilidad. Por todo lo señalado, la jornada laboral debe entenderse como dinámica. Parte del trabajo consistirá en compartir inquietudes con el entorno en la búsqueda de soluciones a problemas sociales presentes en la comunidad. Su tiempo libre se invierte en múltiples opciones que van desde realizar trabajo comunitario, continuar con su educación y preparación, elevar su intelecto a través de carteleras culturales, compartir con su familia y amigos, etc.



37



Es la reflexión de Marx en su Crítica al Programa de Gotha.



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EL ROTO



Frente a la conversión del tiempo libre en mero entretenimiento («entre teneres», es decir, mercantilización del ocio), las EPS entienden el tiempo libre como espacio para el desarrollo de las potencialidades humanas. Esto implica, en primer lugar, un compromiso con la reducción de la jornada de trabajo. En segundo lugar, el máximo respeto por los tiempos de acceso al trabajo, poniendo de su parte todo lo posible para que la jornada laboral no se alargue con los desplazamientos. En tercer lugar, el entorno de las EPS debe ser un lugar que favorezca una integración armónica con la naturaleza y una disposición al uso del tiempo libre.



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Democracia directa en la organización interna del trabajo

Una empresa es un conjunto de relaciones sociales al servicio de la producción de bienes o servicios. Estas relaciones sociales están marcadas por el lugar que ocupa cada persona en relación a los medios de producción. Las jerarquías económicas propias del capitalismo se traducen en jerarquías y desigualdades en el conjunto de la vida social. Es un rasgo distintivo de las EPS superar esas diferencias que, lejos de ser naturales, están determinadas por la concepción capitalista de la organización social. Para el socialismo, todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos. Si las EPS van camino al socialismo, tienen que articular las relaciones sociales a lo interno de la empresa y las relaciones con el resto de la sociedad sobre las siguientes bases: 1) Jerarquías sin privilegios Las EPS necesitan organización, división de tareas, especializaciones diversas. No se trata, como podría pensarse desde una interpretación simplista, de que todos hagan de todo dentro de una empresa (algo que, como se ha apuntado, ya se probó durante la Revolución Cultural china con pésimos resultados). Lo que aportan las EPS es que las diferentes responsabilidades, los diferentes tiempos de trabajo, la diferente capacitación, el diferente esfuerzo que reclama cada tarea no pueden ser excusa para justificar ningún tipo de privilegio. Otra cosa es que cada EPS resuelva, sobre la base de la decisión participativa de sus trabajadores, las diferentes condiciones que implica cada trabajo. Al ser el socialismo una senda siempre abierta, no puede definirse la organización de la empresa en virtud a ningún modelo cerrado. El horizonte de la igualdad absoluta de derechos y deberes dentro de las EPS es la meta hacia la que debe tenderse, pero sin olvidar que esa igualdad requiere unas



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condiciones sociales nacionales e internacionales no siempre favorables. Siendo esa la meta, cada EPS definirá dónde se sitúa dentro de ese camino. 2) Ratificación y revocabilidad del mandato directivo y contraloría social interna por parte de los trabajadores Si la revocación está recogida constitucionalmente para los cargos públicos, la democracia debe también incorporarse en las empresas. Los cargos electos dentro de las EPS deben estar sometidos a un proceso de ratificación cuando su elección sea externa a la propia EPS y siempre debe poder ejercerse una revocación popular por parte de los trabajadores de la empresa cuando así lo decidan, en plazo y fecha a fijar por la ley que desarrolle las EPS. Por otro lado, y dando por sentado que la participación es el rasgo distintivo de las EPS, la tarea de fiscalización corresponde a la contraloría social, que estará formada por trabajadores de la EPS y en la que tendrán derecho a participar miembros de la comunidad organizada en donde la EPS está radicada. 3) Rendición de cuentas Todas las EPS deben guiarse por la transparencia y la rendición de cuentas públicas permanentes, en períodos de tiempo estipulados de forma consensuada. Esta rendición de cuentas no afecta solamente al honesto uso de los recursos, sino que también debe evidenciar el eficiente y eficaz desempeño de su tarea según los objetivos propuestos. 4) Rotación de cargos y funciones En aras de conseguir la eliminación de jerarquías y la división social del trabajo, las EPS deben colaborar para que cualquier trabajador tenga acceso a la formación necesaria para desempeñar cualquiera de los cargos que existen en la empresa.



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EL ROTO



Para evitar que determinados trabajos generen alguna jerarquía, es importante que exista la posibilidad de que los cargos y las funciones atribuidas a diferentes puestos roten, siempre sin olvidar que la especialización que requieren determinados cargos no puede estar sometida a procesos constantes de aprendizaje. 5) Rechazo de cualquier forma de dominación (de género, raza, clase, creencia, edad, orientación sexual, etc.) La dominación de clase es solamente una de las dominaciones posibles en la vida social. Las EPS deben garantizar el mandato constitucional que prohíbe cualquier tipo de discriminación, sin pensar que porque se limita o evita la explotación laboral no pueden seguir reproduciéndose formas de dominación vinculadas al género (las mujeres), la raza (especialmente con inmigrantes e indígenas), las creencias (credos, ideologías), edad (los más jóvenes), orientación sexual (minorías homosexuales), etc.



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6) Planes de educación permanente (comprende un componente de formación sociopolítica y otro de mejoramiento de habilidades, competencias y experticias técnicas) El compromiso con la eficiencia de las EPS forma parte de su protocolo de funcionamiento. De la misma manera, cualquier debilitamiento de la conciencia socialista dentro de la EPS, algo nada difícil en la fase de transición en la que estamos, pone en peligro la existencia de esa empresa como EPS. Es de gran relevancia atender a una formación permanente que tenga en cuenta los contenidos ideológicos y de compromiso social al igual que las especializaciones y modernizaciones que la actividad de la EPS reclame.



Criterios de rentabilidad y de eficiencia armonizados con el retorno social (valores de uso en vez de valores de cambio)

El principal cometido de una empresa es producir bienes o servicios de manera eficiente. En un contexto de recursos escasos (la situación común), el ideal empresarial es, por tanto, ligar su utilidad social con su rentabilidad económica. Esto obliga a un equilibrio entre los retornos sociales y la sostenibilidad económica. En las actuales condiciones históricas, ninguna economía escapa a la influencia del capitalismo. La Venezuela, encaminada hacia el socialismo del siglo XXI, debe aprender a coexistir en algunos casos, y resistirse en otros, a esta influencia mediante el desarrollo de modos de producción no capitalistas, donde la obtención de bienes o servicios se oriente para el uso o, en términos algo más técnicos, a la producción de valores de uso. Allí donde se produce directamente para el consumo o donde los productos no ingresan a un circuito comercial, puede decirse que esta producción no cae dentro de la esfera capitalista. Por ejemplo, las formas de trueque, que tanta relevancia tuvieron en algunos contextos (véase como



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muestra la crisis económica Argentina), son especialmente lesivas para el capitalismo, pues rompen con su lógica superando resultados, pues en situaciones de relativa complejidad puede generar efectos óptimos en comparación con las fórmulas capitalistas de mercado. En cambio, cuando lo que se produce va orientado absolutamente a la obtención de ganancia material a través de la venta del bien o el servicio, estamos en presencia de lo que Karl Marx llamaba el valor de cambio de la mercancía. Como el medio de intercambio es el dinero, las relaciones sociales que hay detrás de este proceso quedan enmascaradas. Cuando se compra un producto, se piensa, sin más, que se está pagando su precio, dejando al margen cualquier otra consideración. Las EPS, como vanguardia del socialismo, se han de abocar a la producción de valores para el uso social, sin fomentar el consumismo sino la satisfacción de necesidades humanas. Lo elaborado por las EPS puede, en esta lógica diferente, ser intercambiado, vendido a precios justos o donado. Al tiempo que las EPS se orientan hacia los valores de uso en vez de hacia los valores de cambio, ese retorno social debe armonizarse con la necesidad de ser de la empresa (una empresa no debe ocultar sus problemas o errores bajo el paraguas de su compromiso social). Como ya se señaló, una parte suficiente de los beneficios debieran ir a la modernización y, en su caso, investigación conducente al mejoramiento de la producción empresarial. La mejor EPS no es la más generosa con su entorno, sino la que satisface su razón económica productiva y, desde ahí, cubre sus compromisos sociales. Como planteó Aristóteles, la buena voluntad no nos hace buenos zapateros.



Promotoras de Núcleos de Desarrollo Endógeno (NUDE)

Las EPS no están aisladas de su entorno. Por eso es de gran relevancia que las EPS se articulen con los demás intentos de superar la economía capitalista que se han puesto en marcha en Venezuela, tales como los NUDE, con quienes deben realizar tareas de planificación.



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De hecho, toda EPS debe estar asociada por lo menos a un NUDE y éste a su vez estar articulado con otros. En los Núcleos de Desarrollo Endógeno confluyen múltiples esfuerzos públicos, tanto Estatales como sociales. El Estado por medio del gobierno nacional, los gobiernos estadales y locales promueve la organización productiva de una determinada comunidad, creando en su seno cooperativas o EPS que desarrollarán una actividad productiva vinculada a las potencialidades de la zona en referencia. La comunidad, por su parte, dedica ese «trabajar de más» que significa participar a articular e integrar la vida social con el desarrollo económico necesario para la reproducción del grupo. En aras de tejer redes de complementación y cooperación productiva, la EPS asociada a un NUDE, puede promover otros núcleos y orientar su accionar hacia la conformación o asociación a un Polo de Desarrollo Endógeno.



Fomento, tutela y articulación con otras EPS

Es una tarea de las EPS el impulsar otras EPS e interactuar con ellas. Si las empresas capitalistas utilizan a sus filiales para incrementar su volumen de negocio, abrir mercados e intercambiar productos, las EPS deben recurrir a otras EPS para aumentar el volumen del socialismo en creación, esto es, fomentar trueques, intercambio, cooperación, complementación, cohesión y otras modalidades de apoyo mutuo encaminado a instaurar relaciones de ganar – ganar entre ellas.



Creación de un Protocolo de Atención Pública

Es desgraciadamente un lugar común el maltrato que reciben las EPS más modestas por parte de los diferentes niveles de la administración a la hora de desarrollar su tarea, bien sea cuando solicitan préstamos, ayudas, contrataciones, reclamación de requisitos, impuestos, etc.



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Al tratarse las EPS de empresas al servicio de la comunidad, forma parte del diseño del socialismo facilitar a estos colectivos su tarea, especialmente en los casos en que aluden a gente humilde con escasa formación administrativa, estos requisitos se tornan barreras infranqueables. Esto no significa relajar las obligaciones ni establecer ningún tipo de carta blanca para las EPS, sino poner en marcha una conciencia que entienda que ayudar a que las EPS avancen es acercar el socialismo. Pero en la transición, no solo el burocratismo y la ineficiencia en funcionarios públicos conspiran contra el proceso revolucionario. Es frecuente distinguir prácticas clientelares y manejos corruptos de la cosa pública. Tal es el caso comúnmente visto en que el trabajo de las EPS es tiroteado en aras de provocar desencantos entre sus miembros, para con ello abrirle paso a empresas privadas o a camarillas cercanas al entorno y los intereses de quien contrata o incide en la contratación de un trabajo determinado. Por otra parte, es apreciable que los funcionarios responsables de interactuar con las EPS modestas, en la mayoría de los procesos no están concientizados sobre el papel que deben y pueden desempeñar éstas. En muchos casos desconocen las diferencias entre cooperativas y unidades de producción o servicio comunitario, de manera que difícilmente puede hacer el esfuerzo extra que estarían haciendo unas empresas cuyo fin no es el lucro sino la utilidad social.



Destino de la producción a quienes más lo necesitan

Una de las definiciones más complejas dentro de las EPS tiene que ver con el destino de sus bienes o servicios. La concepción integral que acompaña a la idea de EPS lleva a que la señalada articulación con otras empresas de la economía no capitalista sirva para completar los circuitos económicos. Este cierre del ciclo económico no se limita a la mera distribución comercial del producto (de radical importancia en casi todos los casos), sino que debe explorar otras vías no mercantiles (que, por tanto, superan el



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capitalismo), algunas ya señaladas, tales como el intercambio, la donación, el precio justo, el precio subvencionado, etc. En la construcción del socialismo, otro de los desafíos que afronta el Estado revolucionario lo constituye la conformación de circuitos productivos, distributivos, de comercialización e intercambio. Este reto ha de emprenderse mediante el concurso activo de todas las responsables de la actividad económica – financiera – productiva nacional. No se trata de extrapolar y aplicar rígidas ecuaciones diseñadas en laboratorios reproductores y sostenedores de la lógica capitalista. Se trata de invocar la creatividad, los saberes, el tesón y la inteligencia colectiva del pueblo organizado. El pueblo es mejor planificador de su propia realidad que cualquier persona del gobierno o de las casas de estudios superiores. Sumidos en su cotidianidad y especificidad, las comunidades reconocen problemas y encuentran cursos de solución. Son ellas quienes deben guiar en este recorrido a las EPS. En este caso, nos referimos a modalidades de producción, intercambio, distribución y comercialización acotadas, de corto y mediano alcance. El Estado debe regular estos mecanismos en las diversas regiones que constituyen la geografía nacional, al tiempo que delinea estrategias de complementación y comercio justo con el resto de los países del mundo.



Ética revolucionaria

El trabajo en las EPS, como adelantadas en el camino al socialismo, debe gozar de la misma excelencia ética que marcan sus valores. La consideración del ser humano como un valor en sí, la no reducción de cosas, personas y animales a la condición de mercancías, el respeto a otros pueblos, la consideración a las generaciones futuras son factores que van directamente contra la ética capitalista del máximo beneficio en el menor tiempo posible.



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En las fases más duras del capitalismo neoliberal (los años ochenta y noventa), los estragos creados llevaron a que el mismo sistema buscara fórmulas que enmascararan su condición depredadora. Es así como se da un gran desarrollo de las ONG, de la misma forma que se empieza a hablar de responsabilidad social de la empresa o del compromiso ético del capital. Todas estas expresiones forman parte del abuso conceptual del capitalismo de consumo, cuya fórmula más falaz quizá sea la de capitalismo popular (que duró lo que la crisis bursátil y las pérdidas de millones de pequeños accionistas), sólo equiparable al conservadurismo compasivo (compasionate conservatism) que llevó a George W. Bush al Gobierno estadounidense en 2000 (donde no dudó en seguir ejerciendo la pena de muerte o provocar la invasión de Iraq). La etiqueta ética, como en muchos productos la etiqueta ecológica, no pasa de ser una estrategia más de mercadotecnia dirigida a incrementar la legitimidad de un sistema incapaz de sostener su legitimidad. Por ir contracorriente, las EPS se convierten en núcleos duros de conciencia. Los valores que se recogen en las EPS han de servir de adelanto de los valores que estarán generalizados en la futura sociedad socialista que lucha contra la mezquindad, la maldad, el egoísmo, el individualismo, la exclusión, la inequidad social, la explotación y todas las formas de opresión.



EL ROTO



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Compromiso ecológico

El capitalismo se ajusta, como vimos, por las partes más débiles, que suelen ser las que no se quejan. Hasta hace poco, la naturaleza no había alzado su grito y ese silencio sirvió para que la depredación capitalista asestara en un siglo el más duro golpe recibido por la biosfera desde que existen los humanos. Las EPS se definen de manera definitiva por su compromiso ecológico.



EL ROTO



No se trata de una tarea de mercadotecnia social para ofrecer una imagen más amable a los consumidores. Se trata de un compromiso absoluto con la sostenibilidad ambiental. Esto puede generar contradicciones en empresas cuya actividad es altamente contaminante. Para poder ser catalogadas como EPS, estas empresas deben dedicar parte importante de su esfuerzo a paliar el deterioro medioambiental que genera su actividad. El coste medioambiental debe ser considerado a la hora de valorar su rentabilidad. Pese a que queda mucho



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por desarrollar, nuevos indicadores deben computar como costes los deterioros de la biosfera. La urgencia del desempleo o incluso de la miseria no puede solventarse hundiendo el barco común.



EL ROTO



Actividades que traen consigo la deforestación, la contaminación, el envenenamiento de ríos y mares, la desertización, el calentamiento global, la pérdida de biodiversidad, el incremento del hueco en la capa de ozono, la inseguridad alimentaria, las mutaciones genéticas sobrevenidas, los desplazamientos humanos, enfermedades crónicas a trabajadores y comunidad en donde se asientan, etc., no pueden considerarse medios legítimos para construir una alternativa de vida. Su «no actividad» pasa a ser una responsabilidad colectiva (todos deben pagar para que se salvaguarde una biosfera sana, especialmente los más ricos). Las EPS deben incorporar el ecologismo desde la certeza de que el socialismo del siglo XXI o es ecologista o no será.38



38 Juan Carlos Monedero, Socialismos del siglo XXI: modelo para ar mar y desarmar. Questión, agosto de 2005.



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Vinculación con los Consejos Comunales

Como se recoge en la Ley por la que se crean (promulgada en abril de 2006), los Consejos Comunales se constituyen en la organización comunitaria básica de la democracia participativa. Son instancias de base presentes en todo el territorio, por ello podemos considerarlas como uno de los que mejor puede llegar a interactuar con las EPS. Esta simbiosis entre Consejos Comunales y EPS es una garantía del servicio comprometido que ésta presta a la comunidad, y puede servir de antídoto a los riesgos del burocratismo estatista, de la corrupción centralizada y de las redes clientelares que genera el capitalismo de Estado. «Los Consejos Comunales son la expresión organizativa de las asambleas de ciudadanos en el ámbito de una pequeña comunidad. En consecuencia, mediante su promoción y fortalecimiento se estaría contribuyendo con la edificación de la democracia participativa y protagónica 39». La democracia participativa como hemos referido, constituye un fuerte referente en construcción rumbo al socialismo del siglo XXI. Los Consejos Comunales, al igual que otras experiencias organizativas de base nacieron asociados al tema territorial claramente relacionado al lugar de residencia de sus habitantes. Las EPS nacen coligadas a la memoria histórica de una localidad, de un territorio comunitario concreto. El tema de la identidad se constituye en elemento de referencia clave para su inicio, desarrollo y éxito. La movilidad poblacional de un territorio, su arraigo o desarraigo con una localidad concreta, inciden en gran medida en el impulso de cualquier propuesta participativa de transformación.



39



Haiman El Troudi, Marta Harnecker y Luís Bonilla Molina, «Herramientas para la participación». Caracas, Despacho de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, 2005.



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El trabajo comunal que adelante la EPS en su ámbito de competencia, deberá obligatoriamente coordinarse con los esfuerzos que en esa dirección realice el Consejo Comunal de su zona. En los casos de empresas de mayores dimensiones se podrán establecer relaciones de ésta con varios Consejos.



Fomento del desarrollo humano integral y sustentable

El capitalismo promueve el concepto de desarrollo desde una perspectiva económica y lo supedita a la esfera de lo material, es decir, a la generación de mercancías y riqueza. Así el desarrollo es valorado con índices que cuantifican las capacidades productivas e industrializantes de un territorio nación. Si las cotas macroeconómicas asociadas al PIB, las reservas internacionales, la inflación, el desempleo, las tasa de interés, etc., están en los límites convencionalmente aceptables, entonces la nación satisface las expectativas de su desarrollo. No importa (como es el caso de los países mal llamados «tercer mundo»), que sus habitantes estén sumidos en miseria y exclusión. Con base a ese concepto, las empresas capitalistas cierran filas a la lógica de la máxima rentabilidad corporativa. Sus compromisos sociales se transfiguran en la noción del desarrollo nacional, para el que es preciso optimizar procesos y multiplicar utilidades. Es decir, su pensamiento se centra en la productividad como aporte al desarrollo económico, «que trae consigo prosperidad para todos». Para el socialismo del siglo XXI, el desarrollo se refiere a las personas y no a los objetos, por eso, las EPS apuestan a un modelo de desarrollo humano integral y sustentable. Modelo de desarrollo que satisface necesidades humanas, las cuales son finitas, calificables y universales. Esto es, se encuentran en cualquier grupo humano y en cualquier momento histórico. Lo que diferencia unas culturas de otras y unos periodos de otros son los medios que se utilizan para satisfacerlas. Max Neef propone una perspectiva «que permita abrir nuevas líneas de acción, un Desarrollo a Escala Humana. Tal desarrollo se concentra y sustenta



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en la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales, en la generación de niveles crecientes de autodependencia y en la articulación orgánica de los seres humanos con la naturaleza y la tecnología, de los procesos globales con los comportamientos locales, de lo personal con lo social, de la planificación con la autonomía y de la sociedad civil con el Estado (…) Lograr la transformación de la persona-objeto en persona-sujeto del desarrollo es, entre otras cosas, un problema de escala; porque no hay protagonismo posible en sistemas gigantísticos organizados jerárquicamente desde arriba hacia abajo…» 40 En consecuencia, esta idea fuerza supone la adopción de procesos de protagonismos crecientes en la población, y traza un rumbo sobre lo que ha de ser el papel del Estado en el fomento de una democracia real con participación y protagonismo de la gente. La revolución bolivariana se ha trazado ese camino. Desde el triunfo electoral de Hugo Chávez y con la aprobación de la Constitución Nacional, Venezuela ha venido transitando la senda de la participación protagónica de la población. Esta participación está centrada en todas las esferas: política, social, cultural y más recientemente, en la económica. El faro que guía este proceso busca alcanzar el desarrollo humano de todos por igual, en términos sistémicos y en armonía con la naturaleza. El desarrollo humano es un proceso de innovación y hallazgos colectivos, de crecimiento, de humanización, de conquista de libertades, igualdades, justicia y amor al prójimo; representa el esfuerzo de los hombres y las mujeres por descubrirse a sí mismos a través de la inteligencia y el fortalecimiento de la voluntad y la conciencia social. Expresa un perfil de ser humano que encarna convicciones y creencias, funcionales a un ideal de sociedad, y que integra la conducta colectiva, el comportamiento humano social y de valores deseables. Asimismo, el desarrollo humano implica un concepto de desarrollo eminentemente ecológico, a partir del cual valorar qué acciones resultan positivas o negativas, teniendo muy en cuenta que la tecnología usada debe

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Manfred Max Neef, Desarrollo a escala humana, Barcelona, Icaria, 1994.



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adaptarse a estos criterios de valoración para garantizar la sustentabilidad de los recursos naturales para el futuro. Del mismo modo, el desarrollo humano visto desde el aspecto integral se basa en una perspectiva humanista, crítica y emancipadora: el hombre y la mujer pensados en su conjunto armónico, como la base y centro de toda acción social. Transformación y emancipación en el contexto de la inserción o inclusión para la construcción de personas integrales y de sociedades democráticas y solidarias. Solo cuando se haya producido lo requerido socialmente, se asumen agendas de generación de excedentes, todo ello mediante la constitución de grupos, comunidades y organizaciones con capacidad para forjarse su autodependencia en el ámbito del micro-espacio. Es decir, que dichos excedentes vendrán determinados por los recursos de un territorio dado y las decisiones que tome sobre ellos la población que vive allí, partiendo de que dichas decisiones no sean discriminatorias ni excluyentes.



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6. Particularidades de las EPS



Tipos de EPS según la naturaleza de su actividad

Las EPS son empresas y como tales tienen que estar al servicio de las necesidades materiales de la sociedad. Cada ámbito social tiene especificidades que debe cumplir y que no pueden obviarse. Así, el ámbito de la cultura está guiado por la identidad compartida (en última instancia, por el amor hacia aquellos que se ven como nuestros iguales), el de la política se guía por el poder (que cuando está compartido se transforma en participación), y el ámbito normativo se orienta por la reciprocidad, por el deber ser (se cumplen las normas en la medida en que los demás las cumplen). En el ámbito económico, el principio rector es la satisfacción de necesidades, la posibilidad de reproducción material de la sociedad, la creación de un valor de utilidad social. Cada ámbito social tiene influencias de los demás, pero confundirlos genera problemas. Tan disparatado sería exigir que alguien nos quisiera por dinero como valorar a una empresa por el amor a la sociedad o el compromiso revolucionario que tienen sus miembros. Si una empresa no es capaz de maximizar socialmente unos recursos que son escasos, es una mala empresa. Esto no significa que tengan que mostrar abultadas cuentas de resultados, incrementos de capital o enormes excedentes, que son las formas capitalistas de medir la rentabilidad de una empresa. Desde la perspectiva socialista, si se cumple una labor social de manera eficiente, se estaría cobrando utilidad.



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Hay empresas, como los ferrocarriles, que no tienen ni pueden generar beneficios de capital. Cumplen una tarea social y si ese cometido lo satisfacen de manera eficiente son empresas eficientes. Con este aspecto conviene ser cuidadosos. El mercado capitalista identifica con enorme claridad las empresas que no son rentables desde sus criterios de maximización del beneficio. Las empresas del socialismo tienen que complejizar ese análisis, pues hay costos y retornos que el capitalismo nunca mide y que tienen que ver con la vida digna. En conclusión, las EPS deben ser empresas eficientes desde el punto de vista social y creadoras, principalmente, de valor de uso. Pero necesitan indicadores que les permitan saber si están operando con principios económicos. La creación de valor no debe desnaturalizar la obligación de la EPS de funcionar con racionalidad económica socialista.



1) EPS de producción

Estas EPS trabajan en los sectores primario (agricultura, ganadería y minería) y secundario (industria) de la economía. Su tamaño es necesariamente variable, y puede abarcar desde grandes empresas (hay sectores donde la rentabilidad sólo es alcanzable con una gran capitalización) a medianas y pequeñas. Sin embargo, el ámbito de la producción tiende a funcionar en grandes escalas. Esto genera especificidades que deben considerarse. Cuanto mayor es el capital inicial que precisa una EPS y cuanta mayor complejidad tiene su organización debido a su tamaño, mayores deben ser también los esfuerzos de conceptualización internos para responder a las especificidades que deben cumplir las EPS.



2) EPS de servicios

Por su actividad, este tipo de EPS serán por lo general pequeñas empresas, lo que no impide formas de asociación entre ellas o convenios con EPS mayores que minimicen sus costes y maximicen sus utilidades.



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La gama de actividades que pueden desarrollar estas EPS son inmensas, pues en la fase económica actual, con el desarrollo tecnológico existente, el principal factor económico es la información. El área de servicios que puede ser cubierta por las EPS es el mismo que cubre cualquier otra empresa de servicios capitalista (transporte, seguridad, mantenimiento, telefonía, almacenamiento, asistencia técnica, etc.), con la salvedad de que no puede crear actividades fantasmas, carentes de utilidad social, basadas en la especulación o en formas sofisticadas de ingeniería económica dedicadas al engaño, como es el caso corriente de tantas empresas en la fase del llamado capitalismo de consumo (frente al capitalismo de producción del siglo XX). Pero no hay ningún sector de servicios que no pueda ser enfrentado por las EPS, incluidos aquellos en donde el capitalismo concentra su fuerza, tales como servicios bancarios, seguros, auditorías, administradoras de fondos de inversión o de pensiones, consultoras o, incluso, empresas de mercadotecnia. Nótese, de cualquier forma, cómo este tipo de actividades exige la incorporación de la lógica económica (la satisfacción eficiente de necesidades sociales) y no puede desvirtuarse por consideraciones que harían inviables tanto las EPS a las que les servirían los servicios como a ellas mismas. En otras palabras, las EPS de servicios no pueden enmascarar sus análisis (engañar a sus clientes), pues serían sustituidas por empresas capitalistas. Por otro lado, estas EPS se mueven en la frontera donde se puede desbordar al sistema, pues si demuestra con hechos que sus servicios son socialmente mejores, ¿por qué habría la ciudadanía de preferir bancos privados, aseguradoras transnacionales, auditoras neoliberales o marketing capitalista, falaz e incitador al consumismo?



3) EPS de Comercialización

A menudo, los esfuerzos productivos se estrellan en las dificultades para crear canales de distribución, espacio donde grandes empresas capitalistas construyen cuasi monopolios con los que es difícil competir.



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De ahí que las EPS de comercialización tengan la obligación de crear redes sólidas con otras EPS, de manera que puedan desbordar a los grandes distribuidores y romper con las roscas del transporte y distribución que monopolizan la actividad y encarecen especulativamente el costo de la vida.



Tamaño de las EPS

Aunque ya se ha avanzado alguna idea, conviene recordar que no hay un tamaño concreto que se corresponda con las EPS. Por tanto, en su gestación no es necesario buscar ninguna escala de partida que no sea la que se corresponde de manera ideal con la actividad que se va a desarrollar. En todo caso, el punto de arranque para la clasificación de las EPS según su tamaño se basa en dos estratos de fácil diferenciación: grandes y pequeñas EPS. El parámetro según el cual se delimita tal separación, alimenta un debate todavía abierto, del cual comentaremos en próximas secciones.



1) Grandes EPS

El capital inicial necesario para arrancar una gran EPS puede venir del Estado o de particulares. En el caso del Estado, esta gran aportación de capital se explica por el carácter estratégico de la EPS a crear, bien sea por la misma condición estratégica del producto, por el reequilibrio territorial que puede construir, por la generación de empleo, por su carácter innovador, por sus ventajas sociales, por su cualidad ecológica, etc. Sin embargo, estas grandes EPS tienen detrás una organización mucho más compleja que cualquiera de las de menor tamaño. Su actividad genera redes amplias; su incidencia en la economía es estructural; su impacto en el empleo directo e indirecto es muy grande. Su condición de fuente de riqueza nacional concentrada es evidente. Estas dificultades exigen un diseño preciso, un seguimiento claro, una contraloría social y estatal atenta y una evaluación continua desde el mismo momento en que nazcan.



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Por estas razones, no es posible que grandes empresas estratégicas del Estado venezolano puedan por ahora constituirse como Empresas de Producción Social, mientras que son espacios ideales para impulsar una reurbanización social de nuevo cuño (ciudades para los ciudadanos). PDVSA, Ferrominera, Alcasa, Venalum, Cadafe, etc. son empresas que van a acompañar de cerca las EPS, pero su conversión ahora mismo en EPS generaría más distorsiones que beneficios. Si así se hiciera, se vulneraría la soberanía productiva nacional y el control sobre la generación de energía y extracción de materias primas vitales para el desarrollo integral del país. En el rumbo al socialismo, las grandes empresas ya creadas tienen que decidir cómo caminan hacia ese horizonte. La luz al final del túnel ya está encendida. Les corresponde ahora articular los pasos firmes y seguros para transitar por ese luminoso sendero. Detengámonos un momento para someramente repasar la subclasificación de las grandes EPS, las cuales se conciben en dos modalidades: a) EPS estatales Coinciden con lo que venimos definiendo como gran intervención del Estado en la configuración de EPS. Una buena parte de las EPS pertenecientes a la CONIBA corresponden a esta categoría. Al ser su capital netamente estatal, poseen mayor libertad para caminar rumbo al socialismo, pues su concepción de los beneficios puede medirse en términos sociales y no en términos económicos. Esa mayor libertad les obliga, sin embargo, a una mayor contraloría y evaluación de sus desempeños que garanticen que ese enorme esfuerzo no se salda con un fracaso.



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b) EPS de capital mixto Por razones coyunturales, históricas o como estrategia inversora, hay EPS de capital mixto, donde el Estado comparte con el capital privado la propiedad de la EPS. Durante mucho tiempo se ha trazado una relación lineal entre Inversión extranjera directa y crecimiento. Sin embargo, como han analizado, entre otros, investigadores de la CEPAL, no puede afirmarse que existan vínculos inequívocamente positivos entre la inversión extranjera directa y el crecimiento, ya que éste está ligado al tipo de inversión, a los intereses que la impulsen, al lugar en donde se instala y a los sectores donde se realiza. En el caso de las EPS de capital mixto, la razón cardinal para impulsar estas formas está ligada, principalmente, a la transferencia de tecnología41. Al ser las EPS en donde van a participar estos capitales espacios económicos estratégicos, no parece razonable ceder control sobre las mismas de no ser estrictamente necesario. Y la única necesidad que resulta evidente es la de acompañar tecnológicamente desde posiciones mundialmente punteras al nacimiento de las EPS.



2) Pequeñas EPS: Unidades de Producción Comunitaria (UPC) y Unidades de Servicio Comunitario (USC)

Pareciera claro que la creación de EPS resulta más sencilla cuando referimos una menor escala. Las tareas de coordinación, el capital inicial, el acuerdo de voluntades, la definición de objetivos son todas tareas que se facilitan en ámbitos reducidos.



Dentro de las razones que condicionan la apertura estatal a la inversión privada de capitales están aquellas asociados a limitaciones de orden financieras. Otro factor viene dado por conveniencias políticas (alianzas estratégicas con Estados amigos, a través de inversiones de algunas de sus empresas públicas.)

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Ahora bien, no es menos cierto que esas pequeñas EPS reclaman una posterior coordinación que habrá de reinventar la complejidad. «Lo pequeño es hermoso», sostuvo el economista y ecologista alemán E. F. Schumacher en su influyente libro de 1973. Coordinar esas pequeñas hermosuras articula una gran hermosura de lo pequeño. Una tarea muy acorde con el socialismo del siglo XXI. Dentro de las pequeñas EPS podemos diferenciar dos tipos: a) Unidades de Producción Comunitaria (UPC) En el Aló Presidente 241 del 27 de noviembre de 2006, el Presidente Hugo Chávez propuso un primer acercamiento a esta figura: « Las unidades productivas comunitarias son un tipo particular de Empresas de Producción Social dedicadas a la producción de bienes que satisfacen necesidades humanas fundamentales de los integrantes de las comunidades, de forma solidaria, transparente y corresponsable. En esas unidades de producción comunitaria se practica una coordinación voluntaria de las actividades distributivas, se ejerce una toma de decisiones de forma sustantivamente democrática y se desarrollan a plenitud las energías y aptitudes creadoras del pueblo». Estas UPC están vinculadas a la respuesta inmediata de las necesidades urgentes de la población. La devastación neoliberal reclama medidas urgentes que no pueden detenerse a la espera de un diseño perfecto que, por otro lado, sólo se conseguirá con el decantado de la experiencia. Es sabido que el Estado heredado de la cuarta república no fue suficiente para dar respuesta a la deuda social acumulada para con el pueblo venezolano, siendo imperativo –con el advenimiento de la revolución bolivariana- desarrollar las Misiones. De manera análoga, las Unidades Productivas Comunitarias son EPS urgentes, espontáneas, que nacen de la identificación popular de las necesidades inmediatas, que crean empleo y llegan con una



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rapidez que no tiene el aparato del Estado a lugares a donde no le interesa llegar al mercado. b) Unidades de Servicios Comunitarios (USC) Las USC constituyen la recuperación del trabajo comunal que tradicionalmente desarrollaban conjuntamente las poblaciones de manera solidaria. Esto era propio de las comunidades que contaban con espacios compartidos, terrenos comunales, abastecimiento de agua, almacenes, bosques de propiedad compartida, etc., que necesitaban un cuidado y atención del que se encargaba el conjunto. Con la diferencia de que hoy las comunidades se han descompuesto, no hay empleo, el desarraigo es una constante y no puede exigirse a la población que haga trabajo voluntario cuando no tiene un trabajo digno que le permita desarrollar una vida plena. Al contrario, las USC, al igual que las UPC bien pueden servir de rearticuladores de la comunidad, en relación directa con los Consejos Comunales.



Tipos de EPS según la naturaleza de su capital

«Voy despacio porque tengo prisa» recita el refranero popular. Con tal disposición se anda en el rumbo al socialismo, sentencia que marca los diferentes ritmos para la conformación de Empresas de Producción Social. Existe claridad conceptual y voluntad política de superar el capitalismo, pero la inmensa tarea de demoler un edificio de cinco siglos no puede ni debe hacerse, pese a la urgencia, con prisas. Es tan relevante la necesidad de superar al capitalismo que cada paso debe ser guiado por la más estricta sensatez. Por eso hemos insistido en que todo aquello que trascienda al capitalismo es un paso en la dirección correcta y que no siempre es lo mejor dar zancadas de gigante si no se sabe qué nos espera a la vuelta del camino. Es demasiada la incertidumbre del mundo actual como para ignorar esto. Y contamos, además, con las experiencias



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fallidas del socialismo durante el siglo XX. El socialismo del siglo XXI tiene sus propios compases: los que van dictando las circunstancias. Por todo esto, las EPS van a mostrar una gran variedad inicial de formas según su capital. Las empresas se han desarrollado, por lo común, en el ámbito mercantil. Según haya sido el papel del Estado, así ha sido la intervención sobre el ámbito meramente mercantil. Con el Estado social, la política politizó la economía. Por el contrario, con el neoliberalismo el viaje ha sido inverso, siendo el mercado el que ha mercantilizado al Estado. El papel de la comunidad siempre ha dependido de su grado de organización, pudiendo controlar al mercado a través del Estado en algunos momentos (por lo demás, breves), principalmente a través de partidos políticos y sindicatos. La devastación producida por el neoliberalismo replantea todo el esquema, pues los partidos y los sindicatos, que antes eran parte de la sociedad civil, ahora son, como ya se adelantó, parte de un Estado colonizado por la lógica del capital. Como demuestra el caso de Venezuela, para replantear el modelo fue necesario que la comunidad organizada o sociedad civil se rearticulara con nuevas formas no estrictamente configuradas como partidos tradicionales. De la misma forma, la politización actual del ámbito monetario no puede ser sin más a través del Estado como en la etapa del Estado social. Ahora le corresponde la iniciativa, aún no desarrollada plenamente, a la comunidad. Por eso, las EPS genuinas del socialismo del siglo XXI serán las que se ubiquen en el ángulo comunitario. El siguiente esquema, así como todas las interrelaciones entre los diferentes ángulos, nos resumen y clarifican las posibilidades existentes (las flechas indican el sentido y dirección de la presión que es necesario ejercer para construir EPS):



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TIPOS DE EPS SEGÚN LA NATURALEZA DE SU CAPITAL



1) EPS de capital Estatal

Se trata de EPS cuyo capital semilla es puesto por el Estado, bien directamente, bien a través de una empresa estatal. Esta fórmula es adecuada cuando las necesidades iniciales de capital son grandes. El dinero estatal es, por su origen, propiedad de todas y todos los ciudadanos. Cuando se realizan grandes inversiones en un sector, no puede olvidarse que esos recursos escasos, concentrados en ese lugar, reclaman una supervisión especial del Estado, que es quien tiene la obligación de la armonización territorial y la soberanía nacional. Las EPS de capital estatal, por esa importancia estratégica que poseen, tienen características propias, ligadas a su vez al esfuerzo económico colectivo que las hace nacer. Son empresas de la Nación y toda su articulación debe considerar este hecho, con el fin de evitar la creación indirecta de privilegios o comportamientos ajenos a la definición de las EPS por parte de los beneficiarios de la misma.



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2) EPS de capital privado

La naturaleza privada del capital no invalida a una empresa para ser una EPS. Recordemos una vez más que hemos definido que lo relevante es caminar hacia el socialismo, y los ritmos y plazos de ese viaje no pueden homogeneizarse. Es cierto que el horizonte es un tipo de EPS que cumple todos los rasgos señalados más arriba, pero no es menos cierto que cualquier paso que, cubriendo las necesidades sociales, se aleje del capitalismo es un paso que se acerca al socialismo del siglo XXI. No siempre se considera que hay un sector público no estatal en donde se desarrolla plenamente la idea del socialismo. Una cooperativa, conformada por capital privado, puede perfectamente evolucionar hacia una EPS. Incluso una sociedad anónima, fórmula por excelencia de empresa capitalista, puede dar pasos que la alejen del capitalismo y la acerquen hacia fórmulas socialistas. Esos pasos pueden ir acercándola a la conversión en EPS (cierto que con mayores dificultades o con un gran despliegue de conciencia por parte de los dueños del capital). En todo caso, esta tipología de EPS reedita la afirmación a través de la cual en la Venezuela que camina rumbo al socialismo, pueden existir capitales privados que desarrollen determinadas actividades económicas, inclusive dentro del ámbito constitutivo de las EPS. El acento que dará el Estado a estas empresas se basará en términos y condiciones que deben cumplirse. El primero de ellos, subordinar sus intereses al colectivo nacional.



3) EPS de capital comunitario

Este tipo (comúnmente EPS de pequeño calada tipo UPC o USC) refiere la aportación del capital semilla por parte de una comunidad organizada. Es un bucle más dentro del proceso, pues es señal de que comunidades que inicialmente necesitaron impulso se convierten ellas mismas en impulsoras, comenzando una espiral cuya corriente ascendente es la construcción de un socialismo consciente generado desde abajo.



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4) EPS de capital mixto

Si hemos definido la etapa como de transición, es perfectamente normal que se repitan dentro de las EPS los tres espacios en donde se ha desarrollado la economía durante la Modernidad: el Estado, el mercado y la comunidad o sociedad civil. Como se ha sugerido, si bien es cierto que tanto en el espacio del mercado como en el estatal es donde más se han desarrollado las organizaciones empresariales, es en el espacio comunitario en donde más terreno hay para inventar nuevos escenarios. Las formas de este capital mixto son igualmente variadas. a) Sociedad entre el Estado y capital privado Al igual que ha sido una característica de la globalización neoliberal el otorgamiento de facilidades a las empresas transnacionales para implantarse en los países con desiguales resultados (exenciones de impuestos, cesiones de terreno, ayudas económicas directas), es una tarea del Estado revolucionario impulsar nuevas formas de organización económica de base comunitaria. Esta asociación permite un florecimiento de empresas con un alto grado de creatividad, algo prácticamente imposible en el marco del financiamiento privado capitalista. b) Cogestionario Son diversas las experiencias de gestión compartida en la administración de una empresa o cogestión. Ésta tuvo lugar fundamentalmente en algunos países de Europa, particularmente la antigua Yugoslavia y la extinta URSS. En la Venezuela bolivariana, a la fecha, han tenido lugar un reducido número de experiencias cogestionarias, particularmente en la empresa de aluminios ALCASA y también en la compañía hidroeléctrica de los andes CADELA, ambas de propiedad estatal.



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Sobre estas experiencias, afirma Michael Lebowitz: «(…) se ha registrado el desarrollo de (...) un concepto propio venezolano de cogestión que enfatiza el vínculo entre la empresa y la sociedad, donde los trabajadores operan las empresas en interés de la sociedad en su conjunto y se ven a sí mismos como «garantes de la soberanía del pueblo»… …Pero, hay oposición al desarrollo de estos dos elementos de una nueva sociedad socialista. Mientras se producen avances en la cogestión en ALCASA y CADELA, en otros lugares de la administración (incluyendo al interior del gobierno mismo), hay algunos que no creen en la gestión de los trabajadores. Para ser más precisos, ellos están de acuerdo en que los trabajadores participen en la toma de decisiones triviales (tales como la selección de los adornos navideños, como ocurrió en CADAFE), pero creen que las decisiones importantes deben quedar en manos seguras (las suyas) 42…» A nuestro juicio, la participación de los trabajadores y trabajadoras en los asuntos de la economía en sus formas conocidas, autogestión, cogestión, cooperativas y ahora EPS, potencia el desarrollo humano integral, por lo que el formato de gestión compartida debe, en circunstancias y experiencias determinadas, adoptarse en las nacientes EPS. En las búsquedas de definiciones del socialismo del siglo XXI, se han dado algunos pasos en el tema de la cogestión. A lo largo de este segmento iremos mencionando algunos de ellos, como parte del balance crítico que se viene desarrollando de las iniciativas socializante activadas por el gobierno bolivariano y como referente de partida en la adopción de EPS cogestionarias. Ahora bien, de acuerdo al tipo de participación accionaria que el Estado, el capital privado y los trabajadores desarrollen, podrán existir tres tipos de EPS cogestionadas. Veamos los ejemplos que nos suministran las experiencias bolivarianas.



42 Michael Lebowitz. Socialismo para el Siglo XXI. Constrúyanlo ahora, capítulo VII: «La revolución de las necesidades radicales: explicando la elección bolivariana del camino al socialismo», mimeografiado, 2006.



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EPS de cogestión entre actores privados y trabajadores. Varias de estas experiencias se han activado mediante el mecanismo siguiente: el empresario privado cede parte de su capital accionario a los trabajadores, quienes participan en la gestión de las operaciones, a cambio de financiamiento y trato preferencial por parte del Estado. EPS de cogestión entre el Estado y los trabajadores. El ejemplo emblemático de este tipo lo constituye Invepal. En esta empresa, el Estado, tras la declaratoria de utilidad pública y expropiación de la vieja empresa papelera Venepal, realizó una fuerte inversión repotenciadora de la capacidad operativa de la fábrica, y cedió la mayoría de las acciones a los trabajadores, los cuales fueron delegados para su administración. EPS de cogestión tripartita. Con participación del Estado, el sector privado y los trabajadores, esta modalidad se ha hecho presente en el caso de la empresa Invetex ubicada en el estado Cojedes. El empresario privado asume la conducción de la empresa por mandato delegado de las otras dos partes. Al igual que en los casos anteriores, la empresa recibió una inversión del Estado, los trabajadores pasan a ser socios y la empresa recibe trato preferencial del Estado, a través de líneas de crédito, compras del Estado, etc.











En los tres casos mencionados, todas las empresas asumen una cuota de responsabilidad social. Sin embargo, ello no basta para decretar su cambio de denominación y figura jurídica, convirtiéndose en EPS. No debe olvidarse que no bastan las denominaciones para que los requisitos propios de toda empresa se cumplan. Recordemos una vez más que las etiquetas no deben,



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en ningún caso, actuar como ocultadoras de una gestión ineficaz que no devuelva a la comunidad el resultado de sus esfuerzos.



Fondos de las EPS

No se insistirá lo suficiente en que las EPS tienen que satisfacer su condición de empresas, si bien la rentabilidad se mide desde parámetros sociales y la ganancia se entiende como beneficio social y no meramente como excedente empresarial. Es igualmente esencial señalar que esta voluntad de crear valores de uso y no valores de cambio precisa medidores de la rentabilidad empresarial, exige datos fidedignos de la sustentabilidad empresarial y en definitiva, razones de por qué fondos públicos, que por definición son escasos, deben depositarse en un lugar y no en otro. Por todo esto, las EPS deben capitalizar bien sus recursos, y para ello deben disponer de varios fondos cuya existencia, desde diferentes lugares, sea garantía de su permanencia como empresa y como empresa de producción social.



1) Fondo de autosustentación

Este fondo forma parte de las previsiones de cualquier empresa. En su ausencia, la empresa se descapitaliza y termina por perecer. Calcular este fondo no es sencillo y cada EPS encontrará su criterio. Siempre debe ser suficiente para permitir la reproducción de la empresa. La segunda ley de la termodinámica, que plantea que todo ser vivo o actividad tiende al desorden (perdemos constantemente energía), también es aplicable a las EPS. Cualquier organismo que no entienda que la única forma de retrasar la muerte es renovándonos constantemente (alimentándonos, resguardándonos del frío y del calor, huyendo el peligro, en definitiva, transformando la pérdida de energía en información), está condenada a perecer.



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EL ROTO



Una EPS que haga un esfuerzo en investigación, en mejoramiento de maquinaria, en formación, no puede después detenerse sin quedarse obsoleta y perder su función como empresa productiva. Los países que más prosperan son los que más recursos dedican a lo que se llama I+D (investigación y desarrollo), que convierte a sus economías en las más productivas, en una carrera que, pese al vértigo que produce, nunca se puede terminar. Dentro de este proceso, las aportaciones de los trabajadores formarán parte, con su experiencia, de ese proceso de mejoramiento constante.



2) Fondo laboral

El compromiso revolucionario de una empresa sólo puede ejercerse de manera sostenida cuando los trabajadores tienen una remuneración digna y regular. Las EPS deben, en sus cálculos, contemplar este rubro, sin el cual las EPS se convierten en formas de autoexplotación que no tienen nada que ver con el socialismo.



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3) Fondo para programas de desarrollo social

Este Fondo no supone el establecimiento de cuotas partes que serán donadas a la comunidad en función de disminuir cargas impositivas. Supone el cálculo equilibrado de un monto disponible para la atención de necesidades sentidas por el entorno que, en todo caso, serán atendidas de forma corresponsable y participativa con los vecinos de las comunidades donde se desarrolle trabajo comunitario. Este Fondo diferencia, como vimos, a las EPS de las cooperativas. Es la participación directa (al margen del producto o servicio que ofrezcan) de las EPS en el mejoramiento comunitario.



4) Fondo para la promoción de nuevas EPS

Este es otro rasgo específico de las EPS muy ligado a su supervivencia. Cuantas más EPS existan, más sencilla será la supervivencia colectiva de este tipo de empresas, pues contaminarán con su espíritu comportamientos, procedimientos, actuaciones públicas y comprensiones privadas. Esto forma parte del desbordamiento que se ha apuntado. Si el producto final es mejor, más barato, brindado en menor tiempo, más respetuoso con el medio ambiente, tecnológicamente superior, ajeno a cualquier forma de explotación y corresponsable con la creación de cotas más altas de emancipación colectiva ¿no es evidente que los pueblos, de poder escoger en libertad, elegirán ese modelo?



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7. Constitución de las EPS



Al igual que se ha definido una gran heterogeneidad de las EPS según su tamaño, algo similar ocurre con respecto al origen. ¿A quién corresponde la iniciativa de creación de EPS? ¿De dónde nace su impulso? Podemos distinguir varias posibilidades.



A partir del impulso gubernamental

Como se viene insistiendo en estas reflexiones, Venezuela está reinventando el Estado heredado de la tradición liberal, asumiendo aquellos aspectos probadamente útiles (división de poderes, estructura administrativa, garantías jurídicas, reclamación del monopolio de la violencia legítima, etc.), pero superándolo (con participación popular, experimentalismo, corresponsabilidad, redistribución de la renta, etc.) en todos aquellos aspectos en los que el Estado liberal actuaba como un instrumento al servicio de los más poderosos. Desde esta segunda perspectiva, el impulso gubernamental de EPS es de gran importancia para el modelo revolucionario, siempre que ese impulso no hurte la necesaria deliberación que exige una nueva forma de socialismo económico. El Estado que está naciendo en la V República está orientado hacia la dinámica participativa y se ha transformado desde un órgano al servicio de la reproducción de las desigualdades, en un espacio político participativo que atiende las demandas del pueblo organizado y se encarga de armonizar los diferentes intereses manteniendo la solidaridad del conjunto. Por eso, no es extraño que corresponda al Gobierno una alta responsabilidad en el envión inicial para la puesta en marcha de EPS. Ese impulso puede tomar varias formas:



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1) Promoción Las empresas capitalistas del Estado y las EPS estatales promueven la trasformación de empresas privadas y cooperativas en EPS, UPC o USC. Estas empresas o cooperativas ya han venido desarrollando una actividad contratada por aquellas. En este caso, se busca impulsar el salto hacia EPS, abandonando los comportamientos capitalistas, conforme a los ritmos y procedimientos que se decidan.



2) Simbiosis

Una empresa capitalista del Estado o una EPS estatal, da lugar en su propio seno a una EPS, UPC o USC, bien sea creándola o absorbiéndola, a fin de que ésta le complemente su cadena productiva, genere valor agregado o le preste servicios. Aquí lo relevante no es que la empresa matriz obtenga ventajas del trabajo de las EPS que crea dentro de sí, sino que al tiempo que satisface una necesidad que seguramente antes cubría en el mercado capitalista, ahora colabora en el avance hacia el socialismo abriendo esos espacios dentro de su propio seno.



3) Gestación

Una empresa capitalista del Estado o una EPS estatal dan a luz a otra EPS, que mantendrá un cordón umbilical con su progenitora. Las EPS nacientes han recibido un impulso que no deja de ser público, por lo que esa tutela es una garantía de que la EPS creada avanza en la senda del socialismo. El interés comunitario de las empresas que gestan las EPS obliga a un diálogo constante en donde se encarna ese cordón umbilical que liga a ambos proyectos.



4) Conversión

Se produce cuando una empresa capitalista del Estado ha avanzado en su organización, conciencia, responsabilidades, etc., de manera tal que puede convertirse en EPS estatal. Como se planteó en secciones precedentes, esta conversión no es pensable ahora mismo en las grandes empresas



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estratégicas públicas, que colaboran en la construcción del socialismo no desde la condición de EPS sino desde otras posibilidades (redistribución de la renta, creación de empleo, suministro de materias primas estratégicas, etc.).



Desde otros espacios

Otra de las reflexiones que acompañan a la reinvención post-liberal del Estado es la conciencia de que el Estado no agota lo político, es decir, la absoluta certeza de que también hay política fuera del ámbito institucional, administrativo, estatal o partidista. Al no agotar pues el impulso estatal las posibilidades políticas, tampoco se cierra en su seno la posibilidad de crear EPS. Otras alternativas son las siguientes:



1) Las comunidades organizadas

Al ser la participación un elemento transversal a la Constitución Bolivariana y al propio proceso, las estructuras participativas crecen con la propia marcha del mismo. Los Comités de Tierra Urbana, los Comités de Salud, las Mesas Técnicas de Agua, las Asambleas de Ciudadanos, etc., son espacios que pueden impulsar las EPS desde el especial conocimiento que tienen de su comunidad y de sus necesidades. Identificada una necesidad o una oportunidad de crear utilidad social, estas organizaciones tienen una posición privilegiada para detectar posibilidades productivas que no tienen porqué quedarse en el ámbito de la economía capitalista.



2) Los Consejos Comunales

Esta figura, como lugar por excelencia de la participación popular, puede desarrollar, articular, promover y evaluar de manera participada a las EPS. Aún más, como espacio desburocratizado de la actuación política, ajeno a intereses espurios, como ámbito esencial de la democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, se convierten en el centro de deliberación, impulso, acompañamiento, definición, ejecución y evaluación de las EPS



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que forman parte de la estructura productiva que permite la supervivencia económica de la comunidad.



3) Los distritos, regiones y zonas militares

La Fuerza Armada Nacional FAN, posee un amplio despliegue operacional y logístico en todo el territorio nacional, a través del cual, el gobierno bolivariano ha adelantado programas sociales tales como el Plan Bolívar 2000. Del mismo modo, la FAN se ha venido integrando activamente en la conformación y sostenimiento de los NUDE. Esta alianza cívico– militar ha sido uno de los sellos distintivos de la revolución bolivariana43. Recientemente, fue aprobada una nueva Ley de la Fuerza Armada Nacional, por medio de la cual se norma la competencia de este cuerpo en las labores vinculadas al desarrollo integral nacional. Esta nueva condición y los rasgos mencionados, le permiten a esta institución dar origen a las EPS. Este acompañamiento de los ámbitos civil y militar se convierte en un factor esencial para ahondar en el precepto constitucional que sitúa a cualquier poder bajo el mandato y la supervisión de la soberanía popular. Frente al tradicional aislamiento del estamento militar, propio de la tradición latinoamericana heredada del viejo continente (donde la burguesía recurría al ejército para solventar problemas políticos internos que era incapaz de tratar con otros medios), esta unión cívico-militar reinventa la misión de los ejércitos y devuelve al pueblo el control de los medios de defensa. Al tiempo, sirve de parapeto para frenar las desvirtuaciones propias de cualquier grupo de poder, especialmente los cuerpos armados, cuando pierden de vista su responsabilidad ciudadana, supeditada al interés colectivo definido por los representantes de la soberanía popular.



«alianza cívico-militar que no negaba la alianza de clases para impulsar una revolución, sino que la redimensionaba, recalificaba y le daba vialidad a la misma.» Haiman El Troudi, Luís Bonilla-Molina, Historia de la revolución bolivariana, MINCI, Caracas 2005.

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En este sentido, la participación de la FAN en la creación de EPS se convierte en una escuela de ciudadanía para la milicia que sólo puede reportar ventajas para el conjunto social.



4) Núcleos de Desarrollo Endógeno

Como se señaló, los NUDES son una iniciativa que goza de una experiencia que es preciso utilizar. Son especialmente aptos para identificar las necesidades materiales desde la condición endógena que permea toda la construcción del socialismo del siglo XXI. Los NUDES tienen asociado cooperativas, se estima que sean los integrantes de éstas los que estimulen su conversión a EPS.



5) Las Misiones sociales

Como hemos definido, las Misiones son una forma de superar un Estado al servicio de los intereses del capital y la burocracia. Son un lugar ideal para conocer las necesidades básicas y las posibilidades a aprovechar por las EPS. En este caso, se estima que las propias Misiones o su entorno sea quien constituya las EPS.



6) Los Ministerios, entes y órganos de la Administración Pública, Gobernaciones y Alcaldías

Cuando se habla del impulso estatal de las EPS, conviene recordar que los diferentes niveles del Estado tienen conocimientos diferentes, especializaciones diferentes y ámbitos de actuación diferentes que complementan entre sí la creación de EPS. Es obvio que en relación con organizaciones como los Consejos Comunales se evitarán las duplicidades y la descoordinación.



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Como parte de la promoción de EPS en los períodos de transición, se estima que las empresas capitalistas privadas y las cooperativas que prestan servicio al los órganos de la administración pública, avancen hacia la conversión de éstas en EPS.



7) El séctor privado en acción conjunta con el Gobierno y los trabajadores

En una economía rumbo al socialismo, incluso el sector privado se puede ver impelido a apoyar la nueva conciencia que atraviesa el país. No como forma de ganar un certificado de buen comportamiento (esto desvirtuaría la EPS creada, del mismo modo que la creación de ONG o Fundaciones por las empresas, que han mercantilizado a estas organizaciones), sino como decisión consciente de avanzar hacia un modelo diferente.



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8. EPS y cooperativismo



Cooperativas y pequeñas EPS: dos realidades diferenciadas

La novedad de las Empresas de Producción Social, bandera económica de la capacidad inventiva venezolana, baluarte del rumbo al socialismo en marcha, genera algunas dudas que hay que aclarar. Como se ha venido planteando en este texto, no hay modelos fijos ni lineamientos obligatorios. Pero esa flexibilidad no implica que las EPS no tengan una especificidad que las distinguen nítidamente de otras formas de organización que participan también de la economía popular. En concreto, hay que diferenciar entre las EPS y las cooperativas.



Las cooperativas y las EPS son organizaciones económicas diferentes

Una cooperativa es una asociación económica de personas, denominados socios cooperativistas, los cuales están unidos de forma voluntaria con el objeto de producir o distribuir bienes o servicios mediante una empresa que es de propiedad colectiva y de gestión democrática. La definición de cooperativa se asienta en la propiedad legal de la empresa por parte de los cooperativistas. En los modelos más avanzados de cooperativismo, los socios lo son mientras entregan su trabajo a la cooperativa, siendo la propiedad en cada momento exclusivamente de las personas que están activas en la misma (la propiedad de la cooperativa, por ejemplo, no se hereda ni se vende, aunque, obviamente, genera a los que han



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sido sus trabajadores todos los derechos laborales que les correspondan)44. Nótese que la propiedad colectiva de la empresa es un horizonte en las EPS. Es indudable que la propiedad colectiva de la empresa es un avance respecto de las empresas capitalistas, donde los trabajadores no participan ni de la dirección ni de los beneficios. Pero el cooperativismo sin más ni implica socialismo ni lleva en su seno el mandato de avanzar hacia el socialismo. De hecho, el cooperativismo ha prosperado sin mayores traumas dentro de las sociedades capitalistas. Las EPS incorporan, como vimos, una serie de rasgos distintivos que las diferencian de las cooperativas. Frente al modelo cooperativista, las EPS: • • • Caminan rumbo al socialismo. Buscan satisfacer necesidades sociales, guiándose antes por el valor de uso que por el valor de cambio. Tienden a superar cualquier privilegio interno y entrega a todos los trabajadores la decisión de su organización interna (una EPS no puede convertirse en explotadora de otras empresas). Dedica parte de los excedentes a la creación de otras EPS.







A la discusión acerca de la propiedad de las cooperativas le queda un largo trecho por recorrer en Venezuela. La cultura económica del país ha alimentado la idea de propiedad, contaminando con este concepto a figuras que debieran haber transitado por otros derroteros. En el momento actual, el debate sobre los derechos de los cooperativistas, sobre la propiedad de los activos de las empresas de producción social, aún está por empezar. El cooperativismo, al igual que las EPS no pueden convertirse en un activo privado, en una suerte de inversión particular con la que posteriormente, incluso cuando no se brindan ya prestaciones en las mismas, permiten operar con sus activos como si fuera un bien privado. ¿Debiera un profesor de una universidad pública, al jubilarse o terminar su actividad con la administración llevarse una porción del centro de enseñanza? ¿Tiene derecho a negociar con esas acciones de la universidad (o de un Ministerio, de la policía, de un hospital, del ejército)? ¿No se incorpora

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Está incardinada con la comunidad en donde opera, obligándose a superar paulatinamente la deuda social de esa población. Fomentan el desarrollo humano integral y la reconstrucción del sujeto histórico. Articulan su trabajo con los Consejos Comunales. Se originan a partir de múltiples fuentes. Asumen un compromiso medioambiental. Tiene un compromiso social por encima de la maximización del beneficio.



• • • • •



En el siguiente cuadro podemos ver resumidas estas diferencias:



ese derecho en el propio pago de una pensión o de los derechos adquiridos por los años de servicio en caso del cese de la actividad? Una reflexión similar conviene abrir para el caso de las cooperativas y de las EPS. Detrás de esta discusión está el problema de la herencia en una sociedad socialista. Es legítimo que los padres quieran ayudar a sus hijos a abrirse paso en la vida. Ahora bien, no hay mejor forma de garantizar el bienestar familiar que a través del desarrollo de formas de democracia económica sostenidas colectivamente. Si se impulsan con el esfuerzo público formas de economía social que posteriormente se convierten en economía privada, el viaje de la revolución bolivariana no habrá sido sino un rodeo hacia un capitalismo más equitativo, pero capitalismo. La experiencia Venezolana de los últimos años, ha registrado un incremento sin precedentes de las organizaciones cooperativas. Múltiples distorsiones se han derivado producto de su desarrollo desmedido, no controlado y aluvional. Por ejemplo, pequeñas empresas capitalistas migraron a formas cooperativas atraídas por las prerrogativas que el Estado ofrece (a decir verdad, se mimetizaron en cooperativas). En tales casos, las cooperativas tienen dueño, patrones que emplean mano de obra barata. En grandes cooperativas, como en grandes EPS, la falta de contraloría social permite repetir errores propios de los modelos estrictamente capitalistas.



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Cooperativas



E st á n c omprome t i da s pr oduc tiva y Están comprometidas productivamente socialmente con su entorno inmediato. c o n u n a c o mu n i d a d o c o m u n i d a d e s determinadas. Su principa l producto es el bienestar A u nq u e ge ne ra n bi e ne s t a r s oc i a l , s u social. principal producto son bienes o servicios de consumo. Nacen a partir de una necesidad puntual Se crean a partir de la unión de un colectivo en una comunidad específica. para satisfacer necesidades individuales, comunitarias o ambas. Sus productos tienen un destino pre- Sus productos deben ser ofrecidos en el de ter mina do de sde la crea ción de la me rc a d o, a u n q u e i n i c i a l me n t e s e a n empresa. elaborados respondiendo a una o unas necesidades. Poseen diversos fondos para programas de No po s e e n fo ndos e s t a bl e c i dos pa ra desarrollo social. programas de desarrollo social. Participan activa y regular mente en el Pueden participar en actividades dirigidas a mejoramiento de las condiciones de las m e j o r a r l a s c o n d i c i o n e s d e a l g u n a comunidades. comunidad, pero no es ésta su función principal. Dedican parte de sus excedentes a la Di st ribuy e n s us e xc e de nt e s ent re l os formación de otras EPS. miembros de la cooperativa. Materializan su compromiso social en No está n obliga das a entregar a portes obras concretas, a través de la llamada específicos a la comunidad. OFERTA SOCIAL (aporte social a la comunidad y además de la producción principal). Fortalecen el camino rumbo al socialismo Por su estructura y funcionamiento, pueden del siglo XXI. trabajar bajo cualquier sistema económico, político y social.



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Semejanzas entre cooperativas y EPS

Una vez señaladas las diferencias es necesario entender igualmente las cercanías, pues ambas, como formas de la economía social, comparten rasgos. De ahí que sea comprensible que se confundan con frecuencia las EPS y las cooperativas. El principal rasgo del que participan ambas es el alejamiento de la forma capitalista de propiedad. En otras palabras, la voluntad compartida de superar la explotación capitalista es un elemento que acerca considerablemente ambas formas de organización. Igualmente, ambas organizaciones liberan de la alienación a sus integrantes, pues no se les extrae plusvalía (mientras se forma parte de las mismas, todo el trabajo revierte en unas empresas de las que son socios los trabajadores). También es probable que determinadas cooperativas y EPS sirvan de manera similar para satisfacer de una forma más económica algunas necesidades (por ejemplo, vivienda). En ambos casos, sus integrantes devengan un sueldo integral de forma regular y obligatoria. El cálculo de esta remuneración laboral es parte de un análisis colectivo, consensuado entre todos, sin que ello denote complicidades encubiertas para obtención de abultados ingresos que a la postre, conducirían irremediablemente a la bancarrota. Por último, ambas respetan las normas fundamentales de seguridad e higiene laboral, así como cuidan que la empresa garantice los derechos adquiridos por los trabajadores en su vida laboral. No sería comprensible que en una cooperativa o en una EPS los que ejerzan como directivos huyeran con, por ejemplo, el fondo de pensiones (como ocurre a menudo con las Compañías Anónimas)45 Esto no impide que se hayan dado situaciones

45 Esto no impide que se hayan dado situaciones escabrosas. En España tuvo una gran repercusión (alimentada y sobredimensionada por las sociedades anónimas de medios de comunicación) la quiebra de la mayor cooperativa de vivienda, PSV, auspiciada por uno de los más grandes sindicatos españoles, la Unión General de Trabajadores, y que afectó a 20.000 cooperativistas que perdieron sus aportaciones. El problema estuvo en que la cooperativa Promoción Social de Vivienda fue concebida como un servicio sindical más, sin participación de los cooperativistas, lo que permitió que hubiera problemas de diseño y desvío de fondos por falta de liquidez (a diferencia de lo que suele ser común en las quiebras de compañías anónimas, no hubo aquí enriquecimiento ilícito de nadie vinculado a la cooperativa).



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escabrosas. En España tuvo una gran repercusión (alimentada y sobredimensionada por las sociedades anónimas de medios de comunicación) la quiebra de la mayor cooperativa de vivienda, PSV, auspiciada por uno de los más grandes sindicatos españoles, la Unión General de Trabajadores, y que afectó a 20.000 cooperativistas que perdieron sus aportaciones. El problema estuvo en que la cooperativa Promoción Social de Vivienda fue concebida como un servicio sindical más, sin participación de los cooperativistas, lo que permitió que hubiera problemas de diseño y desvío de fondos por falta de liquidez (a diferencia de lo que suele ser común en las quiebras de compañías anónimas, no hubo aquí enriquecimiento ilícito de nadie vinculado a la cooperativa). Por último, al ser los trabajadores los dueños de su organización o sus directos beneficiarios, se estimula una cultura del trabajo, bajo criterios de calidad total y de estricta seguridad laboral, inscrita en la premisa de que las trabajadoras y los trabajadores son el principal valor de la empresa.



De la cooperativa a las UPC y USC

Con frecuencia, las cooperativas nacen para satisfacer una necesidad propia, bien sea un empleo, la construcción de vivienda, el procesamiento, comercialización de productos agrícolas y abaratamiento de la adquisición de suministros (café, hortalizas), bien dar respuesta a alguna demanda de la comunidad que reclama ser satisfecha de manera colectiva. De ahí que el paso de cooperativa a UPC o USC es sencillo, pues las razones de su génesis son muy similares. La diferencia, como se ha visto, es un paso camino del socialismo, trascendiendo el interés de los cooperativistas y poniendo la unidad productiva al servicio de necesidades urgentes de la comunidad.

La experiencia Venezolana de los últimos años, ha registrado un incremento sin precedentes de las organizaciones cooperativas. Múltiples distorsiones se han derivado producto de su desarrollo desmedido, no controlado y aluvional. Por ejemplo, pequeñas empresas capitalistas migraron a formas cooperativas atraídas por las prerrogativas que el Estado ofrece (a decir verdad, se mimetizaron en cooperativas). En tales casos, las cooperativas tienen dueño, patrones que emplean mano de obra barata. En grandes cooperativas, como en grandes EPS, la falta de contraloría social permite repetir errores propios de los modelos estrictamente capitalistas.



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9. Los temas relacionados



EPS y los pueblos indígenas46

Nuestra realidad pluriétnica y multicultural demuestra que los asentamientos indígenas más fuertes y representativos culturalmente están en la región Guayana, donde etnias como la Ye´kuana, Sanöama, E´ñepa, Yaruro, Warao, Piaroa y Yanomami constituyen comunidades respetadas por sus tradiciones ancestrales en la región. Esta región se ha constituido en un epicentro para la proliferación de EPS. Tenemos así un gran reto al aproximarnos a la realidad social de una comunidad indígena que ha ido configurando sus movimientos sociales en mayor medida, a partir de que la Revolución Bolivariana propiciara su participación en la escena de lo público. Se trata de comunidades que mantienen sus principios ancestrales de convivencia con la naturaleza, principios que se podrían aplicar a las EPS en el marco de una cultura de producción alternativa de respeto al «otro» (incluyendo en ese universo del «otro» al ambiente). De esta manera, apostamos porque que las EPS sigan algunos principios ambientalistas indígenas. Con esto no sólo incorporaríamos saberes populares (ancestrales) a la producción, sino que comenzaríamos a materializar la inclusión de la que hemos hablado todo este tiempo,



Agradecemos a Sonia Contreras habernos sugerido y ayudado a incorporar este reto comúnmente olvidado.

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respondiendo a la advertencia que hace García Canclini respecto de las inclusiones abstractas y las exclusiones concretas. A la vez, se resolvería el problema de la utilización de mano de obra indígena barata por parte de empresas nacionales y trasnacionales de escasa responsabilidad social. De nada sirve que las empresas, valga el ejemplo, pinten y acondicionen las escuelas, si ese trabajo será hecho por indígenas quienes reciben por su jornada diaria mucho menos dinero que un obrero no indígena.



El papel de las EPS en la consolidación del ALBA

La Alternativa Bolivariana para la América (ALBA), es la respuesta que los pueblos emancipados están dando al Tratado de Libre Comercio (ALCA) impulsado por los Estados Unidos y que supone el último coletazo del neoliberalismo definido por el Consenso de Washington.



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La gran diferencia entre el ALBA y el ALCA (o cualquier fórmula de TLC) es que mientras estos repiten el mito de la mano invisible y predican la apertura de las fronteras a las empresas poderosas del norte que verán



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incrementado su beneficio particular (junto a algunas empresas nacionales exportadoras), el ALBA busca la complementariedad, la creación de riqueza social regional, la articulación de escalas que abaraten costos, un mayor respeto a la naturaleza, un valor de uso continental tantas veces impedido por la fuerza del valor de cambio impulsado por el dólar. En última instancia, se busca la adopción de esquemas de comercio justo y complementario que son ajenos a la competencia capitalista que se basa en la necesaria destrucción del adversario en el mercado47. El ALBA no asume esquemas rígidos de intercambio e integración. A la fecha, se han ido dando experiencias exitosas en los ámbitos de los Estados, cuando por ejemplo, desde Venezuela se exporta petróleo a los países de Suramérica a cambio de vaquillonas, cemento, granos, tecnología, etc. También se están produciendo valiosos acercamientos entre empresas recuperadas que se comprometen a servir de cabezas de playa en sus respectivos países para la promoción de inversiones y el comercio justo de sus productos. Al igual que las empresas recuperadas, las EPS también encuentran en el circuito del ALBA posibilidades inéditas en otros lados. En un primer momento, pueden mostrarse las experiencias exitosas a fin de ir aprendiendo de ellas y multiplicar sus alcances, así mismo, sirve para ir tejiendo redes de

Las nuevas escuelas de negocios empiezan a incorporar la idea de «coo-petencia», una suerte de mezcla amable de cooperación y competencia. No se trata sino de estrategias útiles en el nivel micro de cada empresa pero irreproducibles en el nivel macro de lo social. Valen para aumentar la cuenta de resultados (luchar no es siempre la mejor estrategia, ni siquiera en la jungla). Un ejemplo. Es cierto que las dos principales empresas de bebidas refrescantes del planeta pueden juntas colaborar para presionar a, pongamos, los suministradores de cristal, plástico o aluminio para sus productos, de la misma manera que, juntas en la patronal, puede intentar forzar medidas estatales que beneficien a ambas. Pero no deja de ser cierto que cualquiera de ellas hará todo lo posible para eliminar a su más directo competidor en donde sea y como sea. Aún más, en el juego de suma cero que significa el capitalismo global (lo que uno gana lo pierde el otro), la supervivencia de una parte está íntimamente ligada a la crisis de la otra, dentro de una guerra permanente y sin cuartel. Lo que demuestra, como vimos, que los intentos de universalizar pacíficamente el capitalismo son una contradicción en los términos, pues se estaría universalizando la guerra permanente que sostiene a este sistema.

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integración por abajo, con formatos flexibles que innoven en formas de distribución, comercialización e intercambio de bienes, orientados fundamentalmente a la satisfacción de necesidades sociales de los pueblos. Las EPS, como empresas abocadas al mejoramiento social, son el portaestandarte del ALBA, y su proliferación es como la siembra de ciudades libres por el continente que ondean en sus plazas la bandera mundial del socialismo.



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Las EPS y las empresas recuperadas

La recuperación de empresas es una forma de devolver a la comunidad, especialmente a los trabajadores, una riqueza de la que habían sido despojados. Las empresas recuperadas están más cerca del modelo de EPS que del modelo cooperativo, principalmente porque para su triunfo necesitan del apoyo decidido de la comunidad, además de que superan una situación de propiedad privada con otra de propiedad colectiva. Una empresa que se recupera recibe el apoyo comunitario cuando su reapertura genera beneficios



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comunitarios en forma de empleo, insumos más baratos, recuperación de zonas, trabajo colectivo, empleos indirectos, etc. Al tratarse de empresas con un origen conflictivo, todos los apoyos que reciban siempre serán pocos (asediadas por los antiguos propietarios, sometidas a la defensa estatal de la propiedad privada, amenazadas por otras empresas con mayores recursos, etc.). De ahí que su vinculación con el territorio permite que esa comunidad vea la iniciativa como propia y como tal la defienda y aliente. Dar es la mejor garantía para recibir. La generosidad es, en el largo plazo, la única estrategia que permite realmente resultados donde todos ganan, además de que es garantía para no dejar en el camino la dignidad, la humanidad y el sentido de la vida.



Las EPS como puntales de los nuevos yacimientos de empleo

Los vertiginosos cambios de la sociedad moderna, principalmente en lo que tiene que ver con la aplicación de nuevas tecnologías y nuevos comportamientos sociales, ha generado la aparición de nuevas profesiones con grandes posibilidades. La incorporación de la mujer al trabajo asalariado (siempre estuvo implicada en el trabajo doméstico), más la reconceptualización del ocio, con la consiguiente exigencia de reducción de la jornada laboral, exige actividades económicas que presten los servicios necesarios para poder reorganizar la vida social y laboral. Estas nuevas actividades tienen, por lo común, un rasgo de gran relevancia: son intensivas en empleo, lo que implica que se supera el cuello de botella generado por la sustitución creciente de mano de obra por maquinaria. De igual forma, los nuevos yacimientos de empleo (NYE) prestan servicios de proximidad (el ámbito local es su espacio ideal), reclaman una gran confianza en quienes los desarrollan, funcionan en la medida en que existe un diálogo constante entre los suministradores del bien o el servicio y los receptores de los mismos y son intensivas en capital.



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Por todo esto, las EPS son las estructuras económicas adecuadas para la puesta en marcha de nuevos yacimientos de empleo. En la definición de los NYE, de la Unión Europea, que fue quien desarrolló inicialmente la idea, se destacaba cómo estas nuevas profesiones tenían que ofrecer bienes o servicios que no se estaban brindando y cuya existencia mejoraría la vida de la comunidad. En las primeras reflexiones se hacía especial hincapié en los problemas que generaba la incorporación laboral de la mujer (desatención del núcleo familiar), de manera que estos NYE señalaban tareas principalmente ligadas a desarrollos que antes se hacían dentro del propio seno familiar (cuidado de los hijos, comida, limpieza, atención a personas mayores, enfermas o con discapacidades, educación, seguridad, acompañamiento, etc.). Otro de los grandes yacimientos de empleo tiene que ver con la protección medioambiental, muy deteriorada por la concepción depredadora de la naturaleza realizada por el capitalismo. Pero también están otras iniciativas de economía social, tales como los servicios de proximidad, las comunicaciones, las energías alternativas y renovables, la prevención de riesgos laborales, las profesiones de prevención del conflicto judicial, el turismo y los servicios de reciclaje. Hoy podemos afirmar que los NYE pueden también ocuparse tanto de las nuevas necesidades creadas como de aquellas tareas que antes desarrollaba el municipio, la comunidad o las familias y que la desestructuración social que acompaña al neoliberalismo ha roto. Sin embargo, no necesariamente ello debe ser así. En Venezuela se está promoviendo que muchos de estos servicios los hagan voluntarios. Véase , por ejemplo misión Negra Hipólita y comités de protección. Los diferentes tipos de EPS, especialmente las Unidades de Producción Comunales y las Unidades de Servicios Comunales, están especialmente capacitadas para brindar servicios tales como:



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Desarrollo de los servicios a domicilio, producto del envejecimiento de la población y la incorporación de la mujer al mundo laboral. El sector de la atención a la infancia. El desarrollo de las nuevas tecnologías de infor mación y comunicación. La creación de un comercio de proximidad (frente a la cultura de los shopping center y las grandes superficies comerciales, por lo común franquiciadas). La necesidad de afrontar los problemas originados por el fracaso escolar, la inmigración, el desempleo juvenil, con servicios de ayuda a jóvenes con dificultades de inserción. El mejoramiento del hogar. La demanda de viviendas más asequibles y de menor tamaño fomentará la creación de empresas dedicadas a la rehabilitación de edificios, construcción y remodelación de viviendas para jubilados, venta de artículos de bricolaje, etc.,... generándose empleo en el sector de la mejora de la vivienda. El incremento de la delincuencia y el envejecimiento demográfico provocarán el desarrollo de los sistemas de seguridad. La creciente demanda de utilización de los transportes colectivos locales exigirá su adaptación a las necesidades de la población e incorporación de nuevas tecnologías. La mayor exigencia de tiempo para el ocio, la mejora del nivel educativo cultural y el alargamiento de la jubilación fomentarán el incremento del turismo, en general, y el desarrollo cultural local, en particular, a través de agencias de viaje especializadas, hospedaje en casas rurales, guías turísticas, señalización de itinerarios de interés, etc. Se incrementará el empleo en el sector audiovisual mediante la creación de empresas de producción de videos interactivos, proceso de imágenes, software informático a la medida, etc.











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El progresivo interés por el aprovechamiento de los espacios públicos urbanos, la revalorización del patrimonio cultural así como por la protección y mantenimiento de las zonas rurales provocará el incremento del empleo en estas áreas. La creciente sensibilización ante la problemática medioambiental fomentará la creación de empresas y consultorías dedicadas al tratamiento de residuos y de una adecuada gestión del agua así como a la regulación y control de la contaminación.







No hay que olvidar que los NYE nacen en el contexto de los países capitalistas ricos, de manera que las definiciones de empleo que proponen están adaptadas a sus necesidades. Recuérdese igualmente que el surgimiento de los NYE en Europa tiene detrás la desestructuración neoliberal y el desmantelamiento del Estado social, que es quien anteriormente cubría una parte de estos servicios. Por eso, el desarrollo de los NYE en Venezuela constituye un momento ideal para replantear esta idea y adaptarla a la creación de un nuevo modelo económico. Más en concreto, con esta simbiosis entre EPS y nuevos yacimientos de empleo se unifican dos aspectos de gran relevancia: la identificación de nuevas fuentes laborales y su vinculación a una nueva conceptualización económica rumbo al socialismo.



Las EPS y las Aldeas Universitarias

El socialismo siempre ha sabido que la formación es la piedra angular de su éxito y de su fracaso. Una formación técnica que permita el progreso humano, pero también formación ciudadana guiada por el compromiso y una altura de miras real. Estos dos aspectos están detrás del retroceso de la izquierda en ambos extremos de Europa. El atraso técnico soviético, anquilosado por una ideologización paralizante, golpeó fuertemente la soberanía de la URSS



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cuando la administración Reagan inició la llamada guerra de las galaxias, en verdad un plan de control militar y comunicacional (no se olvide la relevancia de los satélites) basado en la informática. Por su parte, uno de los fracasos más recios de la izquierda europea consistió en que, después de haber formado sociedades de clases medias sobre la base del esfuerzo colectivo concretado en los Estados sociales, esas mismas clases medias se negaron a pagar impuestos, apoyando electoralmente a la derecha neoliberal. La fuerza de la clase obrera europea se disolvió «como azúcar en café caliente» cuando llegó el embate neoliberal. Los que habían prosperado en escuelas y universidades públicas, habían aumentado la esperanza de vida en hospitales públicos, habían garantizado una vejez digna con pensiones públicas cerraban la puerta detrás de ellos. Faltaba conciencia no ya socialista, sino simplemente ciudadana y respetuosa con las virtudes republicanas. Las aldeas universitarias, como parte de la reestructuración de una educación superior al servicio del desarrollo humano y no del beneficio empresarial, se convierten en centro neurálgicos del proceso revolucionario rumbo al socialismo. Es aquí donde se vuelve esencial la cooperación en investigación y desarrollo entre las EPS y las aldeas universitarias. En el campo capitalistas, se privilegian alianzas en las que se ponen a las universidades al servicio de las empresas transnacionales, que son quienes deciden las líneas de investigación que les interesan (las que, en el corto plazo, pueden convertirse en beneficios). Como parte de la construcción del nuevo modelo, la alianza entre la universidad –consagrada al conocimiento- y las EPS –obligadas a brindar servicios de interés comunitario- generan una simbiosis de donde puede surgir uno de los principales impulsos para la construcción de un socialismo para el siglo XXI.



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Las EPS, cabezas de playa para la ocupación del territorio (ciudades para los ciudadanos)

«(…) Desarr ollo endógeno sabe a comunidad, a cooperativa, a grupo organizado, a celebración de asamblea. Supone escuchar al otro, planificar en común, donde se pide la revisión, la corrección, donde la mayoría es la norma de esta viva iglesia, que canta la asamblea. Es la obra de todos, es la muerte del individualismo.»

Matías Camuñas. Párroco de San Buenaventura del Roble



Al igual que la mayoría de los países latinoamericanos, Venezuela registra un marcado desequilibrio territorial. Más del ochenta por ciento de la población nacional se concentra en aproximadamente el treinta por ciento de su geografía -la franja norte costera-. Entre otros factores, tal desequilibrio se acentuó como consecuencia del éxodo del campesinado a las grandes ciudades tras la aparición del petróleo y sus ciclos de bonanza. Ciudades que, rearticuladas en torno a las empresas y las fábricas capitalistas, junto al abuso en la utilización de las rentas petroleras, son ejemplo de un urbanismo al servicio de la depredación, descompensadas, noche y día habitadas por seres humanos que se ven forzados a compartir la luminosidad o la oscuridad de las zonas que habitan. A lo largo del siglo XX fueron diversos los intentos de poblamiento de vastas extensiones al interior del país. Pocos ensayos tuvieron éxito. En el centro del modelo de ocupación territorial se ubicó el enfoque desarrollista propuesto por la CEPAL48, concertado en el aprovechamiento mercantilista de los recursos naturales presentes en las regiones.



Al sur de Venezuela, en el estado Bolívar se instaló en la década del cincuenta un holding industrial asociado a la explotación y procesamiento del mineral del hierro y la bauxita. Aquella experiencia le dio nacimiento a «la próspera y pobre» Puerto Ordaz, según sea vista, bien desde su fachada de ciudad planificada o a través de los gruesos cordones de miseria de su periferia.

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La revolución bolivariana ha adoptado un modelo alternativo de desarrollo que parte de las necesidades y potencialidades reales, que busca una economía más democrática y solidaria en la que participen y ganen todos por igual. El Desarrollo Endógeno es una propuesta que busca superar la dinámica monoproductora, rentista y petrolera que caracteriza la economía venezolana. Se trata de no seguir importando lo que podría producirse en el país, ni continuar produciendo lo que no se necesita, sino por el contrario, se busca producir según las realidades y necesidades nacionales. El modelo de Desarrollo Endógeno concentra su atención en lo local, en el interior de los procesos originarios sin desmérito de lo pequeño. Lo pequeño no solamente es, como venimos afirmando, hermoso, sino que aproxima la escala humana y la escala del hábitat en donde discurre la vida.49 El desarrollo endógeno promueve la articulación de los actores de la sociedad para activar proyectos capaces de generar beneficios, que al mismo tiempo se reviertan en su entorno social en aras de estimular diferentes actividades relacionadas a esos procesos. El Desarrollo Endógeno requiere nuevas formas de organización popular que oriente la acción de las comunidades organizadas hacia la constitución de unidades productivas que, en acción conjunta con el Estado, permita la conformación de Núcleos de Desarrollo Endógeno convenientemente ubicados en el territorio. El horizonte de, a partir de las empresas de producción social, rearticular el urbanismo (la creación de ciudades del acero, de la madera) extiende la superación del capitalismo, de la Modernidad y del Estatismo al ámbito del hábitat. Se trata de una posibilidad de recrear la vida humana que ya fue considerada por el socialismo en su devenir histórico. Está en la República de Platón, en la ciudad del sol de Campanella, en los falansterios de Fourier, en la articulación fabril de Owen, pero también en el

Desde el ecologismo se afirma que sólo es humana una ciudad que pueda recorrerse en bicicleta. Para una reflexión en profundidad sobre estos temas, Jorge Riechmann, Biomímesis. Ensayos sobre imitación de la naturaleza. Ecosocialismo y autocontención, Madrid, Catarata, 2006.

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urbanismo soviético y de los países socialistas del Este europeo, lo que abrió perspectivas de humanidad en las ciudades hasta entonces desconocidas (aunque también cometió errores, principalmente ecológicos, que todavía pesan medio siglo después). Ahora, regresa esa posibilidad desde el Sur, con la experiencia incorporada del siglo XX, y desde presupuestos reales gracias a la concreción de las empresas de la CONIBA ya en funcionamiento. Según Sergio Boisier, los Núcleos de Desarrollo Endógeno son «iniciativas productivas que emer gen del interior de un ter ritorio, sector económico o empresa, para aprovechar las capacidades, potencialidades y habilidades propias, con el fin de desarrollar proyectos económicos, sociales, ambientales, territoriales y tecnológicos, que permitan edificar una economía más humana, para una nueva vida económica del país». Tal como se ha referido, de acuerdo a estas características, las EPS dan origen y promueven NUDE. En consecuencia, son corresponsables del desarrollo nacional y propulsoras de nuevas ciudades o centros poblados. Esta orientación ya se ha puesto en marcha. A pocos días del cierre de este documento, se ha colocado la piedra fundacional de la ciudad del acero, nueva ciudad al sur del país, cuna de tres grandes EPS: una siderúrgica, una planta de tubos y una concentradora de mineral de hierro. En ese mismo tenor se proyectan otras ciudades asociadas a la madera, el cemento, el aluminio, pero también del ámbito de los servicios (por ejemplo, la ciudad del cine, etc.) Se trata de un concepto que busca generar desarrollo apoyado en la creación de tejidos interdependientes de producción y consumo, tomando como base las potencialidades del territorio, la organización social para el trabajo de sus habitantes y el manejo interno de la tecnología, donde los actores económicos y sociales se integran con las instituciones locales formando un sistema denso de relaciones que incorporan los valores de la sociedad en el proceso de desarrollo.



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10. Sobre las posibles distorsiones



Lo que no es una EPS

La innovación que acompaña a las EPS, la falta de teorización al respecto y las dificultades de todo proceso de transición hacen que a menudo se opere sobre la base del ensayo y error, con un alto costo ligado a las iniciativas fallidas y a las malas conceptualizaciones. Si está ausente el análisis de lo que es el socialismo, se corre el riesgo de importar un nombre –EPS- para repetir los esquemas propios del sistema capitalista e incluso empeorarlos, ya que vienen enmascarados como una propuesta supuestamente social. Las grandes empresas no cejan en su empeño



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de importar todo aquello que puede venderse como mercancía, mostrando una capacidad inusitada para apropiarse de cualquier aspecto de la vida (el capitalismo, cuando lo ha necesitado, ha hecho suyas las ONG, las Fundaciones, el altruismo, la ecología, el feminismo, los poster del Ché, el turismo revolucionario, los partidos de izquierda, el sindicalismo y cualesquiera otros ámbitos que, en inicio, nacieron para superar el sistema). El cinismo del capitalismo le sirve para presentarse siempre como la solución. Y si para ello tiene que rebautizarse y asumir verbalmente cualquier principio, lo hará. ¿No se ha hablado incluso de un capitalismo socialista? La ironía de Groucho Marx se aplica cabalmente al capitalismo: tiene pocos principios, pero eso sí, muy flexibles. Pero si bien es cierto que las palabras construyen realidad, no lo es menos, como decían los clásicos, que la palabra «perro» no muerde ni la palabra «fuego» quema. Las palabras pueden esconder un déficit de sentido (llamar a un muerto daño colateral) y un exceso de sentido (los 3000 muertos de las Torres Gemelas de Nueva York frente a las decenas de miles de Iraq). La única manera de solventar este dilema es asumiendo los pueblos su lenguaje y acercándolo a la realidad en la que viven.50 En esta dirección, la palabra «socialismo» sin más no crea emancipación. De ahí que la denominación EPS debe venir acompañada de los rasgos característicos que señalamos y debe evitar las distorsiones que a continuación se resalta.



Falsas EPS y EPS de maletín

La obligación de la Administración Pública y, más en concreto, de las empresas estatales de contratar a EPS lleva a que empresas netamente capitalistas se enmascaren detrás de esta denominación para incrementar su



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Juan Carlos Monedero, El gobierno de las palabras. De la crisis de legitimidad a la trampa de la gobernanza, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, 2005.



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volumen de negocio y aprovechar los beneficios e incentivos que el Estado brinda a las EPS (sobre éste particular comentaremos en futuras secciones). Algunas de estas perversiones de lo que debe ser una EPS serían: • • • • Conseguir contratos para posteriormente revenderlos. Operar como patronos dueños de la EPS, contratando a obreros que trabajan por un salario. Subcontratar a otras EPS o cooperativas para desarrollar la tarea que les corresponde. Presentarse como EPS pero no cumplir con las especificidades que las identifican como tales.



Otra perversión tiene que ver con la relación de la EPS con la idea de explotación. Aquí podemos diferenciar tres modalidades:



1) EPS explotadoras

En cualquiera de sus actividades realizan un comportamiento propio de las empresas capitalistas. Amparadas bajo la cobertura moral y política de una EPS repiten el comportamiento de rapiña propio del capitalismo, agravado en su etapa neoliberal.



2) EPS explotadas

Una EPS que sufre explotación (por ejemplo, de la empresa que la tutela, o de la dirección de hecho que pueda existir al margen de los trabajadores, o por cualesquiera otros motivos) está incumpliendo su obligación de desterrar las formas de enajenación y alienación que están insertas en el concepto de EPS.



3) EPS autoexplotadas

Es común en las cooperativas, y fácilmente reproducible en las EPS, que el compromiso con la empresa se traduzca en una sobreexigencia que



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convierte a los miembros de las mismas en víctima y verdugo al mismo tiempo. La identificación con la empresa puede hacer que todas las horas sean siempre pocas. El comportamiento solidario, que debe convertirse en un motivo de alegría, se transforma en una carga que limita el desarrollo individual. En las EPS se debe buscar que el colectivismo no asfixie la libertad individual. Esto constituye un reto ante la efervescencia de cooperativas, convertidas ahora en EPS, con incentivos por parte del Estado, que aun no plantean ni asumen una verdadera transformación, ni en su dinámica interna, ni en sus formas de relación con la comunidad. Estas «cooperativas» perpetúan la realidad asociativa, organizativa y distributiva de las empresas capitalistas tradicionales que tienen como meta alcanzar el máximo beneficio (no social) y reproducir la esclavitud del trabajo asalariado, así como la disociación del trabajo manual e intelectual.



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La EPS pervertida, que había nacido para avanzar hacia el socialismo, construye un pequeño infierno que, como en las peores tradiciones, promete un paraíso futuro y asegura las tinieblas en el presente.51



EPS que dan caridad a sus vecinos

El modelo de EPS busca transformar estructuralmente la realidad económica. La caridad es un parche que aún siendo mejor que la nada para quienes la reciben (no es cierto que cuanto peor mejor, como se ha demostrado tantas veces en la historia), no cambia la realidad sino que ayuda a perpetuarla. La ayuda a las comunidades es una obligación de las EPS, y esa ayuda debe venir acompañada de un ejercicio de creación de conciencia y promoción de formas de participación popular. Si las EPS repiten los comportamientos clientelistas, nada se habrá avanzado, pues se habrá creado una ciudadanía sin iniciativa, dependiente y con dificultades para construir una subjetividad asentada en la idea de dignidad. Las EPS deben estar especialmente atentas a esto, pues la estructura petrolera del país, junto a los 50 años de puntofijismo, ha generado una cultura política afín al clientelismo que impide el vuelo que precisa la construcción de una sociedad socialista.



EPS que no se involucran ni se comprometen con el entorno

Las EPS son parte de la vida comunitaria, y no pueden utilizar su mayor capacidad económica para alejarse de las responsabilidades comunitarias. Como hemos venido demostrando, la riqueza sólo se construye de manera social, con el concurso de todos los que viven y trabajan en un territorio.

Esto es válido aun cuando sea aceptado por quien se explota. Lo que es válido en términos individuales no puede postularse en términos generales. Los periodos de gran politización, como hemos visto, producen una generosidad y una entrega hacia fuera que siempre, con un movimiento pendular, regresa hacia una acción más particular. En ese momento, no puede hundirse la economía por no haberse previsto ese reflujo.

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Si la riqueza es social, que su disfrute sea individual genera una gran contradicción, que está en la base de la crisis permanente que sufre el capitalismo. El beneficio particular de la actividad empresarial tiene que cruzarse con el beneficio social de su tarea. Una EPS que no tiene retorno social no es una EPS. Una EPS que se desentiende de su entorno o que, aún más, lo perjudica, es una empresa capitalista más.



EPS que se conciben como un plan de empleo

La creación de empleo es un elemento decisivo en el nuevo modelo económico, sobre la base de que el trabajo creativo y liberador forma parte del corazón de la emancipación del ser humano. Pero las EPS no pueden limitarse a ser planes encubiertos de empleo, ni siquiera en sus formulaciones más sencillas como UPC o USC. Requieren, además, una reflexión profunda para que los requisitos que conforman las EPS se vean reflejados en su actividad.



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No se va a una EPS a cumplir una jornada laboral alienante como se iría a una transnacional. Formar parte de una EPS genera derechos y obligaciones rumbo al socialismo, aspectos que suelen ignorarse en los planes de empleo.



EPS que reproducen el capitalismo de Estado

Las EPS, especialmente aquellas que por su tamaño tienen una organización burocrática consolidada, están sujetas, si falla la teorización sobre sus especificidades, a repetir los errores del capitalismo de Estado. Como se conceptualizó respecto de la Unión Soviética, el capitalismo de Estado mantiene las leyes del valor de cambio, de la plusvalía y del beneficio. La división en clases continúa en vigor, subsistiendo e incluso incrementándose la explotación. En el capitalismo de Estado las leyes de la acumulación se repiten (el fin del excedente y el objetivo empresarial es cumplir con un plan quinquenal que fija como meta el incremento del capital inicial).



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La propiedad estatal de los medios de producción es un gran avance respecto del capitalismo, pero si no se aplica una lógica diferente se reconstruye un Leviatán que, como demostró el estalinismo, está lejos del ideal socialista. Insistamos una vez más que hay otras consideraciones de mejoramiento de aspectos difícilmente cuantificables que forman parte del ser de las EPS. El incremento de la soberanía, el respeto y mejora del medio ambiente, la colaboración en la superación de problemas comunitarios, la creación de empleo, la superación de las estrecheces ligadas al capitalismo son todos aspectos que también cuentan a la hora de medir el éxito de una EPS. La confusión de creer que el poder de la burocracia equivalía al poder del pueblo transformó al Estado soviético en un Estado capitalista orientado por las decisiones de la llamada nomenclatura. Históricamente se demuestra que toda revolución genera nuevos ricos del tesoro revolucionario. El socialismo reclama cambios de conciencia que duran generaciones. Por el contrario, los cambios políticos tienen ritmos cotidianos, diarios. De ahí que gestores con mentalidad vieja puedan gestionar procesos construidos bajo el paraguas revolucionario. Las direcciones de las EPS, si incurren en el mismo error, repiten la desvirtuación del modelo. El único antídoto –recordemos que no hay recetas de validez universal- es hacerlas muy participativas y dar entrada a los trabajadores y la comunidad en las decisiones. Una EPS cuyo balance sea ganar más dinero que una multinacional será una empresa estatal eficiente, pero no será una EPS ni, en modo alguno, estará colaborando en la construcción del socialismo.



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EPS para la flexibilización laboral, la maquila y la externalización de procesos

Como una idea relacionada con lo anterior, una EPS no puede degradar en modo alguno el empleo, ni el propio ni el exterior. Hay empresas estatales u otras nominadas como EPS, que utilizan el trabajo de otras EPS para realizar tareas en régimen de explotación52. Guiadas por la mera referencia del beneficio, no dudan en explotar a las EPS que contratan para exigirles prestaciones que ni siquiera se exigen en el régimen capitalista de mercado. Estos comportamientos son doblemente gravosos: reproducen lo peor del capitalismo, se enmascaran bajo criterios socialistas y asestan un duro golpe a las esperanzas de cambio. Son enemigos infiltrados en las filas propias vistiendo un uniforme que no es el suyo. Las EPS deben estar especialmente atentas para evitar esta perversión.



52 Esta explotación también puede originarse a instancias de la propia Administración Pública, tal como fue constatado por los autores en sus entrevistas con integrantes de EPS contratadas por el Estado.



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11. Relación Estado – EPS. Un primer listado de asuntos pendientes



Relación del Estado Bolivariano con las EPS

Uno de los más relevantes aportes institucionales de la V República a la experiencia administrativa tiene que ver con la participación en el Estado de un sinfín de pequeñas organizaciones que redireccionan los objetivos del mismo. La sociedad organizada se convierte en decisoria, pasando a ser el Estado un canalizador de ayuda y un fiscalizador general de las iniciativas populares. Así es con las Misiones, con la creación de cooperativas, con el impulso a los Comités de Tierra Urbana, con la creación de los Consejos Comunales, con el parlamentarismo de calle, etc. Esto hace que convivan al tiempo dos estructuras. Por un lado, la del Estado tradicional, heredado de la IV República, con problemas de ineficiencia, corrupción y onerosidad. Por otro, un Estado protagónico que institucionaliza las decisiones populares expresadas en los procesos electorales o en el amplio abanico de instancias de participación que se han creado en el país. Esta asunción por parte del Estado de una verdadera soberanía popular se debe traducir en una nueva actitud de los funcionarios y contratados del Estado, en cualesquiera de sus niveles. Esa diferente actitud debe verificarse en los órganos centrales o en los secundarios, en ministerios, municipios y direcciones de grandes empresas, como en cooperativas, EPS o espacios donde se brinden bienes o servicios.



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Durante siglos el Estado ha sido negado a una considerable parte del pueblo a no ser para ejercer sobre ellos su violencia, concreta o estructural, y garantizar la estructura de propiedad existente. Es por eso que en el desarrollo de las EPS es inexcusable un protocolo de comportamiento desde el Estado para que el rumbo al socialismo que implican estas empresas no se vea frenado e impedido en los recovecos del burocratismo, en un celo más atento a cumplir la norma que a solucionar problemas o en una falta de consideración hacia los más humildes y generosos que son los que se encuentran detrás de las EPS. Por todo ello, desde el Estado se deben garantizar al menos los siguientes aspectos: • • • • • • • Trato preferencial. Prioridad de contratos y trabajo. Estado, sector privado y economía social o economía popular articulados desde la primacía del vértice social o comunitario. Incentivos en forma de créditos, financiamientos, insumos, etc. Prestación de asistencia técnica y acompañamiento permanente. Agilidad en la tramitación de documentación. Ventajas en el uso de bienes públicos (transporte, energía, comunicaciones). Consideración fiscal especial que no las haga menos competitivas que las empresas capitalistas.



A la fecha, el gobierno bolivariano a instancias de los órganos y entes de la administración pública nacional, ciertamente ha emprendido un proceso de promoción de EPS, en ese tránsito, han ido apareciendo dificultades operativas que precisan un tratamiento estructural. Tales aspectos prefiguran un terreno pródigo para el análisis y la controversia teórica. En las próximas secciones comentaremos sobre tales semblantes.



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Asuntos pendientes

Hasta este momento, hemos presentado buena parte de los aspectos característicos y constitutivos de las EPS. Hemos hecho mención a algunas experiencias y se ha abierto una arada fértil para la evaluación de éstas. Se ha presentado una visión crítica de los modelos de la empresa capitalista y hemos dado especial énfasis en los elementos distintivos de la siembra socialista en curso. Pero subyacen aún determinados asuntos que requieren ser atendidos fuera del campo de la especulación teórica que delinea este material.



1) Ley de EPS y otras tareas normativas

Como de costumbre, aunque no sea la norma, la Ley de EPS también irá detrás de la realidad inmanente a las prácticas y experiencias acumuladas. Bajo el manto participativo y protagónico de la Constitución bolivariana y las usanzas de la Asamblea Nacional, la Ley deberá ser desarrollada a la luz de las vivencias sistematizadas, y en virtud a los aportes que las propias comunidades y los integrantes de las EPS ofrezcan. A partir de la Ley marco, se deberán ir adaptando las ordenanzas municipales para regular temas sensibles según el lugar donde se traten, por ejemplo, la vinculación con los Consejos Comunales, los Consejos Locales de Planificación Pública, etc.



2) Una nueva figura jurídica para las EPS

En el Estado socialista del siglo XXI, tal como lo hemos mencionado, pueden existir empresas privadas con sus distintivas figuras jurídicas, a saber, las Compañías y/o Sociedades Anónimas (C.A. o S.A.). A la fecha en que estas notas son elaboradas, no se sabe a ciencia cierta cuál debe ser la denominación jurídica de las EPS. En este debate, se distinguen dos posibles cursos de acción:



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a) Una apuesta por denominar a las EPS como C.A. o S.A. Esto es, las EPS preservan las mismas prerrogativas que las empresas privadas del capitalismo. b) Otra, acuñada por los autores, propone la constitución de una nueva figura jurídica: las EPS. Esta nueva figura acarrearía enmiendas si no modificaciones radicales en el Código de Comercio y otras leyes vigentes. Precisamente, la redacción y adopción de una nueva base legal y la gestación de nuevas instituciones, encarnan el proceso constituyente que se ha puesto en marcha en la Venezuela bolivariana desde la aprobación del proyecto de Constitución Nacional en el año 1999.



3) Ente nacional para EPS53

Gobernar es una responsabilidad compartida entre quienes asumen el control del Estado. Parte de la eficiencia en la gestión gubernamental se consagra en la efectiva coordinación que sus distintas instituciones realicen. Así mismo, el circuito de la eficiencia se ve complementado con la mística y la conciencia de los funcionarios estatales aunada a la participación popular de los ciudadanos y ciudadanas en los asuntos públicos por órgano de la contraloría social. Para determinados casos, el gobierno revolucionario se parece a un archipiélago de islas inconexas que realiza poca articulación y sinergia entre sus entes y organismos. La promoción de EPS le atañe en un alto grado al ejecutivo nacional y a las comunidades organizadas, en menor al sector público. Por lo tanto, pareciera sensato pensar en la constitución de una instancia mixta (gobierno, comunidad, sectores empresariales) que entre otras atribuciones, vele por la debida atención a las EPS; asesore, acompañe, eduque y preste asistencia técnica; desate trabas y nudos; haga seguimiento a las experiencias que vayan surgiendo, divulgue logros y avances, etc. A juicio de los autores, este «Ente Nacional para EPS» por su denominación genérica debiera estar regido por el Ejecutivo.

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Agradecemos a Jonathan Montilla habernos sugerido incorporar este inciso



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4) Seguridad social

Una de las cuestiones más medulares a ser resueltas por el socialismo del siglo XXI bolivariano se asocia a la seguridad social. Es imperativo superar la ficción del Estado de Bienestar universal y avanzar concretamente hacia formas eficientes de este tipo de garantías, que no necesariamente están recogidas por el actual sistema del Instituto Venezolano del Seguro Social (IVSS). En todo caso, la inserción de los trabajadores de las EPS en el Seguro Social es de máxima urgencia, toda vez que, como se ha planteado, éstas ya están funcionando pese a la ausencia del marco jurídico. La revolución bolivariana está en mora con importantes sectores de trabajadores y trabajadoras excluidos por la Cuarta República y quienes a la fecha, aún no cuentan con un marco regulatorio que les garantice seguridad social. Promotores culturales, artesanos y artistas entre otros grupos siguen al margen del amparo estatal. Sirva este recordatorio como reflexión extensiva a la realidad que se abre paso con los integrantes de las EPS, quienes debieran pertenecer al sistema nacional de seguridad social.



5) Actividad Sindical en EPS grandes

Una interrogante recurrente en las EPS actualmente existentes –en el caso de las grandes EPS estatales y mixtas- reside en saber si en tales empresas existiría actividad sindical tal como se registra, por ejemplo, en ALCASA, SIDOR, y el resto de las empresas básicas, o en las empresas capitalistas privadas o mixtas. El sindicalismo, visto desde sus dos perspectivas, promotor de reivindicaciones laborales (sueldos, convenios colectivos, condiciones laborales, disminución de la jornada y demás beneficios) e instrumento para elevar la conciencia de clase de los trabajadores (lucha contra la explotación del hombre por el hombre, lucha contra la alienación, contra el tratamiento del trabajador como mercancía, etc.), tiene muchísimo sentido en aquellas empresas donde el patrón, por su condición capitalista, tiene una posición antagónica.



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Si todas las decisiones las toman los propios trabajadores y además existen formas de revocabilidad del mandato y rendición de cuentas; si las grandes EPS están organizadas bajo formas de control obrero, autogestión, cogestión, etc.; si se inspiran bajo la lógica de no auspiciar privilegios para quienes circunstancialmente ocupen posiciones de conducción; si se regulan por una organización participativa y se orientan a que sea la propia masa trabajadora quien la gestiona, puede entonces cuestionarse la necesidad de organizar una estructura sindical en el seno de las EPS, tanto en las de gran calado como en las pequeñas EPS, en las UPS y USC. No tendría sentido, podría afirmarse, constituir sindicatos de trabajadores contra trabajadores Pero esto sólo es la teoría, pues no deja de ser cierto, camino del socialismo, que el sindicalismo sigue siendo uno de los defensores firmes de los derechos de los trabajadores. Especialmente cuando se piensa en términos que abarcan toda la Nación. La perversión que a menudo se ha observado en el comportamiento sindical (recordemos la alineación de la CTV con el golpe encabezado por la patronal), así como el surgimiento de un nuevo sindicalismo que nace necesariamente del sindicalismo anterior, hace de este debate un lugar desde el cual no bastan las reflexiones teóricas. Este debate no puede darse en modo alguno como terminado. Será el propio desarrollo de las EPS el cual otorgue más luz al respecto y dilucide si el sindicalismo sigue siendo un instrumento eficaz de superación de la lógica privada del capitalismo o se ha transformado en una asociación que defiende una aristocracia obrera desentendida de la marcha conjunta del proceso emancipador.



6) Pago de Impuestos

A las EPS grandes y pequeñas debe sin duda aplicársele medidas impositivas directas (pago de impuestos fiscales, gravámenes municipales, etc.). A las UPC y USC, por su menor complejidad, debieran limitarse las



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imposiciones a los impuestos indirectos como el IVA, dejando abierta una posible imposición al volumen de su cuenta de resultados. No obstante, la cuota impositiva no debe ser igual a la que cancelan las empresas capitalistas del Estado y las privadas. Tengamos presente que las EPS tienen como principal producto el bienestar social, además de que dedican parte de sus excedentes a la formación de otras EPS y materializan su compromiso social en obras concretas, a través de la oferta social (aporte social a la comunidad aparte de la producción principal). Todo esto debe redundar directamente en un descargo de gravámenes, pues, de lo contrario, se estaría penalizando fiscalmente a unas empresas que se identifican con el proceso en marcha. El riesgo de que esta posibilidad sea utilizada por empresas capitalistas encubiertas debe tomarse en consideración, de manera radical, en el desarrollo reglamentario y en masivas campañas de concientización, ya que hay experiencia suficiente de este tipo de comportamientos ante otras desgravaciones fiscales.



7) Procesos licitatorios, fianzas y otros requisitos de formalidad capitalista

En el campo del Estado capitalista las transacciones y demás relaciones mercantiles y financieras con empresas del propio Estado o privadas se realizan en base a ciertos y determinados parámetros regulatorios. En la transición hacia el socialismo, la revolución bolivariana precisa delimitar los cursos de acciones formales (institucionales) sobre la cual se entenderá con las EPS. Así, por ejemplo, tendrá que clarificarse el tipo de trato que recibirán las EPS en los procesos licitatorios, las modalidades de pago de las fianzas de fiel cumplimiento y demás requisitos de la legislación vigente.



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8) Procesos contables y administrativos

El registro contable y las transacciones administrativas de las EPS han de trascender los formatos cerrados y rígidos llevados por especialistas. Si bien no se descarta la guía y tutela de técnicos conocedores del tema, el proceso debe desmitificarse y abrirse a la observancia permanente y la participación controlada de grupos de trabajadores y trabajadoras seleccionados por el colectivo para tal fin, entre otros atributos, por poseer nociones del ciclo administrativo.



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Por otra parte, con la constitución de diversas instancias de Contraloría Social, adelantada tanto por integrantes de la EPS como por miembros de la comunidad circundante, ofrecerá puntos de referencia comparativa que, entre otras cosas, podrán validar con propias vivencias y diseño colectivo de indicadores, las frías cifras que reposan tradicionalmente en los cuadernos de producción.



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9) Parámetros que diferencian las EPS grandes y pequeñas No se han definido aún los parámetros con que se acotarán los tamaños de las EPS. Es decir, ¿Cuál cálculo o medida determinará los límites en que, por ejemplo, una EPS pequeña se convierta en una mediana o grande? Este aspecto puede dirimirse a partir de las referencias siguientes (sin agotar las posibilidades): • El número de trabajadores y trabajadoras que laboren en la EPS. • Su capacidad instalada. • Su impacto en el PIB. • La cantidad de excedentes producidos. • El volumen de compromiso social asumido. • La cuantía de tributos cancelados Sería conveniente adoptar un tabulador combinado que incluya varias de las variables arriba indicadas. Como hemos dicho, el tamaño de la EPS incide proporcionalmente con la cuota porción de tributos que ésta cancelará al Fisco Nacional. Por tanto, este asunto, también por resolverse, debe ir aparejado con las determinaciones de Ley que se dispongan.



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12. Las primeras EPS bolivarianas. La propuesta está andando



Las EPS ya son una realidad. Su análisis formará parte de un nuevo debate sobre la economía socialista que se eleva sobre los problemas que la emancipación tuvo en épocas anteriores. Desde el mismo momento en que el Presidente Chávez pautó esta línea estratégica, se desataron diversos ejercicios de generación masiva de EPS. Una positiva carrera por fomentar EPS se dio entre algunos ministerios del gobierno nacional, con el fin de dar cumplimiento a la política pública pautada y rumbo a la adopción del nuevo modelo económico productivo plasmado en los objetivos estratégicos del denominado Salto Adelante (La Nueva Etapa) de la Revolución Bolivariana.54 A nuestro juicio, hubiera sido preferible comenzar con algunas experiencias piloto antes de la implementación extensiva y generalizada de esta directriz. Si algo nos ha enseñado el siglo XX es que debe intentarse controlar el experimento en laboratorios manejables, para evitar que fuerzas desconocidas «multipliquen las escobas» como le ocurrió al desafortunado aprendiz de brujo. Pero la audaz y original propuesta agarró velocidad antes de que la experiencia pautara camino alguno.

54 «La revolución bolivariana cambió de rumbo y se proyecta en el horizonte a través de un raudo y decidido salto adelante. Tales cambios no son más que la revolución dentro de la revolución iniciada a partir de los triunfos electorales del 2004. (…)La nueva etapa de la revolución bolivariana debe entenderse como la fase transitoria que sentará las bases para la edificación del Estado revolucionario que demandan los procesos de transformaciones sociopolíticos de la quinta república. Dar un salto adelante en la nueva etapa supone avanzar hacia un sistema mas consustanciado con el quiebre paradigmático de las mediaciones políticas y las concepciones dogmáticas. El salto adelante de la revolución bolivariana es el impulso vital hacia la instauración de un modelo socialista». Haiman El Troudi, El salto adelante. La nueva etapa de la revolución bolivariana, 2005. Ediciones de la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela.



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La evolución de las EPS en la Venezuela bolivariana muestra, hasta la fecha, los siguientes registros: • MIBAM. Este ministerio crea grandes EPS (del Estado o mixtas) filiales de la Compañía Nacional de Industrias Básicas (CONIBA). Éstas, por estar en pleno proceso constitutivo adoptan gran parte de los rasgos característicos de las EPS. En ellas cabe cifrar muchas de las expectativas de éxito de esta iniciativa. MIBAM – Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Dan origen a nuevas EPS a través de la modalidad de simbiosis y gestación para que éstas fundamentalmente le presten servicio y, en unos pocos casos, desarrollen aguas abajo, valor agregado a algunas materias primas que producen las empresas básicas del hierro, madera y aluminio ubicadas en Guayana. Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA). Promocionan la transformación en EPS de empresas privadas y cooperativas que le prestan servicio a la industria petrolera. Como incentivo a esos pequeños empresarios, el Estado les presta ayuda (financiamiento, asistencia técnico, etc.) y privilegia la contratación de sus servicios y trabajo. Ministerio de Energía y Petróleo (MEP). Conversión de una empresa no estratégica del Estado (DUCOLSA) en EPS. Esta empresa orienta su actividad productiva a la elaboración de viviendas para trabajadores de la industria petrolera y residentes de la zona oriental del Lago de Maracaibo. Ministerio de Industrias Ligeras y Comercio (MILCO). Empresarios privados que asumen responsabilidad social y cogestión a cambio de trato preferencial en la contratación con el Estado. Esta modalidad la podríamos catalogar como promoción de EPS blandas.



















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Ministerio de Economía Popular (MINEP). EPS constituidas por lanceros y lanceras de la Misión Vuelvan Caras, como parte de la inclusión laboral que refiere dicha misión.



Desde una perspectiva crítica, hay que asumir que casi ninguna de las experiencias descritas y buena parte de las que se están llevando a cabo, son propiamente EPS. A lo sumo, puede afirmarse que están en proceso de serlo. Algunas de ellas han transitado buena parte de la senda, si bien faltan precisiones y retoques. Otras apenas han importado el nombre mientras mantienen comportamientos antiguos. Así es el sinuoso recorrido del socialismo, lleno de recodos y flujos de tiempos variados. De cualquier modo, existen razones para el optimismo, aunque sólo sea porque la necesidad de un nuevo modelo económico obligará progresivamente a incrementar los esfuerzos en esta dirección. Siguiendo, aun sin poder saberlo, el aserto de Marx, la herencia de Bolívar exige, más allá de comprender o interpretar el mundo, transformarlo. Para el proceso bolivariano, transformar el mundo quiere decir crear un mundo en el cual mujeres y hombres logren liberarse de la opresión cultural, educativa, económica y política a la que se le ha sometido, superar las alienaciones o enajenaciones que le mutilan. Para ello es preciso reinventar el socialismo. Es preciso reinventar al socialismo para recuperar el humanismo y elevar la conciencia social que acaben con esta razón indolente desentendida del mundo55. Apostarlo todo a los poderes creadores y la inventiva del pueblo, en todos los campos, en todas las áreas de la vida humana. Acelera el pulso el escribir estas notas sobre EPS, conscientes de que puede abrirse una vía que durante siglos ha sido negada, impedida, mutilada, traicionada y olvidada. Reconocemos en esta madeja creadora un avance significativo en la fragua del socialismo bolivariano del siglo XXI, es decir, en la edificación de un mundo nuevo. Es nuestro convencimiento: las EPS van a ayudar profundamente en este empeño.

Boaventura de Sousa Santos, Crítica de la razón indolente, Bilbao, Desclée de Brower, 2004.

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13. CONCLUSIÓN: una economía al servicio de los seres humanos

Decía Hegel que sólo el esclavo es quien realmente conoce lo que es una manzana. Es el esclavo quien siembra la semilla, la recubre de tierra, la riega, cultiva, habla al árbol y al final la recolecta. Es quien la transporta, la limpia y prepara para llevarla a la mesa en donde el Señor, ignorante de tanto esfuerzo, lo único que hace es comérsela. Está al margen del proceso, pero obtiene todo el beneficio. Por eso, dirá luego Marx, es el esclavo (el oprimido) el que porta el movimiento de la historia, pues es él quien se pregunta: ¿por qué si todo lo que está ante mi vista ha sido hecho por nosotros, nada nos pertenece? En esa novela esencial para la emoción revolucionaria que es Espartaco, del escritor norteamericano Howard Fast, un decadente senador romano se pregunta cómo es posible que, incluso una vez derrotado, el líder de los esclavos siga dominando las mentes y los corazones de los vencedores y de los vencidos: «y aquella gente, reunida para pasar una noche en Villa Salaria, estaba obsesionada con Espartaco porque Espartaco era todo lo que ellos no eran. Cicerón podría no comprender nunca de dónde provenía la virtud de aquel misterioso esclavo, pero él, Graco, él lo comprendía. El hogar y la familia y la virtud y todo cuanto era digno, lo defendían los esclavos y lo tenían los esclavos, no porque ellos fueran buenos y nobles, sino porque sus amos les habían cedido todo cuanto hubiera de sagrado» 56

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Howard Fast fue encarcelado por el senador McCarthy, durante la llamada caza de brujas, por no querer dar nombres de estadounidenses que habían ayudado a republicanos españoles tras la victoria del dictador Francisco Franco. Durante los dos años de estancia en prisión concibió uno de los más hermosos cantos a la libertad, que luego sería llevada al cine por Stanley Kubrick. Espartaco es una lúcida mirada en clave marxista sobre la opresión y la libertad en el Imperio romano, pero que tiene validez universal



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La contradicción entre opresores y oprimidos entrega a los dominados una conciencia especial. La historia se mueve porque la hacen seres humanos que piensan y sienten. No basta con despojar a los trabajadores del fruto de su trabajo si no se les despoja también de su determinación de ser, de su deseo de ser igual a los que tienen más capacidad de elegir. Cuando los despojados construyen la conciencia de la injusticia (cuando elaboran el dolor y lo convierten en saber), transforman su deseo en acción colectiva y, si reúnen las fuerzas suficientes, llevan ese impulso hacia el cambio social. Siempre fueron los necesitados los que empujaron a la historia para salir de su necesidad. Hoy, tras casi tres décadas de neoliberalismo, esa inteligencia colectiva de los trabajadores ha sufrido duros golpes. La conciencia de los dominados se muestra más oculta que nunca en cualquier otro momento de la historia. Como ya adelantara el genial cineasta Pier Paolo Pasolini, el consumismo ha sentado las bases para una forma perversa de fascismo, un fascismo social que se ha metido en los tuétanos de la ciudadanía y con frecuencia le impide salir de ese círculo vicioso alimentado por el dinero y cuyo único objetivo es una insaciable acumulación de fetiches.



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Los medios de comunicación terminan de cerrar caminos a la emancipación, al primar los valores del individualismo, del éxito fácil, del consumo constante. La corrupción, tan generalizada en las sociedades capitalistas, no es sino un atajo a un fin previamente corrompido: tener más a costa del esfuerzo ajeno. Las cadenas que permiten el consumo quedan ocultas a los compradores: ropa barata que cosen niños en galpones; instrumentos baratos que se confeccionan en situaciones de estricta precariedad; materias primas baratas porque las familias completan sus ingresos con la prostitución infantil; muebles asequibles a cambio de destrucción de bosques tropicales; electrodomésticos populares ensamblados con trabajo semiesclavo. En ese gran mercado, desaparecen los ciudadanos y la sociedad no va más allá de un conjunto de clientes cuya relación entre ellos se guía por lo que manda la oferta y la demanda. Recuperar la dignidad del trabajo es un mandato para reconstruir el socialismo de siglo XXI. Como en aquella película con que se cerraba la gestión de Margaret Thatcher en Inglaterra, Full Monty, los trabajadores que pierden el dominio de su trabajo están desnudos, viven como Adán y Eva después de pecar y antes de ser expulsados del Paraíso, atenazados por la vergüenza y el temor. El capitalismo es un régimen que, como hemos visto, se basa en la destrucción. Prospera venciendo a otros, se hace fuerte en la guerra, y la conquista es el principal de sus valores. Como en una paradoja siniestra, la bolsa sube cuando se anuncian despidos o cuando se anuncia la renuncia a respetar el medio ambiente. Si lo sagrado es todo aquello que trasciende la finitud de cada ser humano (la bondad, la verdad y la belleza), el capitalismo, que levanta su imperio sobre los derrotados, va en la dirección contraria de la emancipación humana. Es cierto que visto en su estación final, que beneficia a una minoría, muestra prosperidad. Pero sólo porque oculta muy bien la miseria sobre la que se levanta. El sociólogo Pierre Bourdieau decía lleno de convencimiento: trasladen una semana a una favela a un economista del Fondo Monetario Internacional y regresará blasfemando contra el neoliberalismo. Otro científico social, el filósofo norteamericano John Rawls, proponía un interesante



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ejercicio: pongámonos una venda mental en los ojos que nos impida saber si vamos a ser ricos o pobres, sanos o enfermos, hombres o mujeres, blancos o negros, y desde esa ignorancia, definamos cómo nos gustaría que fuera la sociedad en la que vamos a vivir. Si realmente pudiera hacerse ese ejercicio, postularíamos sociedades más justas. Las preguntas que se han tratado en este texto se resumen en una: ¿podemos crear sociedades más prósperas, libres y justas con un modelo económico diferente? La respuesta que ofrecemos al debate es contundente: rotundamente sí. Las Empresas de Producción Social, adelantadas por el Presidente Hugo Chávez como posible vanguardia económica del proceso revolucionario bolivariano, reúnen todos los elementos más relevantes para la construcción del socialismo del siglo XXI: nueva conciencia, participación, experimentalismo estatal, productividad, rentabilidad social, respeto ecológico, no discriminación, lucha contra la alienación, combate a la corrupción, cooperación, nuevo internacionalismo, nuevo sujeto social, comercio justo, desarrollo humano integral. La respuesta que den las EPS a estos retos será una parte sustancial de la respuesta que de la revolución bolivariana a cuestiones esenciales en donde se empantanó el socialismo en momentos anteriores en otros lugares del mundo. No hay mucho tiempo que perder. El capitalismo es un sistema cíclico, con una fase de crecimiento y otra de recesión, que cada vez alarga más sus fases de recuperación. No caeremos en el error de pensar, repitiendo la confusión de análisis y deseo, que la actual fase de crisis es la última, pero podemos afirmar que el deterioro de la biosfera ha puesto sobre el tapete un freno radical al crecimiento ilimitado que antes nunca estuvo. La actual fase de reconfiguración de la tasa de ganancia capitalista está rompiendo demasiadas cosas: el incumplimiento del Protocolo de Kyoto, la guerra en Oriente Medio, el agotamiento de los recursos energéticos, el avance del desempleo crónico y las migraciones, por señalar algunos de los más obvios, son muestras evidentes de que pedir la universalización del capitalismo que hay detrás de la globalización neoliberal es condenarnos a la barbarie. Los objetivos del socialismo no permiten más mezclas que las que obliguen la falta de condiciones objetivas para el advenimiento del nuevo modelo. No es verdad que sea posible en el largo plazo una «economía mixta», por más



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que en el corto plazo sea obligatorio ir recuperando espacios usurpados por el mercado capitalista. Si añadimos la incompatibilidad urgente del capitalismo con el respeto medioambiental, el desacuerdo radical es evidente: «Porque el proyecto socialista no está interesado en el «pleno empleo» de la fuerza laboral explotable (y, claro está, siempre explotada bajo todas las formas del sistema del capital factibles), sino en asegurarles trabajo con significado a los miembros de la sociedad por parte de los propios productores asociados; no está interesado en las promesas vacías de la «igualdad de oportunidades», necesariamente anulada en el momento mismo de su formulación por las estructuras jerárquicas de dominación realmente existentes, sino en la igualdad sustantiva de todos los individuos; no está interesado en el «bienestar social» que el «estado benefactor» liberal/capitalista les arroja en el plato a los sumisos pobres comprobadamente sin recursos, sino en la distribución autodeterminada de la riqueza social –tanto material como cultural- «a cada quién según su necesidad»; y no está interesado en la eter nización de la «inter vención del gobier no», sino en crear las condiciones materiales y políticas necesarias mediante las cuales se pueda asegurar el debilitamiento gradual del Estado » 57 Tras el fracaso de las economías del socialismo realmente existente; tras el fracaso, más oculto pero más tenaz, del capitalismo, con su condena a tres cuartas partes de la humanidad a la pobreza y el abocamiento al conjunto a la explotación, a la amenaza de la guerra y al desastre medioambiental, tras el fracaso de las formas de socialismo de mercado, tras el fracaso de las economías postsocialistas, la única vía es reinventar zapatos, caminos, mapas, carretas, y recuperar razones para ponernos en marcha. En un mundo sin opciones, la revolución bolivariana ofreció esperanzas. En una economía sin modelos, las EPS pueden aportar líneas útiles a la emancipación. En el viaje de regreso a Itaca, sólo Ulises sobrevivió



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Itsván Mészáros, Más allá del capital, op.cit. p. 955.



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porque no aceptó escoger entre dos alternativas, Escila y Caribdis, que en ambos casos acabarían con su barco y tripulación en las profundidades del mar. Simón Rodríguez recordaba al astuto griego cuando sabía de la necesidad de abrir constantemente nuevos rumbos. Las EPS pueden convertirse en la palanca, inédita, de una forma de articulación económica que ha saltado por encima de las limitaciones del pasado y que incorpora la experiencia de todo un siglo. Una vez más le toca a la Venezuela bolivariana experimentar soluciones novedosas. Las EPS no son segmentos de la búsqueda de las soluciones parciales que caracteriza la historia del homo sapiens. Su conceptualización como economía solidaria la convierte en una respuesta estructural que puede atreverse a desbordar el sistema capitalista. El reto no es pequeño, pero la necesidad no es menor. Recordemos una vez más las palabras de Jesús Ibáñez, para quien «cuando algo es necesario e imposible, hay que buscar nuevas dimensiones». Nuevas dimensiones como las que prometen abrir las Empresas de Producción Social rumbo al socialismo del siglo XXI. El debate está abierto. Sólo los pueblos tienen las respuestas porque son los depositarios de las convicciones. Y como decía Bertold Brecht, los pueblos que tienen convicciones tienen esperanza.



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14. ANEXOS



Anexo 1. Desbordar el capitalismo

Como se ha venido apuntando, una de las principales aportaciones del ecologismo al pensamiento social y político tiene que ver con la petición de prudencia. «De nada en demasía», rezaba el oráculo de Delfos. Para evitar ese error, conviene complejizar la mirada. Así nos encontraremos que en las sociedades capitalistas pueden identificarse cinco diferentes posiciones respecto del orden existente. Hay un eje dominante, donde está el poder hegemónico, representado por quienes controlan la política, la economía y la cultura (conservadurismo); frente a este poder hay un poder opuesto, que quiere ocupar esa situación pero para provecho propio (reacción). Hay un eje de transición, constituido por el reformismo: cambiar lo justo para que la situación permanezca. Por último, hay un eje emergente, donde encontramos dos posiciones. Por un lado, un contrapoder, que quiere subvertir el orden existente para repartir el poder, con apoyo, si es necesario, de la violencia (subversión). Completa este eje emergente un antipoder, que quiere negar cualquier situación de dominación (reversión). En este último caso, no se trata de repartir el poder entre grupos, sino de negarlo. Para ello, utiliza las armas del propio sistema para superarlo. Así evita que la reacción, el conservadurismo y el reformismo lo combatan, principalmente negándole el apoyo popular acusándolo de «subversivo», violento, terrorista o antisistema. Es una posición superior que utiliza el recurso de la ironía, usa el impulso del sistema para que él solo se caiga, lo derrota dejándolo sin argumentos. Es cierto que la historia ha obligado a menudo a reversión a convertirse en



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subversión (perseguida, encarcelada, asesinada, silenciada). Pero el horizonte del siglo XXI, con un neoliberalismo que da señales claras de agotamiento, con un cansancio social mundial respecto de la violencia, con un deseo profundo de asumir que un socialismo triste es un triste socialismo, la alegría de la reversión va avanzando posiciones. Analizar los cinco puntos de vista, buscar las razones de cada uno, entender que todos participamos, en diferentes proporciones, de los mismos, saber que las posiciones son más de énfasis que de absolutización son elementos que ayudan a la prudencia que señalábamos. Se trata, por tanto, de un pentagrama para la interpretación (no un modelo de acción política). El papel de las EPS cobra perspectivas diferentes, que iluminan sus problemas y sus potencialidades, según se observe desde cada uno de los diferentes cuadrantes:



PENTAGRAMA DE LAS POSICIONES POLÍTICAS

(Estos espacios no se dan aislados; todas las personas participan de todos, variando los énfasis que se ponen en unos u otros)



(jerarquía/poder) Conservadurismo (presente en el presente) (Statu quo)



(heterarquía/retropoder) Reacción (presente en el pasado) (Contrarrevolución)



Eje dominante



(transarquía/poder amable) Reformismo (presente actualizado) (actualización) (poliarquía/contrapoder) Subversión (futuro en el presente) (Revolución) (anarquía/antipoder/rebeldía Reversión (presente en el futuro) (Rebeldía)



Eje de transición



Eje emergente



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ANEXO II: La economía social y popular: la participación como clave



La economía social y popular procura rescatar los valores y prácticas locales, comunitarias, con sus procesos y valores solidarios, cooperativos y humanistas, en donde las aportaciones personales y de trabajo están por encima de la posesión de capital. Implica promover la liberación del hombre de la esclavitud de la producción para el mercado, siendo una estrategia articuladora de las propuestas emancipatorias nacionales y las concepciones revolucionarias. El interés en este desarrollo de la economía está centrado en cómo las mayorías alcanzan niveles superiores de desarrollo autodeterminado que conlleven a una auténtica calidad de vida. En esta sección, hemos querido resaltar los rasgos sustantivos del enfoque económico que desde las propias entrañas de la población ha ido emergiendo, como nuevo referente del proceso bolivariano rumbo al socialismo del siglo XXI. Las características de la economía social y popular están basadas en un elemento participativo que, al asentarse sobre la igualdad de los que participan en el trabajo, traslada la democracia al terreno económico. Sus rasgos principales, cumplidos de manera desigual según las condiciones, tiempos, lugares, historia, etc., serían las siguientes:



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• El trabajo es asociado y no meramente asalariado (autogestión). • La propiedad de los medios de producción es colectiva -salvo los recursos estratégicos que son administrados por el Estado- y está ligada al puesto de trabajo (con el cese de la actividad, se cesa la pertenencia a la empresa, si bien se tienen los plenos derechos laborales adquiridos). • El reparto de excedente es decidido entre sus miembros, puede ser igualitario o en todo caso, puede el colectivo decidir dar más a tal o cual (Cooperativismo, cogestión). • Promueve formas de apoyo solidario entre los miembros, el entorno comunitario y de otras comunidades. • Sustituye el interés particular por el social o bien «sustituir la irracionalidad individualista del capital por la racionalidad social» como lo plantea Michael Lebowitz. • Sustituye los principios mercantiles de representación de la voluntad societaria por democracia directa y participativa. • Garantiza la autonomía de gestión. • Los procesos de decisión son democráticos. • Primacía de las personas y del trabajo sobre el capital en el reparto de los beneficios. • Promueve un desarrollo fundado en la localidad como totalidad, como expresión y punto de partida de la totalidad. • Actividades económicas ejercidas por sociedades, principalmente cooperativas, mutualidades y asociaciones. • Tiene una concepción integral del ser humano, y lo entiende en una necesaria relación armónica con los demás seres humanos y con su entorno.



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ANEXO III: Base constitucional para una economía social y popular58



Uno de los impulsos clave para la reforma constitucional que llevó al Presidente Chávez al Gobierno en 1998 fue sentar las bases jurídicas para la creación de una economía que superase los límites sociales del sistema capitalista. Cierto es que el ánimo constitucional que venía de los 80 estaba marcado por el desmantelamiento de las estructuras sociales propias del constitucionalismo de posguerra, de manera que la Constitución Bolivariana, al tiempo que incorporaba aspectos netamente avanzados que no existían (ni existen) en ninguna Constitución del mundo, caía en la asunción de interpretaciones económicas heredadas del consenso de Washington y que en ese momento aún no estaban en la agenda transformadora, con lo cual queda abierto el debate sobre su reforma o renovación en virtud del giro a la izquierda que supone la orientación socialista. La diferencia entre Constitución real (la que se aplica) y Constitución material (la escrita) señalada por el italiano Mortati siempre se ha apuntado como un límite para la puesta en marcha de los aspectos socialistas que hay detrás del constitucionalismo de posguerra. Pero la Venezuela bolivariana vendría a demostrar que cuando existe la voluntad política, las posibilidades que brinda una Constitución con contenido social son esenciales. 59 Ya en el Preámbulo, que según la teoría jurídica es donde se establecen los lineamientos generales de un texto constitucional, queda clara la voluntad de avanzar hacia fórmulas no capitalistas. El Preámbulo, junto con el artículo segundo, constituyen las bases fundamentales no sólo de la Carta Magna

58 59



Agradecemos a José Gregorio Monsalve su colaboración en este epígrafe. Constantino Mortati, La Costituzione in senso materiale, Milán, Giuffrè, 1940.



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sino de toda la actuación que el país ha ejercido, ejerce y ejercerá desde el año de 1999. De esta manera, valores como el de la democracia participativa y protagónica (adjetivo con el que se quiere incidir en la dirección popular del proceso democrático), la independencia, la paz, la solidaridad, la libertad, la igualdad y el bien común, entre otros, rigen el desarrollo de todo proceso, proyecto y/o movimiento que busque cambiar la realidad social, económica y política de la Nación. La «economía popular» o «economía social» esta inserta en estos principios, los cuales buscan romper con los paradigmas de la exclusión que fueron consustanciales a la IV República y, de manera más amplia, de la economía de mercado o economía capitalista. En este sentido, y con el fin de abrir los caminos para la participación efectiva del pueblo en el desarrollo nacional, el artículo 70 de la Constitución expresa que las formas de participación económica que tiene el pueblo son «…la autogestión, la cogestión, las cooperativas en todas sus formas (…) y demás formas asociativas guiadas por los valores de la mutua cooperación y la solidaridad».60 Estos caminos legales abiertos por la Constitución para la participación económica del pueblo, se convierten en el principio de una cadena constitucional que busca el establecimiento de una economía de rasgos sociales y no individuales (aun garantizándose la propiedad privada de manera clara). Por ejemplo, en el artículo 87 se afirma el derecho al trabajo, procurándose adoptar todas las medidas correspondientes para que el pueblo tenga acceso a un trabajo que le permita vivir con dignidad. De esta forma, el apoyo y protección a la cogestión, la autogestión y las cooperativas, se convierte en una medida tendiente a garantizar que cada ciudadano trabaje y por ende pueda vivir con dignidad. Ahora bien, el mundo sigue montado sobre la ola globalizadora de carácter neoliberal que atenta directamente contra cualquier proyecto



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Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.



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económico soberano y popular. Ante esta coyuntura que busca socavar las bases de un Estado que se reclame soberano, el artículo 112 expresa que, a pesar de que se impulse y promueva la iniciativa privada, el Estado venezolano tiene un papel vital en la regulación de la economía con el fin de promover el desarrollo de nuestra Nación. Ahondando más en el carácter regulador, impulsor y protector del Estado para con la «economía popular», el artículo 118 manifiesta que «El Estado promoverá y protegerá estas asociaciones [cooperativas, cajas de ahorro y otras asociaciones de carácter social y participativo] destinadas a mejorar la economía popular y alternativa».61 Con esta disposición legal, se puede observar claramente la relación existente entre el actual ordenamiento jurídico y el nuevo modelo de economía popular. Quizá el obstáculo más terrible para la construcción a largo plazo de una vida social digna tiene que ver con el deterioro del medio ambiente, transformado en el capitalismo en una mercancía más. En el extremo contrario, economía social y ecologismo son un todo, no pudiéndose hablar de desarrollo armónico sin entender la importancia que tiene la conservación del ambiente y la supervivencia de la humanidad. Por esta razón el Estado venezolano, como expresión de un Estado nuevo y revolucionario ha asumido la protección del ambiente como deber constitucional. En el Capítulo IX de la Constitución (artículos 127 al 129) que versa sobre los derechos ambientales, se manifiesta abiertamente la obligación del Estado y los ciudadanos a proteger el ambiente con el fin de asegurar el desarrollo sustentable de la República. Como Constitución de avanzada, la carta suprema bolivariana incorpora al municipio como uno de los lugares más importantes para el desarrollo de la economía popular. Con el fin de profundizar en el proceso de descentralización y dar más participación a los ciudadanos, el artículo 184 en sus numerales 3, 4, y 5 dispone que los municipios deban promover:



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Ibidem.



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1) La participación en los procesos económicos, estimulando las expresiones de la economía social, tales como cooperativas, cajas de ahorros, mutuales y otras formas asociativas. 2) La participación de los trabajadores o trabajadoras y comunidades en la gestión de las empresas públicas mediante mecanismos autogestionarios y cogestionarios. 3) La creación de organizaciones, cooperativas y empresas comunales de servicios, como fuentes generadoras de empleo y bienestar social, propendiendo a su permanencia mediante el diseño de políticas en las cuales aquéllas tengan participación.62 La definición del régimen socioeconómico venezolano del artículo 299, abre paso a un nuevo sistema nacional en donde los valores de la competencia y el individualismo son superados por los de justicia social, protección del ambiente, democracia participativa y solidaridad, sin olvidar que la mejor forma de alcanzar el desarrollo nacional de manera armónica es siendo productivo y eficiente. Un tema neurálgico para la edificación de la economía alternativa que se desarrolla en el país, es el del latifundio y el desarrollo rural. Aunado a ello y, con el fin de atacar estos asuntos tan importantes para el desarrollo económico del país, la Constitución expone en sus artículos 306 y 307, la necesidad de promover el desarrollo rural integral, la actividad agrícola y el uso óptimo de las tierras; a su vez, se declara al latifundio como «contrario al interés nacional» con el objeto de iniciar la democratización de las tierras. El Artículo 308 se vincula con el Artículo 118 al establecer la voluntad del Estado de proteger y promover las formas asociativas alternativas, reafirmándose así la voluntad de cambiar el sistema neoliberal que se intentó implantar en el país. El referido artículo afirma que «El Estado protegerá y promoverá la pequeña y mediana industria, las cooperativas, las cajas de



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Ibidem.



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ahorro, así como también la empresa familiar, la microempresa y cualquier otra forma de asociación comunitaria para el trabajo, el ahorro y el consumo, bajo régimen de propiedad colectiva, con el fin de fortalecer el desarrollo económico del país, sustentándolo en la iniciativa popular. Se asegurará la capacitación, la asistencia técnica y el financiamiento oportuno.»63 Por último, es necesario resaltar el salto cualitativo que se ha dado en materia legal en cuanto a la promoción y protección de la industria y artesanía popular, las cuales gozan de «especial protección» por el Estado y las leyes de la República, buscando realzar tanto el conocimiento como las prácticas culturales de la diversidad de pueblos y etnias que habitan en nuestro territorio. Pero como se ha planteado al inicio de este epígrafe, es la voluntad política de las nuevas autoridades las que acercan la Constitución real a la material, concretada en los avances sociales que muestra la República Bolivariana de Venezuela en sus cortos y tensos 7 años de existencia.64



Ibidem. No puede dejarse de lado que, como le ocurrió a la Revolución Rusa en sus inicios, los intentos de hacer fracasar el proceso han sido ininterrumpidos, paralizando continuamente la tarea de Gobierno. Basta pensar, además de los esfuerzos constitucionales iniciales, los paros, huelgas, el golpe de Estado, el sabotaje petrolero, el lockout patronal, la guarimba, las presiones psicológicas y el referéndum revocatorio presidencial como quiebras de tal envergadura que podrían argumentar una parálisis total que, pese a todos estos frenos, no se ha dado.

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ANEXO IV: Dos fábulas para la creación de EPS: regresar al capitalismo o enrumbar el socialismo

Empresa X: un paternalismo estéril

Una persona con una alta responsabilidad política y con vínculos administrativos con la empresa X, decide, en consonancia con su compromiso político, seguir las recomendaciones de la Presidencia del Gobierno sobre la necesidad de superar el capitalismo. Para ello, y tras deliberaciones con su equipo, asume que una de las soluciones es impulsar dos EPS. Consciente de que se trata de un proceso en marcha sobre el cuál no hay referencias absolutas, opta por partir de lo que existe para intentar avanzar en la dirección deseada. Para ello se inclina por rebautizar a alguna cooperativa en funcionamiento y a una empresa que trabaja con la empresa X, como EPS, ahorrándose cualquier otra alteración. En el fondo, cuenta con el convencimiento de que el cambio de nombre operaría un cambio de sustancia acorde con la línea marcada por el Presidente. Con una sencillez ingenua, se buscaba dar cumplimiento al nuevo rumbo. Pero el socialismo no es un camino sencillo.La primera de las EPS (escrita en cursiva para señalar su alejamiento real del modelo buscado capaz de superar el capitalismo), será reclamada por la empresa X para que deposite un porcentaje para cuestiones sociales. No le preocupa, pues le basta diferir ese costo adicional a los precios y asunto solucionado. Incluso, piensa la EPS de reciente creación, le resulta barato acceder a contratos públicos con esa forma. La estructura capitalista se mantiene intacta y la empresa, que ayer operaba como compañía anónima, hoy sigue igual pero vestida con las hermosas ropas de un proceso que quiere superar un modelo que permanecerá, así, inamovible.La otra EPS requiere algo más de esfuerzo. Al ser de nueva creación, se trata ahora de buscarle una actividad. El organismo impulsor (la empresa X, o un municipio, gobernación o ministerio que esté detrás) seguía funcionando con indicadores propios de las economías capitalistas. Por eso, le buscó una tarea que pudiera resultar “rentable” en su cuenta de resultados. Como no se había incorporado realmente que las EPS



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son un tipo de empresa “rumbo al socialismo”, la forma más sencilla para permitir que la EPS fuera útil consistió en externalizar alguna necesidad sencilla de la empresa matriz. La externalización, como es sabido, es una de las operaciones más dañinas del capitalismo neoliberal, pues desarraiga y fragmenta a los trabajadores, carga sobre ellos los derechos laborales, les hace plenamente responsables sin tener realmente los instrumentos para cumplir con todas las exigencias, y genera una dependencia de la empresa matriz que lastra el futuro. Pero el nombre de EPS oculta todo eso.Al no entenderse la importancia de las EPS, la tarea que se ofreció a la EPS era totalmente residual, creyéndose que, en el fondo, la EPS creada no debía ir más allá de una forma de autoempleo. La creación de EPS se pensaba como un rasgo más de la “responsabilidad social de la empresa” (estrategia de marketing que, como en el caso de la primera EPS, termina derivando los costos en los precios finales del producto) o, cruzado con pretensiones religiosas, un acto de caridad para tranquilizar conciencias. En ninguno de estos casos se operó cambio alguno en el sistema.Esa tare de baja cualificación, que antes realizaba la propia empresa o alguna empresa privada, debía ser realizada desde la misma lógica que preside el sistema. Su evaluación final será en términos de rendimiento, productividad, competitividad; en definitiva, si mejora los balances de la empresa matriz. Con esa lógica, la recién creada EPS no tendría ni voz ni voto en las decisiones de la Empresa X. A lo sumo, se encargaría de labores de vigilancia, limpieza, mantenimiento, mensajería o algo similar, si bien ahora como “cuerpos extraños” que, sin embargo, dependían en exclusiva y de manera extrema de la empresa matriz. Como el concepto “socialismo” está bien lejos de la lógica que impulsa este colaboración entre la empresa X y la EPS, la estricta dependencia es aprovechada por la empresa X para forzar a la EPS a realizar jornadas más amplias, reducirse el sueldo de manera indirecta (por ejemplo, obligando a que ellos mismos compren el material de trabajo, bien sean las herramientas, los productos de limpieza, los medios de transporte, etc.). La empresa X, que, al menos, sí ha intuido que las EPS tienen que ver con la revolución, va a formar a la EPS,, en nombre del proceso, a aumentar la jornada laboral, a realizar cantidades mayores de trabajo por el mismo salario, a trabajar horas extras e, incluso, a



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sonreír pese a la explotación reforzada, pues están cumpliendo con “una indicación del Presidente de la República” rumbo a esa sociedad mejor a la que conduce el socialismo.Los trabajadores de la EPS no están contentos. Las condiciones labores de los que trabajaban eran mejor en la anterior situación. El concepto de EPS, piensan, no sirve para superar el capitalismo, sino para encubrir formas reforzadas de explotación que, además, ocultan el “dolor” que permite transformar el malestar en emancipación. Con la creación de la EPS, la Empresa X se desentienda de todo lo que no sea exigir resultados ligados a sus necesidades económicas. La EPS va a ser reclamada para que cumpla todos los trámites administrativos de manera inflexible, pero nadie va a acompañar a la misma en ese laberinto burocrático. Al estar formada por trabajadores comprometidos, la tarea de la EPS se duplica, se triplica, se transforma en una forma de autoexplotación que impide el desarrollo humano de los trabajadores. Pensar que hay tiempo para otras actividades ligadas a la comunidad es ciencia ficción.Abandonada a su suerte o, lo que sería peor, maltratada por identificarse no como una empresa que construye socialismo, sino como una “carga” exigida por una iniciativa gubernamental que no se entiende, las exigencias administrativas a las que se somete a la EPS desbordan su capacidad. En vez de poder pensar en las formas de superar el capitalismo en relación con la comunidad (por ejemplo, sacando del mercado cualquier bien o servicio que las comunidades tienen que comprar), la EPS dedica buena parte de su tiempo y esfuerzo a resolver problemas administrativos, a cubrir exigencias imposibles (mal reguladas o contradictorias), a buscar la forma de cubrir los impuestos que las ahogan, a inventar formas de ser “competitiva” de la manera tradicional pues, de lo contrario, será expulsada de un mercado que se comporta de manera netamente capitalista.Desbordados por la mala comprensión de lo que es una EPS, nuestra EPS, cuando no tira la toalla y abandona, opta por vincularse crecientemente al Estado, a quien reclama un comportamiento paternal que le ayude a salir del callejón sin salida en que se ha visto involucrado. El propio comportamiento paternal desmotiva a los miembros de la EPS. La posibilidad de que se vinculen con tareas comunitarias se hace cada vez más difícil, pues apenas pueden salir de sus propias dificultades. Este enrarecimiento de las



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condiciones, convierte la actividad en una lucha de “todos contra todos”. Salidas individuales empiezan a aparecer en el horizonte. La desvinculación de la comunidad, la decepción, la fragmentación permiten salidas ilegales. Aparece, finalmente, la corrupción. El resultado final es negativo desde, al menos, cuatro puntos cardinales. Por un lado, se repiten los esquemas capitalistas, con lo que se refuerza un modelo que se quiere superar. Por otro, se agrava la explotación pues, al venir desde un discurso transformador, resulta más difícil identificar la opresión. Igualmente, debilita el concepto de EPS, pues las bases populares ven que se trata de lo mismo con otro ropaje. Por último, agota las energías utópicas que porta la revolución, pues crearía un ejemplo concreto de la incapacidad de construir instrumentos que acerquen a la sociedad socialista, haciendo cierta la prédica neoliberal de que las alternativas “no son posibles” o que cualquier intento de superar lo que marca el “pensamiento único” está condenado a empeorar la situación.El paternalismo ha repetido vicios viejos. Es un ejercicio estéril. Una vez más, la decepción aparece en el horizonte de las propuestas de transformación social.



Empresa Y: “crecer ahí juntos”

Una EPS, impulsada desde el Estado, nace con el optimismo de que se puede hacer algo diferente. Desde su origen sabe que está intentando bajar a un nivel empresarial lo que significa la revolución, especialmente el nuevo reto de superar el capitalismo. En el entorno de su gestación hay una gran discusión, muy abierta y libre, sobre lo que puede significar una EPS, y, para llegar a su conceptualización, previamente se discute lo que es el capitalismo, el socialismo y la época de transición en la que estamos. No parten de ningún “mandato” que dicte cómo son y cómo tienen que comportarse, sino de la convicción de que hay que reinventar nuevas dimensiones porque la transformación es necesaria y con el viejo modelo se torna imposible.El esfuerzo teórico les lleva a una conclusión de partida: nacer no es sencillo. Saben que se trata de llevar a la práctica lo que era solo un discurso y un anhelo. Ahora se trata, en lo concreto, de romper un esquema, de desbordarlo demostrando que, de manera más eficiente



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social y económicamente, se pueden satisfacer las necesidades propias de los trabajadores. Además, en consonancia con las necesidades del entorno. Y todo ello desde posiciones éticas superiores pues cuestionan la explotación que está en el núcleo del capitalismo y no repiten la mercantilización de personas y naturaleza.El debate que acompaña a la creación de la EPS se convierte en una escuela de ciudadanía. Sin formatos, sin guías, escuchando los lineamientos políticos pero también escuchando a las comunidades, se va creando el nuevo modelo. La EPS hace camino al andar. Las comunidades tienen claras sus necesidades, pero tampoco saben siempre cómo se alcanzan. La comunidad no es un ente beatífico compuesto por ángeles ajenos a lo humano. Sus dudas son humanas y sus comportamientos son humanos. Intuyen que las EPS son mejores que las cooperativas, pues son “empresas” al servicio de una vida más digna. La comunidad es también su propio entorno y sus respuestas están en consonancia con las esperanzas que pueden depositar en las transformaciones. Y tienen algo como una verdad profunda: es la comunidad organizada y arraigada la que “humaniza” al ser humano.Cuando la nueva EPS convoca a las comunidades, emerge el corazón y el motor que anima estas nuevas formas económicas. La EPS y la población de la zona llegan a una misma conclusión: no tenemos certezas de cómo es el esquema, no tenemos un catecismo que podamos seguir, pero sabemos algo cierto: con las EPS, las comunidades tenemos una oportunidad que no tenemos con ningún otro modelo.Sin embargo, la claridad de la comunidad y de la EPS no se repite afuera. La EPS creada encuentra las mismas dificultades que cualquier otra empresa, sea EPS, Empresa de producción social “real”, cooperativa o sociedad anónima. Incluso, más dificultades. A menudo la burocracia hace todo por estrangularla. Las tareas, de partida, son dobles. Al tiempo que diseñan un plan empresarial, diseñan un plan endógeno. Tienen que responder como empresa que compite en un mercado capitalista y, al tiempo, dar respuesta a las comunidades aledañas. Con constantes números rojos no es sostenible el apoyo a las comunidades.La burocracia sigue su máquina trituradora. La EPS, sin mayor consideración, tiene que cumplir con la elaboración de presupuestos, justificaciones interminables, retrasos en la entrega de fondos, cronogramas constantes, esperas injustificables.Pero las discusiones iniciales han reforzado al equipo. Hay gente que, enamorada



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del proyecto, no han esperado a que les formalicen sus pagos y se ponen manos a la obra cuando aún no hay dinero. No se engañan. Saben que este optimismo inicial tiene plazo. Es un optimismo trágico, alimentado por la promesa de superar el sistema, pero confrontado con unas realidades que todavía siguen con las inercias del pasado. Pero el socialismo lo construyen las personas audaces.Las comunidades, convocadas desde un principio, quieren aprovechar la oportunidad brindada. Manifiestan su desconocimiento, pero saben que el hecho de que la empresa creada sea una EPS les brinda una oportunidad. La que nunca han tenido con ningún otro modelo. Desde la EPS el compromiso crece con el diálogo. Saben que buscar sin más mercados, tecnologías avanzadas o lógicas mercantilistas, con el fin de mostrar una cuenta de resultados abultada, no es lo más difícil. Pero las comunidades les han invitado a otro compromiso: busquemos una salida entre todas y todos.El desarrollo dialogado de la EPS alcanza nuevos vuelos. Las posibilidades que permite una EPS van mucho más allá que otras formas de economía social. En la espiral virtuosa de la EPS, ahora no se trata solamente de formar la empresa, sino de concebirla dentro de un proyecto más amplio de reinvención de la ciudad. Se crea una opinión pública en torno a la EPS. Una nueva lógica reclama una comunicación diferente. Serán los medios de comunicación alternativos los que alimentarán, al menos en principio, la información colectiva.Esa consciencia diferente que incorpora la EPS la convierte en unificadora de todos los entes de la zona. Los esfuerzos descoordinados de diferentes organismos, la fragmentación de las comunidades, recibe un mandato de articulación gracias al esfuerzo de la EPS. Radios comunitarias, televisiones locales, periódicos comunitarios, boletines de la EPS caminan en la misma dirección.Las comunidades, escuchadas, presentan sus necesidades y ellas mismas son conscientes de la exigencia de organizarse. El desempleo les impedía a menudo entablar el necesario diálogo conjunto. La falta de empleo es un cáncer para el arraigo. ¿Cómo encontrar una salida?La EPS, que ha aprendido que tiene que trabajar con las realidades cambiantes con que se encuentra, decide brindar, como elemento esencial para empezar el proceso, apoyo legal para crear Consejos Comunales. La única manera de que la EPS pueda realmente trascender el capitalismo, de que cumplan con su tarea de



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ser instrumentos para el socialismo del siglo XXI es en relación constante con las comunidades autoorganizadas en los Consejos Comunales. Es la vía no explorada o desatendida de la historia de la búsqueda del socialismo.Las comunidades no agotarán las posibilidades de la EPS. Saben que sólo podrá seguir colaborando con la comunidad si no quiebra. De manera que no será una ubre eterna de la que puedan desentenderse. No quieren un Estado paternal. Mejor un Estado maternal que, cuando los hijos pueden andar solos, apenas están ahí para el caso de que se caigan. Los Consejos Comunales estarán muy interesados en que la EPS funcione con números azules, pues sólo de los excedentes pueden salir las utilidades sociales. La EPS no está sola. Su responsabilidad va a tener la corresponsabilidad de los Consejos Comunales.La EPS, entroncada en las comunidades, son herramientas de generación de consciencia. No se trata sin más de una forma de creación de empleo. No se trata de una simple deriva de un porcentaje del beneficio a cubrir una necesidad urgente de la comunidad. La EPS lo es en tanto en cuanto da pasos que caminen hacia el socialismo. La EPS lo es en tanto en cuanto desborda, en espacios grandes o modestos, la lógica capitalista. Las Comunidades organizadas, en su discusión con la EPS, han aprendido que no se trata de que el Estado vaya a brindar “todo, siempre y ya”. Esa consciencia hace entender que los beneficios de la vida social corresponden a todos, de manera que no sirve que unos pocos solventen sus problemas agotando fondos y esfuerzos a los que tienen derecho, cuando menos, todos cada uno de los ciudadanos.Frente a las empresas de la economía social tradicional, donde el beneficio se entrega a los trabajadores, la EPS se replantea la distribución de los recursos en discusión con las comunidades, ya organizadas en Consejos Comunales. La EPS organizará internamente sus necesidades laborales en formas diferentes. Con los sectores más conscientes, creará nuevas EPS. En otras ocasiones, serán cooperativas las que brindarán los servicios que se necesiten. Pero como el desarrollo se articula con las comunidades, la EPS va a elaborar un Plan que beneficie aguas abajo y que emancipe a las nuevas EPS de la empresa matriz.En este momento, será muy importante seleccionar a aquellas personas que estén en disposición de caminar rumbo al socialismo. La EPS busca personas que no tengan simplemente cualificación técnica, sino que también muestren interés



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en caminar rumbos inéditos, que posean iniciativa, creatividad social. Por eso la EPS va a necesitar confiar en la gente joven. Pues la motivación de caminar rumbo al socialismo no es meramente económica, sino también vital. Las esperanzas crecen dentro de ese círculo virtuoso. El horizonte que está creando la EPS con las comunidades es ahora, ni más ni menos, que recrear una ciudad. Hay que repensar todo: el diseño de las viviendas dignas, la educación, la alimentación, el recreo y el ocio, el deporte, un nuevo concepto del transporte que no incremente la jornada laboral, los lugares de encuentro, espacios para la juventud…La burocracia, sin embargo, no cesa. Varios meses para aprobar el presupuesto; nuevos cronogramas, más matices, interminables procesos para emitir cheques, expedientes y nuevos expedientes, firmas y nuevas firmas de los máximos responsables administrativos, supervisión centralizada de los contratos que ajusta los ritmos a los más rezagados, consultores jurídicos de la EPS y consultores jurídicos de la empresa matriz, auditoría interna de la EPS y auditoría interna centralizada, desconfianza en los responsables administrativos centralizados por equipos que no han seleccionado ellos, retrasos en la construcción de tabuladores salariales…Nada que no pudiera ser solventado confiando más en la descentralización.La nueva EPS es optimista, pero su optimismo está matizado por la época de transición en la que opera. Es un optimismo trágico. Sólo cuando incorpora el pulmón de las Comunidades organizadas, sólo cuando recibe la bocanada de aire fresco del pueblo consciente articulado en torno a los Consejos Comunales se despoja de la tragedia y camina rumbo al socialismo con el optimismo de la esperanza. No todo es siempre alegre en este esfuerzo. Pero un Sur orienta y devuelve fuerzas cada día. La historia del socialismo ha probado muchas recetas y no se han caracterizado por el éxito. Ahora hay un “arma mágica”, una “herramienta prodigiosa”: la comunidad organizada.La Empresa de producción social es, no hay que olvidarlo, una empresa. La economía tiene reglas válidas para el socialismo, el capitalismo, o cualesquiera otro modo de producción: hay que satisfacer las necesidades sociales.Pero la casa se ha pintado de nuevo. No se trata de crecer sin más. Se trata, como le han enseñado las comunidades a la EPS, de crecer ahí juntos. Y en esa comunión se camina en pos de la verdad, la bondad y la belleza que dan sentido a la vida humana. Ese sentido que habita en la razón de ser del socialismo.



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Bibliografía



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Presentación



La presentación de este libro tiene una especial significación tanto por el contenido y la intención del mismo, como por lo que representa, una contribución del Centro Internacional Miranda a la reflexión y a la construcción nacional e internacional de propuestas y experiencias neurálgicas para el avance de la Revolución Bolivariana. El Centro Internacional Miranda (CIM) nace justamente para promover y difundir el sistema político de democracia participativa y protagónica, previsto en el modelo constitucional venezolano, a través de la creación de espacios para el debate entre intelectuales respecto a temáticas que son centrales a corto, mediano y largo plazo para la Revolución Bolivariana. El CIM es un lugar de reflexión y diálogo con proyección mundial, con una vocación crítica dirigida a profundizar en una democracia que obre realmente como gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Desde sus inicios el CIM viene desarrollando nueve programas principales para cumplir con las metas planteadas para esta etapa. Estos programas están referidos al socialismo del siglo XXI; la participación popular en la gestión pública; el nuevo modelo productivo; la práctica transformadora y el desarrollo humano; la investigación de los acuerdos de integración regional y acuerdos multilaterales; la reflexión sobre el rol de los medios de comunicación, hacia una ciencia de la crítica mediática; el estudio de la relación entre las pedagogías críticas y la gestión educativa bolivariana; la formación tecnopolítica de cuadros de este proceso; y, finalmente, un programa de intercambio con cooperantes internacionales que vienen al país a continuar sus indagaciones temáticas.



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Dentro de nuestro esfuerzo institucional tiene un espacio muy importante la labor editorial. Trabajo que entendemos inscrito en la pluralidad ideológica y conceptual que enriquece a la Revolución Bolivariana. Precisamente, con este libro que ustedes tienen en sus manos, estamos presentando uno de nuestros primeros frutos. La “Colección Debates” reúne un conjunto de textos de intelectuales venezolanos y de distintas regiones del mundo, que aportan su conocimiento y compromiso para posibilitar el avance en temas de especial sensibilidad para el proceso de cambios que vive Venezuela. Trabajos de autores de la talla de All Campbell, Paul Cockshott, Allin Cottrell, Robin Hahnel, David Laibman, David Schweickart, Marta Harnecker, Michael Lebowitz, Eric Toussaint, Peter Mclaren, Fals Borda, Jorge Gantiva, Pedro Noguera, Natalia Jaramillo, Bill Ayers, entre otros, formarán parte de los textos que integran esta colección. En esta colección se incluyen visiones críticas sobre políticas revolucionarias que se están desarrollando en la perspectiva de presentar propuestas para la superación de los nudos de diseño y gestión que, en resumidas cuentas, posibiliten el logro del fin supremo: la mayor suma de felicidades posibles. La publicación del libro de Haiman El Troudi y Juan Carlos Monedero, Empresas de Producción Social instrumento para el socialismo del siglo XXI, es un serio esfuerzo por sistematizar el recorrido de esta forma alternativa de modo de producción, como iniciativa inédita de la Revolución Bolivariana, el cuál permitirá convocar a los espacios del CIM a connotados pensadores, así como representantes de distintas organizaciones, internacionales y nacionales, a estudiar las bondades, alcances y problemas con los cuales se enfrentan las EPS en el camino de superación de la lógica capitalista. El análisis a la vez riguroso y comprometido, con la intención de contribuir a despejar incógnitas y dilemas sin ocultar los problemas, las dificultades y los obstáculos propios de un proceso de transformaciones tan abierto e innovador como el que se viene desarrollando hoy en Venezuela, está presente a lo largo de todo este ensayo, como lo estará en la Colección en la que se inscribe.



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Hoy sabemos que para la felicidad de los pueblos no son válidas recetas, verdades cosidas, ni discursos normalizadores, sino una construcción plural y multireferencial de conocimientos y experiencias. En esta perspectiva plural y problematizadora se inscribe el texto del español Juan Carlos Monedero y el venezolano Haiman El Troudi. Juan Carlos Monedero, estudioso de los procesos de mundialización desde la perspectiva de la sociedad civil y con una sólida trayectoria de persona comprometida con la izquierda transformadora española se interesó muy pronto por los cambios que se apuntaban en Venezuela, vino a conocerlos in situ y quedó prendido de este proceso de transformaciones que es la Revolución Bolivariana. Haiman El Troudi forma parte de las nuevas generaciones de intelectuales revolucionarios. Ha tenido la oportunidad de mostrar su talante como alto funcionario de gobierno en responsabilidades tan importantes como la Dirección del Despacho Presidencial. Como profesional preocupado por las dinámicas políticas revolucionarias es coautor de publicaciones sobre temáticas tan diversas como La Planificación Participativa, La inteligencia social y la sala situacional, la Historia de la Revolución Bolivariana, entre otras. Su último trabajo publicado fue El Salto Adelante, La nueva etapa de la Revolución Bolivariana. Ahora juntos, Haiman y Juan Carlos aportan ideas para el debate sobre las EPS. Este es un texto escrito en la transición rumbo al socialismo del siglo XXI, en él encontrarán numerosas pistas sobre lo que se viene haciendo en materia de economía solidaria. En las páginas de este libro, en el cometido del CIM, en el esfuerzo del pueblo venezolano y latinoamericano hay una apuesta por la fraternidad, ese puente universal de paz y concordia. Incorporémonos al debate sobre las formas alternativas de producción que hay en estas páginas, escuchemos al pueblo que respira en sus capítulos, detengámonos unos momentos para mirar lo construido. Y sigamos caminando. Caracas, 1 de Julio de 2006 Luís Bonilla-Molina Presidente del Centro Internacional Miranda.

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