DERECHO

DERECHO
LA BALANZA DE LA JUSTICIA

jueves, 26 de mayo de 2011

Medios Alternativos de solución de conflictos y diversidad cultural




Introducción


El presente trabajo es un resumen de las características jurídicas y culturales que determinan una nación, entre estas está el pluralismo jurídico, que puede o no estar presente en una comunidad, el globalismo localizado o el localismo globalizado, como puntos importantes para el cambio de la cultura y socialización de un determinada comunidad, por ultimo se nombran las características de los principales pueblos indígenas existentes en Venezuela.


Pluralismo Jurídico

En sociología jurídica, se entiende por pluralismo jurídico la coexistencia de dos o más órdenes jurídicos en un mismo ámbito de tiempo y de espacio. El concepto de pluralismo jurídico supone una definición alternativa de derecho, pues si se adopta la definición clásica, el derecho se reduce a las normas producidas exclusivamente por el Estado. Si se acepta la noción de pluralismo jurídico, se pone en cuestión la idea del monopolio de la fuerza estatal.

Desde una perspectiva socio jurídica, puede entenderse como derecho cualquier conjunto de normas que regulen la conducta humana, y que sea reconocido por sus destinatarios como vinculante. Según Boaventura de Sousa Santos, cualquier orden social que dé cuenta de retórica, violencia y burocracia, puede ser considerado como derecho.

El comercio informal, la presencia de grupos guerrilleros o paramilitares, o la presencia de etnias o grupos indígenas en un Estado, son algunos ejemplos de pluralismo jurídico.

Localismo globalizado

Consiste en el proceso por el cual un fenómeno local dado es globalizado con éxito. Usualmente la globalización de prácticas locales se origina en el centro del sistema mundial y son después expandidas y diseminadas a la periferia y a la semiperiferia. En realidad, dice Santos, un localismo globalizado es "un proceso cultural mediante el cual una cultura local hegemónica se come y digiere, como un caníbal, otras culturas subordinadas" (p.202).


Como ejemplo tendríamos ciertas operaciones mundiales de las empresas transnacionales, la transformación de la lengua inglesa en lengua franca, la globalización de la comida rápida o la música popular norteamericanas, o la adopción mundial de las leyes de propiedad intelectual norteamericana sobre software para computadoras.

Globalismo localizado

Consiste en el impacto específico de las prácticas e imperativos transnacionales en las condiciones locales, que son así desestructuradas y reestructuradas con el fin de responder a dichos imperativos. Tales globalismos localizados incluyen: enclaves de libre comercio; deforestación y deterioro masivo de los recursos naturales para pagar la deuda externa; uso turístico de los tesoros históricos, los lugares y ceremonias religiosas, las artes y artesanías, la vida salvaje; dumpling ecológico; conversión de la agricultura de subsistencia en agricultura orientada a la exportación como parte del "ajuste estructural"; etnización del lugar de trabajo, etc

Principales pueblos indígenas de Venezuela

Los indígenas que habitan actualmente en Venezuela son descendientes de aquellos primeros pobladores que llegaron a territorio venezolano hace miles de años, provenientes de diferentes lugares de la tierra, en especial desde Asia. Y aunque todos los pueblos presentan este origen común, cada uno de ellos ha desarrollado su manera de ser, adecuándose a sus condiciones particulares de vida.

En la actualidad sólo se tiene registro de los pueblos más numerosos, pero existen otros que aún se deben conocer y proteger.


• El pueblo wayúu. Es el grupo más numeroso de indígenas venezolanos y pertenece a la familia lingüística arawak. Se ubica principalmente en la península de la Guajira venezolana y colombiana (estado Zulia, en Venezuela, y departamento de la Guajira, en Colombia). Por eso, se les conoce también como guajiros. Algunos emigraron a otras zonas de Zulia y a los estados Mérida y Trujillo. Según los reportes del último censo indígena, este pueblo tiene 33.845 integrantes.

Los wayúu son monogámicos y poligínicos y su organización social está formada por clanes matrilineales a los cuales identifican con algún animal. En la baja Guajira construyen casas con palmas de cocoteros y madera, pero en la alta y desértica Guajira sus viviendas las hacen de barro mezclado con techos de corazón de cardones.

Los hombres de las más apartadas regiones visten el guayuco; las mujeres, en casi todos los lugares donde se encuentran, su manta guajira. Son sedentarios y seminómadas y presentan un alto grado de aculturación debido al contacto con pueblos vecinos de criollos venezolanos, colombianos y otros extranjeros.

Su economía está centrada en la pesca y en la cría de ganado ovino, caprino, porcino y vacuno. Quienes se han asentado en las ciudades trabajan como técnicos o profesionales en los sectores público y privado. En épocas de lluvia siembran maíz, frijoles, patilla y melones. Son buenos artesanos y se dedican a la cerámica, la cestería, el hilado, el tejido de tapices, hamacas, chinchorros y alpargatas.


• El pueblo warao. Formado por 28.633 personas censadas, es el segundo pueblo indígena más numeroso de Venezuela. Se ubica principalmente en Delta Amacuro, pero también hay comunidades en Monagas, Sucre y bolívar, así como en la República de Guyana. Su nombre refiere a su inseparable curiara (una embarcación hecha de madera con la que comercian, juegan, viajan y trabajan y, donde además, duermen y son enterrados).

El grueso de la población vive en palafitos que ubican a orillas de los ríos y que varían de tamaño; los hay donde habitan desde 20 hasta 300 personas. Generalmente no tienen paredes ni divisiones internas. El mobiliario principal es el chinchorro que se coloca al lado de un fogón de barro, que ofrece calor en las frías noches y auyenta los mosquitos.

La autoridad en las familias la ejerce el suegro del esposo. Tienen sistemas de parentesco muy estrictos y se casan muy jóvenes. Actualmente visten a la usanza de los criollos, aunque aún se puede ver a algunos hombres vistiendo el guayuco. Las mujeres suelen adornarse mucho con semillas y huesos de animales.

Los warao son pescadores por excelencia, pero también cazan, recogen frutos silvestres, miel y cultivan algunos productos. Actualmente, se dedican también a la explotación de la madera y de la palma de manaca y moriche. Algunos trabajan en las fábricas de procesamiento de la palma de manaca, para la elaboración del palmito. En los conucos siembran ocumo chino, yuca dulce y amarga, plátano, cambur y caña de azúcar y, cuando las condiciones lo permiten, siembran maíz y arroz.

Su vida también gira alrededor de la palma de moriche, a la que consideran una madre porque les proporciona su bebida, su comida y la materia prima para otros usos.

• El pueblo pemón. Se encuentra ubicado en la Gran Sabana, en el Parque Nacional Canaima y en la Sierra de Imataca, estado Bolívar. La palabra pemón significa «persona». Los pemón se dividen en tres subgrupos, que se corresponden con sus variantes dialectales: kamarakoto, taurepán y arekuna. No se pueden establecer delimitaciones geográficas rígidas, pero por lo general los arekuna se concentran en la zona norte del territorio pemón; los taurepán hacia el sur, en dirección este-oeste en la boca del río Maurak; y los kamaracoto se encuentran en la región de Kamarata y Urimán. Son descendientes de la familia lingüística caribe. Según el último censo, son 24.121, lo que representa el tercer pueblo indígena más numeroso de Venezuela.

Los pemón son principalmente horticultores, pescadores y cazadores. La principal actividad de subsistencia es la agricultura itinerante y de tala y quema, con la cual se elimina la vegetación de pequeños bosques para establecer los conucos. En ellos cultivan la yuca amarga y dulce, el ají, el mapuey, la batata, el ocumo, el plátano, el ñame y la piña. Basan su alimentación en la yuca amarga, de la que obtienen almidón, casabe y kashiri, una bebida con alto grado alcohólico. La economía, en algunas zonas, también está basada en la minería.


A los hombres les corresponden las tareas como la tala para los conucos y las labores de cacería. Las mujeres realizan las tareas relacionadas con la siembra y cosecha de los conucos y la preparación de alimentos. En general, son monógamos pero está permitida la poligamia. Son excelentes artesanos: la cerámica pemón es de la mejor elaborada, y por ende, sus ollas constituyen un producto tradicional de comercio. Además, tejen chinchorros y cestas de fibras vegetales. Algunos de ellos participan en el turismo. Construyen tres tipos de vivienda: la maloca o waipá, el tapuy y el tapuruka. La más común es la waipá, una casa redonda de tipo habitacional con suelo de tierra apisonada, paredes de bahareque y techo de palma y paja, con una o dos puertas de entrada y con pocas ventanas. También viven en churuatas. Los pemón son muy alegres, festivos y cordiales.

• El pueblo kariña. Pertenece a la familia lingüística caribe. Está disperso en el centro-sur del estado Anzoátegui, en el norte del estado Bolívar, en las riberas del río Orinoco (estados Bolívar, Apure y Delta Amacuro) y en el estado Monagas. Muchos de ellos han emigrado a El Tigre y Ciudad bolívar. Se registraron en el último censo 11.789 personas pertenecientes a este pueblo.

El largo contacto de los kariña con los criollos ha ocasionado un alto nivel de aculturación en sus comunidades; no obstante, ellos combinan los elementos socioculturales, religiosos y lingüísticos autóctonos con lo criollo. Viven en casas de palma, en viviendas rurales y en viviendas típicas del campesinado venezolano. Se dedican a la ganadería vacuna y porcina, a la avicultura, a la cestería, a la cerámica y al comercio. Las plantas alimenticias básicas de los cultivos de los kariña son la yuca, el maíz, el frijol y el plátano, entre otros.



La familia extendida está formada por un hombre casado, su esposa, sus hijos solteros y sus hijas casadas, más los maridos de ellas y sus hijos. Cada comunidad es autónoma; las decisiones relevantes se toman por consenso; la figura del «dopooto» o capitán ejerce un liderazgo centrado básicamente en su capacidad de negociación y persuación. La transmisión cultural depende de los ancianos, quienes garantizan la continuidad del idioma y las tradiciones más ancestrales de su cultura.

• El pueblo piaroa. También llamado wo'tuha, que quiere decir «gente pacífica», es riguroso y disciplinado y descarta todo acto de violencia física o verbal. Su idioma tiene influencias arawak y caribe. Se ubica a orillas de los ríos Puruname, Sipapo, Autana, Cuao, Guayapo, Samariapo, Cataniapo, Paria, Parguaza, Alto Suapure, Orinoco, en el valle del Manapiare, cuenca inferior del Ventuari y cerca de Puerto Ayacucho, estado Amazonas. Según el último censo hay actualmente 12.558 piaroa. Los piaroa son el vivo ejemplo del mestizaje, han dejado entrar en su cultura muchos elementos de sus vecinos criollos, pero a su vez ellos son herederos de las culturas ya extintas de la zona. De hecho algunas comunidades cuentan todavía con un chamán. Hoy en día hay docentes y enfermeros dentro de sus comunidades.

Hasta hace muy poco utilizaban casi todos los elementos tradicionales de su cultura, tanto en su vestimenta con guayucos como en la vivienda (grandes construcciones cilíndricas cuyo techo de palma llegaba al piso) y en la pesca. Hoy han cambiado mucho su cotidianidad. La gran mayoría se viste como lo hacen sus vecinos criollos.

La gran churuata tradicional es usada sólo en unas pocas comunidades, mientras que la mayoría se organiza en casas unifamiliares.



Los piaroa han sido considerados como buenos comerciantes, de hecho la actividad comercial con sus vecinos continúa hoy en día; incluso podría decirse que una buena parte de las frutas y de los productos derivados de la yuca que llegan a Puerto Ayacucho provienen del comercio con los piaroa.

• El pueblo guajibo. Está disperso al sur del estado Apure, al noroccidente del estado Amazonas, alrededor de San Juan de Manapire, en las riberas de los ríos Vichada, Tuparro, Tomo, Meta, Capanaparo y en el curso del río Orinoco. Este pueblo cuenta con cerca de 10.473 personas. Por su ubicación dispersa, se ha mezclado con los criollos pero sin perder del todo su identidad. Los guajibo, desde hace mucho tiempo, han sido nómadas cazadores y recolectores, aunque actualmente muchas de las comunidades son sedentarias y cultivan el conuco así como cazan y pescan.

Los guajibos visten como criollos y su vivienda se caracteriza por ser una construcción ovalada con techo de caballete y con paredes de hoja de palma. Habitan tanto las viviendas tradicionales como la vivienda rural y la criolla. Su bebida tradicional la preparan las mujeres y se llama mera, mezcla del mañoco (una variante de casabe, molido con agua y sin alcohol). Utilizan narcóticos como el tabaco, el yopo y el kapi. Comen carnes y huevos de morrocoy y tortuga, que abundan en la zona.

Dividen el trabajo de acuerdo con el nivel de aculturación y preparación profesional. Sólo los jefes, chamanes y personas muy estimadas pueden tener dos y hasta tres mujeres, pues la poligamia reviste cierto status o rango. Tallan la madera, practican la cerámica, la cestería y la cría de aves. Participan en la explotación de los recursos forestales de la región, en el turismo y en otras actividades.



• El pueblo yanomami. Su nombre significa «persona», «ser humano». Vive en el suroeste de Venezuela, entre la sierra Parima y el Orinoco, el Ventuari, el Caura y el Paragua, específicamente en las cuencas de los ríos Ocamo, Manaviche, Mavaca, y en el alto Siapa y el alto Matacuni, en el estado Amazonas. En Venezuela, la mayor parte vive en el Parque Nacional Parima-Tapirapecó; el resto vive en Brasil. Su población censada es de 7.003 miembros y es uno de los pueblos menos transculturizado de la región del Amazonas.

Forman familias extensivas que viven en shabonos construídos de palma, en forma circular y con un gran orificio en el centro, a cielo abierto. Allí pueden vivir entre 20 y 200 personas, dependiendo del tamaño. Las familias se organizan en torno al fogón. Los yanomami construyen sus casas próximas a sus conucos y cada cuatro o cinco años se mueven para acercarse a nuevas plantaciones.

Cultivan plátano, ocumo, yuca dulce, caña de azúcar, maíz y batata, además de cambur, aguacate, lechoza, pijiguao, tabaco y algodón, que usan para la elaboración de hamacas y de sus vestidos. Cazan regularmente animales, pescan y recolectan productos de la selva. La miel es un recurso natural muy apreciado para ellos. La artesanía la desarrollan las mujeres haciendo cestería y artículos utilitarios con bejuco de mamure descortezado.

Conservan sus elementos culturales, religiosos y lingüísticos. Sus vidas giran alrededor de sus creencias ancestrales. Forman una sociedad igualitaria y no jerárquica, pues los chamanes, quienes ejercen la autoridad moral, no poseen distintivos y entre las comunidades funciona el principio de reciprocidad.



• El pueblo añú. También llamado paraujano, pertenece a la familia lingüística arawak. Actualmente, su población censada es de 3.854 personas. Se ubica principalmente en la laguna de Sinamaica, en las islas San Carlos y Zapara y en Santa Rosa de Agua, en Maracaibo, entre otras zonas del lago.

Los añú viven en palafitos, el elemento más característico de su cultura, que construyen con madera de mangle y enea (una especie de hierba alta que crece en terrenos muy anegados). Para trasladarse de un palafito a otro, los añú se despalazan en pequeños cayucos o canoas o utilizando rústicas pasarelas a manera de puentes.

Su principal actividad es la pesca con redes y anzuelos. Antiguamente cazaban patos salvajes con un sistema manual sumamente rápido. Una de las actividades más características de este pueblo es el trabajo del mangle y la enea, que utilizan para elaborar elementos utilitarios, redes de pesca y artesanías como cestas y esteras.

Hoy en día han abandonado la mayoría de sus costumbres y son los ancianos los que aún conservan las pocas que quedan. No obstante hay un movimiento social de añú que está luchando por rescatar sus tradiciones y su idioma. Se caracterizan por ser muy buenos poetas populares.

• El pueblo pumé. Conocido también con el nombre de yaruro. Según el último censo, este pueblo cuenta con 7.269 miembros. Su carácter pacífico es uno de los rasgos distintivos de su cultura. Las comunidades pumé se ubican en la región central y sur del Estado Apure, cerca de los ríos Arauca y Cunaviche y, particularmente, en las riberas de los ríos Capanaparo, Riecito y Sinaruco.



Las comunidades son pequeñas, con menos de cincuenta habitantes organizados en varias casas unifamiliares. Las comunidades más pequeñas están conformadas por una sola familia extendida: un hombre casado con su esposa o sus esposas; sus hijos e hijas solteras, y sus hijas casadas con sus respectivos esposos e hijos.

Cada comunidad es autónoma, pero está encabezada por un capitán, quien desempeña una función social importante de representación ante el pueblo, como recibir a los visitantes y ser vocero ante las demandas externas, pero carece de autoridad real puesto que las decisiones más importantes las toma la comunidad por consenso.

La actividad agrícola se desarrolla en conucos y se siembran principalmente yuca amarga y maíz. Pescan en los ríos, cazan y recolectan en los bosques de galería y, en menor grado, en la sabana. En las últimas décadas, los pumé se han visto obligados a compartir su territorio ancestral con la población criolla debido a que, con el paso del tiempo, sus tierras han sido reducidas y han tenido que competir con los criollos por los mismos recursos. La mayoría de los pumé aún conserva sus ricas tradiciones culturales.

• El pueblo yukpa. Pertenece a la familia lingüística Caribe. Este pueblo cuenta con un total censado de 6.688 miembros. Se ubica en la sierra de Perijá, desde el río Santa Rosa al Guasare, en el norte del estado Zulia. Sus viviendas son extremadamente sencillas entre las que se distinguen tres tipos: una con techos de dos aguas, otra de forma circular y la paravientos. Los techos son de palma o de hojas de bijao y casi todas carecen de paredes.



Los yukpa visten como los criollos, aunque algunos de ellos aún utilizan una manta típica rectangular con un hueco por donde pasan la cabeza. Las mujeres utilizan dos de éstas, una como falda y otra para el torso dejando el busto al descubierto. Suelen adornarse con collares de semillas ensartadas en hilos de algodón.

La agricultura de tala y quema sigue siendo su principal actividad de subsistencia, complementada por la caza, la pesca, la recolección y una incipiente ganadería. El maíz es el cultivo y alimento principal de los yukpa, combinado con la yuca dulce, el plátano y el cambur. El cultivo del café se ha extendido por todas las comunidades y constituye el cultivo comercial más importante. Los yukpa comercializan el café a través de su propia empresa cooperativa establecida en Machiques.


Conclusión

Se espera que con este informe se tenga una noción de las características jurídicas de una sociedad y su estructura en especifico con lo referente al pluralismo jurídico como la unión o coexistencia de dos o más normas jurídicas dentro de un espacio y tiempo determinado, como por ejemplo los códigos del derecho romano con las normas de convivencia de un comunidad,

Se conceptualiza el globalismo localizado como una entrada de las culturas extranjeras o de otra comunidad dentro de una determinada y generando transformación, también se explica el localismo globalizado como un proceso donde la cultura o culturas de una determinada comunidad o localidad es globalizada con éxito.

Por último se caracteriza las principales culturas y pueblos indígenas del país, para analizar cómo se organizan social y jurídicamente y como pueden aplicarse las técnicas de desarrollo si que sean afectadas por los procesos antes mencionados, sino que puedan coexistir con otros pueblos más modernos y desarrollados.


Referencias Bibliográficas

FERRER, Aldo. Hechos y ficciones de la globalización, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1997.

MC LUHAN, Marshall. La galaxia de Gutenberg, Origen Planeta, México, 1985.

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Utopía







Utopía

Representación utópica de Robert Owen (1838).

El concepto utopía designa la proyección

humana de un mundo idealizado que se

presenta como alternativo al mundo

realmente existente, ejerciendo así una

crítica sobre éste. El término fue concebido

por Tomás Moro en su obra Dē Optimo

Rēpūblicae Statu dēque Nova Insula Ūtopia,

donde Utopía es el nombre dado a una

comunidad ficticia cuya organización

política, económica y cultural contrasta en

numerosos aspectos con las sociedades

humanas contemporáneas a Tomás Moro.

Sin embargo, aunque el término fue creado

por él, el concepto subyacente es anterior. En la misma obra de Moro puede observarse una fuerte influencia e

incluso directa referencia a La República, de Platón,[1] obra que presenta asimismo la descripción de una sociedad

idealizada. En el mismo sentido, las narraciones extraordinarias de Américo Vespucio sobre la recién avistada isla de

Fernando de Noronha, en 1503[2] y el espacio abierto por el descubrimiento de un Nuevo Mundo a la imaginación,

son factores que estimularon el desarrollo de la utopía de Moro.

Además de La República, otras construcciones utópicas anteriores a la de Tomás Moro son por ejemplo el jardín de

Gilgamesh, la isla de la Historia Sagrada de Evémero y los mitos de Hesíodo.

El origen etimológico de Utopía no fue explicado por Moro, siendo que estudiosos de su obra destacan un posible

juego de significados, ambos del griego. Por un lado οὐτοπία (οὐ, no; τόπος, lugar) y por el otro εὐτοπία (εὐ, buen;

τόπος, lugar).

En oposición al concepto de utopía, existe el término distopía.

Las utopías sociales

Íntimamente relacionadas con el deseo de dar un sentido a la vida y alcanzar la felicidad, se encuentran la necesidad

y la búsqueda de un mundo mejor, más solidario y más justo. Existe una estrecha relación entre la justicia y las

utopías. Ya Platón puso de manifiesto que un mundo ideal en el que todos sus miembros viviesen felices y

satisfechos sólo era posible si ese mundo era un mundo justo, pues un Estado es ideal (constituye una utopía) si en él

reina la justicia.

Concepto de utopía

El anhelo de mundos ideales y perfectos es tan antiguo como el ser humano. Sin embargo, la invención y descripción

de sociedades que lo sean no recibe el nombre de utopía hasta el siglo XVI. Por ello, no es paradójico afirmar que

existen utopías desde siempre, incluso antes de que se acuñase este nombre para referirse a ellas. El término utopía

se debe a Tomás Moro, quien título así una de las obras más importantes de este género. Literalmente significa “no

lugar” y, por tanto, designa una localización inexistente o imposible de encontrar. Moro bautizó con este término una

isla perdida en medio del océano cuyos habitantes habían logrado el Estado perfecto: un Estado caracterizado por la

convivencia pacífica, el bienestar físico y moral de sus habitantes, y el disfrute común de los bienes. Sin embargo,

Moro dio a esta isla idílica el nombre de Utopía (“en ningún lugar”), por lo que muchos pensadores han querido ver

en esto el deseo de dejar claro que, por muy deseable que fuese un Estado de este tipo, Utopía es un sueño

imaginario e irrealizable. Desde entonces suele considerarse utópico lo que, además de perfecto y modélico, es

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imposible de encontrar o construir. En general, podemos definir una utopía como un Estado imaginario que reúne

todas las perfecciones y que hace posible una existencia feliz porque en él reinan la paz y la justicia.

En las utopías hay un importante componente ideal, surgen de los defectos de la sociedad y se basan en las

posibilidades de cambio y transformación que ésta tiene en cada momento. Las utopías hunden las raíces en la

realidad más auténtica y concreta, aunque sea para criticarlas e intentar transformarla.

Funciones de las utopías

A pesar de este carácter novelado o ficticio de las utopías, a lo largo de la historia del pensamiento se les han

atribuido funciones que van más allá del simple entretenimiento.

• Función orientadora. Las utopías consiste, básicamente, en la descripción de una sociedad imaginaria y perfecta.

Y, aunque para muchos pensadores la realización completa de este sistema sea imposible, algunos de los

procedimientos que se describen pueden aplicarse a posibles reformas y orientar la tarea organizadora de los

políticos. Aunque la utopía en su conjunto pueda verse como un sueño inalcanzable, a veces, es útil para señalar

la dirección que deben tomar las reformas políticas en un Estado concreto.

• Función valorativa. Aunque las utopías son obras de un autor determinado, a menudo se reflejan en ellas los

sueños e inquietudes de la sociedad en la que el autor vive. Por esta razón, permiten reconocer los valores

fundamentales de una comunidad en un momento concreto y, también, los obstáculos que éstos encuentran a la

hora de materializarse. Por ello, para muchos autores, las utopías no sirven tanto para construir mundos ideales

como para comprender mejor el mundo en el que vivimos.

• Función crítica. Al comparar el Estado ideal con el real, se advierten las limitaciones de este último y las cotas de

justicia y bienestar social que aún le restan por alcanzar. De hecho, la utopía está construida a partir de elementos

del presente, ya sea para evitarlos (desigualdades, injusticias…) o para potenciarlos (adelantos técnicos,

libertades…). Por eso, supone una sutil pero eficaz crítica contra las injusticias y desigualdades evidentes tras la

comparación. Incluso si consideramos que la sociedad utópica es un disparate irrealizable, nos presenta el desafío

de explicar por qué no tenemos al menos sus virtudes.

• Función esperanzadora. Para algunos filósofos, el ser humano es esencialmente un ser utópico. Por un lado, la

necesidad de imaginar mundos mejores es exclusiva de la especie humana y, por otro, esta necesidad se presenta

de forma inevitable. El hecho de ser libres, de poder soñar con lugares mejores que el que nos rodea y de poder

actuar en la dirección de estos deseos está íntimamente conectado con nuestra naturaleza utópica. Ésta es, además,

la que justifica el hálito de esperanza que siempre permanece en nosotros: por muy injusto y desolador que sea

nuestro entorno, siempre hallamos la posibilidad de imaginar y construir uno mejor.

Sociedades utópicas

La república platónica

El primer modelo de sociedad utópica lo debemos a Platón. En uno de sus diálogos más conocidos, La República,

además de la defensa de una determinada concepción de la justicia, hallamos una detallada descripción de como seria

el Estado ideal, es decir, el Estado justo. Platón, profundamente descontento con los sistemas políticos que se habían

sucedido en Atenas, imagina como se organizaría un Estado que tuviese como objetivo el logro de la justicia y el

bien social.

Según Platón, la república o el Estado perfecto estaría formado por tres clases sociales: los gobernantes, los guardias

y los productores. Cada una de estas clases tendría en la república una función, unos derechos y unos deberes muy

claros.

A los gobernantes les concerniría la dirección del Estado; a los guardias su protección y defensa; a los productores el

abastecimiento de todo lo necesario para la vida: la alimentación, ropa, viviendas... Los individuos pertenecerían a

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una u otra de estas clases, no por nacimiento, sino por capacidad.

Según cual fuese la actitud fundamental de cada uno, (sabiduría (gobernantes), coraje (guardias) o apetencia

(productores)), sería educado para desempeñar eficientemente las funciones de su grupo. Y es que, para Platón, la

buena marcha del Estado depende de que cada clase cumpla efectivamente con su cometido.

En definitiva La República de Platón sería, según él, una sociedad justa porque en ella gobernarían los más sabios

(filósofos) y, además, por que en ella cada uno desempeñaría una actividad conforme a sus aptitudes y, por lo tanto,

todos contribuirían según sus posibilidades al bien común.

La utopía religiosa de san Agustín en el cristianismo

En su obra La ciudad de Dios, San Agustín expresa su interpretación de la utopía siguiendo los preceptos de su

visión religiosa cristiana. Según este pensador del cristianismo, la acción terrena (que simboliza para él todos los

estados históricos) es fruto del pecado, pues habría sido fundada por Caín y en ella sus habitantes serían esclavos de

las pasiones y sólo perseguirían bienes materiales. Esta ciudad, por tanto, no podría según él dejar de ser imperfecta

e injusta. Sin embargo, San Agustín concibe la utopía en una ciudad espiritual. Ésta habría sido según él fundada por

Dios y en ella reinarían el amor, la paz y la justicia. Para san Agustín la utopía tan sólo sería alcanzable en este reino

espiritual, lo que él y el cristianismo definen como el Reino de Cristo.

Las utopías renacentistas

Durante el Renacimiento se produjo un florecimiento espectacular del género utópico. La mayoría de los pensadores

consideraba que la influencia del humanismo era la causa de este fenómeno. El Renacimiento es una época que,

además de caracterizarse por el auge espectacular de las artes y las ciencias, destaca también por los cambios

sociales y económicos. Sin embargo, estas transformaciones no fueron igual de positivas para todos, ya que

ocasionaron enormes desigualdades entre unos miembros y otros de la sociedad.

Muchos de los pensadores de la época, conscientes de estas injusticias, pero también de la capacidad reformadora del

ser humano, reaccionaron frente a la cruda realidad de su tiempo. Esta reacción se plasmó en la reivindicación de una

racionalización de la organización social y económica que eliminase una gran parte de estas injusticias.

De ésta creencia y confianza en que la capacidad racional puede contribuir a mejorar la sociedad y a hacerla más

perfecta, surgen los modelos utópicos renacentistas. El principal y más importante modelo utópico de esta época es,

indiscutiblemente, Utopía de Tomás Moro.

Utopía se divide en dos partes: la primera supone una aguda crítica a la sociedad de la época; la segunda es

propiamente la descripción de esa isla localizada en ningún lugar, en la que sus habitantes han logrado construir una

comunidad justa y feliz. Básicamente, el secreto de la Utopía se debe a una organización política fundada

racionalmente, en la que destaca la abolición de la propiedad privada, considerada la causa de todos los males e

injusticias sociales.

La ausencia de propiedad privada comporta que prevalezca el interés común frente a la ambición y el interés

personal que rige en las sociedades reales. En Utopía, además, impera una estricta organización jerárquica de puestos

y funciones, a los que se accede como en la república platónica, por capacidad y méritos.

Esta estricta organización es, sin embargo, completamente compatible con la total igualdad económica y social de

los utopianos, pues todos disfrutan de los mismos bienes comunes, al margen de su función y su tarea en la

comunidad.

También pertenecen al Renacimiento La ciudad del Sol, del religioso italiano Tommaso Campanella, y La Nueva

Atlántida, de Francis Bacon.

Esta última añade un elemento importante, ausente en las otras dos utopías, como es el aprovechamiento de los

avances científicos y técnicos que empezaban a darse en aquel momento en la mejora de las condiciones de vida de

los seres humanos.

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En los siglos XVII y XVIII se asoció la utopía con la literatura de viajes, en la cual las sociedades civilizadas

proyectaban sus angustias y sus críticas al progreso El origen de la desigualdad entre los hombres (1755) de

Jean-Jacques Rousseau es un ejemplo clásico de esta concepción de la historia como un proceso de decadencia.

El socialismo utópico

Otro de los momentos fecundos en la ideación de sociedades utópicas fue a finales del siglo XVIII y principios del

siglo XIX. Los profundos cambios sociales y económicos producidos por el industrialismo cada vez más

individualista e insolidario abonaron el terreno del descontento y la crítica, así como el deseo de sociedades mejores,

más humanas y justas.

De esta época de injusticias y desigualdades proviene el socialismo utópico. Como representantes de este

movimiento tenemos a pensadores de la talla de Saint Simon, Charles Fourier y Robert Owen. A pesar de las

diferencias que hay entre ellos, tienen en común su interés por mejorar y transformar la precaria situación del

proletariado en ese momento. Para ello, propusieron reformas concretas a hacer de la sociedad un lugar más

solidario, en el que el trabajo no fuera una carga alienante y en el que todos tuviesen las mismas posibilidades de

auto-realizarse.

A diferencia de muchas de las utopías anteriores, la de estos socialistas fue diseñada con el objetivo inmediato de

llevarse a la práctica. Más que relatos fantásticos de mundos perdidos o inalcanzables, constituyeron descripciones

detalladas de comunidades igualitarias que, en ocasiones, fueron copiadas en la realidad. Algunos de estos socialistas

compaginaron la reflexión teórica con labores prácticas y concretas de reforma social. Así, por ejemplo, Fourier

propuso comunidades autosuficientes, a las que llamó falansterios, y Owen llegó a fundar Nueva Armonía, una

pequeña comunidad en la que se abrió el primer jardín de infancia y la primera biblioteca pública de EEUU.

Utopías modernas

Muchos autores como Arnhelm Neusüss han indicado que las utopías modernas son esencialmente diferentes a sus

predecesoras. Otros en cambio, señalan que en rigor las utopías sólo se dan en la modernidad y llaman cronotopías o

protoutopías a las utopías anteriores a la obra de Moro. Desde esta perspectiva, las utopías modernas están

orientadas al futuro, son teleológicas, progresistas y sobre todo son un reclamo frente al orden cósmico entendido

religiosamente, que no explica adecuadamente el mal y la explotación. Así las utopías expresan una rebelión frente a

lo dado en la realidad y propondrían una transformación radical, que en muchos casos pasa por procesos

revolucionarios, como expresó en sus escritos Karl Marx.[3]

Se ha criticado que las utopías tienen un carácter coercitivo. Pero también se suele añadir que las utopías le otorgan

dinamismo a la modernidad, le permiten una ampliación de sus bases democráticas y han sido una especie de sistema

reflexivo de la modernidad por la cual esta ha mejorado constantemente. Por ello no sería posible entender la

modernidad sin su carácter utópico.

Las utopías han tenido derivaciones en el pensamiento político -como por ejemplo en las corrientes socialistas

ligadas al marxismo y el anarquismo-, literario e incluso cinematográfico a través de la ciencia ficción social. La

clasificación más usada, hereda la pretensión del marxismo de estar elaborando un socialismo científico y por tanto

restringe el nombre de socialismo utópico a las formulaciones ideológicas anteriores a éste, aunque todas ellas

comparten su origen en la reacción a la revolución industrial, especialmente a la condición del proletariado, siendo

su vinculación al movimiento obrero más o menos próxima o cerca a ello

Utopía 5

Utopía económica

Las utopías socialistas y comunistas se centraron en la distribución equitativa de los bienes, con frecuencia anulando

completamente la existencia del dinero. Los ciudadanos se desempeñan en las labores que más les agradan y que se

orientan al bien común, permitiéndoles contar con mucho tiempo libre para cultivar las artes y las ciencias.

Experiencias prácticas que han sido plasmadas en Comunidades utópicas en el siglo XIX y XX.

Las utopías capitalistas o de mercado libre se centran en la libre empresa, en una sociedad donde todos los habitantes

tengan acceso a la actividad productiva, y unos cuantos (o incluso ninguno) a un gobierno limitado o mínimo. Allí

los hombres productivos desarrollan su trabajo, su vida social, y demás actividades pacíficas en libertad, apartados

de un Estado intromisorio y expoliador. Se relacionan en especial al ideal del liberalismo libertario.

Utopía ecologista

La utopía ecologista se ha plasmado en el libro Ecotopía, en el cual California y parte de los estados de la costa

Oeste se han secesionado de los Estados Unidos, formando un nuevo estado ecologista.

Utopía política e histórica

Una utopía global de paz mundial es con frecuencia considerada uno de los finales de la historia posiblemente

inevitables.

Utopía religiosa

La visión que tienen tanto el Islam como el cristianismo respecto al paraíso es el de una utopía, en especial en las

manifestaciones populares:la esperanza de una vida libre de pobreza, pecado o de cualquier otro sufrimiento, más

allá de la muerte (aunque la escatología cristiana del "cielo" al menos, es casi equivalente a vivir con el mismo Dios,

en un paraíso que asemeja a la Tierra en el cielo). En un sentido similar, el nirvana del budismo se puede asemejar a

una utopía. Las utopías religiosas, concebidas principalmente como un jardín de las delicias, una existencia libre de

toda preocupación con calles cubiertas de oro, en una gozosa iluminación con poderes casi divinos.

El Cristianismo, por lo menos en su versión católica, ha tenido siempre bien claro que Dios ha prometido un solo

paraíso, y que este paraíso no está situado en la tierra. El corazón de la esperanza cristiana es el anhelo de tierras

nuevas y cielos nuevos, pero que se alcanzarán al final de la historia.[4]

Bibliografía de obras utópicas

• La República, de Platón (370 a. C.)

• Utopía, de Tomás Moro (1516)

• La Ciudad del Sol (Civita Solis), de Tommaso Campanella (1623)

• La Nueva Atlántida (New Atlantis), de Francis Bacon (1627)

• Christianopolis, de Johann Valentin Andrea (1619)

• The Commonwealth, de Gerrard Winstanley (1652)

• Oceana, de James Harrington. (1656)

• The Blazing World, de Margaret Cavendish (1666)

• Isla de Tamoe, del Marqués de Sade (1788)

• Voyage en Icarie, de Ettiene Cabet (1840)

• USA 2000, de Edward Bellamy (1888)

• La Jornada de un Periodista Americano en el 2889, de Julio Verne (1888)

• News from Nowhere, de William Morris (1891)

• Una utopía moderna (A Modern Utopia), de H.G. Wells (1905)

• Shangri-La, de James Hilton (1933)

• Walden Dos, de Burrhus Frederic Skinner (1948)

Utopía 6

• La rebelión de Atlas, de Ayn Rand (1957)

• La isla, de Aldous Huxley (1962)

• La aldea de las viudas, de James Cañón (2007)

Estudios teóricos

• J. C. Davis, Utopía y sociedad ideal

• Manuel, Frank E. (1982). Utopías y pensamiento utópico. Espasa-Calpe. ISBN 978-84-239-6502-1.

• Rino Cammilleri (2007). Los monstruos de la Razón. Homo Legens. ISBN 978-84-935506-3-9.

• John N. Gray (2008). Misa negra. La religión apocalíptica y la muerte de la utopía. Ediciones Paidós. ISBN

978-84-493-2158-0.

Crítica de las utopías y de sus proyectos políticos

La confianza en la posibilidad y la necesidad de sociedades perfectas sufre durante el siglo XX un considerable

revés. Por varias razones, muchos pensadores defienden que dedicarse a inventar sociedades utópicas era más

perjudicial que beneficioso. Los motivos de esta consideración pueden variar de un pensador a otro.

• Poseen un carácter fantasioso e ingenuo. Una de las críticas más habituales a la utopía es su distanciamiento

respecto a la cruda realidad. En ellas su autor imagina un mundo perfecto, pero tan irreal que resulta difícil

establecer vínculos entre lo que propone y lo que hallamos efectivamente. Por otra parte, la utopía suele limitarse

a la descripción detallada de ese mundo nuevo pero no proporciona demasiadas pistas acerca del modo en que es

posible transformar la realidad para acceder a ese otro mundo imaginado. Por ello, para muchos pensadores, las

utopías sólo son la expresión de buenos pero inútiles e ingenuos deseos de mejora. (No se va a conseguir el ideal).

• Están históricamente condicionadas. Las críticas contra las utopías pueden ir en otra línea. Para algunos

filósofos, por ejemplo, el mayor inconveniente de las utopías es su incapacidad para trascender las limitaciones de

la época histórica en la que fueron concebidas. Para los que así argumentan, las utopías se alejan de la realidad

mucho menos de lo que pensamos. De hecho, son pocas las que pueden verse como proyectos verdaderamente

imaginativos y originales. En la mayoría de los casos, suelen limitarse a potenciar y desarrollar rasgos que ya

están en la sociedad de ese momento. Por esta razón, con el paso del tiempo, a menudo quedan ridículamente

desfasadas. Así, predicciones que en su momento fueron arriesgadas hoy nos resultan ingenuas y ridículas. Las

utopías de una época están condicionadas por las circunstancias históricas.

• Provocan estatismo social. Si las anteriores razones no eran suficientes, se añade todavía la de que la utopía se

fundamenta en una concepción estática de la sociedad. El cambio sólo está justificado hasta alcanzar la utopía.

Una vez conseguida la sociedad perfecta, justa y feliz, ¿qué sentido tendría que ésta siguiese transformándose?

Ahora bien, ¿es posible y deseable, aunque sea en utopía como organización completamente estática?

• Lindan con el totalitarismo. El filósofo Karl Popper destaca el peligro que encierran las utopías. Aunque su

crítica se centra básicamente en La República de Platón, ésta es extensiva a casi todas las utopías posteriores. Por

muy paradójico que parezca, este mundo feliz y perfecto puede convertirse en el más terrible y totalitario de los

Estados. La creencia y el convencimiento del carácter ideal y perfecto de un sistema llevan irremediablemente a la

intolerancia respecto a cualquier otra propuesta. Considerar esta organización la más beneficiosa produce que

cualquier opinión en contra, cualquier oposición, sea vista como una amenaza para la supervivencia de la utopía

y, en consecuencia, sea apartada del panorama social, para bien de la comunidad.

• Los proyectos políticos utópicos son devastadores. Dando un paso más en lo manifestado por Popper, el

filósofo político John N. Gray señala que los proyectos políticos, tanto de la derecha utópica como de la izquierda

utópica, cuando han podido ser llevados a la práctica han resultado terribles. En el libro Misa negra. La religión

apocalíptica y la muerte de la utopía el autor desarrolla su crítica a la idea de progreso y de progreso social -esa

utopía nefasta y apocalíptica, en palabras de Gray- que tiene su origen en las ideas apocalípticas de los primeros

cristianos, se expresa en el milenarismo de la edad media y, como una verdadera religión, invade de pleno la

Utopía 7

ilustración -época de El Terror de la revolución francesa- trasladándose a los proyectos totalitarios utópicos

seculares de la primera mitad del siglo XX (comunismo, nazismo) y los de finales de siglo XX y principios del

XXI (en los proyectos de la derecha utópica neoconservadora y neoliberal británica y norteamericana (Thatcher,

Tony Blair, George Bush) expresados en las políticas del Fondo Monetario Internacional, como en la guerra

contra el terror y de manera especial en la guerra de Iraq).[5]

Las antiutopías

La vida en la Isla Utopía de Moro o en un falansterio de Fourier se imagina hoy con menos encanto del que sus

autores previeron.

Y es que, cada vez, los pensadores parecen más convencidos de que igualdad y justicia, por un lado, y libertad por

otro, constituyen los dos extremos incompatibles de un mismo eje, por lo que el aumento de uno supone

inevitablemente la disminución de la otra. Así que, para muchos autores, las utopías, sociedades igualitarias y justas,

sólo son realizables aplastando una gran parte de las libertades individuales.

Entre otros, este parece ser el motivo de que, junto a la disminución progresiva de las utopías se dé un aumento del

género contrario: las antiutopías o distopías.

Por antiutopías entendemos la descripción de una sociedad futura en la que se han desarrollado exageradamente

algunos de los rasgos que son sobrevalorados en la civilización actual. Por ello, constituyen un macabro espejo de

aquello en lo que se podría convertir la sociedad sino que se pone fin a algunas de las tendencias que en ella se dan.

A pesar de las diferencias entre utopía y distopía, ambas comparten una función similar: servir de crítica a una

sociedad que se centra exclusivamente en objetivos y valores superficiales, olvidando a menudo otros más

fundamentales.

Modelos de antiutopías

Durante el siglo XX las utopías negativas son, en comparación con las propuestas utópicas tradicionales, bastante

numerosa. Éstas parecen tener como objetivo alterarnos de la posibilidad de que lo que pronostican vaya a cumplirse.

Sus autores confían en que al mostrar el lado más oscuro, la terrible cara de estas sociedades en apariencia perfectas,

se impedirá su cumplimiento. Por ello, describen con todo lujo de detalles la verdadera cara de estos Estados. A

pesar de las diferencias que presentan en cada autor, se asemejan en dos aspectos: el totalitarismo y la

tecnologización.

• Totalitarismo: la antiutopía es en realidad un Estado totalitario y despótico, en el que el interés de la comunidad o

del Todo está por encima del individuo concreto.

• Tecnologización: las antiutopías se presentan como consecuencia del desarrollo científico y tecnológico actual.

Los adelantos y posibilidades que en ellas se describen son exageraciones de algunos avances del presente.

Necesidad de utopía

Algunos de los desastres a los que ha llevado el proceso científico-técnico, junto a la desconfianza de los filósofos

ante las propuestas utópicas tradicionales, han provocado una crisis en la mentalidad y la actitud utópicas. Ahora

bien, ¿ésta crisis de las utopías implica una crisis del deseo y la esperanza de un mundo mejor?, ¿debe el ser humano

desterrar de sí cualquier impulso que le lleve a soñar e imaginar sociedades más humanas y solidarias? No parece

conveniente.

Estas reticencias sólo son válidas frente a un modelo concreto de utopía: utopía entendido como un sistema cerrado

en el que todo está ya prefijado de antemano para garantizar una forma de vida justa e igualitaria, pero en el que

poco espacio queda para las libertades individuales. Sin embargo no es ésta la única forma de entender las utopías.

Utopía 8

Según Argullol Itrías El cansancio de Occidente: Las perspectivas utópicas son convenientes porque entrañan la

necesidad de poner a prueba, y la voluntad de modificar el propio espacio en el que uno se encuentra. Lo peor que

podría ocurrirnos sería aceptar una sociedad y una vida, sin deseo.

La utopía puede concebirse como perspectiva utópica, como cierta manera de enfrentarse críticamente a la realidad,

para no resignarse con lo injusto que hallamos en ella. Esto, además de no ser pernicioso, es necesario para llevar

una vida realmente humana, ya que el ser humano es esencial e inevitablemente un ser inconformista y utópico.

En definitiva, lo que entra en crisis, lo que se cuestiona a lo largo del siglo XX, es la formulación y defensa de

sociedades presuntamente perfectas, pero realmente rígidas y asfixiantes. Y lo que, de ningún modo, ha quedado

desfasado es la confianza y defensa de ideales utópicos concretos.

Ideales utópicos

Si el panorama que ofrecen las utopías negativas tiene alguna consistencia, si realmente los adelantos científicos y

técnicos nos conducen hacia donde algunos autores dicen que conducen, entonces son más necesarios que nunca

ideales que orienten y permitan cambiar ese desesperanzador rumbo.

Pacifismo

La esperanza en el mundo que no viva desolado por las guerras ha sido constante en la historia de la humanidad.

Casi todas las culturas han valorado la convivencia pacífica como un ideal digno de alcanzar. Actualmente, este

deseo es mucho más intenso. La trágica experiencia de las guerras mundiales y la aparición de armas cada vez más

devastadoras (bombas atómicas, minas antipersonas, armas químicas...) han hecho concienciarse del horror de los

conflictos bélicos.

A pesar de que sigue habiendo multitud de guerras, la paz ha sido reconocida por los recientes movimientos

pacifistas como un valor y un derecho. Estos pacifistas se caracterizan por condenar la guerra como forma de

solucionar los conflictos, por defender la desaparición de los ejércitos y por reivindicar el derecho a la objeción de

conciencia.

Ahora bien, aunque todos estemos de acuerdo en que la paz es un valor y un ideal indiscutible, no todos están de

acuerdo en lo que este ideal entraña. Frente al pacifismo radical e ingenuo que condena cualquier forma de oposición

beligerante, algunos filósofos reivindican un pacifismo comprometido que suponga una defensa activa de la paz,

aunque ello signifique, en casos extremos, utilizar las armas. Ante las atrocidades, las injusticias, las violaciones

despiadadas de los derechos humanos más básicos, debemos preguntarnos: ¿es posible defender la paz a ultranza?

¿debe la paz anteponerse a valores como la vida, la libertad y la justicia? ¿significa la paz permanecer impasibles

ante la violencia más injusta e injustificable?

Ecologismo

La relación entre el ser humano y la naturaleza ha sido desde siempre muy especial: desde la admiración al temor,

pasando por el amor y el respeto. Sin embargo, a partir de la modernidad esta relación se ve profundamente alterada.

Con el desarrollo técnico e industrial, el interés explotador sustituye a la admiración y el respeto. Entonces empieza

una relación de opresión y dominación que hace peligrar no sólo a la misma naturaleza, sino a todos los seres vivos

que perviven gracias a ella. En ese trágico momento, la protección y la reivindicación de un espacio natural

inalterado y salubre se convierte en un ideal, en un valor, en un derecho que hay que reivindicar. Es entonces cuando

nacen los movimientos ecologistas, desconocidos y ausentes antes del siglo XX.

El ecologismo, además de promover la conservación del entorno natural, empieza a plantear y reivindicar el respeto

a los derechos de los animales y de todos los seres vivos en general (no sólo los humanos), así como concienciar de

la responsabilidad que cada generación tiene con las generaciones futuras. Responsabilidad que debe concretarse en

el compromiso por legar un entorno sano, rico y diverso.

Utopía 9

Solidaridad

La actualidad se caracteriza también por una creciente actitud cosmopolita y solidaria. El desarrollo de los medios de

comunicación y el sabernos más cerca que nunca del resto de habitantes del planeta han hecho que se extienda un

sentimiento de fraternidad humana. Gracias a este sentimiento, el ser humano de cualquier lugar se siente ciudadano

del mundo y, por tanto, ligado al destino de cualquier otro ser humano, sea cual sea su cultura, religión, raza o lugar

de origen.

Esto ha contribuido enormemente a una creciente actitud de solidaridad, que se ha materializado en la formación de

asociaciones y organizaciones que luchan para que este ideal se haga efectivo y real. La forma de conseguirlo es

convertir la solidaridad en un compromiso de lucha firme contra el hambre, la pobreza, las epidemias... que asolan a

gran parte del género humano.

Muy ligada a las reivindicaciones anteriores está la defensa de un ideal igualitario que alcance a todos los habitantes

del planeta. Este ideal se asienta en la convicción de que todo ser humano, sean cuales sean sus peculiaridades

personales, ha de gozar de las condiciones que le permitan llevar una vida rica y digna. Esto significa, en definitiva,

la defensa de una justa distribución de las riquezas y una efectiva y real igualdad de oportunidades. Por otra parte,

para que esta reivindicación no se quede en pura formalidad debe concretarse en la lucha por los derechos de

aquellos que históricamente han sufrido peores condiciones o un trato discriminatorio.

En definitiva, debe promover la lucha por los derechos de los niños, de las mujeres, de los ancianos, de las razas

minoritarias y de las religiones perseguidas.

Los derechos humanos

Todos los ideales anteriores convergen en la formulación y en el respeto de los derechos humanos.

Pero ¿qué son en realidad? Los derechos humanos son todos aquellos derechos que posee el ser humano por el

simple hecho de pertenecer a la especie humana. Son consecuencia de la indudable e inherente dignidad que posee

toda persona y de la que no puede ser desposeída ni privada. Mientras que el derecho objetivo se refiere al conjunto

de normas que regulan las relaciones sociales, los derechos subjetivos en cambio expresan la autorización que

poseemos como personas a exigir y a realizar ciertas cosas. Evidentemente, los derechos humanos forman parte de

este grupo de derechos, ya que todos ellos expresan la autorización a exigir algo (por ejemplo, el respeto hacia

nuestra libertad) o a realizar ciertas acciones (por ejemplo, manifestar nuestra opinión sin temor a represalias).

Los derechos humanos se caracterizan por los siguientes puntos:

• Son inherentes a la naturaleza humana, ya que son una expresión de la dignidad natural de toda persona. No

pueden ser otorgados ni cancelados por ninguna institución ni Estado, pues se poseen simplemente por ser

persona. Así que existen incluso cuando no son reconocidos.

• Son universales, puesto que son válidos para toda persona en cualquier tiempo y lugar, independientemente de su

posición social, religión, raza o sexo.

• Son ideales que deben orientar e inspirar el código ideal de todo Estado que se considere de derecho. Cuando esto

ocurre, cuando la legislación concreta de un Estado la recoge, pasan a formar parte del Derecho positivo de éste y

a garantizarse más su respeto y protección.

Estas características hacen que sean reales y válidos, incluso cuando se violan e incumplen abiertamente.

Actualmente, en numerosos estados se olvida los derechos más fundamentales, no ya los que garantizan un sueldo

digno o una sanidad adecuada, sino derechos tan fundamentales como el derecho a la vida, la libertad, a la justicia y

a la paz. Esta paradoja no debe confundirnos. Aunque es evidente que algunas personas e instituciones los incumplen

y violan abiertamente, nada puede otorgar ni desposeer de la dignidad humana que toda persona tiene por el hecho

de serlo.

Sin embargo, esto no debe ser consuelo suficiente. En aquellos lugares y situaciones en que no son debidamente

cumplidos, los derechos humanos tienen la importante función de servir como ideales y exigencias éticas que señalan

Utopía 10

el comportamiento que debe seguirse y la meta que se ha de alcanzar.

Referencias

[1] More, Thomas; George M. Logan (1989). Utopia. Cambridge University Press

[2] More, Thomas; Utopía; Joaquim Malafrè Gavaldà (2003); La Maison de L'écriture.

[3] « Karl H. Marx (http:/ / www. geocities. com/ Colosseum/ Loge/ 3802/ CarlosMarx. html)».

[4] « Comentario a la Encíclica sobre la Esperanza de Benedicto XVI (http:/ / www. conelpapa. com/ benedictoxvi/ esperanza. htm)».

[5] "¿De verdad cree que hemos progresado?", Lluís Amiguet, La Vanguardia, 07/05/2007, en Filosofía y pensamiento, Ramón Alcobero (http:/ /

www. alcoberro. info/ planes/ liberalismo10. htm)

Véase también

• Distopía

• Ficción utópica y distópica

Enlaces externos

• Wikiquote alberga frases célebres de o sobre Utopía. Wikiquote

• Wikcionario tiene definiciones para utopía.Wikcionario

• Utopía (ebook) (http:/ / www. cpel. uba. ar/ ebooks/ eam/ ebook_view. php?ebooks_books_id=19)

• Retamal, Christian. (1998). “Utopía y nihilismo.” (http:/ / demo. vrweb. cl/ cgi-bin/ dms/ procesa. pl?plantilla=/

dms/ base. html& contenido=documento& id_doc=1863) Revista del Centro de Estudios Públicos n° 71.

Santiago. Chile.

• Retamal, C. (2004). “La fluidez ontológica como propuesta utópica de la globalización. Brechas, posibilidades y

conflictos.” (http:/ / www. sepiensa. cl/ listas_articulos/ articulos_sepiensa/ 2004/ 01_enero/ 20040103_fram.

html)

• Utopia and Utopianism (http:/ / www. utopiaandutopianism. com) es una revista académica especializada en los

temas de la utopía y del utopismo.

• Ciudad y utopía (http:/ / www. saber. ula. ve/ handle/ 123456789/ 23126), por Eligia Calderón

• La Mujer y las Utopías del Renacimiento (http:/ / www. symbolos. com/ s27fgon1. htm)

• Las Utopías renacentistas, esoterismo y símbolo (http:/ / simbolismoyalquimia. com/ las-utopias-renacentistas.

htm)

Fuentes y contribuyentes del artículo 11

Fuentes y contribuyentes del artículo

Utopía Fuente: http://es.wikipedia.org/w/index.php?oldid=46031509 Contribuyentes: .José, .Sergio, 3coma14, AlbertoDV, Alhen, Aliciacs, Archimboldi, Ascánder, Bedwyr, Boja, Boninho,

C'est moi, CGE, Camilo, Carmin, Cdani, Daniel 1423, Dferg, Diegusjaimes, Diogeneselcinico42, Durero, Ecemaml, Echani, Eduardosalg, Eea, Elhombresinatributos, Emijrp, Escarlati,

Farodelautopia, Fernando Estel, Fliz82, Fonsi80, Gafotas, Gallowolf, Gerwoman, Gizmo II, Guanxito, Gurgut, HAMM, Humberto, Invadinado, Isha, Islaman69, Jarisleif, Javi pk, Javier Carro,

Jjafjjaf, JorgeGG, Joseaperez, Joxelu, JuanPaBJ16, Juancho10000, Julian Colina, Jurock, Korrector, Kved, Lampsako, Laura Fiorucci, Lema, Leugim1972, Lnegro, Lycaon83, LyingB,

Machucho2007, Manuel Trujillo Berges, MaratRevolution, Marivi12, Martínhache, Matdrodes, Mecamático, Miss Manzana, Mushii, Nemo, Nicop, Nihilo, No sé qué nick poner, ObscurO,

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Guerra Asimétrica



La guerra asimétrica es un conflicto violento donde existe una gran desproporción entre las fuerzas tanto militares como políticas de los bandos implicados, y que por lo tanto obliga a las naciones a utilizar medios fuera de la tradición militar común. Entre estos medios se cuenta la guerra de guerrillas, la resistencia, toda clase de terrorismo, la contrainsurgencia, el terrorismo de Estado, la guerra sucia o la desobediencia civil.




En la guerra asimétrica no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales. Por el contrario, se basa en golpes de mano, combinación de acciones políticas y militares, implicación de la población civil y otras operaciones similares.



Recientemente, y dada la gran diferencia de poderío militar entre las grandes potencias y el resto de países del mundo, en éstos han empezado a surgir teorías de la guerra asimétrica más extensas. El libro Guerra Sin Restricciones, escrito por los coroneles chinos Qiao Liang y Wang Xiangsui en febrero de 1999, es la primera obra teórica de profundo calado sobre las guerras asimétricas futuras a gran escala. De manera muy resumida, sus autores postulan la utilización de cualquier clase de lucha —sin tener en cuenta ninguna objeción ética— ante una potencia abrumadoramente superior en fuerza, tecnología o influencia diplomática.

En la guerra, la moral es a lo material en relación tres a uno."


Introducción

El tema que me ocupa es tan vasto, abundante en bibliografía y accesible desde tantas y diferentes perspectivas. Hoy en día es muy frecuente escuchar con ligereza en los medios de comunicación sobre el término de “Guerra Asimétrica”, normalmente haciendo alusión al conflicto que la coalición internacional, liderado por los Estados Unidos, enfrenta al terrorismo internacional.

En el presente trabajo se ha desarrollado el marco conceptual haciendo una clasificación de las guerras para ubicar, en ese contexto, a la Guerra Asimétrica. Seguidamente irá una definición de la misma, que involucre aspectos tácticos, operacionales y estratégicos y que nos proporcione el punto de partida para entrar a repasar las consideraciones que determinan los niveles y formas de asimetría, que abarcan aspectos tan diversos y distintos a los puramente estratégicos y militares, como son la tecnología, la voluntad, la paciencia, la responsabilidad jurídica y la organización; todos ellos importantes y necesarios en un análisis. Me referiré también de los aspectos de “legalidad” o ilegalidad de la Guerra Asimétrica, considerando la importancia que reviste el tema cuando el que la aplica es un Estado y no un agente transnacional o intraestatal, un grupo terrorista por ejemplo, que no está obligado por el Derecho Internacional.

Con este marco conceptual progresaremos en el análisis para examinar los niveles de conducción del conflicto: táctico, operacional y estratégico, considerando que esta modalidad de guerra modifica el esquema convencional y los afecta de manera diferente, al disminuir la importancia del nivel operacional, mediante la gran relevancia estratégica que cobran las acciones tácticas; y al agregar nuevas variables al nivel estratégico, las mismas que tendrán que ser analizadas en la evaluación integral del conflicto, bajo la perspectiva del costo / beneficio político.

Finalmente irán las conclusiones y recomendaciones con una actitud constructiva y responsable, como contribución al esfuerzo de todas las naciones por buscar la mejor solución a la coyuntura actual.



Marco conceptual

Clasificación de las guerras:

De la bibliografía y autores consultados podemos sugerir una clasificación de las guerras, según su evolución histórica y operacional. Según Lind, las cuatro generaciones de la guerra comenzaron con el Acuerdo de Paz de Westfalia en 1648, que puso fin a la guerra de los treinta años. En este tratado, el Estado estableció el monopolio sobre la guerra.

Las guerras de primera, segunda, tercera y cuarta generación, ésta última llamada también Guerra Asimétrica, en resumen, se definen de la siguiente manera:

La Guerra de Primera Generación, duro aproximadamente desde 1648 hasta 1860, (antes de la Guerra de Trincheras de la Primera Guerra Mundial); las batallas eran formales y el campo de batalla era ordenado; se basó en la disposición de líneas y columnas de tropas frente a frente. La relevancia de la Primera Generación yace en el hecho de que el orden en el campo de batalla creó una cultura de orden militar.

Producto de la Primera Generación existen muchos aspectos que distinguen hasta hoy en día a los militares de los civiles, pudiendo ser: el uniforme, el saludo, la graduación minuciosa de rangos, entre otros, estos estaban diseñados para reforzar la cultura de orden.

La Guerra de Segunda Generación, fue una respuesta a la contradicción entre la cultura de orden y el ambiente militar. Desarrollada por el Ejército francés durante y después de la Primera Guerra Mundial. Esta generación sobrevino con el aumento de la potencia de fuego en masa, particularmente a través del empleo de fuego de artillería indirecto, ametralladoras y la aviación, nuevas máquinas de guerra creadas producto de la revolución industrial. El objetivo fue la atrición; la doctrina, en breve, fue descrita por los franceses como“: “la artillería conquista, la infantería ocupa”. La potencia de fuego era cuidadosamente sincronizada por la infantería, tanques y artillería, se empleaban planes y ordenes detalladas y especificas, era una “batalla realmente conducida” donde el Comandante era, en efecto, era un verdadero director de la batalla.

La Guerra de Segunda Generación se presentó como un gran alivio a los soldados (o por lo menos a sus oficiales), porque preservó la cultura del orden. El enfoque fue interno, en las reglas, procesos y procedimientos. La disciplina se imponía forzosamente desde arriba hacia abajo. La obediencia era más importante que la iniciativa. De hecho, no se aplicaba la iniciativa porque ponía en peligro la sincronización de fuegos.

Esta etapa aún es relevante hoy en día, el Ejército y el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos siguen utilizando este método de guerra, el mismo que fuera aprendido de los franceses durante y después de la Primera Guerra Mundial. Como ejemplo podemos observarlo en Afganistan e Irak. Para los norteamericanos, la guerra significa “acertar el blanco con acero”.

La Guerra de Tercera Generación, es también un producto de la Primera Guerra Mundial, agrega velocidad y tecnología a las dimensiones de la maniobra estratégica operacional (masa, espacio y tiempo) lo que consigue un aumento de la capacidad de maniobra, que permite otorgar la victoria a quien consiga dispersar y rodear a las tropas enemigas afectando su retaguardia. Fue desarrollada por el Ejército alemán y es comúnmente conocida como la Guerra Relámpago o Guerra de Maniobra.

La Guerra de Tercera Generación no se basa en la potencia de fuego y atrición, ésta se basa en la velocidad, en la sorpresa, así como la distorsión mental y física. Tácticamente, en el ataque, las Fuerzas Armadas de la Guerra de Tercera Generación buscan penetrar la retaguardia del enemigo y causar el derrumbamiento del mismo desde la retaguardia hacia el frente. En vez de “aproximarse y destruir”, el lema es “sobrepasar y derrumbar”. En la defensa, la intención es atraer al enemigo hacia las posiciones convenientes y luego cortar sus líneas. La Guerra deja de ser una competencia de empujones, donde las fuerzas intentan mantener o avanzar en una línea. La Guerra de Tercera Generación es no lineal.

Las tácticas cambian en la Guerra de Tercera Generación, como lo hace la cultura militar. Las Fuerzas Armadas de la Tercera Generación se concentran en lo externo, en la situación, en el enemigo y en el resultado que necesita la situación, y no en lo interno, en el proceso o en el método.

Durante los juegos de guerra del siglo XIX, los oficiales subalternos alemanes rutinariamente recibieron problemas que sólo podían ser resueltos al desobedecer las órdenes. Las órdenes por sí solas especificaban el resultado deseado, pero nunca el método.

La iniciativa fue más importante que la obediencia - se toleraban errores puesto que provenían de demasiada iniciativa en vez de una carencia de la misma. Todo el concepto dependía de la autodisciplina, y no de la disciplina forzada. El Kaiserheer y el Wehrmacht podrían llevar a cabo grandes desfiles, pero en realidad, habían roto la cultura de orden.

La Guerra de Cuarta Generación, es totalmente asimétrica, ya que enfrentan a dos oponentes manifiestamente desiguales, podrían ser por un lado potencias económica y tecnológicamente muy desarrolladas, con capacidades políticas y militares muy superiores; y la otra parte una Nación pequeña o perturbadores transnacionales o intraestatales, con motivaciones extremistas, separatistas, de liberación, religiosas o étnicas, entre otras, y con niveles de poder militar y político poco significativos. Las crecientes brechas socioeconómicas entre el mundo desarrollado y los demás países se ven reflejadas también en los asuntos militares. Las estrategias y tácticas de guerra convencional no pueden dar la espalda a los cambios y retos que exige este nuevo orden mundial. Es así como los procedimientos para hacer frente a las amenazas externas han variado tanto, que el país más poderoso no siempre es el vencedor.

Algunas características de la Tercera Generación, tales como la descentralización e iniciativa se conservan en la Cuarta Generación, pero en otros aspectos ésta marca el cambio más radical desde la Paz de Westfalia. En la Guerra de Cuarta Generación, el estado pierde su monopolio de la guerra. Alrededor del mundo, las Fuerzas Armadas se hallan hoy luchando en contra corporaciones transnacionales con intereses propios e inmenso poder; grupos no gubernamentales con una capacidad de acción, en algunos casos, del mismo nivel de los Estados, tales como Al-Qaeda, Hamas, Hezbolá y las FARC. También podemos considerar como nuevas formas de amenaza, al narcotráfico de poder económico creciente, pudiendo afectar la gobernabilidad de determinados países; el terrorismo que ha dejado de ser patrimonio de ideologías y el crimen organizado, con capacidad para desestabilizar regímenes débiles a través de operaciones tales como el lavado de dinero.

Colombia es víctima de estos actores del terror, donde una vieja guerra de guerrillas lanzada por organizaciones subversivas marxistas comenzó a contar con los recursos del tráfico de drogas y ha logrado controlar más del 30 % del territorio nacional, generando el riesgo de la expansión a otras naciones de Sudamérica, habiéndose ya efectivizado en la frontera de alguna de ellas.

Otra de las características dominantes es la globalización. Vivimos en un mundo estrechamente interrelacionado, hasta el punto en que el concepto de soberanía absoluta pareciera tender a cambiar su sentido en un escenario donde la Comunidad Internacional Organizada, paulatinamente asume funciones tales como la preservación del patrimonio de la humanidad, el ejercicio del monopolio del poder militar para evitar conflictos regionales, la protección de los derechos humanos, el cuidado del medio ambiente y, en un futuro quizás no muy lejano, la administración de los recursos estratégicos que sean indispensables para un mundo en explosión demográfica.

Tampoco podemos obviar que la desaparición del conflicto ideológico, simbolizado por la caída del Muro de Berlín, inició para algunos el albor de una aparente Nueva Era donde se hacía realidad el ideal de la muerte de los conflictos y la vigencia de la paz permanente llegándose así al fin de la historia.

En esa visión desaparecería uno de los jinetes del Apocalipsis, La Guerra, ya que el orden mundial estaría garantizado por la Comunidad Internacional. Las Fuerzas Armadas se convertirían por ende, en muestras de una era superada, generadora de gastos superfluos que deberían ser encaminados hacia otros fines.

Sin embargo, la realidad nos ha ratificado que el conflicto como tal existe, que es inherente a la naturaleza humana y a la confrontación de intereses entre los Estados. Por ello es innegable la aceptación de que la guerra sobrevive, sólo ha mutado, combinando nuevos actores y nuevas amenazas para modificar sus efectos. Aquí, es donde entra a tallar el concepto de Guerra Asimétrica.



La Guerra Asimétrica

La Guerra Asimétrica o de Cuarta Generación, es un concepto aparentemente novedoso en los foros estratégicos y militares, así como en los campos de batalla. Cuando se leen diferentes artículos respecto a la Guerra Asimétrica, los diversos autores señalan como su origen a los más variados conflictos de la historia. Algunos la identifican con los principios de “combate indirecto” de Sun Tzu, otros con los ataques sufridos por las legiones romanas a manos de los teutones, en la más reciente Guerra de Argelia (1954 – 1962), o en el mucho más actual conflicto de Palestina contra la ocupación Israelí. Lo cierto es que el conflicto de Guerra Asimétrica no es algo nuevo, sino que es tan antigua como el hombre. El pasaje bíblico de David y Goliat es un perfecto ejemplo, Goliat fue vencido mediante un combate asimétrico por el pequeño David. Así también el aniquilamiento del Ejército Británico en Afganistán en el año 1842; las técnicas nuevamente aplicadas por los soviéticos contra las tropas alemanas en la Segunda Guerra Mundial; el actuar de los vitnamitas contra las tropas estadounidenses; los duros combates llevados a cabo en Grozny entre rebeldes chechenos y el ejército regular ruso entre 1994 y el año 2000, con un breve intervalo a partir de 1996, y muchos otros casos más.

Entonces, si la Guerra Asimétrica no es nueva, ¿por qué se habla ahora tanto de ella? Ello se debe, sin duda, por el auge que está teniendo este tipo de combate en los últimos años, donde, por ejemplo, los conflictos ocurridos en el oriente medio donde se aprecia el gran poderío militar y político de los Estados Unidos de América y sus aliados, en contraste con los países musulmanes que han respondido con la utilización de cualquier clase de lucha – sin tener en cuenta ninguna objeción ética – ante una potencia abrumadoramente superior, han suscitado el surgimiento y la publicación de definiciones, teorías y artículos sobre la Guerra Asimétrica y la puesta sobre el tapete de este “novedoso” concepto. Esto hace recordar mucho a los incendios constantes que realizaban los habitantes rebeldes rusos en la ciudad de Moscú cuando las tropas napoleónicas se hallaban acantonadas allí luego de haber conquistado la capital de ese imperio. Este constante hostigamiento obligó a Napoleón a tomar la desafortunada decisión de abandonar rápidamente la capital, debiéndose enfrentar en su penoso regreso a Francia al más crudo invierno ruso y permanentes ataques del ejército cosaco sobre su columna de marcha, lo que materializó el comienzo del fin del imperio napoleónico.

Volviendo al concepto de Guerra Asimétrica, en la actualidad este término cobró especial énfasis a partir del audaz ataque llevado a cabo el 11 de setiembre por el grupo Al –Qeda contra las Torres Gemelas, a través del inesperado uso bélico de aviones civiles y la utilización de la permisividad que concedían las leyes de inmigración. La hipótesis de la "vulnerabilidad" del más poderoso a través del empleo de métodos no convencionales fue confirmada, fue el impacto psicológico más importante que recibió la población estadounidense.

Pero, ya se había visto un pequeño adelanto de esta nueva forma de terrorismo en la operación perpetrada por este mismo grupo contra el Destructor norteamericano USS Cole, anclado en el puerto de Adén (Yemen). Allí, un sencillo bote de goma con motor fuera de borda cargado de explosivos atentó contra esa Unidad de la clase Ariegh Burke, dotado con los más sofisticados sistemas electrónicos y de alerta temprana, ya que era el responsable de proteger contra todo tipo de amenazas a un grupo de batalla naval, encabezado por un portaaviones atómico. El costo de esta operación fue alto en vidas humanas: 17 marinos estadounidenses muertos, 39 heridos y un costoso barco seriamente averiado, que obligó un gran esfuerzo humano y logístico para mantenerse a flote. Para el enemigo, el costo fue mínimo: la vida de dos hombres, una sencilla embarcación de goma y un artefacto explosivo.

Entonces qué es exactamente la Guerra Asimétrica?. La Guerra Asimétrica es aquella en la que un actor beligerante, comparativamente débil y en desarrollo, se enfrenta a un Estado con Fuerza Armada poderosa, buscando combatir y ganar inicialmente más allá del teatro de operaciones. El grupo menos poderoso aplicará acciones y actos contemplados, o no, en las convenciones existentes sobre la guerra. El único límite será la imaginación y la decisión de quienes conducirán este tipo de conflicto. Es la lucha que no admite ninguna clase de trabas. Es sinónimo de confusión y debe producir cambios en el tiempo y espacio.

En el caso de una Guerra Asimétrica entre un Estado Nación contra otro, no existe un frente determinado, ni acciones militares convencionales, en esta batalla, el Ejército y la población deben combatir juntos, pues es muy difícil que se logre la victoria contra un enemigo superior, si no hay - en esta guerra que necesariamente tiene que ser prolongada - cohesión entre civiles y militares.

Como claro ejemplo de un ejercicio de Guerra Asimétrica entre un Estado-Nación contra otro, en Caimancito y Guayacán, estado de Sucre - Venezuela, los días 4, 5 y 6 de junio del 2005 se realizaron los primeros simulacros como acción preventiva frente a supuestos planes de una invasión a Venezuela por parte de otro país. El pueblo y las Fuerzas Armadas trabajaron juntos en maniobras que simulaban ser invadidos por un ejército extranjero, así como ejercitaron su confrontación por parte de fuerzas cívico-militares conformadas por tropas regulares del Ejército.

Las acciones asimétricas no retan de manera frontal a una fuerza militar poderosa, pues, cuanto más pequeño sea el grupo, mayor será su movilidad y secreto. El logro de la victoria, cuando hay una desproporción tan grande de fuerzas, se basa en la iniciativa, la audacia y la sorpresa; situación que exige el desplazamiento continuo de las fuerzas irregulares.

En la Guerra Asimétrica, la utilización de medios simples y baratos en muchas acciones y obtención de un efecto desproporcionado a su esfuerzo, repercutirá en la voluntad de lucha del más fuerte. Así se conseguirá el efecto agregado de manipular psicológicamente a la población del enemigo.

El proceso de la toma de decisiones no sólo tiene lugar antes de la formulación del plan, sino también después. El plan debe ser modificado de acuerdo con la nueva situación. En casi todas las operaciones es rectificado parcialmente y, a veces, es cambiado por completo.

"Conoce a tu adversario y conócete a ti mismo y podrás librar cien batallas sin correr ningún riesgo de derrota", es un valioso consejo del estratega chino Sun Tzu, adagio que debe tomarse en cuenta para la confección del plan.

En la aplicación de esta clase de guerra no debe bastar contar con una magnífica formación profesional, sino que es necesaria una sólida formación moral, así como una firme convicción del sentido de la justicia y de los motivos que han llevado a sus gobernantes a implicarse en este tipo de conflictos. Además, es importante que incluso hasta los más bajos escalones de las Fuerzas Armadas conozcan la problemática, sicología, cultura y religión de su potencial contendiente.

La Guerra, hoy día, es rara vez una confrontación clásica entre las Fuerzas Armadas de dos o más estados. Los enormes desequilibrios entre los poderes político, económico y militar han promovido el desarrollo de las nuevas formas de conflicto que desafían la perspectiva convencional de la guerra.

En esta guerra, donde cada situación es diferente, se dificulta mucho generar una doctrina que permita responder en forma estándar a una gran cantidad de posibles situaciones. “Cuanto más asimétrico sea el oponente, será más difícil anticipar sus acciones”. “La asimetría implica actuar, pensar, organizar de manera distinta a los adversarios, de forma tal de maximizar nuestras propias ventajas, explotar las debilidades del adversario, obtener la iniciativa y lograr una mayor libertad de acción” . Esto se materializa aplicando nuevas capacidades y métodos de combate no convencionales y económicos, minando las fortalezas del oponente y buscando afectar su voluntad de lucha, al demostrar su capacidad de infligirle daños desproporcionados con relación a los medios empleados.

La Guerra Asimétrica – para el caso de enfrentamiento de un Estado-Nación contra otro - transita oscilante desde el factor armamentista hacia el psicológico, considerando que aquel que la aplica (el Estado), busca una movilización masiva de su población en un enfrentamiento integral contra un enemigo muy superior, abarcando todos los aspectos (político, militar, económico, social y cultural) de la Nación, con el objetivo de alcanzar y dañar el sistema mental y organizativo del enemigo.

Un aspecto importante en este esfuerzo será la guerra de la información, tanto para influir en la opinión pública, como en la mente y la moral del enemigo, por lo tanto, la propaganda llegará a constituir un arma estratégica y operacional relevante, aspecto que se facilita con las ventajas que brindan el desarrollo tecnológico y los medios de comunicación. La meta es buscar la legalidad para el propio accionar, presentándose como victimas ante la opinión pública internacional y deslegitimar el accionar del enemigo abrumadoramente superior, presentándolo como un abusivo agresor ante la comunidad internacional y ante su propio pueblo .



Niveles y formas de asimetría

La Asimetría Militar, es la más evidente, se muestra en los niveles táctico y operacional y es la que da el nombre a éste tipo de guerra. Se refiere a la diferencia de fuerzas militares que se enfrentarán en el teatro de operaciones y que llevarán al más débil a utilizar una serie de operaciones, tácticas y actividades complementarias o sustitutas de las operaciones convencionales. Para el análisis, se estima que la “estrategia operacional asimétrica” estaría finalmente compuesta por una combinación de métodos convencionales y asimétricos.

Este nivel de asimetría será directamente proporcional al poder económico de los países enfrentados y a la categoría y nivel de atención que sus clases políticas haya prestado a los aspectos de Defensa y Seguridad.

La Asimétrica Política, se desarrollará en el nivel estratégico (campo de las ideas y voluntades) y buscará obtener ventajas políticas y jurídicas. Por ejemplo obtener el estatus de víctima ante la comunidad internacional como lo hizo Vietnam del Norte en contra de los EE.UU. y legalizar las actividades asimétricas realizadas por sus tropas. Sin embargo esto no es fácil, recordemos que Milosevic y Husseim no lograron colocarse como víctimas. En cualquier caso, en un mundo globalizado, una buena pista para correr esta “estrategia de asimetría política” es la tecnología de la información, que hace vulnerables a los estados por la presión política internacional.

Este nivel de asimetría por su parte, dependerá de la habilidad que tenga cada país en manejar su política exterior para obtener un nivel de autonomía y cierto grado de libertad de acción en el contexto internacional, lo cual le permitirá afrontar los costos políticos que tiene la aplicación de cualquier guerra y en particular la asimétrica.

La Asimetría Tecnológica, común en las guerras recientes que enfrentaron o enfrentan a países desarrollados. Relacionada directamente con la Asimetría Militar, nos sugiere que será decisiva en los conflictos, cuando el oponente menos desarrollado se enfrente convencionalmente y no encuentre la manera de contrarrestarla con medios imaginativos. Sin embargo, enemigos decididos y pacientes la han contrarrestado utilizando la Guerra Asimétrica. Vietnam y la Guerra de Irak son claros ejemplos.

La Asimetría de la Voluntad, es importante porque mide cuanto están dispuestos a sacrificar y empeñar los adversarios. Consideremos que el débil normalmente pone en juego sus intereses vitales (territorio, población y supervivencia), frente al poderoso que apuesta intereses menos importantes, o por lo menos no vitales. La voluntad de lucha jugará un rol decisivo durante una guerra asimétrica, en los niveles operacional y táctico, en la moral combativa de las tropas y los ciudadanos. Como vemos, la asimetría de la voluntad sugiere para el débil los mayores costos y la aceptación de los mayores riesgos. El análisis costo beneficio corresponderá al nivel de la estrategia, donde la conducción política de la nación deberá decidir si está dispuesta a asumir esos costos y a disuadir a su pueblo para el sacrificio que involucra.

La Asimetría de la Paciencia, conceptualmente ligada a la Asimetría de la Voluntad será significativa. Tiene un componente cultural que hace que la perspectiva de tiempo sea diferente para cada pueblo o estado. Mide la preparación y resistencia de un estado para una guerra en el tiempo. Esta asimetría se presenta cuando un oponente está preparado para una guerra de larga duración, mientras que el otro está preparado para un esfuerzo limitado.

Los países asiáticos y musulmanes por ejemplo tienen la paciencia como virtud y la voluntad de de sostener conflictos por tiempos prolongados, contextos en los que aspectos religiosos y culturales se imponen a los costos sociales y económicos. Situación que contrasta con la impaciencia occidental que busca obtener rápidas soluciones a las situaciones de conflicto.

La Asimetría en la Responsabilidad Jurídica, frente al Derecho Internacional, marco en el que se desenvuelven los Estados y las organizaciones internacionales, mientras otros agentes beligerantes transnacionales o intraestatales no están obligados por este ordenamiento al carecer de estatus jurídico y no estar insertos en él, con lo cual la serie de convenciones que reglamentan la guerra dejan de tener efecto para ellos, tanto así que las Naciones Unidas y las organizaciones humanitarias ya han sido blancos de sus ataques . Recordemos que el Derecho Internacional de los Conflictos Armados (DICA) obliga a los estados a cumplir las convenciones establecidas y el Estado que pretenda adoptar la Guerra Asimétrica tendrá que evaluar detenidamente esta situación.

La Asimetría en la Organización, otorgará ventajas a los Estados que hayan tomado las previsiones de adecuar sus organizaciones convencionales para hacer frente a las amenazas asimétricas y viceversa, también a los países que pretendiendo emplear este tipo de Guerra Asimétrica, hayan planeado y replanteado su organización para este fin con la anterioridad necesaria como para adecuar su orgánica, logística, comunicaciones, doctrina, sistemas de información, etc.

Como vemos cada uno de estos niveles y formas de asimetría establecen diferentes perspectivas para un mismo conflicto; por ejemplo las asimetrías militar y tecnológica pondrán desde la perspectiva positiva al Estado poderoso y desde la negativa al débil, mientras que las asimetrías de la voluntad y la paciencia los colocarán todo lo contrario.



“Legalidad” o ilegalidad de la Guerra Asimétrica

En la Guerra Asimétrica el oponente más débil recurre a métodos ilícitos para enfrentar la fuerza abrumadora de su adversario, inducido justamente por esta condición de desequilibrio en la cual desaparece la motivación de respetar la ley y se abre paso la perfidia - herramienta indispensable en las tácticas asimétricas - que está prohibida por el Derecho Internacional de los Conflictos Armados . Soldados se hacen pasar por civiles buscando protección y abusan de la confianza de la otra parte. Como vemos en la aplicación de los métodos asimétricos, los combatientes y los civiles se confunden de manera intencional afectando significativamente el principio más importante del Derecho de la Guerra: la obligación de distinguir entre combatientes y civiles.

La Asimetría en la Responsabilidad Jurídica de hecho pone en desventaja a un beligerante que observa los principios del Derecho de la Guerra, frente a otro al que le importa poco. Esta situación se puede tornar en un círculo vicioso y terminar en una guerra sin cuartel y sin ley. La reciprocidad se entiende en la aplicación de este derecho; sin embargo, está prohibido invocarla como un argumento para desconocer las obligaciones del Derecho Internacional de los Conflictos Armados y pagar con la misma moneda.

Como vemos, la “legalidad” de la Guerra Asimétrica está en tela de juicio y coloca al margen de las leyes internacionales a los actores que la emplean. Esta situación tiene bajo o ningún costo para los agentes que no están obligados por el derecho; sin embargo los Estados, siendo sujetos del Derecho Internacional y estando obligados por él, deberán asumir los riesgos y afrontar los altos costos si es que la emplean.



Análisis

El concepto de Guerra Asimétrica - considerando los dos extremos que enfrenta en un conflicto significativamente desigual - nos sugiere dos perspectivas para su análisis: positiva y negativa. La perspectiva positiva la enfocamos desde el lado del poderoso y está referida a cómo enfrentarla cuando un enemigo muy disminuido la aplica en contra de un oponente muy superior y convencional; mientras que la perspectiva negativa la enfocaremos desde el lado disminuido, analizando cómo utilizarla en contra de un enemigo abrumadoramente superior al que no se puede enfrentar de modo convencional.

Esta situación a su vez nos lleva a otra precisión. Observamos que la mayoría de los escritos, artículos y doctrinas, analizan el concepto de Guerra Asimétrica o Conflicto de Cuarta Generación desde la perspectiva positiva (superior y convencional) y consideran que el enemigo disminuido que aplicará la Guerra Asimétrica, no será un Estado sino más bien un Agente Transnacional o Infranacional, motivado por su ideología, religión o motivos étnicos y que se enfrenta al Estado o a distintos símbolos como el liberalismo o el imperialismo y con un nivel bélico muy elemental.

La conducción del conflicto:

El conflicto de baja intensidad no niega la estrategia ni la estrategia operacional, ante cualquier situación de incertidumbre hay que aplicarlas, pero esta guerra rompe el esquema tradicional de los niveles de conducción del conflicto, al disminuir la importancia del nivel operacional, mediante la gran relevancia estratégica que cobran las acciones tácticas; a la vez que establece la asimetría que le da el nombre a esta nueva generación de la guerra. En el caso concreto de la guerra asimétrica y sus métodos no convencionales, no son válidos muchos de los elementos de la acción militar clásica como las grandes unidades, frentes de batalla, esfuerzos, líneas de comunicación, tren logístico, retaguardia etc.

En esta guerra las batallas son sustituidas por pequeños enfrentamientos armados tipo guerrillas, golpes de mano, terrorismo, resistencia y desobediencia civil. Las líneas de comunicaciones clandestinas se confundirán con las líneas comerciales, las bases serán reemplazadas por escondites y depósitos, la logística adoptará alguna manera imaginativa, el control de la población se efectuará mediante la propaganda y el Comando y Control se verá afectado, más por la dispersión de la masa que por la tecnología, por lo que se tendrá que confiar en la discrecionalidad de los subordinados.

Como vemos para una fuerza armada regular, aplicar esta concepción estratégica será ciertamente difícil y todo un reto que involucra, entre otras acciones, el análisis y cambio de la concepción estratégico operacional, la definición de doctrinas y un reentrenamiento de sus elementos.

Analizaremos a continuación como esta situación particular afectará los tres niveles de conducción del conflicto: Táctico, Operacional y Estratégico,

Nivel Táctico:

Las acciones tácticas cobrarán la mayor importancia estratégica en este tipo de guerra, por lo que será necesario incidir en el entrenamiento y la coordinación de las mismas. Se requerirá la conformación de unidades orgánicas básicas diferentes a las convencionales (escuadras, pelotones, patrullas), para realizar las acciones a este nivel, como son: guerra (guerrilla) rural y urbana, acciones antitanque, antiaéreas, golpes de mano a la logística, retaguardia y comunicaciones del enemigo. Para esto será necesario desarrollar la doctrina correspondiente y entrenar a las tropas regulares, los combatientes civiles reclutados y la población que efectuará las funciones de apoyo. Esto se resume en la habilidad para explotar situaciones de vulnerabilidad del enemigo, a través de ataques a sus puntos débiles, utilizando métodos y aproximaciones no convencionales y aprovechando la sorpresa.

Nivel Operacional:

Se requerirá una gran dispersión de la masa considerando el tipo de guerra asimétrica a utilizar. Partiendo de las nuevas unidades orgánicas básicas se tendrá que diseñar una organización de tarea hacia arriba para establecer los niveles de Comando y definir el sistema de Comando y Control a utilizar. Lo propio habrá que hacer con las comunicaciones y prevemos que se tendrá que confiar en la discrecionalidad de los Comandos, por lo menos a partir de cierto nivel hacia abajo. Tendrán que definirse las Reglas de Enfrentamiento, pues a diferencia de los grupos Transnacionales o Intraestatales (no regulares), que no se rigen por tratados internacionales, códigos de conducta, derechos internacionales para los conflictos armados, los Estados si están obligados por estos, aún cuando apliquen la Guerra Asimétrica.

También el Comandante Operacional en coordinación con las autoridades civiles y policiales deberá estructurar un sistema de Comando y Control para la población civil, ya que ella será parte activa en esta lucha.

Esta concepción estratégica y los planes de operaciones deberán ser obligatoriamente puestos en conocimiento y aprobados por el nivel Estratégico (Político), considerando los muy elevados costos políticos que involucran, como veremos a continuación.

Nivel Estratégico (Político):

Teniendo en cuenta que este tipo de Guerra Asimétrica, considera implícitamente la ocupación de parte del territorio por un Ejército invasor, situación que - para poder aplicar la Guerra Asimétrica – tendrá además que ser prolongada en el tiempo, se requerirá de un consentimiento y aval político, pues en ella no solamente están comprometidas las Fuerzas Armadas, si no también, como es obvio, el territorio nacional y la población civil. Esta situación conlleva un alto costo político a nivel interno que alguien tiene que asumir y que trasciende la responsabilidad de las jerarquías militares.

Por otro, lado este tipo de Guerra involucra también golpes de mano el día “D” a la hora “H” sobre objetivos estratégicos en territorio enemigo, lo cual tiene también un elevado costo político externo, pues colocaría a nuestro país como el agresor en el contexto internacional y ante los organismos supranacionales regionales y globales.

En el supuesto que estos costos sean asumidos debidamente a nivel político y por nuestra propia población, a este nivel estratégico le correspondería también evaluar el costo / beneficio de empañarnos en un conflicto de estas características.

Asumiendo que nuestra actitud sea ofensiva y se autorice políticamente los golpes de mano para reducir en algo lo desigual del poder combatiente relativo, tengo serias dudas que cualquier país sub desarrollado o en vías de en desarrollo, tenga la suficiente libertad de acción para proceder de esa manera y quedar impune en el contexto internacional. Con seguridad será inmediatamente censurado y hasta sancionado internacionalmente. Lo cierto es que el privilegio de actuar así está reservado para las grandes potencias y sus socios estratégicos. Tenemos algunos ejemplos recientes de esta afirmación: Estados Unidos en Irak e Israel en el Líbano.

De otro lado, si nuestra actitud va a ser solamente defensiva, no habrá una significativa reducción del Poder Combatiente Relativo, pues los golpes de mano después de iniciadas las hostilidades pierden su componente fundamental, la sorpresa. Asumiendo que luego de un tiempo prolongado (como es usual en estas guerras), nuestra estrategia nos de resultados positivos y se logre expulsar al ejército invasor, habrá que sentarse a la mesa de negociaciones pero para negociar qué, una indemnización de guerra?, eso ya no se estila. Simplemente nuestro país habrá llevado la peor parte, nuestro territorio estará destruido y nuestra población civil patrióticamente habrá tenido que pagar con su vida un costo altísimo en época como la actual, en la que las vidas humanas cobran mayor importancia.

Bajo este ensayo mental es que consideramos que el nivel estratégico (político) tiene que ser debidamente informado de esta concepción estratégica operacional, pues como hemos visto, cuando un Estado la aplica tiene un alto costo interno y externo que afrontar, a diferencia de un perturbador Transnacional o Infranacional, que no tiene estatus jurídico y que, en su clandestinidad, tampoco está obligado por el Derecho Internacional Público y menos por el Derecho Internacional de los conflictos armados.



Conclusiones

1. Con la aparición de la Guerra Asimétrica los Estados van perdiendo el monopolio de la violencia que obtuvieron en 1648 con la paz de Westfalia y hoy tienen que enfrentar enemigos extra estatales, con motivaciones distintas a las convencionales y que los obligan a modificar sus concepciones estratégicas y doctrinarias.

2. La “ilegalidad” de la Guerra Asimétrica coloca al margen de las leyes internacionales a los agentes que la utilizan; por tanto, su empleo a manos de un Estado, involucra riesgos y costos muy altos que afrontar, los cuales tendrán que ser analizados desde la perspectiva de la asimetría en la responsabilidad jurídica frente al Derecho Internacional.

3. Más allá de la militar (operacional) que es la más notoria, existen otros niveles y formas de asimetría, que se establecen en perspectivas diferentes y que deben ser incluidos en el análisis, cuando un estado pretende recurrir a esta modalidad de guerra en su concepción estratégica.

4. Para una Fuerza Armada regular, formada y entrenada en métodos convencionales, aplicar esta modalidad de guerra será dificultoso y desafiante. Tendrá, entre otras acciones, que analizar y adecuar la concepción estratégico operacional y adaptar su organización, definir doctrinas y re entrenar sus elementos.

5. La Guerra Asimétrica rompe el esquema tradicional de los niveles de conducción del conflicto, al disminuir la importancia del nivel operacional, mediante la gran relevancia estratégica que cobran las acciones tácticas y al agregar nuevas variables al nivel estratégico, las mismas que tendrán que ser analizadas en la evaluación integral del conflicto, bajo la perspectiva del costo / beneficio político.



Recomendaciones

1. Para progresar con esta concepción estratégica y los planes de operaciones que de ella deriven, éstos deberán ser obligatoriamente puestos en conocimiento y aprobados por el más alto nivel de la conducción nacional (Político), considerando que los muy elevados costos sociales y políticos que su aplicación involucraría, trascienden las responsabilidades en las jerarquías militares.

2. El nivel estratégico deberá evaluar todas las asimetrías, especialmente la política para - haciendo un ensayo prospectivo - ubicarse en el contexto internacional, valorando su nivel de autonomía y libertad de acción para obtener ventajas políticas y jurídicas que legalicen las acciones militares asimétricas a realizar y afrontar los costos políticos que ellas signifiquen.

3. El nivel operacional deberá estudiar y proponer otras alternativas imaginativas a la guerra convencional además de la asimétrica, por ejemplo el empleo del concepto de las Operaciones Basadas en Efectos (EBO) orientando el esfuerzo principal de la Maniobra Estratégica sobre los centros de gravedad que se mencionan en la teoría de los cinco anillos de poder de Warden.

4. Asimismo tendrá que pensar en la posibilidad que la preparación para la Guerra Asimétrica quede desairada si por ejemplo el enemigo – basado en su superioridad - desiste de la invasión y emplea en su lugar las EBO, o por una rápida intervención de mediación en el conflicto por parte de los organismos internacionales.



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Wikipedia, la Enciclopedia Libre.

http://es.wikipedia.org/wiki/Guerra_asim%C3%A9trica





Autor:

David Portilla

d_portilla@yahoo.com



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